Chelsea

De la polla de Genaro salió un chorro de leche que pintó de blanco el granero. El placer fue tan grande que no pudo evitar un gemido de placer, que oyeron Chelsea y la Paca.

Agosto de 1975. Galicia.

Chelsea, una muchacha de veinte años, rubia, de ojos marrones, alta, con buenas tetas... con un cuerpo de infarto, había llegado de vacaciones con Salvador, su marido, a casa de su tío abuelo Genaro y de su tía abuela María, unos cuarentones con los que Salvador se había criado. Aquella mañana de verano Salvador había ido de caza al monte con cinco mozos y María se había ido a la plaza a comprar. Chelsea y Genaro se quedaran solos en casa. A eso de las doce, Chelsea, fue al patio trasero de la casa, donde había un grifo, llenó una regadera con agua, y con una bolsita de champú de huevo, se iba a lavar la cabeza. En ese momento llegó la Paca, una moza muy alta, morena, muy guapa y con tremendas tetas, a la que sobraban treinta kilos. La Paca, le dijo a Chelsea:

-Ayer quedaste de contarme como fue tu vida con los peludos, prima.

Chelsea, que hablaba un perfecto castellano, le respondió.

-H¡ppies. pero ahora me quiero lavar la cabeza.

-Te la lavo yo. Cuenta. ¿Que hacías?

Chelsea formó con su cuerpo un angulo de noventa grados y la Paca le vació la regadera de agua sobre su larga melena rubia. Chelsea, le respondió:

-Escuchar rock psicodélico, groove, folck contestatario y hacer el amor.

-Sólo sé que es lo último. ¿Y qué más hacías?

-Fumar marihuana. Tomar LSD..., y hacer el amor

-Tomabas drogas.

La Paca le echó el champú y comenzó a frotarle la cabeza con los dedos.

-Ayudaban a hacer el amor.

-¿Y cuando no?

-Ya te lo dije.

-Follar.

-Sí, escuchar música y hacer el mor.

-O sea, que fuiste un putón verbenero.

-Fui, y soy, una libertaria.

-¿Y eso qué es?

-Soy defensora del libre albedrío. ¿Y tú?

-Yo soy amiga de la de los animales de rabo largo

-Me late que estás hablando de hombres.

-Hablo de las pollas. Debían nacer en los árboles.

-I am with you. (Estoy contigo)

Como no la entendió, y era una desconfiada, le dijo:

-Tu marido, por las dudas. Que no sé como te quiso.

Chelsea, preguntó, extrañada:

-¡¿Por qué?!

-Por qué debes tener el coño como un bebedero de patos.

-¿Quieres lavarme la cabeza o ponerme a parir?

-Hablando de parir. Lo raro es que no quedaras peñada. ¿Con cuantos peludos le diste a la jodienda?

-Con menos peludos que peludas.

-¡¿También le das al bacalao?!

-Soy bisexual.

-Por eso aquí te queman en la hoguera. Comer un coño... ¡Qué fuerte!

-Es algo muy dulce sentir en la boca el flujo de otra mujer, sentirlo y dárselo. ¿Quieres saber algo más?

-¿Qué hacen dos mujeres?

-Besarse, acariciarse...

-Ya, ya, pero, ¿cómo y dónde?

-¿Quieres que te enseñe?

-Enseña.

-Verás. Tienes que besarla como te gusta a ti que te besen. Acariciarle y comerle las tetas como te gustaría a ti que te las comieran y acariciaran, y en el coño, como tu le llamas, hacerle con la lengua lo que haces con el dedo cuando te masturbas, con eso ya haces que tenga un orgasmo, o dos, o los que se tercien

-¿Cuántas veces te corriste con una comida de coño de esas?

-Doce veces, pero estaba fumada.

-Yo con correrme una ya me conformaba.

-¿Quieres matar la curiosidad?

-Lo que quiero matar son las ganas.

La Paca comenzó a secarle la cabeza a Chelsea. Chelsea le cogió la cara con las dos manos y tapadas por la toalla, se besaron.

Genaro, desde la ventana del trastero, que estaba en el segundo piso de la casa, las vio, y se preguntó:

-¿Qué estarán haciendo esas dos?

Al quitarse la toalla, vio lo que estaban haciendo, y exclamó:

-¡Hosssssssstias!

Luego vio como Chelsea besaba el cuello de la Paca, que a su vez le metía mano en las tetas. Después, cogidas de la mano, se fueron al granero, que era de madera, y cerraron la puerta, Genaro, desde la ventana del trastero no las podía ver. Se debatía entre ir a mirar o no ir. Pudo más la curiosidad. Llegó al granero, miró por una rendija, y vio encima de la paja a Chelsea, desnuda, entre las piernas de la Paca, con el culo en pompa y el coño en dirección a él. Genaro, polla en mano se dispuso a disfrutar de aquel bello espectáculo. La Paca, le decía a Chelsea.

-¡Qué bien lo haces, Chelsiña! Siento como me voy mojando más, más y más.

Chelsea metió dos dedos en su coño. Genaro, al ver como se masturbaba, la sacudió más aprisa.

La Paca cogió la cara de Chelsea con las dos manos, y le dijo:

-Chúpame las tetas otra vez.

Chelsea, en vez de mamarle las tetas, se dió la vuelta y le puso el coño en la boca a la Paca. Genaro vio las tetazas de Chelsea y su rubio bello púbico.... su cuerpazo, y tuvo que dejar de menearla porque sintió que se corría. La Paca le preguntó a Chelses:

-¿Qué hago?

-Méteme la lengua dentro del pussy que ya hago yo.

-¿El pussy?

-El coño.

La Paca le metió la lengua en el coño. Chelsea cabalgó la lengua como si fuese una polla. A punto de correrse, se estiró y le comió el coño a la Paca, que poco después, sintiendo como el flujo del orgasmo de Chelsea llenaba su boca y sus labios y su lengua chupaban su clitoris, mientras se sacudía de gusto, se corrió, diciendo:

-¡¡¡Arrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrg!!!

De la polla de Genaro salió un chorro de leche que pintó de blanco el granero. El placer fue tan grande, que no pudo evitar soltar un gemido de placer, que oyeron Chelsea y la Paca. Chelsea, preguntó:

-¡¿Quién haría ese ruido?!

-Un animal de rabo largo. Conozco su gemidos.

-¿Cómo de largo?

-Veintidós centímetros.

Continuará.

-