Charlas de alcoba

Un truco de mi pareja para mantener en alto la pasión.

Mi pareja es una mujer alegre y resolutiva, con un buen puesto de trabajo que la hace ser muy independiente y tener una vida social muy activa.

Suele vestir cuidando mucho su imagen, sin llegar a ser absolutamente llamativa siempre tiene el toque de elegancia y sofisticación que me encanta.  Todo ello resalta su bonito cuerpo, en el que no destaca nada especial pero que cuando lo contemplo en su desnudez me resulta delicioso.

Todo esto lo podría decir cualquier marido enamorado de su esposa, en mi caso añadiré que llevamos pocos años de pareja, nos conocemos muy bien y disfrutamos mucho con el sexo, siempre buscando cosas nuevas para sorprender y agradar al otro.

Cada cual a su manera y estilo, busca nuevas experiencias y situaciones para agradar al otro, cada vez más imaginativas y morbosas, pues se trata de mantener la llama de la pasión y ejercer el roll dominante en la pareja.

Podría decir que en esta contienda el resultado está bastante igualado, pero mentiría puesto que ella me supera con su desbordante imaginación y su capacidad de tener múltiples orgasmos en una misma noche, con lo que las sesiones de sexo se alargan y alargan.

-       “Hola cariño. ¿Qué tal ha ido el día?”, me pregunta mi esposa al llegar del trabajo.

-       “Cris, Yolanda y Mari han estado aquí esta tarde. Mientras tomábamos café hemos estado viendo nuestras ultimas fotos. También hemos organizado lo que haremos para el próximo carnaval”.

-       “Hola guapa. Ah, vale. Ya me dirás cuál es el plan. ¿Preparamos la cena?”, le respondo sin prestar mucha atención a lo que me dice.

A ella parece que le hubiese gustado seguir con el tema de sus amigas y las fotos, se ha sentido algo defraudada ante mi falta de interés.  Al acostarnos, Marisa vuelve a sacar el tema de las fotos.

Yo estaba sentado apoyado en el cabecero leyendo unos minutos antes de dormir. Marisa se ha acostado pegada a mí con su cara junto a mi hombro y su mano sobre mi pecho jugueteando con mi vello.

Le pongo la mano en la cadera acariciando sus curvas sobre el camisón de tacto de seda que se ha puesto hoy. Está realmente sexy, el camisón es muy corto y veo como se frota un pie con el otro, he aprendido de otras ocasiones es preludio de una incursión de las suyas. Eso me gusta y me pone en alerta y deseoso de dejar el libro para otro dia.

-       “Lo hemos pasado muy bien mirando las fotos de la excursión a la nieve y también las de Halloween. También les he enseñado tus fotos, aquellas que te hice durante las vacaciones”.

Empieza el juego. Sé que lo dice con ánimo de provocarme y tengo que reaccionar rápido si no quiero ser su muñeco de juegos.

-       “¿Queeé? ¿las fotos que me hiciste desnudo? ¿esas? Pero, ¿cómo se te ha ocurrido tal cosa?”

-       “Menuda vergüenza cuando las tenga delante. ¿no les habrás enseñado las que se me veía todo? Me moriría de vergüenza”

-       “Claro que si... y les han gustado mucho. Si vieses las caras que iban poniendo a media que las fotos pasaban de mano en mano. Ponían los ojos como platos y las veía relamerse de deseo”.

-       “Todas han quedado muy gratamente impresionadas y creo que más de una se ha cogido un buen calentón. Alguno de nuestros amigos notara algo extraño esta noche. Seguro que han ido con ganas de guerra. ¿quizás les puedes preguntar si han notado algo extraño”.

-       “¿Acaso no te importa mostrar mis intimidades entre tus amigas?”, le pregunto fingiendo un tono enfadado.

-       “¿a ti te importa que te miren con envidia cuando te ven pasar con tu coche nuevo? ¿verdad que no?, ¿a ti no te gusta ver como otros hombres me desnudan con la mirada? pues a mi tampoco me importa que te miren boquiabiertas. Eso me llena de orgullo y satisfacción. Me calienta ver que te desean y que suspiran por algo que yo tengo siempre que quiero y mas”.

-       “Ya, pero y ¿si les gusto tanto que me quieren probar? Eso ya no te parece tan bien, ¿eh?”

-       “Claro que sí. ¿Acaso a tu no les dejarías dar una vueltecita en tu elegante coche, sabiendo que después te vas a poder lucir delante de ellos?, ¿no te gustaría verles la cara de envidia al pasar delante de sus narices?”

-       “Sabiendo que eres mío y que te tengo cada vez que quiero, no me importaría “que te probasen un poquito”, dice con picardía mientras me manosea poniéndome a cien.

-       “Mari ha comentado que no estabas nada mal, que su marido estaba un poco mejor, pero  al final ha reconocido que tu culito le gustaba muchísimo.

-       “Yolanda y Cristina se han quedado embobadas mirando las fotos que iban volando de mano en mano. Creo que les ha entrado un hormigueo muy especial entre las piernas Alguna de ellas seguro habrá mojado un poco las bragas. Algún día, a solas, les preguntaré”

-       “Luego se han empeñado en sonsacarme ciertas intimidades y yo he respondido con gusto a su curiosidad. Han seguido con mucha atención mis confidencias y lo que las ha dejado patidifusas es cuando les he confesado que eres muy imaginativo, y que muchas veces me sorprendes con cosas nuevas”

-       “A Cris le he dicho que lo que más me gusta de ti es la dulzura que pones siempre en el segundo polvo. Esto le ha hecho abrir los ojos y preguntar incrédula e inocente:

-       “¿tenéis una segundo polvo de forma habitual?, eso es magnífico ¿no?”

-       “No es como la primera vez.. tiene algo menos de vigor... pero las caricias son más dulces y es mucho más juguetón”, le dije para despertar su interés.

-       “En el segundo siempre inventa algo nuevo. Casi siempre me sorprende, pero al final siempre termino rendida a sus pies”, le dije.

-       “Cuenta...cuenta”, me dijo con insistencia e interés.

-       “A menudo probamos nuevas posturas o me hace caricias de forma poco habitual, que me sorprenden mucho y que en ocasiones violentan mi escaso pudor, pero que siempre terminan dándome mucho placer”, le dije para incrementar su curiosidad.

-       “Bueno, vale, vale...cuéntame los detalles,” insistió con cierto desespero.

-       “En una ocasión, le cuento en confidencia, se puso encima de mi, de rodillas a ambos lados del pecho poniendo su polla junto a mi boca. Me pidió que se la chupara mientras el me metía los dedos en el coño”.

-       “Al principio yo no quería, pero a medida que se la iba chupando él me iba follando con sus dedos. Termine metiéndome toda la polla en la boca y deseando que me follara toda la noche con esos dedos tan juguetones que tiene”.

-       “Pascual me frotaba el clítoris sin parar mientras yo se la chupaba. De vez en cuando me metia dos dedos y me hacia estremecer pero sin posibilidad de decir nada. Cuando me corri y llene su mano con mi lechecita, el se llevó los dedos a la boca y los chupo con ganas”

-       “le gustó tanto que se corrió violentamente en mi garganta y en mis labios”, le conté disfrutando de la expresión de su cara.

-       “Guauuu, que noche!, dijo con admiración. ¡Qué guarradas más ricas!”

-       “¿alguna vez lo habéis hecho en un sitio público con riesgo de que alguien os sorprenda?”, me pregunto Yolanda.

-       “Uy!, muchas veces y en sitios donde nadie lo espera. La última vez fue en el aparcamiento subterráneo del supermercado... pero no en el coche... sino junto a la entrada, por donde pasaba todo el mundo. Fingimos que él me ayudaba a poner unos paquetes en el maletero y en realidad me tenía bien cogida y con su estaca clavada hasta el fondo. ¡Fue sensacional!”, les confesé.

-       “Algunos al pasar y oírme gemir, llegaron a ofrecerse para ayudarnos por si necesitábamos algo.

-       “Una mujer que pasó a nuestro lado distraídamente se llevó la sorpresa de ver la polla de mi marido completamente erecta. Yo creo que Julián lo hizo a propósito... quiso enseñársela... es un poco vanidoso.

-       “No me extraña nada” dijo Yolanda volviendo a ojear una de las fotos.

-       “Hace pocas noches”, les confesé, “después de hacer el amor en el baño justo después de darnos una ducha los dos juntos, creí que lo encontraría dormido en la cama. Me había retrasado secándome el pelo... cuando llegue a la cama mi sorpresa fue mayúscula...”

-       “Allí estaba otra vez dispuesto... con la polla igual de gorda o más que antes. Me puse tan caliente que enseguida me bajo un chorro de flujo para mojar de nuevo mi coño...

-       “Cuando me quise dar cuenta ya la tenía dentro. Enseguida note algo extraño que me frotaba y me pinchaba sobre el clítoris. Se había puesto un anillo de esos con una especie de púas. Al principio me sorprendió un poco pero luego me daba tanto gusto que sentí volverme loca.

-       “Uy! ¡Qué cosas tan ricas!” dice Cris con admiración. “Ahora cuando le encuentre lo veré con otros ojos... ¿ me dejaras que te lo caliente un poquito?”, me pregunto la muy picarona.

Mi esposa detiene unos instantes el manoseo sobre mi pubis y me pregunta con la mirada si me gusta el relato y si quiero que siga con él.

-       “Sigue... sigue... hoy me estás haciendo una paja de las que hacen historia y eso que me vas contando me pone muy cachondo”, le digo a mi mujer suplicando su continuación.

-       “Ya se que te gusta mucho y por eso lo hago. Sé que luego vendrás a por mí y me harás sentir como una reina”.

Deverano.