Chico Trans descubriendo su sexualidad (II)

En mi anterior relato https://www.todorelatos.com/relato/146979/ cuento como comienzo a conocer mi cuerpo, y como después de siempre haberme gustado las chicas me doy cuenta que, en cuestión de sexo, me están excitando más los hombres, aunque no cualquier hombre tampoco.

En mi anterior relato https://www.todorelatos.com/relato/146979/ cuento como comienzo a conocer mi cuerpo, y como después de siempre haberme gustado las chicas me doy cuenta que, en cuestión de sexo, me están excitando más los hombres, aunque no cualquier hombre tampoco.

¿A qué viene mi obsesión con Fran? ¿Porqué fue el primero en el que pensé aquella primera vez que introducí el consolador en mi coño?. La verdad ni yo mismo sé porque me atrae, es un chico normal, y después de todo este tiempo me doy cuenta que me atraen los chicos totalmente depilados, con el cuerpo un poquito tonificado, con el pelo corto alborotado; él está rellenito, sin llegar a ser gordo, se empieza a quedar calvo, es más alto que yo al menos, que mido 1’70; y lo único que se depila es la polla que se recorta los pelos con la maquinilla (¿cómo lo sé? Él lo ha contado en un par de ocasiones, no le he visto la polla, aún)

La mayoría de mis amigos y conocidos hablan de sexo y sus relaciones, unos más, otros menos, unos más detalles, otros menos; Fran es un tio muy explícito explicando sus temas, siempre me ha dado especial morbo escucharlo, es hetero, tiene pareja desde siempre, es súper fogoso, necesita follar cada día, según lo que él dice, y el día que su pareja no lo hace se le nota medio histérico, cosa que me hace gracia porque se le suele notar a leguas, y según él nunca le puso los cuernos acostándose con otra, pero necesita fogar, y alguna vez comentó en tono de humor que “un boquete es un boquete cuando se está caliente” mientras yo pensaba para mis adentros “aquí tienes tres boquetes para ti”, pero claro, ¿cómo se supone que le puedes decir eso a alguien en esta situación?, quizás sino estuviera operado, o en los principios que aún no tenía barba, quizás si entonces en los días esos que tenía de histerismo porque necesitaba meter la polla en un agujerito caliente y me lo contaba, si entonces le hubiera dicho “fóllame” lo habría hecho, pero entonces no me atraía lo más mínimo, y ahora que me atrae, con estas pintas, siendo él hetero uno no se fia de decirle algo, a las buenas podría simplemente reirse y tomarlo a broma, a las muy buenas podría empotrarme contra la pared y follarme como sino hubiera un mañana; pero a las malas podría llevarme un buen corte y perder su amistad, y a las muy malas podría llevarme algún golpe; asi pues sigo masturbándome cada día más obsesionado con su polla. No puedo evitarlo con estos calentones, hay días que paso todo el día con él porque lo requiere el trabajo o nos manda la jefa a hacer algo, y aunque no estemos siempre hablando de sexo pues; no sé si se da cuenta de que a veces se me van los ojos mirándole el paquete, intentando averiguar que esconde ahí abajo, intentando mirar si algún día la tiene dura y se le marca más bajo el pantalón, cualquier cosa para tener en mente en mis fantasías mientras me masturbo.

Otros día acabo en un almacén con llave que tiene un pequeño cuarto de baño en un pasillito masturbándome como un mono, intentando no gemir para que nadie me oiga, eso es algo que jamás hice antes, en el trabajo, podría buscarme un buen problema pero es que, no puedo evitarlo, necesito correrme. De ese almacén hay dos llaves, solo se cogen si se necesita entrar por productos de limpieza prácticamente o muy de vez en cuando para usar ese baño, normalmente nadie va ahí por la mañana. Un día que entré pensando en masturbarme, en uno de mis tantos calentones, al abrir la puerta me lo encontré en el baño de dentro, sin la puerta cerrada, al darse la vuelta aún con la polla en la mano a mi se me fueron los ojos, claro, no sé si se dio cuenta antes de ponerse bien el pantalón de como lo miré, me bloqueé y no sé si se me notó algo en la cara, llevaba semanas soñando con esa polla, mirándola de reojo, o al menos creo que casi siempre de reojo, y ahí estaba frente a mi durante un par de segundos, aunque floja la veía tan deseable, nunca ví una polla de cerca mientras se empalmaba, me hubiera encantado arrodillarme y metérmela en la boca y suplicarle que me follara la boca, pero, mi timidez y mi miedo no me dejaron. Bromeó un poco mientras la volvió a meter bajo el pantalón normal y corriente, y se fue. Yo me quedé calentísimo, me metí al baño en vez de fuera como acostumbraba porque no me fiaba que se diera la vuelta y volviera para algo, me bajé los pantalones y el boxer y me hice una señora paja pensando en esa polla poniéndose dura y follándome sin tregua.

Y así me tiré unos meses, dos o tres veces a la semana me daba un subidón en el trabajo y me metía en el almacén a masturbarme, como no veía nunca entrar a nadie en ese tiempo, ni antes de que me diera por hacer eso, en el horario donde yo trabajaba me envalentonaba sin meterme en el baño, me quedaba fuera en un pequeño sofá que perfectamente se ve al abrir la puerta a unos 5 metros, me desabrochaba un poquito el pantalón lo justo para que pudiera meter bien la mano, ponía porno en el móvil y así hasta que me corría, que no solía tardar más de 10 minutos, a veces 15 si pausaba mis caricias, otras veces 5 cuando estaba muy ansioso.

Luego me envalentonaba más, o me calentaba más, me daba morbo escuchar a la gente por fuera trabajando y yo ahí con la mano en el coño, gimiendo un poquito, llamándolo en voz baja pidiéndole que me follara, que necesitaba su polla; a veces soltaba el móvil sobre el sofalito y con la mano libre tiraba del pantalón y el boxer hacia abajo pensando que si alguien entraba iba a ver de cara lo mojado que lo tenía; me empezó a excitar eso, hasta el punto que ya directamente me bajaba los pantalones a la rodilla y me abría bien de piernas para que se abriera bien el coño y poderme masturbar agusto mientras me metía los dedos también, el susto a que me viera alguien me ponía muy cachondo aunque sabía que si algún día pasaba algo lo iba a lamentar, pero las jodidas hormonas podían más que mi razón.

Un día, estaba masturbándome respaldado en el sofá, con el culo en el filo, pantalones y boxer a la altura de los tobillos, piernas muy abiertas frente a la puerta, mi mano derecha sobre mi clítoris masturbándolo con muchas ganas mientras dos dedos de mi mano izquierda entraban y salían de mi coño; mientras miraba hacia un lado del sofalito que tenía una porno de un chico transexual que era ensartado por una polla mientras se comía otra, gemía a la par que veía esa polla entrar y salir del coño del chico, pensando que era Fran y algun otro que me follaban, entre jadeos repetía su nombre “-fóllame Fran, dame tu polla cabrón ahhh, así Fran mmm”, me iba a correr, ya llegaba la deliciosa explosión que estaba esperando, y justo en ese momento que empiezo a correrme se abre la puerta hacia dentro y es Fran que se queda mirándome justo cuando a abierto media puerta y ha dado un paso hacia dentro, solo atiné a sacarme los dedos del coño mientras seguía tocándome el clítoris corriéndome mientras le decía “-¡Cierra, cierra ah, cierra!-”; gracias a Dios cerró la puerta antes de que nadie más me viera, ¡pero se quedó dentro cerrando la puerta a su espalda!, fueron unos segundos muy intensos, no llegué a sentir los latigazos finales de mi orgasmo porque con los nervios cuando pude reaccionar después del primer latigazo dejé de tocarme para levantarme.

Fran: ¡Ostia! - y se dio la vuelta mirando a la puerta cogiendo el pomo mientras yo me levantaba del sofa subiéndome la ropa lo más rápido que podía.

Yo: ¡Joder! ¡Mierda! ¡Por favor no digas nada! - estaba nerviosísimo, me podía buscar un problemón, creo que jamás me he subido los pantalones tan rápido.

Fran: No, yo… nada, no….

Supongo que estaba intentando asimilar lo que había visto, él sabía lo que yo era, pero supongo que ver a un chico con barba tocándose el coño, ¡en el trabajo!, no es algo que se vea todos los días. Yo por mi parte con los nervios no sé si hasta me escuchó decir su nombre entre gemidos, que eran flojitos pero, ¡a saber!.

Yo: Fran tío, puedes mirar, estoy vestido, por favor lo siento, no vayas a decir nada que podrían echarme – Le estaba suplicando. Se dio la vuelta y me miro casi de reojo.

Fran: No, nada, tranqui, ya me voy….. nos vemos.

Abrió la puerta y se fue. ¡Maldita sea! ¿qué voy a hacer ahora?