Charo. Vacaciones en Marbella

Charo tiene una semana de vacaciones, y decide irse a Marbella, a disfrutar.

Este es el relato de la historia de Charo, una madrileña de 29 años, con unos días libres, en su trabajo, que decide irse de vacaciones a Marbella, y, su vida, comienza a cambiar, cuando, por sus ganas de fumar, nos encontramos.

Charo narra su propia historia

El inicio de la historia; presentación de Charo

Tenía una semana de vacaciones, que la empresa me debía, y, decidí ir con una amiga, a Marbella, un lugar con playa, en el que desconectar, durante casi una semana, cargar pilas, y disfrutar.

Justo, la noche antes, cuando ya tenía la maleta preparada y todo, mi amiga, con la que me iba a ir de viaje, me llamó, con gesto, y voz, de preocupación, y, me dijo que, en su trabajo, la habían llamado para una urgencia, y, no habría viaje, para ella.

Yo, que siempre he amado viajar, decidí, no echar a perder la reserva del hotel, que ya había hecho, así que, al día siguiente, me levanté temprano, agarré el coche, y, tras algo más de 5 horas de viaje, me planté en Marbella; con buena música y buen tabaco, fumando uno tras otro, el viaje en solitario, no se me hizo tan cuesta arriba.

Durante el viaje, se me ocurrió, que, al ir sola, sería una buena ocasión, para probar algo, que siempre había querido intentar, pero, nunca lo había logrado, ir a una playa nudista, y tomar el sol en bolas...

Llegué al apartamento, que había reservado, apenas una habitación, con dos camas (Se suponía, que la otra, era para mi amiga, que ya no pudo acompañarme en el viaje), un salón, con un buen sofá, una mini cocina, y un baño, pero, eso sí, lo mejor, las vistas, pues tenía una bonita terraza, con vistas a la playa.

Dejé las cosas en el apartamento, me cambié para ir a dar un paseo por el paseo marítimo, y, buscar un sitio donde comer, porque, era ya la 1 de la tarde, cuando empecé a salir a la calle.

Durante el paseo, vi a una mujer, que iba muy tatuada, brazos, piernas, espalda..., y sentí mucha envidia, no sé, por qué, pero, me entraron, de repente, ganas de parecerme a ella.

Tras dar un buen paseo, me entró algo de hambre, así que, por casualidad, di con un pequeño chiringuito, que estaba casi vacío, pero, tenían menú del día, así que, entré, y me senté en la terraza.

En el restaurante de Marbella. Primer encuentro con Alfonso.

Sólo había una persona más, en la terraza, un hombre, de unos 30 años, uno más de los que tengo yo, trajeado, que se estaba fumando un puro y bebiendo un whisky, mientras trasteaba con una tableta.

Yo, saqué un cigarrillo del paquete, y un mechero, pero, no sé por qué, el mechero, no funcionaba bien, y, no había forma de encender el cigarrillo.

Al ver que, el hombre del puro, era la única esperanza, para poder fumar, fui a su mesa, con un poco de apuro, pero, no había otra opción, si quería fumar, que, intentar pedirle fuego.

Alfonso, que así se llamaba el hombre, me sonrió, sacó un bonito mechero, y, me ayudó a encender el cigarrillo

Noté, por su acento, que no era de Andalucía, parecía de Madrid, como yo, así que, por sacar un poco de conversación, le pregunté, y, sí, me estuvo contando, que era de Madrid, y que estaba viviendo en Málaga, por temas de trabajo.

Poco a poco, siguió la conversación, el camarero llegó, para tomarme nota, y, le preguntó a Alfonso, si íbamos a ser 2 en la mesa, en lugar de 1 solo, y, Alfonso, le respondió, con toda naturalidad, que sí, que mesa para 2.

Yo, aún sorprendida, me senté en una de las sillas que había en la mesa que Alfonso ocupaba, y, sin darme cuenta, Alfonso, ya había pedido al camarero, la comida para los 2.

Seguimos la conversación, yo le expliqué a Alfonso, que había huido, un poco, de Madrid, buscando desconectar, que mi amiga me había dejado plantada, en el último momento, casi, pero que,

aun

así, había decidido, hacer el viaje.

Yo, le pregunté a Alfonso, por su trabajo en Málaga, y, Él, me respondió, con la misma naturalidad, con la que antes había dicho, “Sí, mesa de/para 2”, que trabajaba, ayudando a narcos, en temas legales y de empresas.

Le pregunté si Él consumía drogas, y, me

respondió,

que no, porque, su madre había muerto, a causa del consumo de drogas, pero, que, si yo quería, podría consumirla. Me cuesta decirlo, pero, la idea, me excitó.

De algún modo, según me contó, estaba cumpliendo uno de sus sueños, pues era el mejor momento, al estar soltero, y no tener ninguna pareja de ningún tipo, que le coartara, a la hora de tomar decisiones, o de acudir a trabajar, a la llamada urgente de alguno de los narcos para los que Alfonso, trabajaba.

Yo notaba, según iba hablando con Alfonso, que mi coño, se estaba empezando a humedecer, pero no sabía muy bien, a qué atribuirlo, me estaba poniendo, algo nerviosa, pero, sin saber el motivo.

La pura curiosidad, unida a como se iba desenvolviendo la conversación, me llevó a preguntarle a Alfonso, si, en algún momento, se habría planteado, tener pareja, y, su respuesta, hizo que mi coño, se pusiera aún más húmedo, y que yo, empezara a excitarme, aún más, y, a ponerme más nerviosa.

La conversación, fue algo así:

Charo (Yo): “Alfonso, ¿Cómo es que no tienes pareja, no te gustaría tenerla?”

Alfonso: “Es que busco a alguien, muy especial, verás, a mí, me va el BDSM, me gusta el dolor, hacer sentir dolor, a una mujer, que sea sumisa, masoquista, que le guste sufrir; me encantaría encontrar una mujer, a la que cambiar, por completo, su vida, que sea atrevida, sin miedos, sin vergüenzas, sin nada que perder, y mucho que ganar, que quiera un cambio de aires y de vida, radical...”

Yo, me quedé sin saber muy bien, qué decir, pues, sin duda, era algo que no me esperaba, y menos, de alguien, que parecía, tan normal, aunque, quizás, sí que es cierto, que le gustaba tener la vida bajo control, y, disfrutar de ella, a tope.

De nuevo, la curiosidad, pudo conmigo, y le pregunté, a Alfonso:

Yo: “Bueno, Alfonso ¿Qué cambiarías de mí, si yo me dejara modificar?”

Alfonso: “Te tendría que ver, desnuda, y, al natural, por completo, para decírtelo, Charo; si, la curiosidad te mueve, como parece ser que es así, te propongo que vayamos a mi casa, al acabar de comer, y, lo vemos, con calma”

Yo, no sabía muy bien, qué hacer, tenía dos opciones, y, la curiosidad, me estaba matando, por dentro,

uniéndolo

a lo cachonda que me estaba poniendo...

  • Si le decía a Alfonso que no, me iba a quedar sin saber, qué me haría, algo que, quizás, podría cambiar mi futuro
  • Si le decía que sí, podría suponer, no volver a Madrid, en mucho tiempo, y, solo de visita...

Al final, la curiosidad, me pudo más, y, le dije que sí, que me iría a su casa, y que, hablaríamos con calma.

Al acabar la comida, a la que, Alfonso, me invitó, nos fuimos hasta donde estaba su coche, un

Cayenne

, algo viejo, automático, y con tapicería de cuero y muchos km.

En la casa de Alfonso, en Marbella

Llegamos a su casa, que estaba en una urbanización, que parecía muy lujosa, miré un cartel, en la entrada, que ponía, algo así, como “Sierra Blanca”.

La casa de Alfonso, era enorme, tenía una piscina fuera, y una bonita parcela, estaba bien decorada, el cuero, predominaba, sobre todo, en los sofás y sillones, y, había muchos relojes, y televisiones, de gran pantalla, así como algunos ordenadores, por las diferentes estancias de la casa; era un casoplón.

Nada más llegar, aparecieron dos personajes, que os paso a describir:

  • Nobita

, un perro, de raza Pastor Alemán, propiedad de Alfonso, y que le hacía compañía * Daniela, la asistenta de Alfonso, una venezolana, con las tetas operadas, un culo, de impresión, muchas pecas, morenaza, y con aparato dental, y que, nada más verla, desnuda, salvo por unas botas, al muslo, y con taconazo, que llevaba puestas, porque estaba así, tomando el sol en el jardín de Alfonso, me entraron ganas de comérmela entera, y, mi coño, se humedeció, por la impresión. Alfonso me la presentó, y me dijo, que estaría a mis órdenes, si yo aceptaba la propuesta que Él, iba a hacerme, y de la que empezamos a hablar, a continuación.

Nos sentamos en el sofá, y, Alfonso, sacó, de una caja de madera, dos puros, me dio uno a mí, y me lo encendió, y, Él, se encendió, otro puro, de la misma caja.

Alfonso puso un cenicero, para dejar la ceniza, y, no llenar todo de mierda.

La propuesta que me hizo Alfonso

Primero, antes de empezar a desnudarme, me estuvo contando, Alfonso, lo que tendría que hacer, si decidía aceptar su propuesta, de modificarme, y ayudarme, a cambiar mi vida:

  • Me tendría que mudar, con Él, a su casa, allí, en Marbella, Él, correría con todos los gastos, al principio.
  • Tendría que acompañar a Alfonso, a los sitios que Él me pidiera; desde salir a cenar, hasta ir a fiestas y, a algunas reuniones de trabajo, pues, con algo de suerte, le podría ayudar con mis conocimientos de Economía.
  • Tendría, a mi disposición, a Daniela, la asistenta, para lo que quisiera, incluido a nivel sexual, pues, Alfonso, se había dado cuenta de

cómo

me la había comido con la mirada. * Tendría que trabajar, en alguno de sus negocios, todos legales, para poder valerme por mí misma, y tener trabajo * Tendría que vestir, a su gusto, aunque, acorde a las temperaturas de Marbella, iríamos de compras, para actualizar mi vestuario * Tendría que estar siempre a punto, para Él, eso suponía, peluquería, gimnasio, manicura... * Tendría que follar, aparte de con Él, con quien Él dijera, incluso si era con una mujer, y, sólo podría negarme, si me ofreciera a una persona menor de edad (Algo que, nunca pasaría, pues era uno de sus pocos límites) * No habría problema, en que fumara, de hecho, le excitaba a Alfonso, que lo hiciera; en cuanto a droga, si quería probar alguna sustancia, bastaría con pedírselo a Él, y, me la haría llegar, no importaba, si me hacía adicta, a lo que fuera. * En la playa, tendría que hacer topless, al menos, aunque, Él prefería que hiciera nudismo, cuando fuera posible. Eso, me puso muy cachonda, pues era algo que siempre había querido probar, de hecho, y como ya os he contado antes, al ir sola, lo tenía en mente, para el día siguiente... * Una vez que, me viera desnuda, me diría que más cosas, a nivel de modificación corporal

Lo que Alfonso me ofrecía, aparte de ponerme cachonda, no me parecía excesivo, así que, no pude oponerme a nada, estaba de acuerdo en todo, y, lo veía bien.

Haciéndole a Alfonso, la primera felación.

Llegó el momento de desnudarme, ya en alguna ocasión, me había tenido que desnudar, delante de un hombre, así que, no me dio demasiado apuro, tener que hacerlo, delante de Alfonso.

Cuando ya me había quitado, el vestido largo y colorido, que llevaba, y que me dejaba parte de la espalda, al aire, me quedé en sujetador, y tanga, ambos de color negro, que marcaban mi figura, y dejaban, mi cuerpo natural, en buen lugar.

Alfonso me ordenó, que parase, que, el sujetador y las bragas, prefería quitármelas, Él mismo.

Alfonso, me desabrochó, con cuidado, el sujetador que llevaba, y lo apartó, para dejarlo sobre una mesa de centro, que había en su salón, dejando mis tetas, naturales y de tamaño normal, al descubierto, claro está, con las marcas del bikini, pues llevaba ya tiempo, sin tomar el sol.

Me estuvo tocando las tetas, mis pezones se estaban poniendo duros; me dijo que le gustaban, aunque, quizás, una cirugía, para poner una o dos tallas más, no me vendría mal, pero que, lo hablaría con Natalia, una amiga suya, cirujana plástica, que vendría a Marbella, a lo largo de la semana, y, me haría una visita, para verme las tetas, y, asesorarme con la cirugía.

Después de sobarme las tetas, yo estaba cada vez, más caliente, y, sinceramente, me estaban entrando ganas de follar, más concretamente, de que, Alfonso, me follase, ahí mismo, y, me empezara a someter.

Alfonso, me bajó el tanga, y vio algo, que no le gustó nada, pues, mi coño, estaba sin depilar, no me lo había arreglado, porque, la idea de la playa nudista, se me ocurrió en el coche, pensaba haber ido a algún centro de estética, por la tarde, y arreglar la zona, mi coño, pero, las circunstancias, me lo habían impedido.

Tuve que esperar, a petición de Alfonso, unos minutos, a que Alfonso, volviera al salón, porque, “Iba a por algo, y ahora volvía”

Volvió con una maquinilla de depilar el coño, y una toalla, que puso sobre el suelo, y, sin darme opción, me ordenó que me tumbara, y, se empezó a oír el ruido de la maquinilla, cortando el pelo de mi coño, y dejándomelo, como el de una niña pequeña, suave y sin un solo pelo, en esa zona.

Después, Alfonso, dejó la maquinilla, sobre un aparador, que había en el salón, y, de nuevo, sin darme opción a reaccionar, metió uno de sus dedos, en mi coño, ahora ya libre de cualquier pelo.

Yo gemí, de placer, pues, estaba disfrutando, y estaba ya muy cachonda, ya digo, quería que Alfonso me follase, ahí mismo.

Tantas ganas tenía

,

yo, de hacer algo que, sin saber cómo, cuando tuve cerca la posibilidad de poder bajarle los pantalones que llevaba a Alfonso, me llené de valor, y me abalancé sobre el botón que los sostenía, y se lo desabroché, para que se le bajaran, y, una vez ya abajo, hice lo mismo con su calzoncillo, dejando al descubierto, su enorme polla.

Alfonso, lejos de enfadarse, por mis ganas de polla, se dejó hacer, y no opuso resistencia, cuando me empecé a meter su polla, en mi boca, y, comencé a chupársela, con fuerza, porque, ya digo, estaba muy cachonda, y, desesperada, quería que pasara algo.

Ni siquiera me preocupé, por donde iba a ir a parar el semen de Alfonso, cuando se corriera, yo se la estaba chupando, y, si me lo tenía que tragar, lo iba a hacer, y, además, lo iba a disfrutar; estaba de vacaciones, nadie me iba a ver, y yo, quería pasarlo lo mejor posible.

Cuando Alfonso se corrió, lo hizo en mi boca, fue algo que, ni siquiera consultó conmigo, lo que hizo, que me pusiera, aún más cachonda.

Al acabar la felación, yo, que llevaba solo el calzado, unas sandalias que me había puesto, para pasear por la playa, me volví a sentar en el sofá, y, Alfonso, me acompañó.

Alfonso: “Me gusta, Charo, que tengas iniciativa, no me esperaba que me fueras a hacer una felación, aunque, era algo que te iba a pedir, y, lo has hecho muy bien”

Yo: “Generalmente, no suelo tener tanta iniciativa, pero, no sé

qué

me está pasando, en realidad, me cuesta reconocerme, serán las vacaciones y, el estar aquí, sola, sin amigas...”

Alfonso: “Bueno, Charo, ahora que ya te he visto desnuda, me gustaría decirte que, aparte de las tetas, también me gustaría tatuar tu cuerpo, y ponerte piercings, en las tetas y en el coño, bueno, no yo, que apenas sé dibujar, ni, tampoco, perforar, pero, te llevaré a un tatuador, para que deje tu espalda, con un bonito tatuaje, que, por supuesto, yo elegiré”

Yo (Aún, no sé por qué dije esto, pero, lo dije, y, no me arrepiento): “En realidad, Alfonso, me gustaría tatuarme mucho más, ambos brazos, por ejemplo, me encantaría ir muy tatuada, además, aquí en Marbella, la gente va llena de tinta, no desentonaría”

Alfonso: “Por mi parte, no hay problema, siempre me han gustado las mujeres, muy tatuadas”

Miré el reloj, y eran las 18:00, llevábamos ya dos horas hablando, y, haciendo cosas, que se me habían pasado, volando.

De repente, me sonó el móvil, era mi madre, que quería saber, cómo estaba, tuve que atender la llamada, pero, no la alargué mucho, lo suficiente, como para poder decirle, que estaba todo bien, y, que estaba disfrutando; obviamente, no le dije que, sólo iba a volver a Madrid, a recoger mis cosas, y, a despedirme...

Durante la comida, Alfonso me preguntó, donde me estaba quedando/alojando, y yo, le expliqué lo del apartamento, que había alquilado, para pasar la semana.

Alfonso me dijo, después ya de la felación, y haber hablado, que, pasáramos por el apartamento, recogiera la maleta y las cosas, y, después, volveríamos a su casa, para arreglarnos, e irnos los dos solos, a una cena romántica, para celebrar nuestro encuentro.

Por el dinero de la estancia, Alfonso me dijo que no me preocupara, que Él se haría cargo de los gastos del apartamento, de la reserva, en la que no iba a dormir, ni un solo día.

En el apartamento alquilado.

Agarramos, de nuevo, el

Cayenne

de Alfonso, y fuimos hasta donde estaba el apartamento, que había alquilado, para pasar la semana de vacaciones.

Nobita

, el perro de Alfonso, se montó en el coche, y se vino con nosotros.

Al llegar, Alfonso habló con el recepcionista, que, por la mañana, me había atendido para darme la llave del apartamento, y le dijo que, me había surgido un asunto importante, y que me tenía que volver a Madrid, por lo que iba a dejar el apartamento libre, y que, sentía las molestias.

Subimos al apartamento, recogí lo poco que, horas atrás, había dejado guardado en los armarios y cajones, mis cosas, las metí en una maleta, revisé bien, que no me dejara nada, y, fuimos, de nuevo, ya con la maleta, a donde estaba mi coche, y, al

Cayenne

de Alfonso, para volver a su casa.

Yo, agarré mi coche, un SEAT Ibiza, y, Alfonso, claro está, agarró su

Cayenne

.

Volviendo a casa de Alfonso, de camino.

De camino a su casa, Alfonso, aparcó el coche, en un sitio que estaba libre, me hizo una seña, para que yo, aparcara el Ibiza, nos bajamos, los 3 (

Nobita

y Alfonso, del

Cayenne

, y, yo, de mi Ibiza), de nuestros respectivos coches, y fuimos a dar, tomados de la mano, un paseo por el paseo marítimo, yo estaba, algo confundida, pues el día estaba siendo, muy intenso, pero, a la vez, muy excitada, porque, estaba deseando que llegara el momento, en el que, Alfonso, me follase, y me dejase destrozada...

El hecho de verme, junto con Alfonso y

Nobita

, me hizo pensar, si éramos una familia...

Por supuesto, durante todos los trayectos en coche, yo fui fumando, uno tras otro, y, Alfonso, me los iba encendiendo, pues, al parecer, a Alfonso, le excitaba mucho, verme fumar, a pesar de que Él, sólo fumaba puros.

En el próximo capítulo, os contaré, lo que pasó esa noche, la primera vez que, Alfonso, me folló...

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