Chico con novia, hambriento de pollas

Los chicos que solo tienen novia se comen sus pollas con discreción. Placer, goce, confianza y mucho café.

Marta había pedido quedar con Gerardo para tomar un café. Aquel mensaje por whatsapp le extrañó, porque Gerardo era amigo del novio de Marta, Martín, pero no tenía una relación cercana con ella. Por el texto la notó preocupada. Que quería hablar con él, y no sabía por qué. Él aceptó.

Marta estaba sentada al fondo de la cafetería, con mirada de preocupación. Él la saludó desde la puerta, y sonriendo llegó hasta el fondo.

  • Marta: Hola Gerardo, gracias por quedar conmigo.

  • Gerardo: Nada mujer, no te preocupes. Un café, por favor. - Le pidió Gerardo al camarero.

Marta estuvo dándole vueltas al café, y a su cabeza, y por fin habló.

  • Marta: Gerardo he quedado contigo porque estoy rallada con Martín. Sucede algo, creo que me oculta algo, y no sé como preguntárselo.

  • Gerardo: ¿Y qué crees que pasa? - Respondió Gerardo sonriendo.

  • Marta: Lo noto extraño. Aparecen amigos suyos en su vida y no se de donde salen, y cuando le pregunto me da respuestas un poco vagas.

  • Gerardo: ¿Amigos?…

  • Marta: Sí, siempre son amigos de amigos, conocidos que aparecen de noche, por ejemplo. Pero después queda con ellos para todo, se va con ellos de viaje, los invita a su casa.

  • Gerardo: Bueno mujer, Martín es una persona muy abierta – Dijo Gerardo riendo.

Gerardo no pudo evitar que la imagen del culo de Martín, todo abierto, pasara fugazmente por su cabeza. Martín, a pesar de sus 33 años, tenía un cuerpo de veinteañero. Era delgado, fibrado, moreno, y sin casi pelo en el cuerpo. Tenía la piel suave y era muy guapo. Tenía un culo duro y suave, y Gerardo recordaba su ojete abierto en canal. Un enorme agujero oscuro y goloso, abierto delante suya pidiendo polla, babeando, como si fuera la boca de un animal.

  • Marta: Eso me parece bien, pero no entiendo de donde aparecen esos chicos.

  • Gerardo: Bueno mujer, ¿no creerás que a Martín le gustan los chicos no?, ¡si está contigo!, y es un machote jajaja.

  • Marta: Ya, pero tiene cosas que no comprendo. Dice que le gustan las chicas, y adopta poses de machito, pero no le salen bien. Es como si actuara según un papel aprendido. Como si dijera cosas que se supone que tiene que decir, pero luego sin querer no para de hablar de determinados chicos de su entorno sin que nadie saque el tema. Muchas veces recién llegados a su vida.

  • Gerardo: ¿Como si los tuviera en mente?.

  • Marta: Eso es.

  • Gerardo: ¿Yde quien habla?.

  • Marta: Bueno… habla mucho de un tal Pedro, que a mi no me suena de nada, no lo conoce ni de la Universidad ni del trabajo. Le pregunté de donde salió, y una vez más, se lo presentaron por la noche. También habla bastante de ti, pero bueno, a ti te conooce de la Universidad.

  • Gerardo: Pedro… puede que sea un chico, sí, que conoce. Lo hemos visto con él alguna vez. Creo que se lo presentaron por la noche, algún colega de la Uni.

Gerardo miró por la ventana de la cafetería, sonriendo. Por su mente pasó la imagen de Martín y Pedro, en el asiento trasero de su coche. Gerardo los miraba desde el retrovisor mientras acercaba su coche a un lugar apartado y oscuro de la ciudad. Martín estaba morreando a Pedro, un chico barbudo y algo gordito, que le habían presentado esa noche. Martín le besaba con lengua mientras le acariciaba el paquete con ansiedad, con ganas de polla, mientras Pedro le metía la lengua por la boca y le acariciaba el culo con fuerza. Gerardo veía la escenita en los semáforos y mirando de reojo mientras conducía. Aprovechando para sobarse el paquete mientras los veía sobarse y morrearse en su coche.

  • Marta: Pues me ha extrañado mucho que lo haya metido en su vida así, de golpe, sin tener nada en común. Queda con él más que con amigos suyos de hace años.

  • Gerardo: Bueno mujer, igual sí tienen cosas en común, además los amigos solemos hablar de tonterías jaja, no necesitamos una excusa para quedar.

Mientras Gerardo le daba vueltas al café, recordaba la carita de Martín con su polla entrando y saliendo lentamente de su boca. Martín acariciando su panza peluda con una mano mientras con la otra agarraba sus gordos y peludos huevos. Con su cuerpito delgado y lampiño desnudo, en el asiento trasero de su coche. Mientras, Pedro hacía desaparecer su barbuda cara entre las nalgas de Martín. Lamiéndole el culo hasta el fondo. Martín a cuatro patas en el asiento trasero del coche de Gerardo, gimiendo, mientras Pedro le penetraba el culo de todas las formas posibles, mientras Martín se amorraba a la polla de Gerardo como si la vida se le fuera en ello.

Esa imagen parpadeaba en la cara de Gerardo mientras miraba su café dar vueltas, distraído.

  • Marta: ¿Y entonces como sabes si eres amigo de alguien o no?. Yo soy amiga de gente con la que tengo algo en común o he coincidido en algún trabajo o curso, pero es extraño que aparezca alguien en mi vida “porque sí”. Normalmente es por algo.

  • Gerardo: Ni idea Marta. Yo no me rallaría mucho. Es posible que tengan algo en común, pero no sé lo que es.

Gerardo veía la carita de Marta. Inocente. Preocupada.

Detrás de ella, sobre la pared de la cafetería, veía el torso de Martín, con sus abdominables marcados, botando rítmicamente sobre la polla de Pedro. Dándole la espalda, en cuclillas sobre su cama, mientras Gerardo estaba sentado delante de ellos en un sillón, masturbándose. Martín gemia cabalgando la polla de Pedro mientras miraba fijamente, sonriendo, a Gerardo, y miraba para su pollón, con cara golosa. Gerardo se levantaba del sillón y se acercaba a ambos, mientras no dejaba de masturbarse. Le metía todos los dedos de la mano en la boca a Martín, forzándosela, para ver cuanto tragaba, mientras este no paraba de cabalgar la polla de Pedro, y este acariciaba su torso y sus nalgas con fuerza.

  • Gerardo: Además Marta, yo te veo como una mujer segura de si misma, me sorprende verte con esas dudas, no te veía tan celosa jaja

  • Marta: ¿De qué se supone que tengo que tener celos? - Marta puso una expresión de extrañeza.

  • Gerardo: De nada mujer, pero parece que ves cosas… o crees verlas, porque en realidad no has visto nada, ¿no?.

  • Marta: Ojos que no ven, corazón que no siente, ¿no?

  • Gerardo: Claro, y si no has visto nada, ¿por qué ibas a desconfiar de Martín?, es muy buen chico.

  • Marta: Si lo sé, si no no estaría con él, pero ¿que es lo que supone que no he visto para no sentirlo?.

  • Gerardo: Es una forma de hablar mujer. Si no lo has visto es que no hay nada.

Gerardo recordó la primera vez que Martín le ofreció su culo. Fue una tarde de verano. Habían ido a la playa y Martín le dijo que estaba mal de la espalda. Muchas horas de oficina y no hacer natación le pasaba factura. Gerardo había hecho un curso de masajista, y aunque no era muy profesional, le ofreció darle un masaje. Gerardo pensaba que le iba a decir que no, porque tratar con la musculatura de la espalda era delicado, y el cursillo que había hecho era de masajes relajantes, pero no quería desperdiciar la oportunidad de acariciar a Martín. Le había contado que se echaba una crema para la piel basada en aceite de oliva, y le había dejado tocarle el brazo en la playa. Era como tocar seda, y no sabía por qué, pero se le había puesto la polla dura.

Ya en su casa, Gerardo fue a por la crema y cuando volvió se encontró a Martín tumbado, sin camiseta, y algo que le llamó la atención es que tenía los pantalones y boxers algo bajados, y se le veía el principio de las nalgas. Tenía unas nalgas duras y parecía que suaves, de jugar al futbol y del gimnasio. Gerardo se puso algo nervioso pero era bueno disimulando.

Empezó a darle un masaje lento. Primero suavemente y aumentando poco a poco la fuerza. Lo cierto es que la piel de Martín era alucinante. Era como acariciar seda. Su piel dura y oscura era una delicia. Gerardo no podía evitar mirar de reojo las nalgas de Martín y poco a poco fue acercándose. Empezó dándole un masaje en la parte superior, la que se veía. Martín gimió bajito, demostrando que le estaba dando gusto. Gerardo no podía aguantar más y empezó a bajar los pantalones y el boxer de Martín. Martín tenía la petrina abierta así que no tuvo que hacer mucha fuerza, y algo que le puso más cachondo todavía, es que Martín subió un poco el culo para ayudarle. Gerardo miró de reojo a Martín y este sonreía levemente con los ojos cerrados.

Gerardo por fin tenía el culazo de Martín delante suya. Empezó a masajearlo sin desaprovechar el momento. No quería que Martín se rajara por vergüenza. Eran una delicia de nalgas; suaves, duras, casi sin pelito. Gerardo podría haber estado una hora masajeándolas. Pero quería más. Era evidente que un chico supuestamente heterosexual no te ofrecía masajearle el culo así si no quería nada más, así que Gerardo se atrevió a dar un paso más. Con los masajes empezó a abrir las nalgas, en búsqueda del agujero de Martín.

Gerardo recuerda que logró acariciar el ojete de Martín. Que Martín se enderezó apoyándose en sus manos. Que le sonreía con aquella luminosa y preciosa sonrisa. Que acabaron besándose. Que primero un dedo, y después dos, empezaron a penetrar el culo de Martín. Que este acabo comiéndole la polla a Gerardo, y que probablemente sea uno de sus mejores recuerdos. De todo lo que vendría después.

La voz de Marta devolvió a Gerardo a la realidad.

  • Marta: Gerardo, ¿me escuchas?.

  • Gerardo: Eeh sí, sí, perdona, estaba recordando que tengo que hacer un recado después y se me fue la canica jajaja, disculpa Marta. Te escucho.

  • Marta: No pasa nada. Te decía que no tengo claro que preguntarle directamente a Martín sea buena idea… si le gustan los chicos, porque creo que me dirá que no, y se pondrá a la defensiva.

  • Gerardo: Además Marta las parejas se basan en la confianza. No sé si le gustará mucho que pienses cosas raras de él. Si está contigo es porque te quiere, si no, ¿para qué?.

  • Marta: Eso creo, pero no sé… es más cómodo decir que tienes novia.

  • Gerardo: ¡Que va Marta!, ¡si hoy en día decir que eres gay está de moda!, fíjate en la televisión, y las series. Estamos en el siglo 21, ¿qué problema iba a tener?.

  • Marta: ¿Estás seguro?…

  • Gerardo: ¡Claro Marta!, vamos, si hasta a mi me hubiera gustado nacer gay, ¡si follan lo que quieren! Jajaja. Pero desgraciadamente me gustan las chicas, y mi novia Nuria me tiene que aguantar.

  • Marta: Ya jajaja, pero ¿existe la bisexualidad no?

  • Gerardo: No sé Marta, yo creo que es gente que no se ha aclarado todavía. O eres heterosexual o homosexual. Creo que la bisexualidad no existe.

  • Marta: Ya… estoy hecha un lío.

  • Gerardo: No te preocupes Marta. Yo creo que si te quiere es lo importante. Supongo que no te gustaría que él desconfiara de ti, ¿no?.

  • Marta: ¿De mi?, ¿y por qué?

  • Gerardo: No sé Marta. Si solo te puedes fiar de lo que ves, ¿él está contigo todo el tiempo?.

  • Marta: No, pero…

  • Gerardo: Claro Marta, ¿ves?. Yo creo que las relaciones se basan en la confianza.

  • Marta: ¿Aunque vea cosas que no tienen mucho sentido?.

  • Gerardo: Eso es Marta. Eso es subjetivo. Puede que lo que para ti no tenga sentido en realidad sí lo tenga, solo que lo ignoras.

  • Marta: Ya, ¿y cual es en este caso?.

  • Gerardo: No tengo ni idea Marta. Tendrás que fiarte de él.

  • Marta: Ya… - Marta parecía nerviosa.

  • Gerardo: Bueno Marta, yo me tengo que ir. Tengo gestiones que hacer. Pero me ha gustado mucho volver a verte, y lo dicho. No te ralles, que no merece la pena.

  • Marta: Ya bueno… gracias Gerardo, de verdad. Siento la charleta.

  • Gerardo: ¡Nada mujer! Para eso estamos.

Gerardo salió de la cafetería despidiendo a Marta con dos besos. Fue hacia el coche y se metió dentro. Se puso a mirar tonterías en el móvil hasta que vió por el retrovisor como Marta se perdía por una esquina. Le mandó un Whatsapp a su novia Nuria diciéndole que si quería quedar para dar un paseo por el centro a tomar un helado. A Nuria le encantó la idea; pasar una romántica tarde de pareja.

Luego Gerardo le mandó otro Whatsapp a Martín: “Hola guapetón, ¿como estás?”. Gerardo arrancó, y al cabo de un rato Martín le contestó. Lo miró en un semáforo.

  • Martin: “Hola jajaja, ¿como estás?”.

  • Gerardo: “Bieen… ¿te apetece quedar por la noche?, tengo la casa para mi...”

  • Martín: “Bueno, puede estar bien jaja”.

  • Gerardo: “¿Tienes ganas de ración de polla?”

  • Martín: “Mmm por qué no, hoy tengo hambre jajajaja”.

  • Gerardo: “¿No vas a quedar con Marta?”.

  • Martín: “Sí, me dijo de quedar hoy por la tarde, que quiere pasar un rato juntos”.

  • Gerardo: “Haces bien… pero hoy por la noche tu culo es mio, ¿ok perrilla?”.

  • Martin: “Claro jajaja, eso espero ;)”.