Chica bien, se porta mal (3)
De como una "chica bien", se deja follar con gusto, para conseguir el mejor promedio en la Universidad
Habían pasado tres meses desde que me mudé al apartamento que papá había alquilado para que su nena estuviese cerca de la Universidad.
Mi novio, Cristian, había ganado una beca a Londres, para perfeccionar el idioma, lo que hizo que pasáramos mucho tiempo juntos en mi propia casa, por lo general los fines de semana, ya hacía una semana que se había ido por un año.
Todas las mañanas nos conectábamos por MSN, por la diferencia de horario, él ya estaba en mediodía. Nos veíamos por cámara desnudos, los dos. Mi novio se masturbaba, mientras le mostraba mi cuerpo.
Lo que más lo excitaba, era cuando apuntaba la cámara hacia mi coño y le mostraba como estaba de húmedo mientras me metía los dedos, para él era lo máximo, su leche saltaba y corría entre sus dedos tomando su pene erguido. A mi no me seducía el sexo virtual, ¿cómo iba a estar un año masturbándome? no lo iba a soportar, por más buena intención que pusiese.
Me gustaba la piel, lamer y sentir la polla dentro mío, esto del sexo virtual me dejaba insatisfecha, no sabía cuánto iba a estar sin un hombre que me penetrara rico, sabía que lo haría muy cornudo pronto, aunque le juraba fidelidad eterna. Lo extrañaba menos de lo que pensé.
Mi padre me pidió que por favor, me cuidara, y que respetara algunas reglas, como por ejemplo ir todos los domingos a misa, con él y mamá. Yo cumplía a rajatabla el pedido de papá, ya que era la tradición ir a misa en familia, y allí nos reuníamos con otros amigos de nuestro círculo social. Casi siempre después de misa, nos reuníamos todos en el club hípico a almorzar, jugar cartas, tenis, o andar a caballo, según el gusto de cada uno.
Mi profesor de estadísticas, formaba parte de nuestro círculo de amigos.
Era mayor que mi padre, tenía cuatro hijos que estudiaban en el extranjero. El profe, no era de familia acaudalada, lo era su mujer.
A mi se me ocurrió que era un matrimonio de conveniencia, para ambos.
Ella era una mujer fea, con una nariz de escopeta, corta de vista y sin atractivo alguno, pero de familia acaudalada, se casó de grande, casi con 35 años, nunca había tenido novio, y en el círculo que nos movíamos, eso era mal visto, un fracaso. Se comentaba que el profesor, era un caza fortunas, que aprovechó la oportunidad de casarse con esta pobre infeliz, que era única heredera de la fortuna de su familia.
Mi profesor era una personita de baja estatura, calvo, con cara de ratón, ni gordo ni flaco, era un tipo que sabía cuidar las apariencias, aunque cuando daba clases no paraba de mirarme y babosearse con mis grandes tetas. Las veces que hablamos en privado, por cuestiones de estudio, jamás me miró a los ojos, su vista, siempre estaban en mis pechos espléndidos.
A mi me iba muy mal en su clase, aún no había aprobado ningún exámen y eso me tenía muy preocupada.
Cuando salía de la clase el día viernes, me llamó y me dijo que fuera hasta la sala de profesores, porque necesitaba hablar conmigo.
-Si señor, en cinco minutos estoy allí.
Antes pasé por el baño, me quité el sostén, lo escondí en mi cartera, me arreglé el largo cabello, acorté mi falda y me perfumé exquisitamente.
Golpee la puerta de la sala de profesores.
-Adelante. -dijo el profe-
Mientras observaba mis tetas con los pezones en punta, me ofreció que me sentara.
Me senté frente a él, que no quitaba sus ojos de mis tetas.
-Estoy viendo tus notas y veo que no te dan los números para eximirte. Eres una excelente alumna, es llamativo ¿te pasa algo?
Puse mi cara más compungida.
-Es que mi novio está en Londres, se fue por un año, me siento muy triste y sola.
Se puso de pié y se sentó en el borde del escritorio, acarició mis cabellos.
-Niña, ¿te sientes muy sola?
-Si, profe, imagínese.
-¿Necesitas ayuda?, ¿compañía?, si puedo ayudar en algo.
-Gracias profe, usted es un caballero.
Me puse de pie, y me acerqué mucho a él, puse mis senos casi en el borde de su boca, me agaché un poco y le di un beso en la mejilla.
-Gracias. Es usted muy amable.
Me tomó de la cintura, y me dijo:
-¿Sabes que eres muy bonita? yo te haría compañía, si quieres. Te mimaría mucho.
Sus manos fueron subiendo desde la cintura hacia arriba, al llegar a mis senos, se paró.
Levanté mi vista, y lo miré fríamente a los ojos.
-¿Le gustan mis pechos profe? -dije cariñosa-
-¡Son una belleza, niña!
-Le gustaría tocarlos? ¿verlos? yo se los muestro profe.
-¿Hablas en serio? ¿o te estás burlando de mi?
-No profe, hablo en serio.
Tomé su mano, y la llevé por debajo de mi sweater. Permití que sus dedos tocaran mis pezones.
Yo estaba haciendo un juego perverso, necesitaba que el profe me diera buenas notas, y estaba dispuesta a todo por lograrlo.
-¿Ve que no miento? –Dije con un susurro- a la vez mis bragas empezaban a humedecerse, más de lo que yo creía. ¡Qué niña tan puta era, Dios!
Sus dedos comenzaron a frotar mis pezones, la caricia, el ambiente prohibido, me calentaba.
-¡Qué belleza, niña!
-¿Le gustaría besarlos? –murmuré incitadoramente-
-Sería el mayor de los placeres para mí.
Levanté mi sweater y se los acerqué a la boca.
Sacó su lengua babosa y empezó a lamerlos con desesperación.
Mi coño se mojaba, pero debía mantener la frialdad, para llegar a mi meta.
Suavemente lo tomé de la cabeza, y la fui sacando hacia afuera, retirando mis senos y bajando mi sweater, con la mayor frialdad, le dije.
-Si usted quiere, le hago conocer la gloria y el edén, pero primero necesito un favor de su parte.
-¿Qué niña?, pídeme lo que quieras.
-¿Quiere besar mis senos?, ¿quiere que yo le de el placer que no le da la glacial de esposa que tiene? yo estoy dispuesta, a complacerlo, a darle lo que quiera, pero...
-¿Pero qué...?
-A cambio, quiero las preguntas con sus respectivas respuestas del examen, le aseguro que no se arrepentirá, haré y le daré lo que me pida.
-¡Eso es extorsión, niña!
-No profe, no se equivoque, yo lo llamaría negocio. Yo le doy lo que usted desea, ¡todo lo que me pida, haré! -Recogí mi cartera, me acerqué y pasé mi lengua por toda su mejilla-
-Piénselo, profe.
-Lo pensaré.
El domingo se presentó lluvioso, lo que no impidió que me encontrara con mis padres en la puerta de la iglesia, cuando entramos ya casi comenzaba la misa.
Estaba el profe, con su fea esposa, en la hilera del costado derecho, casi frente a mi. Me hizo una seña con los ojos. Me levanté y le dije a papá que iba hasta el baño.
Salí por la puerta principal, abrí el paraguas, al costado de la iglesia, había otra puerta lateral, sabía que por ahí iba a salir el profe.
Fui corriendo hacia los baños, el lugar estaba solitario, no había persona alguna, me metí en el baño de caballeros, al poco rato entró mi profe.
Sacó del bolsillo de su chaqueta, un papel, que me entregó. Eran las diez preguntas del examen con sus respectivas respuestas.
-Gracias profe, yo soy una chica que cumple sus promesas.
Me quité el sweater, me quedé con el sujetador, y la minifalda.
El profe se abalanzó y comenzó a besarlos por sobre la tela, mientras su mano se metía por debajo de mi falda.
Me mordía suave con sus labios los pezones, mi coño empezó a mojarse. La respiración del profe se empezó a agitar.
Me agaché y abrí su pantalón, busqué su falo, lo saqué hacia afuera y comencé a darle lamidas con mi lengua a su glande.
El profesor me tomó de la cabeza y comenzó a follarme por la boca.
-Chica buena, cumples, pero quiero más que esto y te eximo todo el año. Quiero más, mucho más.
Saqué su pene erguido de mi boca, me levanté y le rocé mis senos por toda la cara. Mis brazos rodearon su cuello calvo.
-Tendrá más, esto es sólo un anticipo, es para que vea que cumplo. Lo espero esta tarde en mi apartamento. Ahora deme unos besitos rápidos, que no hay mucho tiempo.
Me apoyó contra la pared del baño y nos besamos, mientras sus dedos, corrieron a un costado mi tanga y comenzó a frotarme el clítoris, mientras con su otra mano me estrujaba los pechos. Mi corrida fue inminente.
Bajé y me dediqué a darle una mamada magistral de polla y testículos.
Me folló por la boca. Sus piernas cortas estaban abiertas y apoyadas en el piso del baño, con fuerza. Por sus quejidos me di cuenta que se corría. Sabiendo el efecto que causarían mis palabras, premeditadamente, saqué su pene de mi boca, y le dije:
-Dame toda tu lechita, amor, dámela toda que la saboreo.
El profe puso los ojos en blanco, y tomando fuertemente mi cabeza, gritó:
-¡Dios, ay Diosssss! qué puta, ahhhhh ahhhh!!
En pocos segundos logré que derramara todo su líquido dentro de mi boca. Sus gemidos fueron tapados por el cántico litúrgico de los feligreses.
Lo miré a los ojos, mostrándole mi lengua llena de su elixir, relamí mis labios y ante su mirada atónita, saboreaba su semen tibio y espeso.
-Hummmm, qué rico, amor. –Le dije mientras me levantaba y le daba un tremendo beso en la boca-
Le pasé rápido mi móvil y le pedí que me llamara por la tarde a mi apartamento.
Acomodó su ropa y salió, yo esperé unos cuantos minutos antes de volver a la iglesia.
Llegué justo para tomar la comunión. Iba en la fila cantando los cánticos de la iglesia. Los labios de mi vagina resbalan por mis jugos que habían salido a raudales.
Recibí la hostia, me arrodillé en el banco al lado de papá y me puse a rezar con las manos entrelazadas.
Al salir de la iglesia, nos encontramos con el profe y su esposa que vino a saludarme, respondí el saludo con una sonrisa radiante y le di un beso en la mejilla.
-Un gusto ver a esta joven con su familia en la misa. Algunos jóvenes los domingos prefieren dormir a cumplir con la familia. -Le dijo a mi padre-
-Mi niña, aparte de bonita, devota, solidaria, es estudiosa, honesta, responsable, cariñosa, es mi máximo orgullo.
-Realmente, lo felicito por lo bien que la educó. -remató la esposa del profe-
Después de almorzar en el club, le pedí a papá que me llevara a mi apartamento pues tenía que estudiar. Papá contento y presuntuoso de su nena, dejó todo y llevó a su niña, prometiéndome que en la semana me compraría un auto, para que pueda movilizarme más rápido y no tomase frío en el invierno que ya asomaba.
Ya en mi apartamento, me duché, lavé mis largos cabellos y me perfumé. Me puse un vestidito muy corto, tipo solera, dejando mis largas piernas a la vista, sin bragas ni sostén, calcé altos zapatos de tacón, prendí la calefacción para que el clima fuese agradable.
A las cuatro en punto sonó mi móvil, era el profesor que se venía para el apartamento y quería la dirección exacta, me dijo que no estaba solo que estaba con el cuñado, si podía llevarlo.
-Si mal no recuerdo, su cuñado es el decano de la facultad.
-Así es.
-¿Usted se ha vuelto loco? Este iba a ser nuestro secreto ¿ya se olvidó? –Dije malhumorada-
-Calma niña, calma, ya te explicaré, pero estate tranquila.
No me gustaba nada esto de que trajese al decano, pero pensándolo bien, y fríamente ¿por qué no tener una estrecha amistad con este señor?
El deacano guardaría el secreto, no iba a ensuciar su carrera por un chisme, era un tipo maduro de más de 50 años, no andaría por ahí haciendo pendejadas. Yo debía moverme con cautela, el futuro de mi promedio estaba en manos del profe, por ahora tenía el poder, sólo por ahora.
Sería cariñosa y la más puta con él, luego que probase mi miel, la poderosa sería yo.
A los pocos minutos sonó el timbre de mi puerta, abrí y allí estaba el profe y el decano.
-Mira cariño. -Me dijo el profe, a modo de disculpas- No podíamos deshacernos de nuestras esposas, así que inventamos que nos íbamos a las carreras, y ellas de shopping. Pero mi cuñado es un gran compinche, será una tumba.
-Eso espero.
Pasamos al living, les ofrecí algo de beber, ambos quisieron tequila.
Serví una generosa ración de tequila, azúcar, limón y mucho hielo, a mi el alcohol, me ponía cachonda rápido. Tomé un gran sorbo.
Me senté en el medio de los dos, mietras les pasaba los tragos.
El profe me tomó en sus brazos y me besó apasionadamente en la boca, bien apretados, nos acariciábamos, yo sacaba la lengua hacia afuera de mi boca y lo invitaba a que él hiciese lo mismo, nos refregábamos las lenguas, sin dejar de tocarnos.
El decano sentado a nuestro lado bebía en silencio.
El profe me sentó en sus piernas, yo lo tomé del cuello, nos besábamos incansablemente.
Bajó un bretel de mi vestido, sacó un pecho y se dedicó a besarlo, me chupaba, toda, levantó mi falda y al ver que estaba sin bragas, se excitó más, metió sus dedos y comenzó a meterlos hasta el fondo, mientras con el dedo gordo frotaba mi clítoris.
Bajó el otro bretel y mis dos senos saltaron, los lamía, humedeciendo mi piel.
El decano seguí todos nuestros movimientos con su vista, bebía y nos observaba, a mi me calentaba mucho más, que este hombre nos mirara en silencio.
El profe me pidió que me quitara el vestido, me levanté y me fui desnudando delante de los dos hombres.
Desnudarme ante estos dos maduros calientes, hacían que mi coño ardiera.
El profe me sentó en el mullido sillón.
Abrió mis piernas y metió su cabeza en mi entrepierna.
Con su lengua larga y babosa comenzó a sobar mi coño, pasaba toda su lengua lamiendo todo lo que encontrara a su paso.
Con sus labios tomó mi clítoris y lo sacó hacia afuera, me hacía sentir u placer enorme, yo me revolvía en el sillón, mis suspiros de placer se hicieron más intensos.
Fue en ese momento que el decano, estiró sus manos y comenzó a magrear mis senos.
-No puedo más de calentura. –Musitó el decano-
Yo estaba tan excitada que dejé sis resistirme que magreara mis tetas.
Con mis manos abría mis labios vaginales para que la lengua perversa del profe me lamiera, y las manos del decanos seguían frotando mis pezones.
Mis gemidos se hicieron más profundos, tuve una corrida impecable, una de las mejores que recuerdo.
Luego de esa corrida insuperable, ya no había nada que me detuviera, quería verga y más verga.
A tal punto que me arrodillé en la alfombra, ellos se pararon cada uno a mi lado y comencé a chupárselas a los dos por intervalos, un poco a cada uno.
Mientras pajeaba al decano, lo lamía al profe, luego lo pajeaba al profe y se la mamaba al decano.
Mientras tanto ellos, me toqueteaban toda, principalmente los senos, cuatro manos en mis dos tetas.
Cada instante que pasaba, me ponía más guarra y más puta, estaba enloquecida con dos rabos en mi boca a la vez.
Nunca había experimentado tener dos vergas duras en mi boca, y fue maravilloso.
Era una viciosa incurable y mi cornudo novio era feliz con sólo masturbarse por cam, yo era feliz así siendo bien puta, tragándome pollas de carne, bien duras y reales.
El profe se sentó en el sillón, me pidió que lo montara, lo hice dándole la espalda, teniendo al decano, parado frente a mi.
Mientras me enterraba el nabo del profe, el decano me follaba por la boca.
La verga tiesa del profe me taladraba con sus embestidas, pasó sus manos por delante, y me friccionaba el clítoris, mientras se la chupaba al decano, él se encargaba de pellizcarme los pezones.
Era lo máximo, la gloria, mis corridas eran continuas y pedía más, más, más.
Luego se sentó el decano en el sillón, y yo lo monté también de espaldas, quedando de frente al profe, comencé a tragarme la polla entera entera del decano, mientras el profe desde el costado me frotaba el clítoris, me metió el dedo anular en mi coño, tenía una verga y un dedo, el profe lo metía y lo sacaba, me metió el dedo en mi boca y chupé todos mis jugos salados.
Mis gemidos eran cada vez más fuerte, sentí una convulsión, producida por el placer y mi corrida no se hizo esperar.
Tanto el decano como el profe, estaban maravillados como les había chupado sus trancas, me pidieron que se las chupara rico, como yo sólo sabía hacerlo.
Subyugada por tanto placer que había recibido, me arrodillé en la alfombra, y volví a la carga con sus penes.
Les lamí intercaladamente el tronco, pasándoles mi lengua por todo el largo y ancho. Las enterr´s profundo en mi boca, sin dejar de masturbarlos, chupé sus vellos, metí hasta sus testículos en mi boca pecadora.
El primero en correrse fue el profe, largó todo su semen dentro de mi boquita primorosa, con mi boca llena de leche, enterré el rabo del decano hasta mi garganta, por la comisura de mis labios salía la leche del profe mezclada con mi saliva. El decano esa imagen lo excitó más aún, sacó su verga y me pidió que abriese la boca.
Fue derramando todo su licor gota a gota, sobre mi boca que ya rebalsaba de saliva y leche del profe.
No hace falta decir que logré el mejor promedio, especialmente después del segundo encuentro que en otra oportunidad les contaré, ya que esa vez tuve la experiencia de una doble penetración, son el profe y el decano,
Fue una noche, horas después que me folló el viejo del supermercado.
Ya lo se, dirán que soy una puta, no me importa, lo soy y me encanta serlo.
CONTINUARÁ.
P.D.: Espero como siempre sus comentarios y críticas, aquí o en mi correo. Gracias. Un beso a todos.