Charmed (1.4 Los Novios de Phoebe)

Chris obtiene la venganza sobre su padre, después el temor de Phoebe se vuelve realidad.

1.4. Los Novios de Phoebe

Cualquier duda, sugerencia o comentario pueden escribirme a leopoldo_relatos80@yahoo.com.mx y yo con gusto les responderé, además disfruto mucho recibir mails de mis lectores.

I

Leo Wyatt estaba acostado en su cama, con el pecho desnudo aperlado en delicioso sudor mágico. Sus pectorales eran duros, su torso muy marcado y todo lampiño. Minutos antes su hijo le había pedido que lo esperara ahí mientras él se preparaba para darle una sorpresa. Se oía que el agua corría en el baño. ¿Qué era lo que su bebé le quería enseñar? Aún cuando dejó de oír ruidos en el baño ardía en deseos de ver a su hijo una vez más. Lo amaba demasiado, más que a su esposa. No estaba seguro de cuantas leyes mágicas rompía con esto, pero si era necesario luchar por el amor que le tiene a sus hijos lo haría hasta la muerte. Así, cuando la puerta del baño se abrió quiso que esta sesión sexual fuera perfecta como si fuera la última. Chris tenía puesto unos pantalones de cuero negro, botas grandes y una cruz de cuero cubriendo su pecho ligeramente musculoso y rojo, pues poco antes había estado bajo el agua caliente.

"Bebé ¿Qué está pasando aquí?"

"Mira papá, gracias a la leche que me has dado en los últimos días he dejado de ser una nenita para volverme un hombre. Me has enseñado muchas cosas en las últimas horas y voy a demostrarte que puedo ser algo más."

"Pero mi bebé, aún no estás listo."

"¡Cállate! No te he dado permiso de hablar", gritó Chris.

Leo se esta pasmado.

Para los dos era obvio que los roles sexuales que habían llevado hasta entonces estaban a punto de cambiar. Leo estaba muy orgulloso porque era verdad, desde que lo violó la primera vez en el club, su hijo se había mostrado sumiso ante todas sus órdenes. Había aceptado cada castigo, cada palabra de su padre, y quería que le metieran la verga cada vez que otro hombre estaba excitado. Hoy todo habría de cambiar, ahora era el sumiso que daba órdenes y quería imponerle su voluntad al padre. Leo podía haberlo callado de regreso y volverlo de nuevo su esclavo sexual, podía y no lo hizo porque la excitación hizo que él se sumiera en la excitación.

"Ahora soy yo el que manda en esta casa. Soy yo el hombre y tú no eres más que una perra que le gusta ser violada."

Chris dejó caer su cuerpo sobre el de Leo y empezó a apretar sus tetillas lo más fuerte que pudo. Forzando los besos en la boca de su padre y mordisqueando su labio inferior. De su bolsillo sacó dos pedazos de tela para amarrar a su padre a los postes de la cama. Los nudos le apretaban las manos, pero la excitación era mayor que ese dolor.

"Así es como las perras como tú deben de estar para que sus sementales las tengan a sus disposición a la hora que las quieran violar."

El hijo le dio un golpe en el pecho a su padre, los músculos lo hicieron resistir.

"Chris, dale honor a tu padre y viólalo."

"No me vas a dar órdenes nunca más, perra."

"Soy tu padre, no lo debes olvidar, yo nunca olvidé que tú eras mi hijo", y las palabras de Leo resonaron en la mente de Chris.

"Sí, lo sé. Y como me has enseñado a ser un buen hijo, entonces es tiempo que te regrese todo lo que me diste. Durante días me has llenado de tu leche, y ahora es tiempo que te de un poco a ti."

"Chris, yo no…", los gritos de Leo se vieron apagados por la verga de su hijo que entraba y salía violentamente de su boca.

"Por mucho tiempo te be obedecido,

Por muchos años tu cariño he querido,

En el pasado y futuro me obedecerás,

Voluntad de Leo, por siempre mías serás", recitó Chris de memoria.

La magia que brillaba sobre el cuerpo de Leo lo convertía en autómata. Ya no se movía, parecía como si no respiraba y sus pupilas miraban fijamente al techo.

"Esto es mi venganza por haberme humillado en el futuro. Por no quererme como tu hijo ¿De verdad creíste que iba a aceptar que llegaras y un par de violaciones compraran mi perdón."

Los ojos de su padre seguían observando al techo, su boca aceptaba la verga.

"Responde, perra."

"Sí, yo amo tu cuerpo. Yo te deseo", respondió al autómata ahogándose con el pene adolescente de su hijo.

"Pues eso vas a tener", aclaró Chris llenándolo de semen en la boca.

Ahora se puso detrás de él y le untó una poción especial en el culo que lo abría por unos cuantos segundos y después lo cerraba casi por completo. El joven brujo aprovechó este tiempo para llenarle las entrañas con su gran pedazo de carne. Poco a poco el diámetro del culo de su padre empezó a dilatarse y el movimiento de vaivén empezó. Es probable que el chico del futuro lo negara, pero esta fue la mejor cogida de toda su vida y lo llevó a un orgasmo que nunca había sentido antes.

Él era el dueño del cuerpo de Leo, de su voluntad, de todos sus sentimientos. Liberó las manos de su padre y le dio la orden para que se pusieran en cuatro patas y lamiera sus botas negras de cuero.

"Ese es tu nuevo trabajo, ser la perra de tu hijo. Siempre estarás debajo de mí y me servirás o tendré que castigarte. Eres mío y de nadie más"

Leo ladró mientras lamía el cuero.

"En este momento te vas a parar y en cuanto tenga tu pene en mi boca tendrás el mayor orgasmo de tu vida, veinte veces más grande que el que me creó. Vaciarás tu huevos en mí."

Chris se arrodilló en cuanto su padre se levantó y cuando los labios del adolescente tocaron el duro mástil de Leo, este empezó a vibrar y soltar su leche incontrolable durante los siguientes treinta segundos. Su cara era de dolor y placer, después volvió a la nada.

"No quiero que sospechen nada de mí, actuarás normalmente ante los demás, pero ante mí te arrodillarás y ladrarás."

"Sí, amo"

Y los labios de los dos se juntaron justo cuando las hermanas Halliwell entraban por un vórtex del tiempo en la sala sin saber lo que pasaba en la sala superior. En pocos minutos vieron a Leo y a Chris bajando la escalera. Bien vestidos y aparentemente normales. Ellas no sospechaban nada.

II

Phoebe Halliwell estaba en su cuarto, desnudándose ante la atenta mirada de un Barbas invisible. Ya se había divertido con los dos hombres de la casa, ahora quería ir con las hermanas. Se concentró en la bruja que tenía frente a ella.

"Ya veo el miedo que tienes, me voy a divertir bastante con este."

De repente entró por la puerta el novio de Phoebe, Jason, bien trajeado y con buena corbata. Sus espalda era ancha y todo su ser delgado.

"Phoebe", exclamó el rico empresario, "tengo algo que confesarte. Durante todo este tiempo que te he cogido en mi oficina he pensado en alguien más y ya no puedo sacarme a esa persona de mi mente. Quiero que nos veas hacer el amor."

"Pero Jason…" la protesta de Phoebe se vio acallada cuando entraba por la puerta una segunda persona. La bruja supo de inmediato de quién se trataba y se excitó muchísimo.

Ante la mirada atónita de la joven Halliwell, aquellos dos sementales se abrazaron con pasión y empezaron a besarse. Podía verse como sus lenguas jugaban entre ellas.

"Yo también quiero", intentó protestar la mujer y los hombres la vieron con desprecio y las sábanas volaron para atarla a la cama. Ahora tenía que soportar la tortura de ver a los dos amores de su vida besándose frente a ella, desnudándose frente a ella. Jason le quitó la corbata a su novio y le amarró las manos en la espalda. Después coloco las yemas de los dedos entre la apertura de los botones y usó su fuerza de macho para abrir la camisa. Los mismos botones salieron volando y rebotaron por el piso. Ahora el empresario tenía frente a él un pecho musculoso cubierto de vello. Esos eran los músculos del que alguna vez fue abogado y así es como Jasón quería verlo. Así pues, empezó a lamer todo el cuerpo de su hombre para librarlo del sudor.

Ahora tenían que molestar a Phoebe, así que el empresario movió al demonio tras de manera que la bruja estuviera frente a él. Haría un baile para los dos. Con movimientos lentos y sensuales dejó caer su sacó al piso. Se quitó la corbata lentamente. Deslizó sus dedos entre la camisa para separarla de su musculoso cuerpo lampiño. Cuando se quitó el cinturón aprovechó su cuero para darle un par de golpes al demonio en el pecho. Ya no quedaba mucho. Los pantalones, sus apretados calcetines oscuros, sus zapatos perfectamente lustrados y el bóxer rojo que apasionadamente ajustaba su gran paquete. Terminando ese gran baile que dejó a los dos esposos aún más excitados. Aprovechando esto tomó a Cole de los hombros y los empujó hacia abajo, para que él se arrodillara y engullera el pene de Jason. Sus manos seguían atadas y estaba a merced de un empresario violador.

"Sí, enséñale a esta puta que tu boca puede darme más placer. Te voy a llenar de leche para que sepas que eres mío para siempre. Sí, sabes que cada vez que entro en tu cuerpo deseas más."

Y los insultos fueron subiendo de tono.

"Así es como la Fuente de todo Mal se humilla frente a un simple mortal. Soy más poderoso que tú, Cole, mi pene te impone respeto y por eso lo adoras. Frente a mí eres una puta. Una perra. Mi golosa favorita."

Y el semen de Jason llenó la boca de Cole. Los dos se desvanecieron en al aire y Phoebe quedó sola para masturbarse. ¿Qué había sido esa visión? Y sólo un nombre vino a su mente. Barbas.