Charo. Vacaciones en Marbella 4

Tarde de compras en Málaga ciudad.

Este es el cuarto capítulo, del relato de la historia de Charo, una madrileña de 29 años, con unos días libres, en su trabajo, que decide irse de vacaciones a Marbella, y, su vida, comienza a cambiar, cuando, por sus ganas de fumar, nos encontramos.

Charo sigue narrando su propia historia

En la casa de Alfonso, en Marbella, por la tarde, y, ya con Claudia

Agarramos los coches, y fuimos a casa de Alfonso, Claudia, nos fue siguiendo con su SEAT León, pero, ya se sabía el camino, pues, en varias ocasiones, ya había estado en la casa de Alfonso, generalmente, para follar, pero, también, para tomar el sol, desnuda, en la piscina.

Durante el trayecto, en coche, hasta su casa, Alfonso, decidió poner la guinda a la comida, y, lo hizo de una forma, muy especial, y que, espero, os guste tanto, como me gustó a mí, pues, Alfonso, se sacó otro moco, y, en esta ocasión, en lugar de dejármelo pegado, en mi coche, se lo metió en la boca, y, se lo comió.

En ese momento, pensé que, en algún momento, tendría que probar el sabor de sus mocos, seguro que estaban ricos...

Al llegar, aparcamos los coches en el garaje techado, y fuimos hasta el interior de la casa, donde, Daniela, estaba, al igual que el otro día, tumbada, en la parte del jardín, que daba a la piscina, desnuda, y, tomando el sol

Daniela y Claudia, ya se conocían, de hecho, en alguna ocasión, habían hecho algún trío con Alfonso, en su casa, por lo que se saludaron con un beso en la boca.

Subimos los 3, a la habitación de Alfonso, y, nos desnudamos, en realidad, nos podríamos haber desnudado, delante de Daniela, pero, si subimos, fue,

porno

dejar los bikinis, por ahí tirados.

Aunque, en realidad, había un motivo más, una agradable sorpresa, que, Alfonso y Claudia, me tenían preparada.

Alfonso, nos dijo, a Claudia y a mí, que fuéramos bajando, que él tenía una cosa que hacer, que no le llevaría más allá de 15 minutos, que nos quedáramos en el sofá, tranquilas, y que, Él, bajaría enseguida.

Claudia y yo, le hicimos caso, y, tomadas de la mano, bajamos hasta el salón, y, nos sentamos.

Daniela, pasó por el salón, al oír nuestras voces, y, nos preguntó, si queríamos tomar algo, así que, le pedimos sendos vasos de batido de chocolate. No pedimos nada con gas, porque los cafés, que

habíamos

probado, y, las bebidas con gas, no pegan nada bien (Nota del autor: Os invito, a que probéis la mezcla, el SR. Roca, os lo agradecerá)

Claudia, aprovechando que Alfonso, no estaba presente, aunque, estaba cerca, dio el paso, y, por sorpresa, comenzó a besarme.

Yo, que estaba muy excitada, y con muchas ganas de follar, ya me daba igual con quien, es más, me apetecía follarme a Claudia, pues, tenía curiosidad, tras los besos, y tras la limpieza de coño, que me había hecho, horas antes, en la playa y en el chiringuito, pues, decidí, de nuevo, dejarme llevar.

Claudia, me empezó a sobar las tetas, me las estaba lamiendo, mis pezones, llevaban tiempo duros, desde que me había quitado la ropa, al llegar a casa, tras la comida, y, justo, en ese momento, apareció Alfonso.

En esta ocasión, no vino, del todo, solo, llevaba con Él, una cámara de vídeo, y un trípode, que puso en el suelo, y, comenzó a grabarnos, a Claudia y a mí, mientras Claudia, me lamía las tetas.

Yo, lejos de pedirle a Alfonso, que parase de grabar, me puse, aún, más cachonda, y, comencé a lamer, las tetas de Claudia, que también estaban realmente ricas.

Estuvimos un buen rato, conociendo nuestros respectivos cuerpos, hasta que, casi, nos corrimos, las dos a la vez; fue una sensación, muy agradable.

Al acabar de follarnos, mutuamente, noté que, Alfonso, quería seguir jugando, su polla, estaba erecta, y, a Claudia y a mí, se nos ocurrió, que, podríamos probar, a chupársela, por turnos.

Claudia, fue a la cocina un momento, a por más batido, allí, le expuso a Daniela la situación, y, le pidió, que sujetara a Alfonso, para que, nosotras dos, pudiéramos chuparle la polla, sin que Alfonso, se pudiera negar.

Claudia, volvió al salón, donde estábamos Alfonso y yo, y, con una excusa, distrajo a Alfonso, momento que, Daniela, aprovechó, para agarrarle por banda, y, Claudia y yo, para empezar a atacar su polla, y, entre las dos, hacerle una mamada de las que hacen época.

Poco a poco, fuimos, de forma alternativa, chupando su polla, Alfonso, se dejó hacer, no opuso resistencia, así que, Daniela, aprovechó, para grabar en vídeo el momento.

Cuando llegó el momento de correrse, Alfonso, nos dejó, a Claudia y a mí, con la cara y el cuerpo, llenos de semen.

Daniela, se dio cuenta, de cómo nos habíamos puesto, con el semen de Alfonso, en todo nuestro cuerpo, por lo que se apresuró, a limpiarnos.

Primero, limpió a Claudia, que, por poco, se vuelve a correr, del repaso que le pegó, Daniela, con su lengua, y, después, Daniela, repitió la operación, conmigo.

Alfonso, estaba bastante limpio, pero,

aun

así, tuve que ver

cómo

, Daniela, le limpiaba, algo, que, sinceramente, me dio algo de envidia, pues, querría que, ese, fuera mi papel. Una vez más, envidiaba a Daniela...

Una vez que ya estábamos los tres,

limpi@s

, Alfonso dijo que, si queríamos irnos de compras, era ya un buen momento, para poder renovar mi vestuario, a su gusto.

Antes de irnos de compras, tuvimos que pasar por la ducha, primero, Claudia y yo, y, después, pasaron, brevemente, Alfonso y Daniela, sí, juntos, lo que, sinceramente, me jodió un poco, porque yo quería, ducharme con Él, pero, me tuve que aguantar.

Claudia, no tenía ropa para ponerse, porque, a la playa sólo había llevado, el bikini negro, que tapaba poco, así que, yo misma, le tuve que dejar, uno de mis vestidos, coloridos, que, le sentaban, más o menos, porque teníamos la misma talla, pero, al parecer, no era, del todo, su estilo.

Yo me puse, otro de mis vestidos, de los que llevaba en la maleta, y, por orden de Alfonso, rescaté las botas y la chaqueta de cuero, de la noche anterior, para complementar a mi vestido; no estaba del todo mal, pero, el vestido, desentonaba un poco, quizás, con algo, un poco más corto, y, menos colorido, habría ido mejor.

**La tarde de compras

con Claudia, Daniela y con Alfonso, en Málaga ciudad**

Fuimos los 4, de compras, Claudia y Daniela, fueron en el coche de Claudia, el SEAT León, y, Alfonso y yo, agarramos, otro de los coches de Alfonso, en este caso, una Voyager, algo antigua, pero, con enorme maletero, pues, sólo tenía asientos delante, Alfonso, había quitado los de detrás, dejando todo el maletero libre, para dejar mucho hueco, para las bolsas de las múltiples compras, que íbamos a hacer, esa tarde.

Por primera vez, vi a Daniela, con ropa, en realidad, se puso bastante guapa, llevaba unos shorts de cuero, una camisa blanca, y, las mismas botas que llevaba, al llegar a casa, tras comer en el chiringuito, con Claudia y con Alfonso.

Aparcamos los coches, en un parking de un centro comercial, de los más conocidos, de Málaga ciudad, y, fuimos, ya a pie, a las diferentes tiendas, que íbamos a visitar.

En primer lugar, visitamos una tienda, donde vendían ropa de cuero, allí, yo, me compré, varias cosas, alguna chaqueta más, un abrigo largo, de

esos tipo

mátrix

, y, también, el más espectacular de todos, un abrigo de visón.

Por supuesto, fue Alfonso, el que dirigió, toda la operación, sin dejarme a mí, decidir, yo, me los fui probando, uno a uno, los distintos abrigos, y, cuando llegó el turno, de los vestidos de piel, Claudia, se ofreció a ayudarme, a probármelos, en el cambiador/vestidor de la tienda.

No pudimos hacer ninguna guarrada, aunque me habría gustado, porque, íbamos con el tiempo, muy justo, lo suficiente, para desnudarme, probarme, ver que la talla, era la correcta y que, Alfonso, diera, moco verde a la prenda, y, volver a desnudar, para seguir, con otra prenda, hasta que ya, Alfonso dijo que, por ahora, tendría ropa para varios cambios.

Ni Claudia ni Daniela, se compraron nada en la peletería, porque, al parecer, ya tenían suficiente ropa de ese tipo.

La segunda parada, fue en una tienda, de marca muy conocida, de origen francés, que vende productos de deporte.

Yo, me compré varias cosas, para tener ropa de deporte, ya que, según me explicaron tanto Alfonso, como Claudia, durante la comida, al día siguiente, por la mañana, empezaría a acudir, con Claudia, a un gimnasio, para ponerme en forma; era una de las condiciones, de la propuesta de Alfonso, así que, no me quedaba otra, además, me daba morbo, porque, tener un cuerpo 10, era algo que me excitaba, ya os he comentado, me daba envidia de Daniela, y su cuerpazo, aparte de, ponerme muy cachonda.

Claudia, también se compró un pantalón muy corto de deporte, y, un top, porque, quería cambiarse de ropa, y, así, poder devolverme, el vestido que le había prestado, para que tuviera ropa para ir de compras, y, no ir con un diminuto bikini.

Antes de la siguiente parada, que fue en una de las tiendas, de cierto empresario con origen en un pueblo de León, muy conocido, y muy millonario (Seguro que todos/as sabéis ya de lo que hablo), pasamos por un bar, en el que, Claudia, aprovechó para, ir al baño, y cambiarse, ya con la ropa de deporte, y, me devolvió el vestido que yo le había prestado, para ir de compras.

En la tienda de ropa, pues, ahí ya, sí que me pude explayar, y, Claudia y Daniela, también se compraron cosas; se podría decir, que dejé la tienda arrasada, eso sí, nada de vaqueros, casi todo, vestidos, bastante cuero, algunas botas más, todo muy sugerente, pero, sin llegar a parecer una guarra.

Por último, y, antes de ir a la compra de supermercado, de la que se encargaron, Daniela y Alfonso, pasamos por una tienda de lencería, en la que, de nuevo, Alfonso, me estuvo eligiendo, esta vez, con algo de ayuda de Claudia, pero, sin contar con mi opinión, diferentes prendas de lencería, y, también varios pares de medias, así como, algunos bikinis, que, sinceramente, tapaban, lo justito, lo que los hacían, aún, más excitantes.

Empezaba ya a oscurecer, por lo que, ya, emprendimos, el camino de vuelta a la casa de Alfonso, en Marbella.

Antes de llegar a su casa, hicimos una última parada, en un supermercado, solo se bajaron, Daniela y Alfonso, yo me quedé, charlando con Claudia. (Aparcamos, justo al lado, en un parking de un supermercado)

Aproveché el momento, para preguntarle a Claudia, por algo que había notado, pero que, quería confirmar

Yo: “Claudia, tengo una duda, ¿Desde

cuándo

conoces a Daniela? ¿Qué tal te cae?”

Claudia: “Desde que llegó a trabajar, como asistenta, a casa de Alfonso, no sé si sepas, que Daniela, vino a España, desde Venezuela, para ser puta, pero, Alfonso, le dijo que se la iba a quedar, para que fuera su asistenta, y, en parte, también, una especie de esclava sexual, porque, Daniela, es muy guarra, sumisa y masoquista, y, le encanta el dolor, y todas las guarrerías, es, casi, tan guarra como yo”

Yo: “Me he fijado, Claudia, en cómo la miras, ¿Te gusta Daniela?”

Claudia: “Pues sí, me pone muy cachonda, pero, lo veo muy difícil, pues, es Alfonso, quien decide lo que hace con ella, es su esclava, no la mía; me conformo, con follármela, de vez en cuando, y, en putearla, lo más que puedo, como deberías hacer tú, aunque sea, hazlo por mí...”

Yo: “Ok, Claudia, te prometo, que lo intentaré”

Tras la conversación con Claudia, ya, me tuve que despedir, con un beso en la boca, de ella, pero quedamos en que, me recogería, al día siguiente, en la casa de Alfonso, para ir juntas al gimnasio.

Por la noche, en la casa de Alfonso, en Marbella

Llegamos a la casa de Alfonso, Claudia, dejó, con su coche, a Daniela, y, se despidió, con un gesto, se tenía que ir al restaurante, porque, tenía turno, y, no nos podía acompañar en la cena.

Subimos a la habitación de Alfonso, nos volvimos, los dos a desnudar, Daniela, mientras, supongo que, se desnudó en su habitación, y, empezó a preparar la cena para 3, que habíamos comprado.

La cena, consistió, en varios platos de sushi, algo que, al parecer, a Alfonso, le gustaba mucho, e intentaba, al menos, cenarlo o comerlo, una vez por semana.

Para regar la cena, bebimos vino, no exagero, si digo que, yo sola, me bebí una botella entera, pues, estaba muy excitada, por todo lo que me estaba pasando, en apenas 36 horas, que era el tiempo que llevaba viviendo el sueño, de estar con Alfonso.

Recordando las palabras de Claudia, que me pedía que puteara a Daniela, estuve pensando, en qué podría hacer, para poder llevar a cabo, lo que, Claudia, me había pedido.

El sushi, era un poco resbaladizo, y, uno de los trozos, sin querer, se me cayó, al suelo; iba a intentar recogerlo, del suelo, pero, Daniela, estuvo más rápida, se puso de rodillas, y, con la boca, lo agarró del suelo, y, se tragó el trozo de sushi.

Viendo lo guarra que parecía ser Daniela, se me ocurrió, lo siguiente:

Agarré otro trozo de sushi, me lo metí, un poco, por el coño, para que agarrara el sabor de mi coño, y, le pedí, mejor dicho, le ordené a Daniela, que, viniera a limpiarme, y que se comiera ese trozo, que estaba en mi coño...

Daniela, se volvió a levantar de su silla, fue hasta donde estaba yo, se volvió a arrodillar, me dio un par de lametones, en todo mi coño, que me sentaron genial, y, me dejó completamente limpia, el sushi, había desaparecido, y, después, Daniela, se volvió a su sitio, a seguir con su cena, tan tranquila.

Acabamos de cenar, y, Alfonso, dijo que tenía algo de trabajo, que le iba a llevar, en torno a 1 hora, acabarlo, pero, le pidió a Daniela, que “me vigilara, y, me cuidara”

Nos sentamos en el sofá, las dos, y yo, antes de empezar a putearla, que era lo que quería, ya que, con algunas mujeres, he descubierto que, puedo llegar a tener, muy mal carácter, quería conocerla, a Daniela, un poco más, para saber cómo era.

Charo (

Yo): “Daniela, me han comentado, tanto Alfonso, como Claudia, que eres muy guarra y muy masoquista, ¿Es verdad?”

Daniela:” Sí, es cierto, cuando vine a España, huyendo de los problemas de Venezuela, ya sabía a lo que venía, desde que era una niña pequeña, quería ser una esclava sexual, me encanta el dolor, que me agredan, que me peguen, el pis, la caca, hago de todo, sin límite, para mí, es muy excitante, sentirme una puta, una guarra”

Yo: “¿Qué es lo más extremo que has hecho?

Daniela: “Una vez, con Claudia, me cagó encima, y me dejó un buen rato, con toda su caca, sin dejarme limpiarme, incluso, en mi boca cayeron trozos, y, Claudia, me los hizo tragar”

Yo, me quedé, alucinada, no me esperaba que, Claudia, fuera tan dura, pero, me pareció excitante, y, le tenía que preguntar a Claudia, cuando la viera, al día siguiente, por ese episodio...

Después de eso, agarré a Daniela, y le empecé a besar, ella se dejó besar, y, después, se puso de rodillas, y, empezó a lamer y a chupar mi coño, hasta que hizo que me corriese.

Yo, gritaba muy fuerte, porque Daniela, me estaba haciendo pasar un rato muy bueno, así que, Alfonso, al oír mis gemidos de placer, tuvo que interrumpir su trabajo, y pasar por el salón, para ver lo que pasaba.

Lo que pasó, a continuación, me gustó mucho, porque, estaba consiguiendo, lo que Claudia quería, que Daniela, fuera puteada.

Alfonso agarró a Daniela, y le dio tal ostia, que, hasta a mí, me sorprendió, y, mientras se la daba, le decía, a Daniela:

“Esto, te lo mereces, por no dejarme trabajar, e interrumpirme, y, por follarte a Charo, sin mi permiso”.

Después, Alfonso, se dirigió a mí, y me dijo:

“Tranquila, Charo, contigo no me voy a enfadar, no tienes la culpa, de que esa guarra, te haya intentado follar”

Yo, me callé, porque estaba disfrutando mucho con la escena, y, ya no pasó, nada más, por el momento.

En torno a las 23:00, Alfonso, volvió al salón, Daniela, después de la ostia que Alfonso le había dado, se fue a su habitación, supongo que, a masturbarse, porque iba con una sonrisa, de oreja a oreja, y, se notaba que estaba excitada, porque, su coño, chorreaba.

Estuvimos un rato más, charlando, ya con sendos vasos de whisky, en la mano, y, me estuvo explicando, el plan para el día siguiente

:

  • Visita al gimnasio, con Claudia, para empezar a entrenarme
  • Visita a la peluquería, también Claudia, me iba a acompañar, a ponerme mona, por así decir
  • Cena, con Alfonso, y con Claudia, en algún sitio

que,

a Él, le gustara.

Después de charlar, y de explicarme, Alfonso, el plan del día siguiente, me tomó de la mano, y fuimos, los dos, desnudos, a su habitación, para dormir.

Alfonso, sacó el antifaz, que me había puesto, para dormir, la noche anterior, y, me lo volvió a poner.

Antes de dormir, le pregunté a Alfonso, si había alguna forma, de que no entrara nada de luz, por el antifaz, para lograr, la oscuridad completa.

Alfonso me habló de unos parches, como una primera capa, pero que, en ese momento, no tenía en casa, aunque, si quería probarlos, podría tenerlos, para la siguiente noche.

Yo, intrigada, por probar los parches, le dije a Alfonso, que sí, que los trajera...

En el próximo capítulo, os contaré, cómo fue mi primer día en el gimnasio, y, cómo me fue, en la peluquería...

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