Chochito negro & chochito blanco

Ella gozará manteniéndome al borde del orgasmo y solo cuando lea en mis ojos la desesperación me hará llegar a un clímax tan violento que aullaré de placer, y entonces volveré a vengarme de la manera más caliente y amorosa que conozco, ella lo sabe, su panochita mojada lo presiente

Es una historia enrevesada, hecha de desencuentros y de broncas, una historia hecha de lágrimas, porque a mí me parece que siempre supiste que esos ojazos negros, esa boquita carnosa y roja, ese pelo tan largo que a todas nos daba envidia, formaba también parte de mis dolores y frustraciones, y aunque esto parezca una frase gastada, fue así "desde el primer día que te vi"… pero déjame hacértela corta, para que aclaremos todo desde ahora, no te preocupes, después de decirte todo lo que traigo adentro no me vas a ver ni el pelo, así que por favor déjame hablar y no me interrumpas o te reviento a golpes

Era un parlamento muy largo que yo ensayaba mientras caminaba por el campus rumbo a la biblioteca. Todos los días lo cambiaba un poco. Soñaba que te enfrentaría y que te diría todo cuanto me pasaba contigo. Estábamos a primeros de noviembre y yo estaba en serios problemas económicos más que nada, tuve que mudarme del departamentito que alquilaba a un cuartucho de mala muerte en el "barrio de los trapos", ese fue el nombre que escuché que Johanna, tu amiguita y compañera de banco, le había puesto al barrio donde yo vivía en la calle San Benito, pero vayamos a los personajes de esta historia.

Mi historia eres tú, te amo, dices y me arrugas la naricita respingada en ese mohín de gatita pícara que me enloquece, te quitas las sandalias y te sientas sobre la cama con la falda levantada hasta por encima de la rodilla, veo el lunar interno de tu muslo derecho…espero que me dejes terminar el cuento

Yo: negra, pobre, sin trabajo y con sueños de ser abogada, había ingresado a la universidad interestadual el año anterior, con una media beca y un trabajo de medio tiempo en una dependencia del gobierno, me quedé sin trabajo por un cambio político y tuve que mudarme al barrio de los trapos, comencé a vender cosméticos, busqué trabajo como empleada doméstica y pasé el peor año de mi vida.

Ella (o sea tú): blanca, hija de papis ricos divorciados viviendo en Nueva York, vivías con una hermana mayor, casada con un empresario y no querías regresar a Nueva York porque tu mamá no te dejaba hacer tus malditos caprichos y porque tu hermana te daba todos los gustos. Yo ignoraba tus problemas entonces, que eran muy distintos a los míos pero mucho más graves, la amenaza de una "deportación" a Nueva York, bajo la cárcel que papi y mami te pondrían, estaba a punto de concretarse si no aprobabas los próximos parciales

Faltaban dos días para el examen de Introducción al derecho, pero después venía el de Antropología filosófica y luego el de Historia de las ideas políticas. Recuerdo que llegué a la biblioteca muy temprano, comencé a tomar apuntes, hice cuadros sinópticos y diagramas, me pasé la mañana en eso y al mediodía mi cabeza ya estaba saturada de cosas, me era imposible absorber nada, tenía hambre, salí de la biblioteca y me crucé contigo y con Johanna en la puerta de entrada, justo cuando entraba detrás de ustedes el viejito Zarul, el terror de Civil General.

¿Fue Johanna la que dijo eso de los negros? pregunto por enésima vez. Sí, fue Johanna, en ese momento yo ya estaba enamorada de ti, y Johanna me servía para mantenerte alejada, te tenía terror… me mirabas a los ojos y tu dureza me asustaba y al mismo tiempo me derretías…dices y me vuelves a besar, tu lengüita tiene gusto a refresco de merengue, tus besos me ablandan los huesos, me hacen mojar la tanguita que me regalaste ayer y que traigo puesta hoy para…¿Fue Johanna?

Fue Johanna la que hizo el chiste de siempre: "Digo yo, ¿para qué estudian tanto los negros, será que piensan que la universidad los puede blanquear"? Intenté hacerles una seña con los ojos, pero el viejito Zarul ya la había escuchado. Ese fue el comienzo del drama. El viejito Zarul no perdió el tiempo, averiguó los nombres de las tres, y antes de las cuatro de la tarde estábamos citadas en la Secretaría Académica. La bocota de Johanna hizo el resto, dijo que ella provenía de una familia prestigiosa, que le molestaba tener que alternar con personas de una condición social más baja, no solo por formación, sino por nivel cultural. "No soy racista, profesor, que los negros tienen un coeficiente intelectual inferior al de los blancos, eso está demostrado", dijo la muy estúpida. "Eso que usted dice no está demostrado en ninguna parte, señorita, y a juzgar por sus calificaciones, parece más bien todo lo contrario, esa estudiante negra a la que usted ofendió tiene un rendimiento académico muy superior al suyo" respondió el viejito. El secretario académico procedió de manera impersonal, dijo que si Johanna se disculpaba por escrito y prometía no volver a ofenderme con ese tipo de comentarios, el incidente se archivaría, pero si se negaba, los estatutos de la universidad exigían que se la enviara a Consejo, y la sanción mínima era la pérdida del semestre, tendría que esperar hasta julio del año siguiente para recursar las asignaturas que estábamos a punto de rendir, me dio pena, pedí que no la sancionaran, pero como dice el refrán, el que nace para pito, no llega a corneta, la muy idiota dijo que no necesitaba la caridad de nadie, y menos de una persona de raza inferior y que pediría su baja de la universidad esa misma tarde, salió de la reunión llorando, llamó a sus padres por su celular, se armó un lío tremendo y la expulsaron. Tuve que esforzarme al máximo ese semestre, porque los profesores entendieron que debían demostrar ellos, y yo, que no había favoritismos. Lo cierto es que perdí unas cuantas libras, comía mal, dormía poco, pero aprobé con sobresaliente todas las asignaturas, en la primera semana de diciembre era el examen final de Fundamentos de Ética. Me maté estudiando esa maldita asignatura, los rumores eran variados, dicen que va a preguntar por los aportes de la religión judeo-cristiana, pero también va a preguntar sobre las críticas de Schopenhauer al sistema de Kant, armé un fichero con todos los datos que pude encontrar, la biblioteca era un hervidero desde temprano, una mañana apareció ella, o sea tú, es decir Mónica, y aquí entras en el pasado, para evocarte mejor. Mónica me pidió permiso para sentarse, como era la costumbre cuando las mesas de la biblioteca estaban ocupadas, dije que sí con la cabeza, estaba hermosa, el pelo negro, lacio y estirado, la piel de las mejillas rosadita, olía a Carolina Herrera

-¿Puedo preguntarte una cosa? No quiero molestarte, en serio

Dejé todo cuanto hacía y me acerqué para escuchar mejor, y el perfume me atravesó hasta el alma

-¿Dónde está lo de Schopenhauer? Porque mira, revisé todos los libros de esta biblioteca y no encuentro nada, y en Internet tampoco

-Hay una página web pero hay que buscar por una frase

-Yo… no entiendo nada, estoy al borde de la desesperación, te juro- dijo y sus ojos se enrojecieron, a punto de llorar. Yo no necesitaba más para conmoverme. Se puso de pie y la seguí. Caminamos en silencio y ella se sentó en un banco bajo un árbol enorme. La brisa estaba fresca y la mañana diáfana contrastaba con la angustia que nublaba su mirada.

-¿Quieres que te ayude?

-¿Lo dices en serio? ¿Después de todo lo que pasó?

-Muchacha, no pasó nada, fue un malentendido, no te preocupes por eso, volvamos a la biblioteca

-¿Te molestaría si fuéramos a mi casa? No va a haber ningún problema, te lo aseguro

Acepté, aunque tenía miedo de muchas cosas. ¿Qué haría ahora que estaríamos tan cerca? Estudiamos durante casi todo el día, ella no sabía nada, no entendía nada de nada, tuve que darle un paseo por toda la asignatura desde el principio. Su cuarto era dos veces más grande que el mío, tenía un armario de ropa de madera lustrada que era un sueño, televisor, una lap-top chatita de última generación, fotos con mamá y papá ricos en Londres, en la Torre Eiffel, en Madrid, en el Central Park

-Vamos a hacerlo así- propuso ella –Yo leo y tú vas armando los cuadritos esos que te salen tan bien.

Asentí. No me imaginé que Mónica tenía un aguante tan grande para el estudio, a las siete de la tarde llamó a una de las mucamas de la casa y pidió café y unos sandwichs, a las nueve de la noche entró la hermana al cuarto, saludó y seguimos leyendo y estudiando hasta la una de la madrugada, cuando caí rendida de sueño sobre la cama

Te vi dormida y me enterneció tu aspecto, dices y yo no te puedo creer…me acosté a tu lado y si no te hice el amor esa noche fue porque yo también estaba muerta de fatiga… por eso dormí a tu lado, dices, pero te abracé y no te diste cuenta ¿verdad?

Verdad que tuve vergüenza cuando me desperté y vi que eran las siete de la mañana, mi pelo desgreñado, mi mal aliento, imaginé que olería a caballo muerto, a… me senté sobre la cama y la vi dormida, la piel blanca y rosada, los botones del escote entreabierto, sus pechos regordetes, me hubiera gustado mordérselos.

Su hermana abrió la puerta, me hizo una seña para que la acompañara. Me llevó a la cocina, una mucama sirvió café, yo no quise tomarlo… me disculpé por quedarme dormida, dije que me iría, que tenía que bañarme y cambiarme y… ella me preguntó qué estábamos estudiando

-Fundamentos de Ética.

-¿Avanzaron?

-Bastante

-¿Tú crees que Mónica puede aprobar?

-Si terminamos el programa sí

-¿Les falta mucho?

-No, solamente tres unidades, si estudiamos hoy como ayer estaríamos terminando hoy a la tarde y mañana estaríamos repasando y… yo estaba muerta de miedo, la hermana era tan bella como ella, tenía una presencia imponente de ejecutiva de película

-Mira lo que vamos a hacer… ¿cómo te llamas?

-Ebony

-Bien, Ebony, ve a cambiarte y ven preparada para instalarte a estudiar con Mónica hasta que terminen, déjame llamarte un taxi para que vayas y vuelvas cuanto antes, ¿vives lejos?

Cuando me desperté y no estabas me descorazoné, eres mala, dices otra vez con ese mohín que me derrite…me besas, te beso, tus manos se meten debajo de mi falda, pasean por mis glúteos, tiras del elástico de la tanguita, siento tu aliento en el cuello… me vengaré de las maldades que me haces mientras te hago este cuento, mi chochito negro se vengará de tu chochito blanco… es que si no te lo digo ahora ya no podré decirte y necesito decírtelo

Esa noche estudiamos hasta las tres de la mañana, la hermana de Mónica se instaló en la habitación y pidió que hiciéramos de cuenta que ella no existía, yo no entendía nada, pero estaba aprendiendo tan bien y además no quería irme, quería estar con Mónica, veía cómo ella iba aprendiendo a diferenciar los conceptos de Kant de los de Schopenhauer, el tono monótono de la voz de Mónica al leer hizo dormir a su hermana, al ratito vino el marido a buscarla, la hermana dijo que deberíamos parar un poco o nos iba a dar un surmenage pero seguimos, armamos en total cincuenta fichas en las que cabía todo el programa, dormimos desde las cinco hasta las doce del mediodía, comimos y fuimos a la universidad a la última clase de Fundamentos antes del examen

Recuerdo esa noche después del examen… cuando mi hermana supo la nota que habíamos sacado… dices y te ríes…me besas otra vez, aunque no te veo los ojos porque la gente se besa con los ojos cerrados, sé lo que vas a hacer, siento tus dedos invadiendo mi piel por debajo del elástico de la tanguita, ángeles míos, esta niña puede hacer de mí lo que se le da la gana, estoy mojadita, no puedo seguir hablando

¿Qué es lo que necesitas aclarar? Preguntas, todo está claro ahora, te amo, tú me amas, no me iré a Nueva York porque aprobamos todas las asignaturas, mi hermana está convencida de que eres buena influencia para mí, y claro que lo eres, dices mientras siento que mi tanga desciende lentamente y tus dedos se apoderan de la piel de mis glúteos, se detienen en mi triangulito de vello, me desnudas de a poco, con esa paciencia que a veces me exaspera, desprendes mis botones, quedo con los senos al aire, tu lengua, tus dientes se ensañan adorablemente con mis pezones…oh… muchacha, me vengaré, te lo juro… Recuerdo esa noche después del examen, estábamos felices, tu hermana nos llevó a cenar a un restaurante del malecón, comimos cosas que yo ni sabía que existieran, tu madre te llamó a tu celular desde Nueva York y te felicitó, preguntó quién era la responsable del milagro… me pasaron el teléfono para que la saludara… te ordeno me dijo, que te encargues de estudiar con Mónica, ella necesita una amiga como tú…me sentí extraña en ese momento, me sentí rara, yo estudiaba contigo porque te amaba, pero no tenía esperanzas de… oh… esa lengüita tuya, tan endiablada, juguetea debajo de mi ombligo… oh… no me deja pensar, ese dedito tuyo en mi chocho… estás llegando demasiado lejos… me vengaré, te juro que me vengaré.

¿Qué es lo que pretende demostrar esta historia tuya? Yo estoy segura de que me enamoré de ti antes que tú de mí, dices y te aprovechas porque ya estoy desnuda y porque tu lengua endiablada me pone a mil, abro los muslos mientras me pasas la lengua por la parte interna de uno primero, después saltas al otro muslo, ahora armas con tu lengua una especie de estilete que se entra en mi chochete mientras un dedito tuyo me acaricia el culito mojado con lo que brota de mi conchita hambrienta…tu dedito se adentra en mi gruta oscura, tu lengua me recorre, se apodera de mi botoncito, muevo la cintura hacia arriba para que me penetres mejor… tú sabes lo que haces, amor… repito la palabra amor… amor… tu lengua me aplaca, me enciende tempestades y nubes de maripositas en el vientre, me muerdo un dedo para no gritar, pero me falta el aire, mi culito late, toda mi entrepierna es presa de un cosquilleo que se intensifica, oh… voy a acabar amor, gimo… grito… ohhhhh!!!! Me abrazas un momento… no me acaricies amor… que tengo la piel sensibilizada y me da cosquillas

-¿Estás bien Ebony, mi negrura preciosura ternura? dices mientras te quitas el vestido estampado que te sienta tan bien

Sabes que mi venganza comenzará apenas recupere el aliento, me doy vuelta y quedas debajo, miro tus tetas redondas, regordetas, juego a inventar territorios de miel en tus pezones mientras te desprendes de la molesta presencia del bra. Tus senos son como guindas enormes, sabrosas, los mordisqueo y te hago cerrar los ojos, retiro de a poco tu tanguita negra, mojada y el olor de tu chochito me llena de ganas, siento una punzada en mi conchita todavía tibia, la punta de mi lengua te da estocadas en los bordes de la panochita depilada, abres las piernas y me tomas la cabeza con las manos, me aprietas contra tu chocho empapado, me libero despacio, con los cantos de las manos en tus muslos te abro mejor la panocha para meter la lengua hecha un estilete, tu clítoris está como escondido en un capuchón de piel, pero yo sé encontrarlo, es pequeñito, pero alcanzo a tomarlo con mis labios, le paso la lengua, le doy estocadas con la punta, meto mi pulgar bien adentro de tu panocha caliente, abres y cierras las piernas, es la primera señal, sigo libando del néctar silvestre de tu conchita tibia, ronroneas como una gatita mimosa, es la segunda señal, levantas la cintura y gimes, te sigo dando lengua, mi dedo se mueve dentro de tu chochete, gimes más fuerte, dices ya, yamiamor, ya… ya… no pares…ya…¡¡¡¡¡Ohhhh!!!!, cierras las piernas, me alejas la cabeza con las manos y te das vuelta, oh, ese culito blanquecino encantador, te das la vuelta y es la tercera señal. Hemos ejecutado una cogida perfecta

-Ebony… ¿tan importante era para ti hacerme este cuento? Preguntó ella mientras el agua de la ducha le ponía a su piel una cubierta de cristal

Pienso antes de responder.

-Es que me cuesta creer que te hayas enamorado de mí, me cuesta creer que estemos juntas, tengo miedo de estar soñando y… pensé que si rastreaba el comienzo del sueño talvez me despertaría de una vez y

-¿Quieres despertarte del sueño? ¿Quieres que esto no haya ocurrido nunca en realidad? Pues tengo algo para decirte, malvada, esto no es un sueño, y desde ahora soy tu pesadilla… ¿oíste?- Dice ella mientras se seca apresuradamente… me mira con los ojos entornados, trato de escapar pero me alcanza, luchamos brevemente sobre la alfombra, se monta sobre mí, me aprieta las manos contra el piso, me besa el cuello, me mete la lengua dentro de la boca, me pone los pezones brillantes a lengüetazos, siento su chochito húmedo sobre mi vientre, sé que se avecina la "pesadilla" de un tormento de besos que durará hasta que, desesperada, le pida por favor que me chupe el chochito para poder acabar, pero ella gozará manteniéndome al borde del orgasmo y solo cuando lea en mis ojos la desesperación me hará llegar a un clímax tan violento que aullaré de placer, y entonces volveré a vengarme de la manera más caliente y amorosa que conozco, ella lo sabe, su panochita mojada lo presiente