Charo. Vacaciones en Marbella 5
Siguiente parte del relato, Charo pasa su primera mañana, en el gimnasio, con Claudia, y, conoce a Alba...
Este es el quinto capítulo, del relato de la historia de Charo, una madrileña de 29 años, con unos días libres, en su trabajo, que decide irse de vacaciones a Marbella, y, su vida, comienza a cambiar, cuando, por sus ganas de fumar, nos encontramos.
Charo sigue narrando su propia historia
Al día siguiente, en la casa de Alfonso, en Marbella 07:30
Me despertó una voz femenina. De nuevo, no podía ver.
Al oído, me decía: “Buenos días, es hora de levantarse, tienes que ir al gimnasio”
Reconocí la voz, era Daniela, y sonreí, pidiendo 5 minutos más, pero, Daniela, no me dejó, me quiitó la sábana...
Daniela, me tomó de la mano, y me dijo que me iba a ayudar a ducharme, que no me quitara el antifaz, que ella ya me lo quitaría, como hizo Alfonso, el día anterior, al llegar a la cocina, para desayunar.
Fuimos hasta el baño de Alfonso, empecé a oír, el sonido del agua, que ya salía del grifo de la ducha; tenía ganas de mear, así que, en cuanto que Daniela pasó el grifo del agua, por mi coño, el pis salió, intenté que le salpicara a Daniela, pero, no estaba muy segura de haberlo conseguido.
Noté como Daniela, me iba enjabonando, y, duchándome, de vez en cuando, metía uno de sus dedos, en mi coño, yo lo notaba, y, me excitaba.
Después, noté que el agua se apagaba, ya no oía su sonido, y, Daniela, comenzó a secar mi cuerpo, al acabar, sentí sus labios, me estaba besando, la sensación, fue, realmente especial, quizás al no poder ver, lo sentí, aún mejor.
Volví a sentir la mano de Daniela, que me indicaba que ya íbamos a bajar a desayunar, me estuvo ayudando con las escaleras, que era, lo más peligroso, al no ver, y, con un poco más de destreza, que el día anterior, llegamos a la cocina.
Ya en la cocina, volvió la luz, aunque, sinceramente, la idea de desayunar, sin poder ver, y que, Daniela, me hubiera tenido que ayudar, o, incluso, darme el desayuno, me ponía muy cachonda, tal vez, algún día, cuando ganara algo más de destreza a ciegas, se lo pediría a Alfonso, pensé.
El desayuno, en cuanto a comida, más o menos, igual que el del día anterior, al parecer, a Alfonso, le gustaba empezar el día con fuerza.
Nobita
, estaba, también en la cocina; no os he comentado, pero, al parecer, a
Nobita
, le encantaba vernos follar, casi siempre que follábamos, estaba ahí, vigilando...
Hablando de Alfonso, aún no le había visto, no sabía dónde estaba, así que, le pregunté a Daniela:
Charo (Yo): “Daniela, ¿Alfonso ya no está en la casa?”
Daniela: “No, Charo, Alfonso sale muy temprano a trabajar, quizás te avise para comer, estate atenta al celular”
Durante el desayuno, yo, estaba ya cachonda, la ducha, me había activado, y, la perspectiva de pasar el día, con Claudia, me gustaba mucho.
Recordé que, Daniela, tenía algo pendiente conmigo, así que, se lo dije:
Yo: “Daniela, si quieres, podemos continuar, ahora mismo, lo que ayer dejamos pendiente, me estabas comiendo el coño, cuando Alfonso apareció...”
Daniela: “Me encantaría, pero, me temo que no va a haber tiempo, a las 9 en punto, Claudia pasará por aquí a recogerte, para ir contigo al gimnasio, tendrá que ser en otro momento, pero, sí, lo tenemos pendiente”
En torno a las 08:30, subí a la habitación de Alfonso, Daniela me acompañó, para ayudarme a vestirme, pues, a desayunar, había bajado totalmente desnuda y descalza.
Fui a buscar la ropa, para vestirme para ir al gimnasio, pero, sobre la cama, ya estaba, Alfonso la había seleccionado por mí.
La ropa que me puse para mi primer día de gimnasio con Claudia
- De ropa interior, un tanga, que cubría apenas mi coño, y, tenía una abertura, que lo dejaba muy expuesto. Nada (Ningún sujetador) para mis tetas...
- Un pantalón corto, negro, que marcaba mi culo, y, también, tapaba lo justito
- Un top deportivo, que dejaba mis pezones, muy marcados, se veía que era la única capa que llevaba, en la zona de mis tetas.
- Unas botas, deportivas, pero altas, y sin tacón, parecían, de boxeo.
Ya vestida, bajamos al salón, a esperar a Claudia, que dijo que llamaría al timbre, cuando estuviera en la casa, para que saliera, y, agarrar su coche, para llevarme al gimnasio.
Daniela me había preparado, una bolsa, de gimnasio, con ropa limpia, para que me la pusiera, al acabar de ducharme, en el gimnasio, tras hacer deporte; pero, me pidió que no viera su contenido, hasta que estuviera ya duchada en el gimnasio.
A las 09:05, sonó el timbre de fuera, era Claudia, que ya estaba allí, me despedí de Daniela, con un beso en la boca, y salí a buscar a Claudia.
De camino al gimnasio, con Claudia
Vi a Claudia, que se había bajado del coche, y, me estaba esperando, llevaba, más o menos, lo mismo que yo, también se le marcaba todo su cuerpo.
Nos besamos en los labios, a modo de saludo, y, agarramos su SEAT León, para ir hasta el gimnasio.
Claudia: “Hoy, por ser el primer día, estaremos solo un par de horas, además, a las 12:30, tienes cita en la peluquería de Lorena, para hacerte un pequeño cambio de look, pero, no te asustes, que, seguro, te gustará”
Charo (Yo): “Vale, Claudia, ¿Qué tipo de ejercicios haremos en el gimnasio?”
Claudia: “Un poco de todo, sobre todo, los que te permitan tener unos abdominales, de impresión, que es lo que le gusta a Alfonso”
Yo, dudaba un poco, el deporte, no era lo mío, pero, había que hacer un pequeño esfuerzo.
**Ya en el gimnasio
y primer encuentro con Alba**
Llegamos, y, la recepcionista de la entrada, saludó a Claudia, que le dijo
quién
era yo, y, pasamos al vestuario femenino
Lo que vi en el vestuario, me dejó impresionada, había auténticos cuerpazos, me daban mucha envidia, por lo que, en ese momento, me propuse, algún día, poder ser como alguna de ellas, aunque tuviera que trabajar duro, y, entrenar mi cuerpo.
Antes de pasar, a la sala con las máquinas, Claudia, sacó una bolsita con cocaína, preparó 3 rayas, dos de ellas, se las metió ella, y, la otra, me la metí yo, “para cargar energía”, según me explicó, Claudia
En el gimnasio, ya en la sala de entrenamiento, Claudia, saludó a alguien, una amiga suya, que, desde que la vi, llamó mi atención, enseguida sabréis el porqué.
Descripción de Alba, la amiga de Claudia
En torno a 165cm de altura, rubia, teñida, y de pelo corto, muy corto, de hecho, tetas naturales, cuerpo natural, pero, con varias, (porno decir, lleno de) cicatrices.
Llevaba un collarín tipo
Philadelphia
, en el cuello, que le impedía casi moverlo, en el ojo derecho, llevaba un parche negro, y, en los diferentes miembros de su cuerpo (Brazos y piernas), diferentes aparatos de ortopedia.
En los dientes, llevaba un aparato, que sobresalía, y, destacaba, casi le impedía comer, o, al menos, eso parecía...
Ver a Alba, era, sin duda, impresionante, llamaba la atención, sobre todo, las cosas que llevaba en su cuerpo, luego os contaré el porqué de llevar tantas cosas.
Os tengo que confesar que, ver a Alba, con tantas cosas, me puso muy caliente, sin saber muy bien porqué...
Siguiendo las indicaciones de Claudia, que se notaba que iba al gimnasio con asiduidad, estuvimos un par de horas, Alba, Claudia y yo, haciendo diferentes ejercicios, sobre todo, para empezar a fortalecer mis abdominales, y, poco a poco, lograr una tableta de chocolate, por así decir, que, a Alfonso, le impresionara, y, poder ser la envidia de otras mujeres.
A las 11:30, Claudia dijo que, por ese día, ya estaba sacado el moco, que era hora de darse una ducha, para ir a la peluquería.
Fuimos, de nuevo, al vestuario, y, nos empezamos a desnudar, para ducharnos; me metí con Claudia en una de las duchas, y, vi como Alba, se metía, en otra, pero, ella sola.
La ducha con Claudia, tuvo que ser rápida, pues íbamos con el tiempo justo, para pasar el rato, hasta las 12:30, hora de la cita en la peluquería de Lorena, Claudia le había dicho a Alba, que tomaríamos un café, para que Alba, me pudiera contar su historia, que era alucinante.
Salí de la ducha, con Claudia, un poco apenada, porque, de haber tenido tiempo, me la habría follado, allí mismo, tenía muchas ganas, seguía
estando
muy caliente, y, hacer deporte, me había puesto, aún más cachonda.
Me fui a buscar la bolsa de deporte, que Daniela me había preparado, y, me empecé a vestir.
Vistiéndome para ir ya a la calle, a seguir con el intenso día, a nivel sexual
- Había un tanga, negro, que me marcaba, especialmente, el culo, pero, en lugar de ponerme ese, fui un poco cochina, y, me puse el que llevaba antes, el abierto, por si a Claudia le apetecía, meterme sus dedos en mi coño, en público
- Me puse un vestido, corto, negro, algo escotado, pero, que me quedaba genial
- Unas medias, negras
- Y, unas botas, altas, negras, de no mucho tacón, pero, me empezaban a gustar, me estaba acostumbrando.
Todo esto que me puse, lo habíamos comprado, la tarde anterior, no había sorpresas.
Una vez ya vestidas, fuimos a la salida, donde, Alba, ya nos estaba esperando, nos despedimos de la chica de recepción (Que iba vestida con el uniforme del gimnasio, y, estaba buena, para qué negarlo, daba buena imagen), y, fuimos a buscar un bar, en el que tomar un café, o, eso pensaba yo...
La historia de Alba
Nota del autor: Lo que viene, a continuación, es duro, y, de alto voltaje, si eres impresionable, o te da miedo, no lo leas, lo entenderé
Pasamos por una tienda, de las que abren siempre, y, Claudia, compró 3 latas grandes, de bebida energética, y un paquete de berlinas (Un dulce industrial, cargado de grasa y de chocolate), fuimos a un parque, y, nos sentamos en un banco.
Alba me contó que, no había querido ir a ningún bar, porque, lo que me iba a contar, me iba a dejar, de piedra, de lo duro, a la vez que excitante, que era.
Casi no se le entendía, a Alba, debido al aparato que llevaba en la boca.
Claudia, ya sabía la historia, de hecho, sabía mucho sobre Alba...
Habla Alba
Alba: “Verás, Charo, hace año y medio, tuve un accidente muy grave, con la moto, iba a toda velocidad, y, la moto se me fue, y yo, me fui al suelo; me rompí muchas partes de mi cuerpo, los dos brazos, las dos piernas, la espalda; tuve que estar completamente escayolada, con la cara toda vendada, salvo por la boca, con un collarín tipo HALO, y, otro, tipo
Philadelphia
, como el que llevo ahora, y, totalmente ciega, durante 6 meses, en la cama, sin casi poderme mover, por suerte, no hubo lesión medular, pero, lo peor, fue, que afectó mucho a mis ojos, el ojo derecho, lo perdí, por eso llevo el parche, el izquierdo, sólo me queda un 50% de visión, y, además, me lo tienen que operar aún, puede que también lo pierda”
Alba:” Es por eso que llevo todos los aparatos que ves, pues, estoy haciendo rehabilitación, para volver a ser, lo que era, antes llevaba el pelo largo, pero, me tuvieron que operar, y raparme al 0, porque era una operación, en el cerebro, para no quedarme con DCA, estuve a un pelo, de que me pasara, por suerte, sobreviví”
Yo, me quedé muy sorprendida, me alegré que estuviera viva, y, le pregunté por sus ojos, si le preocupaba quedarse ciega, algo que, parecía probable
Yo: “Alba, ¿No te preocupa, quedarte ciega?
Alba:” Pues, la verdad, al principio, un poco, sí, aunque, los 6 meses que pasé sin poder ver
nada, con
los ojos completamente vendados, ya me acostumbré, es algo que, si pasa, no me importaría, se podría vivir más o menos, aunque, sea duro”
Estuvimos un rato más hablando, en el que, también aproveché para preguntarle a Alba, movida por la curiosidad, cómo era, estar escayolada, pues, a mí, nunca me había pasado.
Yo: “Alba, tengo curiosidad, ¿Cómo es estar escayolada por completo?”
Alba: “Es un poco incómodo, pues, necesitas ayuda para todo, y, más, si no puedes ver absolutamente nada, como me pasaba a mí, pero, te vas acostumbrando, a los 3 meses, ya lo empezaba a ver, como algo normal, fue lo que me ayudó a pasar los otros 3 meses que pasé así”
Por último, le pregunté, cómo podía ingerir alimentos, y, esta fue su respuesta:
Alba: “Tengo que comer, por una sonda, apenas puedo ingerir sólidos, fue, quizás, lo peor de todo”
A las 12:15, nos despedimos, Claudia y yo, de Alba, y fuimos a agarrar el coche de Claudia, que, habíamos dejado en un parking, a escasos metros del gimnasio, para ir a la peluquería de Lorena, a cambiar mi look.
Con Alba, quedamos en vernos, en principio, en el gimnasio, aunque, Claudia le dijo que, quizás, algún día, cenaríamos todas, en casa de Alfonso, pues, Alba, aún no le conocía, y, seguro que le iba a gustar a Alfonso.
Durante todo el rato que estuvimos en el parque, las 3, estuvimos fumando, un cigarrillo, tras otro.
En la peluquería de Lorena
Llegamos al parking que había, al lado de la peluquería de Lorena, y dejamos ahí el SEAT León de Claudia.
Fuimos caminando, hasta la peluquería, y al llegar, y entrar, Lorena y Claudia, se saludaron, con un beso en la boca.
Nota del autor: La descripción de Lorena, está en el relato de “Nieves: En la peluquería de Lorena”, en la sección de lésbicos de la web, o, en mi perfil con el todo el resto de mis relatos.
Pasé al gabinete de Lorena, por indicación suya, y, Claudia, se quedó en la sala de espera, leyendo una revista; ella también tenía turno para hacerse algo en el pelo, pero, después de mí.
Lorena: “Bueno, Charo, tengo órdenes de Alfonso, de hacerte un cambio de look, pero, puedes estar tranquila, no va a ser nada radical, seguro te va a gustar; para que sea una sorpresa, lo que te voy a hacer, te tengo que poner un antifaz en los ojos, parecido al que usas para dormir, para que no veas nada de lo que voy a hacerte, hasta que haya terminado”
Yo: “Vale, Lorena, por mi parte, no hay problema, haz lo que tengas que hacer, por radical que sea”
Lorena, me pidió que me desnudara, completamente, sin botas ni nada, al natural, y, una vez ya desnuda, me puso un antifaz, muy similar al que usaba ya para dormir, sobre los ojos, pero, ese sí que no me permitía ver nada de nada, me relajé.
Por cierto, me estaba dando cuenta, de que, cada vez, desnudarme delante de mujeres, me costaba menos, me estaba acostumbrando, era excitante.
Debido a las dos latas grandes, de bebida energética, que ya me había tomado, en lo que llevaba de mañana, las ganas de hacer pis, de mear, empezaban a aparecer, pero, me callé, pues, quería relajarme, y, centrarme en estar de 10, para que, Alfonso, me viera guapa.
Noté que, Lorena, empezaba a trajinar en mi coño, primero, me metió un dedo, yo, gemí de placer, y, después, me empezó a masturbar, con suavidad.
Tras una breve masturbación, noté, en mi coño, que untaba una especie de crema, que estaba fría, y, segundos después, una cuchilla, que pasaba por mi coño, no dolía, pero, el pis, apretaba...
Me di cuenta de que no iba a poder aguantar, me iba a mear, ahí mismo, pedí, a la desesperada, ir al baño, pero, Lorena, me dijo que, estuviera tranquila, que, si quería, me podía mear ahí mismo, que no se iba a enfadar, me dijo que había puesto un barreño, en el que podía mear, así que, me relajé, y, vacié el depósito, en el barreño.
Pude escuchar, como Lorena, llamaba a Claudia, y, segundos después, noté, en mi coño, unos labios, que ya conocía, Claudia, me estaba limpiando, los restos de pis, de mi coño, como ya había hecho, el día antes, en el baño del chiringuito.
Después, oí a Lorena, que me tomaba de la mano, me ayudó a incorporarme, me dijo que, por ahora, mi coño, ya estaba en buenas condiciones, en perfecto estado de revista, para ser lamido y chupado, por quien Alfonso autorizara.
Aún sin poder ver nada, me senté, con ayuda de Lorena y de Claudia, en uno de los sillones de peluquería, en los que se corta el pelo.
Notaba ruidos de tijeras, y, la brocha de tinte, pero, yo, estaba relajada, pasara lo que pasara, me daba igual, mi único objetivo, era gustarle a Alfonso, lo que Él pidiera, por mí, estaba bien, por extremo que fuera.
Cuando Lorena acabó, me dijo que ya estaba, y, que me iba a quitar ya el antifaz.
Me lo quitó, y, lo que vi, me gustaba mucho, me había cortado un poco, pero, las puntas, para sanear, no era nada excesivo, además, me había puesto un tinte negro, que me quedaba genial, con reflejos azules, estaba espectacular.
Para felicitar a Lorena, por lo que me había hecho, le di un beso en los labios, que no sorprendió a Lorena, yo creo que, incluso, le gustó.
Después, le llegó el turno a Claudia, que, empezó a desnudarse, pero, antes, se metió otra raya de cocaína; a mí no me invitó, en esta ocasión, aunque, sinceramente, no me habría importado, era algo a lo que también me iba acostumbrando.
Lorena, no me dejó vestirme, pues, tenía que ayudar, a Lorena, con el tratamiento de Claudia, según me dijo.
Una vez que, Claudia, ya estaba desnuda y, también, a ciegas, Lorena me pidió que le metiera, a Claudia, un dedo en su coño, así que, muy excitada, lo hice, Claudia, respondió con un gemido.
Vi cómo, Lorena, le ponía una especie de crema, a Claudia, en el coño, y, pasados unos segundos, le pasaba la maquinilla de depilar el coño, por donde había puesto la crema, para dejárselo, bien suave, y, como el mío, sin un solo pelo.
Después, me tocó ayudar a Claudia, a sentarse en el sillón de cortarse el pelo.
Una vez que, Claudia, se sentó, Lorena, empezó a cortar, un poco, el pelo de Claudia, y, después, le puso un tinte, rubia, pero, casi blanco, de esos que están de moda ahora, no le quedaba nada mal.
Teniendo a Claudia, ahí, desnuda, con su coño al aire, decidí no desaprovechar la ocasión, y, me fui, directa, a su coño, se lo empecé a lamer, mientras, oía los gemidos de placer de Claudia, estaba disfrutando, y, supongo, se estaba relajando.
En esas estaba, cuando, me sonó el móvil, era Alfonso, me ordenaba, que me presentara con Claudia, al acabar en la peluquería, en un restaurante, del que me dio las indicaciones, y, así se lo dije a Claudia, que, aceptó.
Al acabar la sesión de peluquería, y, también la sexual, nos volvimos a vestir, nos despedimos de Lorena, con sendos besos en la boca, y fuimos hasta el restaurante, que, Alfonso, me había indicado, por
.
En el próximo capítulo, os contaré, cómo fue la tarde de chicas en Málaga, la última tarde, antes de mi regreso, precipitado, a Madrid.
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