Chico del café

.-Quieres un café?.- Pablo levantó la mirada y se encontró con una dulce sonrisa. Era una mujer del departamento de enfrente.

CHICO DEL CAFÉ

Pablo, frente a su casa, encendía un cigarrillo sentado en su coche una tarde de invierno.

Después de una hora o algo así, las llaves de su casa, castañeteaban en la puerta.

Doro, se lavaba los dientes sin prestar atención a la llegada.

Nina, la pequeña de la casa, hablaba sin cesar por el teléfono en su cuarto.

En la cocina, se encontraba Nora. Mujer y madre.

  • ¡ah! Hola. No te he oído entrar.- Dijo Nora

En la cena, Pablo observaba a Nora..

-¿ sabes? Me gustaría tomar un café esta noche en la terraza.- le dijo Pablo a Nora.

.-Claro que sí. Tranquilo. Yo me voy a la cama que no sabes que día he pasado.- Dijo Nora

.-No, no lo sé.-Contestó Pablo

Mientras escuchaba el sonido del café, Pablo miraba la ranura de una baldosa.

Retiró el café del fuego y se fue a dormir.

El sonido de los ordenadores protagonizaba las primeras horas de la mañana en la oficina.

Una máquina de café se enfrentaba a un Pablo sin monedas. Cuando escuchó una voz.

.-Quieres un café?.-

Pablo levantó la mirada y se encontró con una dulce sonrisa. Era una mujer del departamento de enfrente.

Los dos se burlaron del sabor del café e inventaron comparaciones divertidas.

.- Bueno...Vamos a currar un poquito?.- Dijo ella

.- Digo yo....- Dijo Pablo

.- ah! Y me debes un café eh? Jajaja.- dijo ella

.Pablo no supo que contestar y sonrió

Después de comer y sentado ya en su mesa, un posit pegado en la pantalla, rezaba así:

" ¿Sabes? Me encantaría tomar un café contigo. Hay una terraza aquí abajo. Si te apetece estaré a las ocho. Ciao chico del café"

Pablo sonrió y siguió trabajando.

Sus ojos miraban compulsivamente el reloj de la parte inferior del ordenador .

No podía dejar de pensar en la hora.

Cuando por fin llegó el momento, el ascensor no llegaba nunca.

Al llegar a la calle se sentó e introdujo la llave.

El sonido del motor lo acompañó hasta su calle.

La luz del mechero ilumina la cara de Pablo.

Después de una hora o algo así, las llaves de su casa, castañeteaban en la puerta.

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