Chat caliente

Una mujer conocida en un chat me usa para su placer

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Esta historia es verídica, pero cambiaré los nombres de las personas por discreción.

Me llamo Juan, vivo en Valladolid. Tengo 40 años, y me cuido haciendo deporte corriendo y nadando. Mido 178, tengo ojos verdes, dicen que bonitos, un cuerpo grande que me gusta llevar rasurado para que los pelos no molesten a la hora de recibir masajes y por estética.

Mi historia comienza una noche en la que estaba son sueño y me metí a cotillear un rato en una web de contactos muy conocida. Me gusta pasar un rato de risas en estos sitios y de paso conocer gente con aficiones comunes, pero esa noche el destino me guardaba una sorpresa en forma de mujer madura de 54 años, morena pelo corto, cuerpo con curvas pero bien cuidado.

Empezamos a hablar de nuestras coincidencias en gustos de cocina, de música y en el placer que nos proporcionan los masajes.

Me gusta recibir masajes, pero más darlos, pero Patricia me propuso un masaje muy especial, dejándola hacer. Me encanta que una mujer tome las riendas así que dejé que me explicase lo que me haría. Me gusto y puso tanto el tema que me describió que quedamos para dos días después, en pasar una tarde y poner en práctica esa fantasía si nos gustábamos una vez que nos viésemos en directo.

Quedamos en una cafetería discreta de Valladolid. Yo me puse unos vaqueros ajustados y un polo, bien afeitado y con mi perfume favorito de Gautier. Ella apareció con un vestido veraniego, sin mangas, con un escote redondo que dejaba intuir unos pechos bonitos y generosos y de una longitud suficiente para que al sentarse se le viesen buena parte de sus muslos pero sin ser escandaloso.

Estuvimos charlando y sacamos el tema del masaje, después de haber roto el hielo. Ella me dijo que me quería entero desnudo para ella. Y yo no me resistí.

Nos fuimos a un motel cercano y muy discreto y allí empezó a darme órdenes.

Desnúdate, dúchate y túmbate en la cama boca abajo y me esperas así. Yo me dí una ducha rápida y me tumbé como me dijo. Ella estuvo en el baño trajinando un rato y o intrigado estuve esperando.

Por fin salió y sentí que se sentaba sobre mis piernas. Note sus piernas desnudas, por lo que supuse que estaba en ropa interior. Noté como derramaba aceite caliente por mi espalda y empezaba a masajearla. Yo relajado la dejé hacer. Luego pasó  a mis piernas y empezó a rozarme el culo. Me encanta que me lo toquen y lo estaba deseando pero Patricia me hacía sufrir sabiendo de mis gustos. Empezó a separarme las piernas y a subir sus manos, rozándome los huevos y la polla que ya estaba medio dura y me había ordenado poner apuntando hacia abajo. Derramó aceite caliente en la raja de mi culo y empezó a deslizar sus dedos por ella desde la rabadilla hasta los huevos. Mis gemidos ya no se podían reprimir. Súbitamente noté algo duro. Me dijo relájate que vas a tener el mejor orgasmo de tu vida. Noté un vibrador entrar poco a poco en mi culo. Era un plug anal de los que se van ensanchando y me lo dejó metido. En ese momento me ordenó darme la vuelta.

Y la vi. Desnuda, con brillo en los ojos, los pezones erizados. Mi polla estaba a mil. Sin decir nada se subió encima y se la metió. Su coño estaba calado. Yo deseaba comérselo pero no me dejó, estaba en sus manos. Empezó a follarme metiendo y sacando el plug de mi culo, las sensaciones eran bestiales. No me dejaba tocarla, solo notaba mi culo abierto y su coño húmedo deslizarse por mi polla. No te corras, aguanta que quiero más, me dijo. Yo aguantaba como podía. Ella empezó a gemir y moverse más rápido y se corrió. Yo lo estaba deseando pero no era el momento. Tu ahora me secas el coño con tu lengua, te relajas y ya te diré cuando y cómo te correrás.

Estaba en sus manos y me encantaba…..

Si queréis opinar en vitines_a@hotmail.com