Chispas mi perra, otra que paso por mis armas...
Era de raza cazadora una Pointer muy bien conformada, de sexo seductor, le puse atención cuando se quedo media metida en una madriguera con el culo salido...
Nuevamente aquí me encuentro relatando mi verdad escondida, que bien me siento confesando esto que en mi a estado guardado sin haber salido nunca de mi mente, hasta hoy que me encuentro con tantos lectores que de igual manera sueltan y cuenta sus andanzas por la vida y de relatos como este que se viven y porque no decirlo, se disfrutan, y se guardan celosamente.
Así empiezo a narrar en esta ocasión mis aventuras que esta es la numero cuatro, que espero les guste, ya que es mi vida real la que estas leyendo.
Tendría alrededor de 21 años y por gracia vivía en la propiedad agraria de mi abuelo y seño hecho a la usanza de antes y yo compartía junto con su entonces esposa, que realmente esa no era mi abuela, sino otra que el viejo se había conseguido.
Yo en ese tiempo tenia la leche casi saliéndose de mi verga, era joven, de buen cuerpo, atlético y muy activo por mi propia energía daba siempre de mas en mis actividades, dormía poco, y siempre estaba dispuesto a dar batalla en lo que fuera. Una de las cosas que mas disfrutaba eran las peleas cuerpo a cuerpo y me jactaba de ser bueno con los puños, pero realmente vivía de mis fantasías es ese tiempo, ya que la ultima novia que había tenido habíamos terminado por que la encontré con otro en el patio trasero de su casa una noche que ella no esperaba que la visitara.
Así corría el tiempo y mis deseos de coger siempre estaban dentro de mi mente, por lo que no fue casualidad el que me empezara a fijar en una perra Pointer que estaba en la propiedad del abuelo, y como es de esperarse, en esta narración les contare que recién me acababa de levantar un día como cualquier otro, ya había quedado de salir con el rifle 22 a cazar, si es que se daba la oportunidad, a alguno de os coyotes que merodeaban por las noches y yo sabia mas o menos donde tenían sus guaridas en el campo y decidido Salí con arma y todo y recién había empezado a caminar sentí a mi lado las pisadas de la perra, a la cual le llamaban Chispas, por aquello de las galletas con chispas de chocolate, ya que era blanca con muchas manchas de color café.
Llevaba algo de comer y agua en un pomo de alcohol que estaba previo para ese uso, ya que frecuentemente salía y duraba mas de cuatro horas caminando derredor y ya había eliminado algunos animales que merodeaban y causaban daño a las hortalizas y al ganado. Así que caminamos juntos mas de media hora para lo cual y por ser de mañana no iba nada de cansado mas bien recordando algunos pasajes de amoríos y bueno, como es natural mi verga se me había parado de solo recordar dichas escenas.
Mi perra caminaba delante de mi como si siempre quisiera ganarme en todo, cosa que para mi era lo indicado, su olfato era muy agudo y su sentido del oído es mas sensible que el de nosotros los humanos, así que yo la perseguía con la vista y siempre alcanzaba a ver su trasero que se movía rápidamente y en algunas ocasiones se metía en algunos agujeros de conejos o madrigueras de coyotes que estaban solas y solo quedaba su trasero saliendo de estos mismos, y cuando quería llamar la atención movía insistentemente la cola y su vulva se perfilaba hacia los lados, en una de esas ocasiones fue cuando me di cuenta que su sexo estaba hinchado, tal ves estaba en calor o apenas entraba en este periodo, pero mi verga me punzo ya que envié una fuerte cantidad de sangre a mi miembro el cual parecía que me iba a estallar, no había reparado en lo caliente que yo estaba y menos en lo sabrosa que se veía aquella vulva de perra cazadora.
Toque por sobre mi pantalón mi fierro duro y mas se me antojo metérsela a Chispas, seguí frotando mi verga y ya mi vista no seguía a la perra sino la vulva que estaba inquietando mis sentidos. Decidido a metérselo en su trasero la hice seguirme hasta donde estaba un árbol que sabia yo tenia una sombra amplia y sus ramas arqueadas hacia el suelo formaban un refugio excelente para evitar ser visto y sabia que ahí estaba una vieja cueva de liebres que por su tamaño la perra podría meterse y dejar su trasero libre para mi y además daban habría intimidad para el momento. Me dirigí a la entrada que era una parte de ramas que permitían mediante un pasadizo intrincado llegar hasta el centro del sitio, era perfecto y mi mente me hizo llevar la verga fuera de mi pantalón y empezar a hacerme una rica puñeta, de manera muy despacio para prepararla bien para la entrada triunfal de esa vulva de perra que se veía deliciosa.
Tome a Chispas del cuello y la traje hacia mi, le indique la cueva e inmediatamente empezó a husmear en ella y a meterse cada ves mas, yo sabia que era un animal dócil y muy obediente y no me fue nada difícil lograr mi objetivo y una ves en esa posición le ponía las manos en su trasero insistiendo en que siguiera metida con el culito hacia fuera. El animal me dejaba medio cuerpo afuera del hueco y basto que me hincara detrás de ella y escupiera sobre la cabeza de mi verga, la cual ya humedecida brillaba mas intensamente y con ayuda de mi mano la dirigí a la entrada de su hinchada vulva y empecé a frotarla de arriba abajo despacio y puse mas saliva y empecé a meterla despacio en su interior y la perra la sentir que le estaba metiendo mi instrumento se quería salir y ella mas se ensartaba, yo estaba seguro que no la dejaría salir y las posibilidades de lograrlo eran nulas para Chispas, quien a cada repegada hacia atrás con la intención de salirse se ensartaba mas y mas profundamente, el forcejeo duro un rato y yo disfrutaba de las sensaciones tan agradables que sentía que no tarde mucho en dejarle en sus adentros mi leche caliente, chorros de semen caliente y que realizaron un desenlace no esperado, cuando parecía que todo había concluido, la lubricación llego a tal grado que el animal se quedo quieto y yo como en afán de darle los ultimas embestidas y después de desafinar mis calenturas le hice el amor despacio y ella ya no se movía ni forcejaba, mas bien como que le agradaba, ya que empecé a hacerme para atrás y permitir que retrocediera para que saliera del hueco y al salir completamente se doblo mirándome y temblando de su quijada inferior como chasqueando sus dientes como si tibiera mucho frió, de primero me sorprendí, pero después en el mismo juego le saque despacio la verga y ella se hacia para atrás nuevamente y le sacaba la verga y volteaba rápidamente y chasqueaba sus dientes y se hacia para atrás, entonces comprendí que no quería que se la sacara sino mas bien que siguiera con ese juego que le había encantado, eso me calentó la sangre y me puse nuevamente duro como al principio y le seguí dando tramo hasta que en ocasiones la soltaba y en un de estas ella decidió ya no seguir por el momento creo que se lleno de verga se separo lentamente como si fuera la primera ves que caminara y de manera temblorosa, mirándome y haciendo ese ruido con sus dientes que ahora que he vivido mas y e cogido mas perras se que es su forma de pedir verga, es algo así como decir: gracias amo por meterme su verga y hacerme terminar tan hermoso, a lo cual yo les contesto para servirle preciosa.
El único problema en estos casos de coger hembras de perra en que cuando se les calienta la panocha otra ves te andan buscando y les vale madre quien este contigo te brincan, te huelen la verga, se te repegan te chasquean los dientes, te ladran exigiendo su macho, etc., pero son fieles muy fieles y cachondas, después hasta gimen despacio cuando las ensartas profundo disfrutándolas y las estas gozando, en esos momentos cierran sus ojitos a cada chorro de semen que le avientas dentro cuando les tienes la verga hasta dentro y estas terminando sin moverte, es así, tu las jalas hacia ti le mantienes la verga adentro y no te mueves, y sientes como las inundas y tu verga se hincha dentro de ellas y ellas te lo muestran con sus ojos, cerrándolos al compás de tus eyaculaciones, eso es realmente excitante, eso si que es bien excitante, después les contare de Canelita, la perra que le enseñe a coger acostada boca arriba, a ella no le gustaba que se la sacara y se movía lindo de un lado para el otro con sus cintura y su lengua de fuera jadeando, pero eso será en otra ocasión.