Charo. Vacaciones en Marbella 3

Tercer capítulo de la historia de Charo, en sus vacaciones en Marbella. Charo, conoce a Claudia.

Este es el tercer capítulo, del relato de la historia de Charo, una madrileña de 29 años, con unos días libres, en su trabajo, que decide irse de vacaciones a Marbella, y, su vida, comienza a cambiar, cuando, por sus ganas de fumar, nos encontramos.

Charo sigue narrando su propia historia

En la casa de Alfonso, en Marbella, por la mañana, en la cocina de la casa

Con algo de esfuerzo, porque no podía ver nada, salvo algo de luz, cuando notaba que había alguna encendida, llegamos a la cocina de Alfonso, y, ahí fue, cuando, Alfonso, me quitó el antifaz, que me tapaba los ojos, y, pude volver a ver.

Me costó unos segundos, aclimatarme, de nuevo, a poder ver, pero, estaba disfrutando...

Lo que vi, me puso muy cachonda, comenzó el día fuerte.

  • Daniela, la asistenta venezolana de Alfonso, estaba completamente desnuda, en la cocina, salvo por unas botas que llevaba, con las que parecía una puta, pero que, me dieron algo de envidia, me habría encantado poder llevarlas, y sorprender a Alfonso, con ellas puestas.
  • Nobita

, el pastor alemán de Alfonso, estaba por la cocina, olisqueando el suelo, y, fue a mi encuentro, a saludarme y a hacerme fiestas * En la mesa de la cocina, había un maravilloso desayuno, compuesto por, entre otras cosas, huevos fritos, pan tostado,

bacon

... olía genial, y, yo tenía hambre...

Así que, sin preocuparme por estar desnuda, delante también de Daniela, que se sentó a desayunar con nosotros, en la mesa de la cocina, decidí atacar al desayuno, con ganas, y, con hambre.

Estaba en mitad de uno de los huevos fritos, cuando, la yema de uno de ellos, se me escurrió, y, me salpicó en una teta, al estar desnuda, era uno de los riesgos.

Intenté limpiarme, con una servilleta, pero, no encontré ninguna, Alfonso, sí tenía una a mano, y fui a pedírsela, pero, Alfonso, me dijo que no, que buscara otra solución, señalando, con la mirada, a Daniela.

Daniela, se dio cuenta de la situación, y, sin decir nada, se levantó, vino hacia mi sitio, y, sin darme opción a decir ni a hacer nada, me lamió la teta manchada, con su lengua, hasta que me la dejó limpia.

Eso, me dejó, aparte de, completamente, limpia, más cachonda todavía, no quería que Daniela se limitara a lamer sólo una de mis tetas, yo quería más, y tendría que hacer algo para conseguirlo...

Así que, me dispuse a hacer una prueba, para ver, si, realmente,

Daniela

, era tan guarra, como Alfonso me había dicho.

Agarré una de las tostadas, la unté con mantequilla, y mermelada de fresa, y, me la empecé a comer, hasta que, de forma “accidental”, dejé que un poco de la mermelada, se me cayera, esta vez, en el coño.

De nuevo, Daniela, se dio cuenta, y, con total naturalidad, y, ojos de gusto, volvió a venir hacia mí, se arrodilló, y me limpió la mermelada del coño, también usando su lengua,

que,

por cierto, llevaba piercings.

Lo que yo sospechaba, era cierto, Daniela, era muy guarra, y yo, me propuse, hacer que, cada vez, lo fuera más.

Estuve un rato más, acabando de desayunar, aparte de lo que ya he dicho, Alfonso, me hizo beberme una lata grande de bebida energética, “para recargar pilas”.

Al acabar de desayunar, Alfonso me tomó de la mano, y me informó, de lo que íbamos a hacer ese día:

  • Primero, íbamos a subir a la habitación, a vestirnos de playa, me iba a dejar un bikini, para que me lo pusiera, e íbamos a agarrar el coche, para ir a la playa, nudista, eso sí
  • Mañana en la playa nudista, tomando el sol, y, lo que surgiera. (No me dijo nada, de la sorpresa que me tenía preparada)
  • Después, comida en algún chiringuito, por la playa
  • Por la tarde, tras un rato de siesta, tarde de compras
  • Y, por la noche, cena, en casa, los 4, tranquilos (Daniela y

Nobita

, estaban “invitados)

En la habitación de Alfonso, poniéndome el bikini

Subimos a la habitación, y, sobre la cama, había otra caja, la abrí, y, había un bikini negro, no demasiado grande, que me tapaba lo justo, y, unas botas, negras, tipo cowboy.

Me puse el bikini, que me gustó, porque apenas dejaba espacio a la imaginación, era casi como ir desnuda, me empezaba a sentir como una guarra, como un objeto, y, eso me excitaba.

Alfonso, llevaba un bañador, tipo slip, que era como de cuero, negro, y una camiseta. El bañador, le marcaba toda la polla, me entraron ganas de quitárselo, para hacerle una felación, ahí mismo, pero, por desgracia, Alfonso, no me dejó.

Bajamos a la salida de la casa, a la puerta, Alfonso agarró una bolsa, de playa, con algún libro, crema para el sol, y, alguna cosa más, y, fuimos hasta el garaje, para agarrar el coche, e ir a la playa.

En esta ocasión, agarramos mi coche, el Ibiza, y, Alfonso me ordenó, que condujera yo, que quería ver cómo era mi coche.

También me dijo que, Él me iría indicando, cómo ir, hasta la playa nudista, a la que quería que fuéramos.

Con sus indicaciones, y, la ayuda del GPS, fue sencillo llegar, y, también, aparcar.

Algo que os tengo que comentar, y que, me gustó mucho, aunque os pueda parecer, a algunos, un poco desagradable, es que, durante el viaje, Alfonso, se sacó un moco, del tipo cometa (Es el que tiene una parte dura, y, un hilillo, gelatinoso y largo), y, me lo dejó pegado en el asiento del copiloto de mi coche; y, ahí sigue, de recuerdo.

En la playa nudista, primer encuentro con Claudia

Llegamos a la playa nudista, y, aunque no había mucha gente, enseguida, Alfonso, buscó con la mirada, a alguien, con quien, al parecer, había quedado.

Ese alguien, era Claudia, yo, ya la conocía, porque, era la camarera que nos había servido la cena, la noche anterior, en el restaurante.

Descripción de Claudia

  • Una mujer rubia, femenina, cuerpo natural, tetas de buen tamaño, un año menos que yo (28), algunas pecas en la nariz, trabaja en temas de informática, aunque, lo de camarera, es, por sacarse un extra, muy simpática y agradable, y, con un buen cuerpo, que dan ganas de follar...

Alfonso, saludó a Claudia, que, ya estaba desnuda, y, nos estaba esperando, nos había guardado un sitio en la playa, junto al suyo.

Yo me sorprendí un poco, al ver a Claudia allí, pues, claro está, no me lo esperaba, pero, fue agradable.

Lo primero que hice, tras desnudarme, fue, a propuesta de Claudia, ponerme crema para el sol, y, fue, Claudia, quien se ofreció a ponérmela.

Claudia, puso crema, por todo mi cuerpo, en especial, en mis tetas, que sobó y masajeó, mientras echaba la crema, y, en mi coño, en el que llegó, incluso, hasta a meter, uno de sus dedos, pues, tenía curiosidad, según me dijo.

El hecho de que Claudia me pusiera crema, me excitó mucho.

Para calmar la excitación, le propuse a Claudia, ir al agua, a darnos un baño, Claudia, aceptó, pero, Alfonso nos dijo, que fuéramos primero, que luego, Él iría, y se uniría a nosotras.

En el agua, y, ante la ausencia allí, de Alfonso, aproveché, para jugar con Claudia, con el agua, nos lanzamos agua, y, estuvimos disfrutando, hasta que, entre juegos, Claudia, me tomó de la cintura, y, me plantó un beso en los labios, que, me encantó, y, me puso más cachonda aún, de lo que ya estaba.

Justo estábamos besándonos, cuando, Alfonso, apareció por el agua, pero, lejos de enfadarse, nos dejó seguir, mientras veía como su polla, iba creciendo de tamaño, y, la manguera, se iba poniendo, a tono...

Fui hasta donde estaba Alfonso, con su polla, en todo lo alto, e, hice lo posible, por empezar a chupársela, por suerte, no había demasiado oleaje, y, pude, más o menos, hacer una buena mamada, y, recibir su semen, que me tuve que tragar.

Salimos los 3 del agua, y fuimos hasta las toallas, Claudia, agarró una de ellas, y, me empezó a secar a mí, al acabar, me dio otro beso en la boca, y, sin más, se puso a secar a Alfonso.

Yo, no me enfadé, aunque me habría gustado, poder ser yo, la que le secara, dejé a Claudia que se encargara, pues, estaba aún, sorprendida, por sus besos, porque, me habían gustado, ambos, y, estaba cachonda.

Estaba embobada, cuando Claudia, sacó de su bolso, un bote de crema, y, le pidió a Alfonso, que se la pusiera, por su cuerpo, así que Alfonso, empezó a ponerle a Claudia, la crema.

Cuando llegó el turno de las tetas de Claudia, y de su coño, yo le pedí a Alfonso, que me pasara el bote de crema, me puse un poco de la crema del sol, entre las manos, y, le devolví el favor a Claudia, untando con la crema, su coño, y sus tetas.

Mientras Alfonso, que sacó uno de los libros, que llevaba en la bolsa de la playa, leía un rato, Claudia y yo, decidimos, ir a dar una vuelta por la playa, pasear por la arena, y, aprovechar, para charlar un poco.

Claudia (Una vez que ya, Alfonso, no podría escucharnos, por la distancia): “Espero que no te haya molestado que te haya besado, es que, me salió del cuerpo, hacerlo”

Charo (Yo): “No, Claudia, no te preocupes, es una de las primeras veces que una mujer me besa, pero, era algo que no me ha importado probar, estoy descubriendo cosas, que, sospechaba, pero, hasta ahora, nunca había sido capaz de probar”

Claudia: “Hay algo que tengo que confesarte, y es que, Alfonso, me ha pedido, que, de algún modo, sea tu sombra, que te proteja, y sea tu amiga, mientras estés aquí con Él, para que no te sientas sola, y sepas que, al menos, tendrás aquí a una amiga, en quien confiar, porque, con todo el cambio que vas a pasar, es bueno, no estar sola, no sentirse sola”

Claudia:” Pero, sobre todo, lo más importante, cuando necesites meterte cocaína, cuenta conmigo, yo te la conseguiré, tengo acceso, a toda la que vayas a necesitar,

créeme

, me vas a necesitar, aunque, ahora, no seas, quizás, del todo consciente”

Yo: “Me parece bien, me encantará tenerte cerca, y, saber que puedo contar contigo, también para lo de la cocaína, que, por cierto, ayer ya pude probar, y, disfruté de la experiencia. ¿Te ha dicho Alfonso, lo que querrás hacer conmigo, tienes algún límite?

Claudia: “Pues, sobre todo, acompañarte al gimnasio, peluquería, manicura, SPA, y esas cosas, en las transformaciones, y, cuando tengas que ir de compras, hacerte compañía, si Alfonso está trabajando, porque, a veces, se queda hasta tarde, aunque sea, para ver alguna película y tomar una pizza, y, bueno, si, te dejas, para follar contigo, cuando tengas necesidad, yo también soy muy fogosa...”

Durante el paseo, y, a propuesta de Claudia (Ordenado, indirectamente, por Alfonso), pasamos por un chiringuito, y, Claudia dijo que tenía sed, así que, pedimos dos latas de bebida energética, bueno, en realidad, ya digo, fue Claudia quien las pidió...

Del chiringuito, emprendimos el camino de vuelta, hasta las toallas, hasta donde estaba Alfonso.

Por supuesto, aunque, hasta ahora, no lo haya dicho, Claudia y yo, fuimos, durante toda la conversación, fumando, uno tras otro, pues, a Claudia, le pasaba como a mí, a ambas, nos encanta fumar.

En la toalla, estuvimos un rato más, charlando los 3, de temas intrascendentes, por supuesto, no le dije nada a Alfonso, de mi conversación con Claudia, por si Alfonso, se molestaba, al enterarse de que yo ya sabía, por así

decir, el

color del moco.

En torno a las 13:00, Alfonso dijo que, tenía sed, y que, nos invitaba a una cerveza, así que, nos empezamos a vestir.

Claudia, se puso un bikini que, era, exactamente, igual que el mío, tampoco le cubría gran cosa, en los pies, se puso unas botas, pero, eran muy

sexies

, nada que ver con las de cowboy que yo llevaba, es más, parecía una putilla, con ellas, algo que me excitó más.

En el chiringuito, comida con Claudia y con Alfonso

Fuimos, caminando, hasta un chiringuito, que, también, era de los de Alfonso, pues, al entrar, saludó al camarero, y le pidió 3 cervezas, y, algo para picar.

Nos sentamos los 3 en una mesa, Alfonso me explicó que, el dinero del narco, daba para muchas cosas, de ahí que hubiera tantos negocios, que, en realidad, eran una forma, de blanquear las ingentes cantidades de dinero que entraban a diario, procedentes de la droga.

Una vez ya con las cervezas por delante, Claudia, sin inmutarse, y con naturalidad, sacó una bolsa pequeña, de su bolso, que tenía cocaína, sacó 3 rayas, se metió 2, ella sola, y, me dijo que me metiera la otra raya, así que yo, que ya empezaba a sentirme bien, ante la droga, me la metí, sin pensar en las consecuencias, y, sin miedo a que alguien viniera a decirme que, qué coño hacía.

En el mismo chiringuito, había también menú para comer, así que, decidimos quedarnos a disfrutar de un arroz, que, Alfonso, había encargado, desde por la mañana, sin que Claudia, ni yo, supiéramos nada.

Mientras el arroz venía, me entraron, otra vez, ganas de mear, así que, Claudia, se ofreció a acompañarme al baño, para que no fuera sola, ya me dijo, que iba a ser mi sombra...

Llegué al baño de mujeres, con Claudia que me había tomado de la mano, hice un pis, me relajé, pues, tenía bastantes ganas de mear, y, cuando ya me iba a subir la parte de abajo, del pequeño bikini que llevaba, Claudia, no me dejó.

Claudia, me metió uno de sus dedos en mi coño, que aún no me había casi limpiado, y, después, se lo llevó a la boca, saboreándolo.

Me puso sobre el asiento de la taza del WC, dejándome sentada, y, Claudia, se arrodilló, y, me empezó a chupar el coño, y, a limpiar, los restos de pis, que me quedaban, hasta dejarme, aparte de muy excitada, totalmente limpia.

Una vez que ya estaba limpia, ya sí, pudimos salir del baño.

En el trayecto, hasta la mesa, donde estaba Alfonso, esperándonos, Claudia me explicó, que, era muy cochina, y que, le gustaba tanto el pis, como la caca, y que, no se había podido resistir a limpiarme el coño, al verlo lleno de lo restos de pis...

Volvimos a la mesa, donde Alfonso, ya nos estaba esperando, con la paellera/paella llena del arroz que nos íbamos a comer entre los 3, y, también una botella de vino blanco, para regar el arroz.

Estuvimos disfrutando de la comida, hablando de guarradas, Alfonso me habló de su gusto por aguantar el pis, y de lo incomprendido que se sentía a veces, porque poca gente compartía ese gusto.

En el postre, aparte de un buen trozo de pastel de chocolate, nos pedimos, unos cafés, con licor de crema catalana, que estaban muy ricos.

Al acabar de comer, Claudia, se metió otra raya de cocaína, justo antes de irnos ya, a agarrar los coches, Claudia, había ido con el suyo, a la playa, que curiosamente, estaba aparcado, justo al lado, de donde yo había dejado a mi Ibiza, por la mañana, al llegar a la playa, por indicación de Alfonso, que vio un sitio libre.

Claudia, agarró su coche, un SEAT León, de los antiguos, pero, rojo, muy bonito, parecía tuneado, y, yo, agarré mi Ibiza, y fuimos hasta la casa de Alfonso, a seguir la fiesta, y, a echarnos la siesta, tal y como Alfonso, me había dicho, por la mañana, después de desayunar.

Lo que pasó, por la tarde, en casa de Alfonso, ya con Claudia, lo contaré, en el siguiente capítulo de la historia.

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