“ chic@”--2ª parte

Continua la trasformacion

Empecé a vestirme, me puse el tanga, la polla se me salía. Intente que se bajara, pero con poco o nada de éxito. Mire la ropa que había en la cama, vi una minifalda vaquera, una camiseta de tirantes evidentemente de chica, unas medias con liga incorporada y sujetador. Me lo puse todo, me sentía raro, pero algo que me decía que no parara. Me vi en un espejo, pensé que estaba ridículo. No me atrevía a salir, estaba espantoso, feo, pero también como una moto. Me arme de valor y por fin fui al salón.

El me miro, dio una vuelta alrededor de mi, me palpo las nalgas, me ardían por el castigo. Se le dibujo una sonrisa, y comentó esta bien mi chica, mejorable por supuesto, pero está bien. Sentí vergüenza, mi cara se puso colorada, yo una chica!!, pero seguía estando súper excitado. Me condujo ante un espejo y me dio una bolsa que contenía pintalabios, pintauñas y demás utensilios propios de maquillaje. Me enseño como se usaban, con la advertencia de que practicara, por que no volvería a enseñarme.

Cuando terminamos hizo que me viera en un espejo, mi cara se había trasformado, mis ojos pintados, mis labios de rosa, la verdad es que estaban apetitosos.

Nos tomamos una copa, hablamos, bueno habla él, yo solo escuchaba, de lo que deseaba de mí. Dijo que seria su puta perra sumisa y el mi Amo y Señor. Era el momento de que eligiera entre quedarme o marcharme. Me quede,  parecía que había algo me tenía pegado al asiento.

Me ato los tobillos a una silla, mis manos al respaldo. Tenia las piernas estiradas, el culo ofrecido, vestido de chica, humillado, a disposición de mi Amo. Me dijo, sabes que mereces un castigo. Yo no sabía por qué, ya que me lo había aplicado antes. Pero solo pude decirle que lo merecía.

Subió la minifalda dejándome las nalgas a la vista. Me dio varios azotes con la mano, primero flojo, pero incrementando la fuerza. Sentí como mis carnes iban calentándose de nuevo. Rompió el tanga y me lo quito. Me apretó los testículos, los retorció, grite.

Se acerco a un mueble y me enseño una fusta. No tarde en probarla, primero en mis muslos, no me dolió mucho ya que me protegían las medias. Luego bajo las medias, vio el poco pelo que tenían mis piernas. Tiro de ellos, eso si me dolió.

-No quiero ver en tu cuerpo ningún pelo del cuello para abajo. Dijo.

  • Si mi Señor –conteste con un hilo de voz-

  • Bien, aprendes deprisa –dijo-

Continuo con la fusta, mis muslos, mis nalgas,  castigo mis huevos, eso si que me dolió. Mi polla parecía que iba a reventar.

Cuando le pareció,  me penetro, sin ninguna preparación, fue considerado con su puta y me follo despacio, con suavidad. Me gusto como lo hacia, no era el sexo cañero de otras veces. Siguió así hasta que me introdujo toda su polla, y sus huevos tocaban mis nalgas. Yo estaba súper excitado, muy dura la polla y los testículos hinchados. Aumento el ritmo, pero seguía con delicadeza. Al poco me corrí, mi polla lanzo una buena cantidad de semen.  El también se corrió, sentí su semen llenando mi recto, que agradable sensación. Se acerco a mi cara, poniendo la polla en los labios y dijo:

-Límpiala-

Así lo hice, me dio asco por que estaba manchada de mi, pero el sabor de su semen compenso la sensación de asco.

Estaba feliz, mi Amo había dado a su puta perra sumisa el primer orgasmo verdadero.

Desde esa primera vez, cada ocasión en que nos encontrábamos mi Amo y yo, llegaba a su casa y pasaba directamente al dormitorio para vestirme de chica, ya que por las circunstancias familiares no podía salir vestido de mi domicilio. Me compro ropa, lencería, zapatos. Yo también me compre algunas cosas, con su permiso. Habían pasado unos tres meses. Una vez vestida me presentaba ante mi Señor. No solo practicábamos sexo, me hacia acompañarle a la calle, de compras o a tomar algo en alguna cafetería. Cualquier fallo, falta o desilusión que le proporcionaba eran severamente castigados y corregidos. Aprendí  a maquillarme perfectamente, y lo hacía como a él le gustaba, sencilla y nada recargada. Yo me encontraba bien, cada vez más a gusto en mi papel femenino.

Un día me invito a cenar en un restaurante de moda y luego fuimos a bailar. Me compro un vestido negro espectacular, que dejaba más de medio muslo a la vista, escote cerrado por que no tenía pecho. Presumió de chica ante sus amigos, luego supe que algunos eran gays pero la mayoría no. Al final de la noche, me propuso que fuera a vivir a su casa, ser una perra 24/7, que lo pensara, porque mi vida cambiaría completamente. Le conteste que era mi Amo y yo su esclavo, que si deseaba eso, no tenía nada que pensar, solo obedecer y complacerle. Yo llevaba tiempo deseándolo, imaginar mi alegría. Salimos rápidamente de la discoteca, directo a su casa, bueno a nuestra casa. Esa noche hicimos el amor por primera y única vez, hasta hoy, fue magnifico.

A la mañana siguiente me informó que disponía de una semana para arreglar mis asuntos. A los tres días le avise  que ya estaba preparado para ir a vivir a su casa. Quedamos en que al día siguiente me trasladaría.

Nada más llegar a casa, llevo a una habitación, me dijo que esa seria la zona de la casa, para mi descanso y para cuando mi presencia no fuera requerida. Había un armario donde guarde mi ropa, una silla y una jaula. Me informo que entre mis obligaciones estarían  la de ocuparme de la casa, limpieza, lavado de ropa, cocinar, etc.

Otra obligación que tenía era, siempre que no durmiera en la jaula, despertarle con una buena mamada.

Me apunto a un gimnasio de un conocido suyo, dándole indicaciones de los ejercicios que debía realizar, para amoldar mi cuerpo lo más posible al de una mujer. Como es lógico debía ir vestida de chica.

También visitamos a un medico que me dio un tratamiento hormonal, al poco tiempo mi voz se fue aclarando, dejando cualquier tono grave a un lado y mis pechos comenzaron a crecer. Estando sola en casa me gustaba mirarme los pechos en un espejo y comencé a medirlos para comprobar lo que iban agrandándose, lentos pero seguros. La gimnasia también ayudaba en ello.

Me adapte a mi nueva vida, ya era una chica, me sentía muy femenina y me encantaba la lencería, como a mi Señor.

Había pasado casi un año cuando mi Amo, me llevo a un medico, me hizo enseñarle los pechos, dijo que quería darles algo de volumen y dureza pero que no deseaba un gran pecho que con una talle 90 ó 95 estaría bien. Así que pase por el quirófano. La verdad me quedaron unas bonitas tetas, yo estoy muy orgullosa de ellas.

Cuando me recupere de la intervención, me anillo los pezones, lo hizo mi Señor por su propia mano. Dolió pero fue muy grande y agradable la sensación  de verme así.

El día del aniversario de ir a vivir con él, me dijo que como era suya, me iba hacer el regalo de llevar su marca personal para que cualquiera supiera que era de su propiedad. Eso me asusto, sabia que era una marca a fuego, pero era lo que deseaba mi Dueño así que no dije nada, solo obedecí y acepte.

Ya han pasado 5 años y cada día le espero como si fuera el primero.