Chica prepago - Víctima de mi perro

Mis sueños de zoofilia se hicieron realidad a pesar del dolor de una linda chica.

Pues les contaré que soy un hombre maduro (35 años) y en cierta forma me ha gustado abusar del sexo en todos los sentidos. Tengo buena solvencia económica gracias a que me gané un Premio mayor de la lotería, lo que me ha permitido darme unos buenos gustos sexuales. Siempre me gustó pagar por servicios sexuales, lo que me permite exigir el cumplimiento de todos mis deseos y caprichos. Me gusta mucho la carne joven (chicas y chicos) y pago para que se me ofrezca un excelente servicio. También la naturaleza me ha dotado de una tremenda herramienta con la que he hecho maravillas. Me gusta ver la cara de mi víctima de turno cuando se retuerce de dolor al momento en que le entierro mis 23 cms de verga gruesa. En muchas ocasiones he tenido la oportunidad de filmar mis propias películas.

Pues cómo les parece que he comprado una pequeña finca en las afueras de la ciudad y también he comprado una pareja de perros "doberman" con el fin de apreciar personalmente una sesión de zoofilia. A los pocos días de tenerlos en casa y haberlos amaestrado especialmente, la perra entró en celo y Tony estaba demasiado inquieto tratando de clavarla. Tomé la decisión de apartarlos para mantener al perro bien caliente.

Quise aprovechar el momento y salí a la ciudad a buscar una chica que se me prestara a mis deseos. Llegué a un sitio acreditado de mucha reputación y solicité los servicios de una linda chica llamada Jessica (18 años), quien además atendía domicilios. Le invité a tomarse unos Whiskys y le hice la propuesta que se fuera para mi finca.

Me manifestó que le daba un poco de miedo salir de la ciudad, le hice una buena oferta de dinero y empecé a convencerla. Le pregunté: "Qué estarías dispuesta a hacer si le ofrezco 10 veces más de lo que se gana en una cita normal?". Además le ofrecí buen trago y comida. Se emocionó con mi propuesta y me respondió que me daría de todo. Es decir sexo normal, oral, anal y además toda la noche. Que lo que quisiera.

Pagué los tragos en el Bar y además una especie de "multa", por llevarme la chica del sitio. Atravesamos la ciudad en mi automóvil y llegamos rápidamente a mi finquita, la cual estaba totalmente sola, ya que previamente le había dado permiso a la persona que me la cuida.

Llegamos, tomamos más Whisky, le mostré los perros, los cuales la saludaron cordialmente, incluso Tony la lamió una pierna lo que Jessica le causó tranquilidad. Ella se duchó y salió envuelta en una toalla. Estaba hermosísima.

Era una chica delgada, bajita, senos redonditos, más bien pequeños pero muy lindos. Amplia cadera y unas hermosas y amplias nalgas. Su rostro era demasiado angelical para ejercer un oficio en el cual hasta ahora estaba empezando. Me ofreció una sesión de baile durante el cual se quitaba la toalla y me permitia verle su hermoso culo, el cual levantaba a propósito para que yo me emocionara.

Me quité la ropa, quedando en solo interior. En esos momentos ya tenía mi verga gruesa semi-parada. La chica se acercó a mi sofá a tomarse un trago, la atraje hacia mí para besarla y tocarla por todas partes. Le gustaba lo que le estaba haciendo. De pronto ella me mandó la mano al bulto y se sobresaltó al sentir mi vergota. Sin lugar a dudas que se asustó, me dijo que me la sacara para poder verla.

Me paré frente a ella, me bajé el interior y saqué tremendo pedazo de verga, la cual en esos momentos estaba llegando a su máxima erección.

La chica me dijo que le daba miedo, que nunca había visto nada igual y que no se creía con la capacidad de aguantarla dentro de ella, mucho menos que se la metiera por el culo. La tranquilicé diciéndole que no la lastimaría, que lo haría con mucho cuidado y si no podía aguantarla por detrás, tampoco la iba a forzar. Se tranquilizó mucho y seguimos tomando trago. Ella fue tomando confianza. Aprovechando que estaba recostada al lado mío en el sofá le froté la verga en sus piernas, en las nalgas y finalmente la tomó con sus manitas y dijo que quería mamármela. Era espectacular ver una chica tan dulce y tan sardinita con la boca totalmente abierta recibiendo mi inmenso tolete. Ahí se me paró totalmente la verga, solo podía meterse la cabezota en su linda boquita. Estuvimos un buen rato haciendonos sexo oral mutuamente.

Su chochita era espectacular y ni qué decir de su culo; prácticamente me los comí. Le pregunté si ya estaba preparada para la clavada. Me pidió otro trago, se acostó en el sofá con las piernas totalmente abiertas y me indicó que lo hiciera suavemente.

Me apliqué un poquito de aceite en la porra y le unté un poquito en su chochita, en esos momentos ya había empezado a grabar con mi cámara de última tecnología la cual estaba discretamente oculta al lado del equipo de sonido. Le puse una almohada bajo las nalgas para que estuviera un poco más alto y le empecé a clavar la verga lentamente. Su cara se contrajo por el dolor y puso sus delicadas manitas en mi abdómen para tratar de controlar la penetración. Cuando ya habían desaparecido algo más de 15 cms dentro de ella me pidió que hiciera una pausa para acomodarse. Me quedé quieto mientras alcanzaba mi copa con la mano. Me tomé un buen sorbo de Whisky, la besé intensamente y le llené su boca de trago. Ella fue aflojando la presión y seguí metiéndole mi monstruosa verga. Le acomodé la carita hacia la cámara para filmar sus gestos de dolor, lo que me causaba una intensa emoción. Finalmente le metí lo que más pude, porque definitivamente ella no podía aguantarla toda. Pude ver sus lágrimas y en esos momentos la voltée totalmente hacia la cámara para que se apreciara su dolor. Luego la puse de rodillas en el piso e inclinada sobre el sofá. El espectáculo era tremendamente erótico. Yo sacaba la verga totalmente y la mostraba a la cámara, estaba inmensa y luego se la enterraba en su pequeña chocha. Ella gemía de dolor ahogando su sollozos contra el sofá. Hice un par de intentos de cogerla por el culo pero fue imposible. La voltee nuevamente de frente y le dije que me iba a derramar. Al ver su rostro pude ver sus ojos rojos por el llanto, pero eso me dio más arrechera. Se le clavé hasta la cepa. Ella lanzó un grito y me suplicó que terminara pronto. Le dí un buen rato de clavo y finalmente me le derramé adentro. Apenas se lo saqué ella corrió al baño cojeando al caminar. Le había propinado la clavada del siglo.

Después de habernos bañado, regresamos al sofá, seguimos tomando trago, se tranquilizó un poco más y lentamente fui emborrachándola para seguir con mis planes. Le dije que no se preocupara por el regreso, que se podía quedar en mi finca que al otro día la llevaría y la invitaría a un buen desayuno. Estaba bien mareadiata bailando desnuda y haciendo bromas sobre el tamaño de mi verga. Luego empecé a meterle el cuento de la zoofilia, que cómo se vería de linda empatada por un perro grande. Hizo chistes de eso y se fue calentando con mi charla. Puse una película que tenía para la ocasión. En la cinta un perro negro grande se culeaba una mujer madura. Jessica se apretó a mi cuerpo, mientras yo le acariciaba su vagina. Tan pronto como la ví en ese estado; caliente, borrachita y alegre le solté la propuesta: Dejarse clavar del perro por una buena cantidad de dinero. Estaba pensándolo, me paré a una mesita, traje un fajo de billetes y se los ofrecí. Aquí los tiene, son suyos, es cuestión de dejarse guiar. Estaba asustada, pero gracias a los efectos del licor prácticamente la puse en cuatro patas sobre el sofá. La dejé con el dinero mientras me iba a traer el perro. Se quedó contando billetes y esperando a que yo regresara.

Tony estaba amarrado retirado de la perra, estaba desesperado por el olor de la hembra la cual no se la había soltado esperando a que clavara a mi perrita Jessica.

Primero pasé por el lado de la perra, le pasé un pañuelo por la chocha impregnándolo de su olor para incitar a Tony. Luego lo traje hacia la sala amarrado con su cadena.

Jessica estaba acostada sobre el sofá. Estaba bien borrachita y se estaba durmiendo. La puse en cuatro patas sobre el sofá. Casi no se dio cuenta por su estado de embriaguez. Me tocó bajar un cojín para colocarlo en sus rodillas para que alzara más su culo y quedara a la altura de Tony. Aprovechando su estado tomé la cámara para grabar con mayor tranquilidad. Le unté la vagina con el pañuelo mojado con la chocha de la perra. Acerqué la boca de Tony a su culo. El perro lo olió e inmediatamente empezó a lamer sus nalgas, su culo y su chochita. En esos momentos Jessica casi no se daba cuenta lo que le estaba pasando. El perro le dio un buen concierto de lengua, mientras yo le masajeaba la verga alperro para que se fuera calentando más. Instintivamente el perro se le subió y la sujetó fuertemente con sus patas delanteras aprisionándola de la cintura y atrayéndola hacia su enorme verga puntiaguda y roja. Jessica trató de retirarse pero no se lo permití. Le ayudé al perro a sujetarla para que no se soltara. De pronto Jessica lanzó un grito de dolor. El perro le había enterrado la punta de la verga…. En el culo!!.

La sujeté fuertemente para que no se zafara, aunque no era necesario ya que Tony la tenía fuertemente aprisionada. En otro par de intentos le fue enterrando más y más su enorme verga. Jessica lloraba y suplicaba, yo la mantenía boca abajo para no escuchar mucho sus gritos de dolor. Finalmente Jessica se desmayó, me asusté un poco pero estaba demasiado caliente para interrumpir semejante espectáculo. El perro la apretaba fuertemente y le clavaba su vergota en su estrecho culo. Mientras tanto yo filmaba con muchos detalles. Hasta me acomodé debado para ver como la verga entraba y salia de aquel rico culito. El perro trató de meterle el nudo pero en esos momentos se lo impedí. Lo retiré con mucha dificultad incluso se estaba poniendo bravo y me gruñia. Le dí un fuerte regaño, se retiró y lo amarré a la pata de una mesa.

Jessica había quedado botada en el piso, la recogí y la puse boca arriba en el sofá, dejando que sus piernas cayeran sobre el piso. Dormía profundamente, al momentito empezó a roncar.

Solté nuevamente al perro y casi se le abalanzó encima a Jessica. Le lamía las tetas y la cara, mientras empezaba su movimiento frenético tratanto de empatarla. Le ayudé a Tony a acomodarse y la dirigí la verga a la entrada de la chochita de Jessica. Se la mandó de un solo envión. Jessica se retorció de dolor pero seguía dormida.

El espectáculo era fenomenal y aproveché para grabar revisando que tuviera suficiente espacio en el disco. El perro le metía sin contemplaciones semejante pedazo de carne. Jessica trataba de despertarse y se quejaba suavemente.

De pronto el perro fue disminuyendo la intensidad de su clavada y se fue pegando cada vez más a la vagina de mi niña perra… Le estaba enterrando el nudo!!. Jessica gimió un poco más fuerte a medida que el perro le iba metiendo centímetros de nudo. Parecía que su chochita iba a estallar, mientras yo filmaba detenidamente esa violación animal.

El perro se quedó quieto, ya le había enterrado el bulbo. Le ayudé al perro a quedar hacia atrás mientras quedaba fuertemente ligado a mi perrita quien había quedado acostada en el sofá. El espectáculo era inimaginable: El perro jadeaba y trataba de arrastrar a Jessica quien seguía dormida. Filmé otros minutos de esa escena. Luego traje un poco de agua fría y con una toalla le humedecí el rostro a mi niña. Ella se fue despertando. Se quejaba que le dolía mucho y cuando se dio cuenta en la situación que estaba se asustó mucho. La calmé besándola y le dije que el perro ya iba a terminar y le prometí que le daría una propina adicional.

Estuvo ligada al perro, llorando de dolor pero me tranquilizó cuando me dijo que se sentía muy bien de haber satisfecho mis deseos. Cuando el perro le sacó el nudo sonó como cuando se descorcha una botella de champán. Sus piernas quedaron totalmente chorreadas por los líquidos del perro.

La llevé alzada para la piscina y le ayudé a bañarse. Estuvimos un rato bañándonos. Luego pasamos a la habitación a descansar. La masajee las piernas y le apliqué vaselina en su culito y en su chochita.

Estuvimos un rato besándonos y me pidió que no le fuera a contar a nadie, ya que esa experiencia le daba mucha vergüenza.

Al otro día la llevé a la ciudad, le ofrecí un buen desayuno y nos despedimos, prometiendonos volver a vernos muy pronto.

Ahora estoy tratando de sacar una cita con un muchacho muy jovencito a quien quiero llevarlo a mi finca, enterrarle mi vergota en su rico culito y después dejárselo a mi perro para que le dañe totalmente el recto.

Puede escribir sus comentarios a mi correo perroloco696969@hotmail.com