¿Chateamos?
Las sorpresas que te puedes llevar con las personas de un chatroom.
¿CHATEAMOS?
Te conocí en un chatroom, no sé si por azares del destino o por un capricho de la vida, aunque yo creo más bien que fue por un golpe de suerte. Primero hablábamos de cosas vanas e insulsas, pero un día todo cambio: me preguntaste "cómo estás?", "mal, gracias" respondí. Y todo comenzó.
A partir de ese día descubrí que había alguien con la paciencia de escuchar (leer) mis problemas. No importaba sí era un dolor de estómago o broncas con mi novia, tú estuviste siempre ahí, en línea, con la disposición entera de escucharme (leerme). Te convertiste en guardia de mis confesiones y aprehendí a quererte.
Tiempo después fuiste tú quien tuvo los problemas y yo el de la disposición. Me maravillaba ver (leer) cómo te expresabas de "esa basura homosexual" que era tu novio, realmente lo disfrutaba.
Charla tras charla me fuiste interesando más y más, tanto, que generé un sentimiento poco usual en alguien que se la pasa buscando idioteces en la red: me enamoré de ti. De hecho, me enamoré de una dirección de correo electrónico, esa dirección en la que ilusionado buscaba la leyenda "en línea" cada que me conectaba. Estaba enamorado de la mente porque no conocía el cuerpo. Pero hoy eso cambia. Estás aquí frente a mí, por fin, después de un año de chatear contigo al fin te conozco en persona. No sabía cómo eras, ni siquiera lograba concebirte en mi imaginación, pero ahora sé cómo eres y sólo puedo decirte algo: "¡pinche homosexual de mierda!"