Chispas de lluvia
La busqueda de la satisfacción a veces confluye con la felicidad.
La lluvia dejaba su manto de chispas al rodar de los automóviles, la tarde se desvanecía y el recuerdo se acrecentaba, sus treinta años no eran lo que ella quería sus hormonas bullían, pero no encontraba a nadie que siquiera le interesara, masturbarse la satisfacía.
¡Quería un hombre!, sudar con él, sentirse mujer.
¿Cómo sería el camino a seguir? ¿Qué hacer?
Su último novio era un tarado, que le importaba acabar y dejarla con todas las ganas, cuando sintió en su oído interno, que las que poseen fiebre uterina llegan a vender su cuerpo , para gozar, ¿como hacerlo? , sus padres de vacaciones, ella encerrada, su salida al gimnasio la acercaba a lesbianas amigas, en su mente un falo varonil recorría su cuerpo por dentro a cada instante.
Sabía del peligro de la calle, el cuerpo trabajado le dio fuerzas para intentarlo, camino sobre Corrientes y se sentó en un bar "progre" esquina Montevideo, leyendo el diario, tomando una gaseosa light , esperaba, quería percibir cualquier intento de acercamiento, el escote elegido (creía ella), debía ser suficiente para marcar esta aventura que quería concretar, recién a la hora un señor mayor , pero no tanto como para descartar, le pregunto si podía "charlar con ella" mirándolo, acepto.
Cincuenta o más años se reflejaban en su cara, con un pedido de disculpas, le preguntó, si ella era "acompañante", una sonrisita, le dejó claro que era "algo más", se presentaron por sus nombres, laura y daniel , no tomo alcohol y la conversación se centro , en la "invitación", le dejó pagar, su ofrecimiento directo de $ 1000 por toda la noche, la hizo titubear, su aceptación hizo rodar sus pruritos y en su vientre sentía las ganas del sexo.
Si bien estaba cerca de hoteles dispuestos a recibirlos, no le extrañó ir camino a Belgrano, un hermoso jardín, la trasladaba a fotos de principios del siglo veinte, al abrir su puerta del auto se sintió mimada y le gusto , con una naturalidad de don de gente escucharon en el living música romántica de Sinatra.
Por un instante olvidaba su objetivo, el amplio sofá cobijo a los dos, ella acaricio su falo, mientras sus besos la dominaban en sus actos, al pararse frente a ella, le bajo los pantalones , el tamaño era un poco más que lo normal, besándolo, llego a chuparlo hasta lograr una erección total, ya desnudos, la dio vuelta y de su raja acariciada fluían líquidos lubricantes, gozó, el acompasado suave, la penetración era total, sus pensamientos de sexo querido, la hizo acabar , se mantuvo en ritmo hasta que sintió sus jugos dentro de ella, con ganas, sus caricias, muy lejos de hacerla sentir prostituta, la llevaban a pedirle más, agradecida de estar en ese momento, con ese cuerpo viril, se rió cuando sus dedos en la vagina , la llevaron a la ducha, donde se bañaron mutuamente, los dos juntos en una cama enorme se durmieron abrazados, fue por la mañana, que lo escucho volver del baño, su mano tomo su pene , lo acaricio y volvió su erección, lo chupo con la fluidez, que le daba sus ganas insatisfechas , lamida y chupada , como chiquilines en la pileta, salto a cuclillas, para ser penetrada, ahora lo miraba, era un lindo hombre, en su rostro el goce se veía, sus sonrisas de alegría chocaban con las suyas, no creo que dos adolescente podrían llegar al climax logrado.
Moverse sobre su espada, revolviendo su falo en las entrañas, subir y bajar en tirabuzón para que el roce en su canal la haga enloquecer, no le permitió ver su cara, que imaginaba gozosa como ella se sentía.
La química, era total, el dinero desde el ingreso a la casa estaba en su cartera., ¿Cómo decirle que lo haría gratis, si se lo pidiese?
Le dejó el teléfono, anotado sobre su ayuda memoria en la cocina, el la acompañó al cancel, salio a la calle y llamo al primer taxi que apareció.
¡Su primera vez, había sido extraordinaria!
La masturbación diaria, la hacia en recuerdo de los instantes vividos, la espera de una llamada suya, no concretada, le exigió contarle a su amiga soledad, fue ella y su pareja que la invitaron a una reunión de una empresa, su compañero formal (Gustavo) era un amigo de Soledad, que no le despertaba ningún interés, en el toilette , soledad le habló de un gerente de una empresa viudo, hacia dos años, al cual había visto llegar.
-¿Te interesa?
Una vez más sonrió aceptando, sabido era que ya no estaba en edad de hacerse la estrecha.
- Eduardo, mi amiga Laura.
Estupefacto, sorprendido, reacciono, con un
-Mucho Gusto.
Al ponerse a conversar, solos, (soledad se evaporó presentándole una secretaría suya a Gustavo, siempre dispuesta) le extraño la excusa de él.
-Perdí tu teléfono.
Le dio su tarjeta personal de consultora, donde figuraban todas sus direcciones, sonriendo le dijo, ¿me quieres pagar o prefieres gratis?
- ¿Tu nombre no era otro?
- ¿Tu profesión era la de consultora?
Las mentiras se borraron en segundos, la vida le había dado otra oportunidad, no le recordó la forma en que se conocieron, pero si ambos recordaron, bajo la amplia ducha, la química que los unía, arrodillada en la toalla, chupo ese falo hasta que su sangre parecía salir por su piel roja, tragar toda esa hermosura la enloquecía, todavía húmedos se fueron a la cama, penetrada, gozosos Ambos querían estar juntos.
A la mañana comprendió lo que le decía Soledad de su Profe, la madurez da experiencia y tiempo para gozar, ahora era su momento, quizás pueda trasuntar felicidad hasta con el recuerdo con Eduardo.