Charo. Vacaciones en Marbella 2
Siguiente capítulo del relato de las vacaciones de Charo, en Marbella
Este es el segundo capítulo, del relato de la historia de Charo, una madrileña de 29 años, con unos días libres, en su trabajo, que decide irse de vacaciones a Marbella, y, su vida, comienza a cambiar, cuando, por sus ganas de fumar, nos encontramos.
Charo sigue narrando su propia historia
En la casa de Alfonso, en Marbella
Después de dar un paseo, por la playa, pero, sin entrar en la arena, por el paseo marítimo, volvimos a los coches, y, ya sí, fuimos, de nuevo, a la casa de Alfonso, pues, ya eran las 8 de la tarde-noche, y, nos teníamos que preparar y arreglar, para salir a cenar, porque, Alfonso, me había prometido, una cena romántica.
Antes de ir a los coches, paramos en una tienda de esas que abren siempre, y compramos dos latas de bebida energética, una para cada uno, y, mientras íbamos, cada uno, en nuestro coche, nos las fuimos bebiendo; fue la primera lata, de muchas.
Al llegar a la casa de Alfonso, Él aparcó su
Cayenne
en el garaje, y yo, aparqué mi Ibiza, en la parcela, en un garaje con techo, que había.
Pasamos a la casa de Alfonso, y, subimos a su habitación, en la que había, entre otras cosas, una cama de 2*2 metros, una tv enorme, y, algún armario con ropa; subí con la maleta, con mis cosas, pero, Alfonso, me dijo que ya la desharía, en otro momento, que, ahora, era el momento de una ducha, y, de algo más...
Alfonso, me agarró por sorpresa, por la cintura, y, me empezó a besar en la boca, yo, que ya estaba muy cachonda, y con el coño húmedo, deseando que pasara algo, que, Alfonso, me follase, me dejé besar, y respondí a ese beso, con más besos.
Poco a poco, nos fuimos desnudando, el uno al otro, y fuimos hasta el baño de Alfonso, para meternos en la ducha.
Antes de meternos en la ducha, fui a mear, pues, tenía ganas, además, no sabía, cuanto tiempo iba a pasar, hasta poder hacer el siguiente pis, no sabía, cuando iba a volver a casa, con Alfonso.
En la ducha, primero, fue una ducha, normal, para limpiarnos y quitarnos el sudor, de todo el día de fiesta que habíamos tenido, pero, después, hubo tiempo, para jugar.
Mientras Alfonso me enjabonaba el cuerpo, sus manos, se le fueron a mi coño, me empezó a meter sus dedos en él, que, estaba muy húmedo, y no solo por el agua de la ducha, cada vez tenía más ganas de follar, y, por fin, parecía que el momento, llegaba.
Alfonso, sin consultarme, me empezó a meter su polla, en mi coño, yo, lo estaba deseando, así que, me dejé hacer, no opuse resistencia, era algo que llevaba deseando hacer, desde que me encendió el primer cigarrillo, en el restaurante, horas atrás
Empezó a follarme, con suavidad, yo, gemía de placer, cada vez que su polla, entraba en mi coño, estaba disfrutando mucho, cerré los ojos, y, simplemente, disfruté de la experiencia.
La velocidad de las embestidas de la polla de Alfonso, fue subiendo de nivel, así como el nivel de mis gritos, y, mi disfrute, me estaba gustando, cada vez más, y quería que aquello durase mucho.
Pero, sin duda, lo que más me excitó fue, que, Alfonso, sin consultarme, se corrió dentro de mí, sentir su semen, dentro de mi coño, es algo que, a día de hoy, me sigue poniendo a 1000, sólo de pensarlo.
Una vez que Alfonso, se corrió, yo quería más, quería que Alfonso me follase mi culo, lo estaba deseando, y, así se lo dije, casi suplicando:
Charo (Yo): “Alfonso, mi culo ¿Cuándo me lo vas a romper?, estoy deseando que me folles también por ahí”
Alfonso: “Ya habrá tiempo, Charo, pero, la reserva del restaurante, nos espera; te prometo que, muy pronto, te romperé ese bonito culo que tienes” (Tocando mi culo, con su mano)
Salimos de la ducha, Alfonso, cerró el grifo del agua, y, como el caballero que es, me estuvo secando, con suavidad, hasta dejarme completamente seca, al finalizar el secado, me besó en los labios, yo, estaba empezando a derretirme.
Volvimos a su habitación, para vestirnos; yo pensaba, ir a mi maleta, y, agarrar algún vestido bonito, para ir a la cena, pero, Alfonso, tenía una sorpresa para mí.
Sobre la enorme cama, había una caja, algo grande, con una etiqueta que ponía “Charo”
Le pregunté a Alfonso, si podía abrir la caja, y, me respondió que sí, que era para mí, el contenido de la caja.
Abrí la caja, con bastante excitación, yo sospechaba, que podría ser ropa para ponerme, pero, no me esperaba, algo tan especial.
En la caja, había, a su vez, cuatro cajas, cada una, con una prenda de ropa, distinta
El contenido de la caja
- En la primera caja, había un vestido negro, largo, no muy escotado por delante, pero, sí por detrás
- En la segunda caja, unas medias negras, un tanga, y un sujetador, todo en negro
- En la tercera caja, unas botas, altas, con tacón fino, pero, muy bonitas, a pesar de que, hasta ese momento, no era demasiado de ponerme botas
- Por último, había, en la cuarta caja, una chaqueta de piel, negra, que era preciosa.
Me empecé a poner el tanga, el sujetador, y las medias, me tuve que detener, y mirarme en el espejo.
El tanga, marcaba todo mi culo, junto con las medias y el sujetador, la imagen que el espejo me devolvía, me hacía sentir bien, me gustaba y me excitaba, lo que estaba viendo.
Después, llegó el turno, del vestido; me lo pude poner sin problemas, aunque, para la cremallera, tuve que pedirle ayuda a Alfonso, porque, al ser en la espalda, no llegaba bien, yo sola.
Luego, me puse las botas, me costó un poco, porque, ya digo, hasta ese momento, no acostumbraba a usar ese tipo de calzado, aunque, ahora, es casi a diario, pues es el que más le gusta a Alfonso.
Me volví a mirar en el espejo, y, simplemente, estaba espectacular, sin duda, Alfonso, tenía muy buen gusto, eligiendo la ropa de una mujer, me estaba poniendo cachonda al verme y todo.
Pero, el colofón, llegó, con la chaqueta de cuero; aunque tampoco era, a priori, mi vestimenta habitual, verme con ella, me hacía sentir bien, sin duda, es algo que también ha cambiado, ya os iré hablando sobre esto, porque, es muy excitante.
Una vez ya vestida, fui otra vez al baño, para maquillarme, tampoco demasiado, pues no me gustaba llevar un porrón de maquillaje, ni era algo que tampoco a Alfonso le gustase, simplemente, el maquillaje suficiente, como para verme bien.
Cuando me pude ver en un espejo de cuerpo entero, que Alfonso tenía en su habitación, flipé, aluciné, de lo bien y lo guapa que me veía.
En el restaurante. La primera cena con Alfonso. Cena romántica
Alfonso, ya se había vestido, mientras yo me acababa de maquillar y de arreglar, llevaba un traje, oscuro, sin corbata, pero, le quedaba muy bien.
Bajamos al garaje, y, agarramos, otro de sus coches, en este caso, un Audi R8, una máquina, y fuimos hasta un restaurante, muy elegante, que, aunque aún no lo sabía, era de uno de los narcos con los que Alfonso trabajaba, de hecho, era una especie de tapadera, para blanquear dinero del narco.
Llegamos al restaurante, y, pasamos a un reservado; la estética del restaurante, me encantó, me recordó a la de la casa de Alfonso, mucho negro, mucho cuero, era bonito.
Mientras la cena, que pidió Alfonso, llegaba, nos trajeron una botella de champagne, con dos copas, y pudimos ir bebiendo un poco, para que la espera no fuera tan larga.
Estuvimos, durante toda la cena, hablando, y yo, aproveché para preguntarle a Alfonso, algunas dudas que tenía:
Yo: “Alfonso, tengo curiosidad por saber, ¿Cómo conociste a Daniela, la asistenta?
Alfonso: “Pues, Daniela, vino desde Venezuela, debido a que las están pasando muy putas allí, por culpa de su pésimo gobierno, vino a España, a ser puta, uno de los narcos para los que trabajo, que también tiene clubes de alterne, me dijo que podía quedarme con una de las chicas que trajo, en una remesa, para mí, para que viviera conmigo, y, fuera la asistenta, así que yo, elegí a la que se veía que era más guarra, a Daniela”
Yo: “¿Y, te la has follado, supongo? ¿Qué tal es follando? ¿No tiene límites?
Alfonso: “Por supuesto, y es algo, que seguiré haciendo, aunque tú, Charo, estés conmigo; de hecho, me parece que, si me preguntas eso, es porque tú, también te la quieres follar; por mi parte, tienes vía libre, Daniela es bisexual, y muy puta, le encanta, todo lo que sea sucio, en especial el pis y el
scat
, no le hace ascos a nada...”
Yo, me estaba poniendo cachonda, sólo de pensar en las cosas que le iba a poder hacer a Daniela, para que sufriera.
Alfonso: “Daniela, es muy masoquista, y le encanta sufrir, le puedes hacer lo que quieras, no se va a quejar, es más, te lo agradecerá”
Yo: “En cuanto a la operación de las tetas, me hablaste de Natalia, ¿Cómo es?, ¿cómo la conociste?”
Alfonso: “La conocí, en Madrid, fue al pedir ella, uno de mis servicios de
escorts
, con una de mis
escorts
, porque, es
bisex
, también, al ser cirujana plástica, se ofreció a ayudarme, cuando necesitara operar a alguna de las putas de mis negocios, o, a alguna de mis conquistas, como es tu caso; y, sí, Charo, operó a Daniela, le puso esas tetas tan grandes que tiene, y que, creo, te dan envidia”
Yo, me puse roja, pues, Alfonso, en parte, acertaba, me daba envidia ver a Daniela, con semejante delantera, le tendría que preguntar, si le pesaba mucho, para el día a día, porque, eran del tamaño perfecto, para atraer miradas...
La cena, transcurría muy bien, la comida, estaba realmente deliciosa, aunque, claro está, lo mejor, era la compañía, estar con Alfonso al lado, me estaba gustando mucho, y, lo que me estaba contando, sobre Daniela, y demás, me estaba poniendo cachonda, a la vez que, un poco envidiosa, pues, quería su cuerpo, para mí.
Después del segundo plato, y, antes del postre, fui al baño, a retocarme el maquillaje, pero, pasó algo, muy especial, que me gustó mucho, y que, aún me excito, al recordarlo.
En el baño de mujeres, no había nadie más, me estaba retocando, cuando, Alfonso apareció, me agarró por el culo, me subió el vestido, me bajó el tanga, y, me empezó a meter su polla, erecta, por mi culo.
Me pilló desprevenida, pero, fue muy excitante, y, más aún lo fue, el hecho de sentir su semen dentro, lógicamente, se corrió dentro de mí, para no manchar nada del suelo del baño del restaurante, con su semen.
Yo me sentía, por una parte, algo asustada, por si venía alguna mujer, a usar el baño, y, nos pillaba, en mitad de la faena, pero, a la vez, estaba muy excitada, y, deseando que eso pasara.
No sé, si por suerte, o por desgracia, eso no ocurrió; al acabar de follar mi culo, Alfonso me tomó de la mano, y, juntos, volvimos a la mesa, en el reservado.
No os he comentado que, durante la cena, apareció un personaje nuevo, del que os hablaré más adelante, porque, en esa cena, simplemente, nos sirvió la cena, pero, más adelante, se convirtió en alguien muy importante en mi vida, en un apoyo, en los pocos malos momentos (Sobre todo, los días de hospital, por las operaciones de estética, pues, me dolieron un poco), que viví, al lado de Alfonso.
Después de la cena, que, acabó, con otra copa de champagne, Alfonso me ofreció la opción, de ir, a algún bar o pub, a tomar una copa, así que yo, acepté, me apetecía acabar la noche, algo bebida.
En el bar de copas; encuentro con una pareja, amigos de Alfonso.
Agarramos el Audi R8 de Alfonso, y fuimos hasta, otro de sus negocios, digamos, “clandestinos”, un bar de copas, discreto, también muy elegante.
Entramos en el bar, y, Alfonso, saludó a otra pareja, con quienes, al parecer, había quedado previamente, y, sin consultarme.
Descripción de la pareja que nos encontramos en el bar
- Víctor: 40 años, en torno a 175cm, cuerpo normal, nada de gimnasio, no era mi tipo a nivel sexual, pero, iba elegante vistiendo. Según me contó, se dedicaba a temas de química
- Cristina: 38 años, rubia, cuerpo natural, se notaba que era un poco subida, se lo tenía muy creído; era médico en un hospital de Marbella; no me cayó del todo bien, aunque, me excitaba su cuerpo, a pesar de ser mujer.
Estuvimos disfrutando de la noche, y de la madrugada, pues, al menos, su conversación, era agradable; el whisky corría por la mesa, sin problema, casi podría asegurar, que, yo sola, me metí media botella, a lo largo de la noche.
En medio de la fiesta, que nos estábamos montando, Víctor sacó una bolsa, con cocaína, se preparó una raya, y, por indicación de Alfonso, me preparó a mí otra, que, sin pensarlo dos veces, me la esnifé; fue, la primera de muchas.
Estuvimos en el bar, hasta las 3 de la mañana, yo, ya empezaba a estar perjudicada, entre el alcohol, la cocaína, la fiesta...
Finalmente, Alfonso, se despidió de sus amigos, quedando en verse pronto, sin saber, que yo vería a Cristina, muy pronto, y, agarramos, de nuevo, su coche, el Audi R8, y, volvimos a su casa.
En la casa de Alfonso, en Marbella, ya de madrugada
Llegamos a la casa de Alfonso, a las 03:30, subimos a su habitación, y, Alfonso, suavemente, me empezó a desnudar, me dejó completamente desnuda, porque, así se lo pedí yo, quería dormir desnuda, y, si pasaba algo, me iba a dejar hacer, no me importaba, es más, estaba tan caliente, tan excitada, que, deseaba que, Alfonso, me volviera a follar.
Estaba ya tumbada en la cama, cuando, Alfonso, sacó de una mesilla de noche, un antifaz, y, me lo puso sobre los ojos, y, me dijo al oído:
“Así, dormirás mejor”
Llevar el antifaz, comenzó a calmarme, no poder ver, es algo que, con el paso del tiempo, he aprendido que me gusta, porque es relajante; de hecho, para dormir, es lo mejor, ya os iré contando, mis experiencias a ciegas, porque, me encanta estar así, y, más, si Alfonso o alguien, me ayuda...
Estaba ya con el antifaz puesto, no veía nada, pero, comencé a sentir algo, que me gustaba...
Alfonso, me estaba metiendo un dedo, en mi coño, y, otro de sus dedos, andaba en mi culo, a la vez, solté un gemido, que, Alfonso, calló, con un beso en mis labios.
Después, noté como los dedos, salían, pero, la polla de Alfonso, entraba, en mi coño, y, poco a poco, empezaba, de nuevo, a follarme.
Yo, me relajé, y me dejé hacer, era lo que estaba deseando, deseaba ser follada, de nuevo, por Alfonso, tenía que disfrutar el momento, pues, nadie iba a saber lo que estaba haciendo, ni me podría decir nada, y, eso, me ponía como una perra, la libertad, y dejarla en manos de Alfonso...
En esta ocasión, noté que, al correrse, Alfonso, lo hacía sobre mis tetas, pero, saber que estaba ahí, llena del semen de Alfonso, me seguía poniendo cachonda, y, más aún, pensar que iba a pasar así la noche, sin poderme limpiar.
Al acabar de follarme el coño, Alfonso, me dio un beso de buenas noches, me dijo eso, al oído, y, ya, pude dormir.
Al día siguiente, por la mañana 07:00, seguimos en la casa de Alfonso, en Marbella
Me desperté, y, no veía. Me asusté, durante décimas de segundo.
Tardé unos milisegundos, en empezar a recordar todo, lo que había pasado con Alfonso, el día anterior.
Intenté quitarme el antifaz, pero, no podía, había algo que lo impedía, estaba esposada a la cama, y no podía mover bien las manos.
Saber mi situación, activó mi coño, que, volvía a humedecerse.
Sentí un beso en los labios, y una voz, la de Alfonso, que me decía:
“Voy a quitarte las esposas, pero, con la condición de que, aún, no te quites el antifaz, yo te lo quitaré, cuando, yo quiera, confía en mí, y, estate tranquila, Charo”
Yo, asentí, y, noté que las esposas, se iban quitando, y, ya podía mover los brazos.
Alfonso, me tomó de la mano, y, me ayudó a ir al baño.
Yo, me estaba meando, así que, eso fue lo primero que le pedí
a Alfonso
, poder mear, pero, Alfonso, me dijo que no, que, a la ducha, y, que fuera una cochina, y meara en ella, directamente, que Él me limpiaría bien, luego.
Empecé a oír, el sonido del agua de la ducha, y a notar como el agua, me rozaba, sobre todo, el coño, y, al estar con muchas ganas de mear, el pis, salió, y, supongo, se fue por el
desagüe
.
Yo, estaba ya aliviada, pues llevaba, desde la noche anterior, cuando me fui a vestir para ir al restaurante, sin mear, algo poco común en mí, pero, bueno, estaba tan excitada, que, ni siquiera había pensado en mear.
En la ducha, aparte de, volver a limpiarme, para quitarme el sudor de la noche, Alfonso, volvió a follar mi culo, yo, que no veía, noté como su polla, entraba y salía de mi culo, a modo de despertador, y, me estaba gustando mucho, aunque, lo mejor fue, que, de nuevo, se corrió dentro, y, una vez más, pude sentir el semen de Alfonso, dentro de mí...
Una vez que ya estaba duchada, y secada, pues, en esta ocasión, sí que necesitaba la ayuda de Alfonso, al no poder ver, sin darme opción a poderme vestir, Alfonso, me tomó de la mano, y, poco a poco, desnuda y descalza, bajamos a desayunar...
Lo que pasó en el desayuno, y, ese día, lo contaré, en el siguiente capítulo de esta historia.
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