Chat caliente (niños en uniforme)
Una madre lujuriosa y victima del insomnio se arma de valor para cogerse a su hijo caliente y nalgon.
De pronto me encontraba absorta mirando a mi hijo, el sudor bajaba por su pecho, sus pectorales se veían preciosos, sus brazos, sus piernas, dios mío ese hombre no era mi hijo y tenía un culo de diez, mi vagina se humedecía de verlo, me reprimía a mí misma pero no podía parar. Mi marido tocó mi hombre y yo volví a mi centro.
- Eduardo ha crecido tanto-. Me dijo mientras se sentaba junto a mí, estábamos en casa, mi hijo terminaba de cortar el césped y quitándose la ropa se arrojaba a la alberca, lo miraba desde las tumbonas del jardín y me babeaba por él.
- Es cierto amor… nuestro hijo ya es un hombre.
Las vacaciones estaban tan aburridas como siempre, estábamos esperando unos días para irnos a un hotel al caribe y entre tanto pasábamos nuestros días entre labores domésticas y en mi caso clases de yoga, y mi hijo sesiones maratónicas en el gimnasio, quería sorprender a las caribeñas decía a mí no me molestaba, llevaba meses soportando la monotonía de mi vida de casada admirando el cuerpo de mi hijo, dios mío que cuerpazo y lo mejor podía rozarlo, mirarlo y sabrosearlo sin que hubiera nadie que lo sospechara, era una simple relación madre e hijo. Esa tarde sin embargo mi excitación había llegado a nuevos límites mi vagina había comenzado a humedecerse y mi imaginación nos llevó a él y a mí a mi recamara… estaba asustada y tan cachonda que el resto del día sonreí de forma picara imaginando sus caricias, como le mordería un pezón o una de sus perfectas nalgas…
- ¿Estas nervioso por la universidad? -. le preguntó mi marido mientras cenábamos.
- Si, papa siento que ahora que me vaya de casa los extrañare demasiado a ambos…
- Amor-. Le dije mientras admiraba como su camisa sin mangas me regalaba una visión de sus brazos musculosos-. Te extrañaremos también pero así es la vida y pues cada fin de semana vendrás a darnos una visita.
- Tienes razón bueno y conocer nuevos compañeros y eso-. Sonrío y yo quería saltar la mesa y besarle mientras lo hacía.
Después de cenar, mi marido subió a su recamara mientras mi hijo y yo nos pusimos a ver un rato la televisión, bueno él estuvo en su celular todo el tiempo… tras unas hora mi hijo se despidió y yo me quede sola en la sala, en ese momento escuché la ducha y despacio subí a su baño y como siempre había dejado la puerta entre abierta, las cortinas de la ducha eran transparentes, lo eran desde que me percaté que mi Eduardo se bañaba con la puerta semi cerrada, y así pude ver su espalda y sus perfectas nalgas mientras el agua caía por su cuerpo, me retiré con esa imagen en mi mente y con esas ganas de agarrarle el culo… era lo que necesitaba.
Mi marido dormía como de costumbre, pero yo no, la imagen de mi hijo, el calor que azotaba el país no me dejaba y pensaba en ello cuando conectada en mi celular noté que mi hijo estaba conectado al whats app …
Amor no puedes dormir como mami?
Sí, el calor esta mortal…
Ni me lo digas.
De pronto algo me invadió a seguir una conversación ya no tan maternal…
Claro tanto calor hace que sólo tengo puesta unas braguitas… estoy durmiendo casi desnuda.
Mi hijo leyó el mensaje, pero no contestaba… estaba nerviosa y si ya no lo hacía… me había extralimitado.
Yo tampoco mami… sólo una trusa.
Amorcito… que rico.
Dios mío ¿lo había escrito realmente? De pronto una cara sonriente y un mensaje que me regreso el alma al cuerpo.
Lo mismo digo mami… papa debe estar muy contento de tenerte en la cama así…
Está completamente dormido y yo con esta calentura.
De nuevo leyó mi mensaje y ahora otro emoji aunque esta vez de enojo…
Amor voy a la cocina a tomar algo fresco… si quieres puedes bajar y bebemos algo.
Claro mamá… en cinco minutos te alcanzo.
Baje las escaleras nerviosa, saque un poco de jugo helado y una botella de vodka que siempre tengo para esas noches de insomnio, tomaba mi bebida cuando lo vi llegar, la casa estaba obscura sólo la tenue luz de la cocina pero allí estaba él en una trusa blanca, con su cuerpazo de hombre y una sonrisa de niño…
- Eduardo, pensé que no venias.
- Mami pensé que dormías sin nada-. Me dijo mientras tomaba su bebida.
- Lo hago, pero no podía bajar así-. Le dije mientras con mi mano, y esto debo decir fue un reflejo tocaba sus pectorales-. Gracias por venir así.
- De nada mami…-. Me miró como nunca lo había hecho nunca y yo no pude responder esa mirada, era la de un hombre a una mujer, retiré mis manos de su cuerpo, pero ya él se había vuelto al refrigerador y mientras lo hacía me había mostrado un par de nalgas preciosas…
- Pero que nalgas-. Dije sin quererlo, mi hijo me miró y de nuevo sonrío…
- Si quieres puedes tocarlas-. Y sin decir nada acercándose a mí, tomó mi mano y las llevo a su culo, yo lo tomé como siempre quise y las apreté con timidez.
- Esto no está bien-. Respiraba muy rápido y el cuerpo de él tan cerca del mío me hacía sentir nerviosa.
- Ya debo regresar a la cama, gracias por el trago mami-. Me dio un beso en la mejilla y se retiró.
La mañana siguiente desperté a las nueve de la mañana, había dormido como un lechon después de semejante aventura y de masturbarme como posesa al lado de mi marido. Tomé mi auto y me dirigí a mi clase de yoga, cuando volví me encontré con mi hijo que regresaba del gimnasio, nos saludamos y no tocamos más el tema fue un día normal, pero a la noche ya con mi marido dormido y mientras revisaba mi whats pude comprobar que seguía despierto.
Eduardo otra vez sin dormir?
Si, mami… veo que tu tampoco puedes dormir.
Con este calor nadie puede excepto tu padre.
Ahora duermo ya sin nada… estoy desnudo en mi cama mami.
No podía creer lo que me leía, me decía que estaba desnudo, de imaginármelo mi vagina comenzó a lubricarse y mi mente a imaginarme encima de él como una vaquera mientras me hundía su pene… estaba loca me dije.
Bueno en ese caso… ¿vamos a tomarnos algo a la cocina?
Eres una traviesa mami…
Yo sólo traigo un baby doll transparente.
En cinco minutos bajo.
Yo bajé antes y preparé los tragos, escuché que bajaba y me puse de espaldas a la mesa, quería que cuando bajara me viera en esa posición enseñándole todos mis atributos, pude sentir su respiración y como no me perdía mirada… la tensión era enorme. De pronto me habló.
- Mami te ves preciosa-. Cuando lo vi me quedé enmudecida, llevaba una toalla pequeña y su cuerpo brillaba en la oscuridad con la luz que se colaba de la luna.
- Amor tú también-. Me acerqué con el trago en mi mano y se lo di, pude ver que miraba mis senos operados que firmes se pavoneaban frente a él…
- Mami… yo no podría dormir si te tuviera a mi lado-. Nos reimos y bebimos en la oscuridad mirándonos sin tocarnos ni decir nada hasta que ambos terminamos y yo sin saber bien por qué le di un beso en la frente, él me tomó por la cintura. Respirábamos rápido y nos olíamos en la oscuridad.
- Tengo que regresar a la cama…-. Dijo él finalmente y dándome la espalda se quitó la toalla… sus nalgas se bamboleaban y sus piernas se marcaban a cada paso… lo miré subir las escaleras e imagine su pene, su sonrisa y allí mismo donde cocinaba me masturbe en silencio.
Sabía que todo cambiaría a partir de esa noche, era mediodía y yo regresaba descansada y relajada de una sesión de yoga… estaba como después de dichas sesiones con toda mi energía canalizada, cuando abrí la puerta mi hijo me tomó por detrás, él también regresaba, pude oler su cuerpo sudoroso, era el olor de un hombre…
- Llegamos sincronizados-. Me dijo dándome un beso en la mejilla.
- Debe ser el destino-. Dije sonriendo y entrando a la casa.
- ¿me extrañaras mami?
- Con todo el corazón hijo… verte llegar así todo emocionado por vivir… y sobretodo después de trabajar ese cuerpo tuyo…
- ¿Te gusta mi cuerpo mami? -. me lo dijo acercadose.
- Como no gustarme eres todo un hombre…-. Le di un beso de nuevo, pero esta vez más cerca de la boca.
- ¿Qué te gusta más de mi cuerpo?
- Amor… soy tu madre esas preguntas no están bien del todo-. Le dije su olor me ponía mal, me estaba llevando a otro mundo.
- Vamos mami en unas semanas ya no me veras tan seguido…
- Tus nalgas… amorcito me ponen loquita tus nalgas-. Me miró y se río.
- Te gustan mucho ¿verdad?
- Eso es una de las cosas que más voy a extrañar de verte llegar de la prepa…
- ¿Qué mamita?
- Verte llegar con tu uniforme y pues…
- ¿Te gustaba como se me veía?
- Perdón creo que no…
Me quedé sola mientras mi hijo subía las escaleras, se había ido y me había dejado allí sola, estaba por subir a mi cuarto yo también cuando lo vi bajar, con su uniforme completo, su camisa polo que le apretaba y le hacía ver masivo justo ahora que terminaba de entrenar y su pantalón azul que le hacia un trasero de infarto…
- No tienes que extrañarlo aquí está mami…
Me le abalancé como una loca… le besé… toque sus pectorales, sus bíceps y sobre todo toque su culo como siempre quise hacer desde que cumplió los 17 y se puso tan bueno… él me arrancó los botones de mi blusa y liberó mis senos, la sesión de yoga había abierto mis sentidos, su olor a sudor, sus labios en mis pezones, sus dedos tocando mi espalda me hacían volar… su piel la podía saborear a través de las yemas de mis dedos, yo gemía y aullaba, luego de él el espíritu animal de apodero y con un rugido me arrancó mis leggins.
- Mami verte con esta ropa me pone como loco… a mí también me pone tus nalgas…
Mi cuerpo tembló y se acopló por completo al de él, le quite el pantalón y por primera vez vi su pene erecto, mi boca lo recibió como una golosina y la devoré con gula… pero no por mucho tiempo pues mi hijo me levantó con toda su fuerza y me lanzó al sillón de la sala… a cuatro patas yo gemía de placer y abriendo con sus dedos mis labios me penetró por primera vez, quisiera describir como su pene se fue abriendo paso, como cada centímetro suyo en mi me hacía tocar nuevas alturas de placer pero escapa a cualquier intento.
Cogimos una y otra vez… su pene entró tantas veces en mí que no podía creer que toda esa pasión no nos hubiera explotado en las manos antes, su cuerpo me tenía loca, y el mío a él también. Cuando su padre llegó a cenar nos encontró exhaustos, pero no preguntó incluso se alegró cuando juntos los tres nos fuimos a dormir.
Desperté a eso de las 2 de la mañana, tal parece que él también pues recibí su mensaje.
Mami desperté sudando… de nuevo tuve que quitarme las trusas, de nuevo dormiré desnudo.
Ya no contesté….
En su lugar mi hijo tuvo que hacer esfuerzos enormes para que yo no gritará como quería mientras lo montaba en su propia cama.