Chantajes de mi jefe

Llevaba 10 años sin trabajar porqué la maternidad me había obligado a dejar esos horarios de secretaria de dirección y no llegar a todo, a mis 40 años, me había dedicado en cuerpo y alma a mis hijos. Estos dos últimos años me he dediqué a mí

Llevaba 10 años sin trabajar porqué la maternidad me había obligado a dejar esos horarios de secretaria de dirección y no llegar a todo, a mis 40 años, me había dedicado en cuerpo y alma a mis hijos. Estos dos últimos años me he dediqué a mí, a cuidarme arreglarme y hacer cursos de reciclaje, así que al cumplir los 40 decidí que ya estaba lista, preparada y con la suficiente seguridad para volver al mundo laboral.

Después de varias entrevistas, me llamaron de una empresa que se dedica a la exportación, fui a la última entrevista con el que sería mi jefe directo y para mi sorpresa me atendió un hombre de unos cincuenta y tantos increíblemente atractivo, no podía ni mirarlo a los ojos casi negros con los que me clavaba su mirada, toda mi seguridad quedaba a un centímetro de suelo.

A los dos días llegó un paquete a mi casa, firmé el recibo al transportista y abrí intrigada, primero un sobre con una carta cordial de bienvenida a la empresa, me habían escogido, estaba contentísima, seguidamente leí la carta de puño y letra de Sergio, mi nuevo jefe, me dedicaba una líneas de tranquilidad en las que me decía que el lunes con la calma nos pondríamos al día y que el apostaba en que lo nuestro sería una relación maravillosa, una sonrisa maléfica se apoderó de mi rostro con la palabra relación, aun no sabía lo que me iba a venir.

El lunes me levanté prontísimo, me duché, me puse el traje chaqueta de la empresa, me quedaba fenomenal, me pinte y salí de casa a penas sin comer, mi marido llevaría a los niños al cole mientras me adaptaba a mi nuevo empleo.

Llegue al edificio enorme y subí en ascensor a mi planta, me esperaba la chica de recursos humanos que se dedicó a presentarme y enseñarme el lugar, una vez llegue a mi mesa, deje las cosas y abrió la puerta del despacho de Sergio.

-Sr. Moragas ya le enseñé todo a Sonia, desea algo más o ya se ocupa usted

  • Gracias Lucia, ya está. Sonia, por favor pasa y siéntate.

Asentimos las dos, Lucia cerró la puerta y to me senté delante de él.

-        No no, Sonia, ven a la mesa de reunión, está el desayuno preparado, así rompemos el hielo y te pongo al día con la tarea que a partir de ahora vamos a compartir.

-        Gracias (me levanté y fui allí), ¿le sirvo un café?

-        ¡Si!! Muchas gracias, pero por favor dirígete a mi como Sergio.

Se levantó y al pasar detrás de mí, sus dedos acariciaron mi pelo, fue como sin querer, aunque dentro de mi algo se estremeció, pero no quise darle vueltas quizás fue al pasar.

-        Bueno Sonia, esta semana, tenemos mucho trabajo, yo, bueno nosotros llevamos toda la zona de Japón, te parecerá poco, pero es muchísimo, yo quiero alguien que me resuelva las cosas que me hacen perder tiempo, y que sobretodo que esté por mí, que no tenga que pedir las cosas vente veces, no sé si me explico

-        ¿Una secretaria asistenta?

-        Si más o menos, el sueldo que se te paga no es alto, pero todo se puede mejorar, solo dependerá de las evaluaciones que yo haga

Empecé a sentirme algo extraña, no entendía mucho lo que quería decir, y me miraba fijamente, y me hacía sentir pequeña. Dejé que esa sensación se saliera de mi cabeza y empecé a disfrutar de mi trabajo.

Pasadas las cinco primeras semanas, nos tuvimos que quedar una tarde hasta altas horas de la noche trabajando. Me aparté de la mesa para llamar a mi marido y avisar que llegaría tarde, ya sabíamos que esto podía pasar.

-        ¿Ya has llamado a tu macho?

-        Umm bueno sí, he llamado a mi marido

-        Sonia, cuanto hace que tu macho no te folla como dios manda

Me quedé muerta, no sabía si salir corriendo, si contestarle solo me quedé inmóvil mirándolo, él cerró la puerta del despacho con una llave que se guardó y se acercó a mi.

-        Vamos a ver, que te pasa, te dije que quería que llenaras mis necesidades, y hoy estoy un poco burro

-        Como? Bueno no, es que yo, mira yo estoy casada y estas cosas yo no las hago y no se, déjame salir por favor

Se acercó, me miró fijamente y dio una bofetada, una sonora bofetada, me quedé helada, sin mediar palabra se acercó abrió la camisa arrancando los botones, empezó a sobarme las tetas y las saco por encima del sujetador, no quería que hiciera eso, pero hacia tanto tiempo que no sentía esa calentura que no podía mediar palabra, mientras me chupaba los pezones metió su mano entre mis muslos y los subió hasta mi sexo, levantó la falda, bajo las medias y el tanga de una sola vez, y sin dejar de succionarme los pezones, me empezó a acariciar el coño, estaba empapada, nunca pensé que volvería a sentir aquello, intente salir pero él me cogió las dos manos, las puso en mi espalda, me reclino en la mesa poniéndome encima de ellas, y empezó a frotar mi clítoris, mi cuerpo no obedecía mi cabeza, en poco más de un minuto, me corría, como nunca, me soltó las manos, se acercó a mi boca, me besó cuando perdí el juicio a entregarme a él, me pegó otra bofetada y me forzó a ponerme de rodillas sacó su polla de la bragueta y me la puso en la cara.

-        Chúpamela, quiero correrme en tu boca, seguro que no te tragas la leche de tu marido

-        No por favor, déjame, no le contare nada a nadie

Se rio maliciosamente, me pego otra bofetada y me metió la polla de golpe, la sentí golpear en mi garganta, cogía mi cabeza y me follaba la boca, empujaba con fuerza, me daban arcadas, el siguió hasta que sentí los chorros de leche como chocaban con las paredes de mi cuello, me sentí aliviada de que hubiera acabado. Se separó, yo en el suelo con las media y bragas bajadas y las tetas fuera del sujetador, me sentía morir de vergüenza,

-        Levántate, vamos, ay Sonia, con lo fácil que sería si te dedicaras un poquito a mí, mira guapa he visto como me miras, sé que te gusta mi polla desde el primer momento que te vi, ya tengo una edad que no me gusta estar esperando mucho, te escogí a ti, porque eres una madre de familia con una vida sexual de mierda y con buen cuerpo, tu coño me ha dejado más que claro que te gusto y te gusta lo que te hacía, te has corrido como una perra en mis dedos, así que no llores, porqué ambos sabemos que te

ha gustado. Es inútil que quieras dejar el trabajo, porque la cámara ha grabado todo, ¿y a tu macho no le gustara ver cómo te corres como una perrita en celo verdad?

-        Porqué me haces esto (llorando desconsolada)

-        JAjajaj, porque? Porqué me gustas, me gusta tu cuerpo, tu coñito, tu culo y me gusta mucho follar, así que para de llorar y disfruta.

-        Me quiero ir a casa, quiero que me dejes ir, por favor

-        Mmm, bueno no sé, porque sabes que pasa que estoy cachondo otra vez, verte así, intentando taparte los pechos, tus flujos resbalando por tus medias… creo que vamos a tener que llegar a un pacto

-        Como? Un pacto? Estás loco

-        Mira nena o a las buenas o a las malas, tú eliges

-        Que quieres que haga

-        Desnúdate, quítate toda la ropa

Sabía que no quería, pero menos que me siguiera pegando, así que me desnude y lo miré

-        Bien bonita, se notan esas horas de gimnasio, bueno tus lagrimas me han dado una idea que te encantará, siempre he querido tener una perrita sumisa, así que acércate, coge mi mano y mastúrbate como una perra, frótate el coño con mis dedos, hasta que no sienta que te corres no quiero que pares.

Lo mire, las lágrimas brotaban, pero no rechiste, cogí su mano y me la acerqué, era una mano grande y fuerte, él se movió y se puso detrás de mí, con la palma de su mano empecé a frotarme el coño, no sé cómo pasó pero me puso muy caliente, empecé a notar que estaba muy mojada y sin más me corrí, me corrí mientras apretaba su mano fuerte hacia mí, él se acercó a mi oído.

-        Buena chica, me la has puesto muy dura perrita, vamos a ver qué tal esta tu chochito ahora.

Me hizo apoyar el cuerpo boca abajo de la mesa de reuniones, separo mis piernas, y sin mucho miramiento clavo su grande polla dentro de mí, me daba fuerte, las embestidas eran duras, y estuvo mucho rato, hacia poco se había corrido en mi boca y eso alargaba el tiempo para correrse, cuando empezaba a empujar fuerte como si acabara, paro un momento, escupió en mi culo, y metió dos dedos, sentía mi culo escocer, pero me encantó, volvió a empujar y en nada me corrí, me corrí con él

-        Muy bien perrita, ves? Solo es ganas que te pongas, como te has corrido, ¿eh? Límpiame la polla anda.

No sabía muy bien que quería pero rápido entendí cuando me hizo arrodillar delante de él y su polla en mi boca, la lamí, aún quedaba alguna gotita de leche, nunca creí que me gustara tanto chupar una polla, pero esa me encantaba.

-        Ya está ya está perrita, deja ya de chupar, vístete te llevare a tu casa, mañana quiero que llegues más tarde, pero no te quedes en casa durmiendo, te vas a un centro de esos de belleza, y te depilas entera, te peinas, te haces la uñas, quiero mi perra perfecta para la hora de comer, ¿lo entiendes?

-        Pero es que…

-        ¡Pero es que nada, toma dinero y a las dos del mediodía te quiero en el parquin de aquí la oficina, esperando en mi coche, Ah!! Y te quiero sin bragas, ¿lo has entendido?

Asentí con la cabeza cogí el dinero, él abrió la puerta y me dejó pasar, en el ascensor de bajada al parquin, no podía mirarlo, él sin embargo sonreía. Me abrió la puerta del coche y subí, me senté y mire por la ventana, arrancó el coche y salimos de allí, llegando a mi casa paró en una esquina, me desabroche para bajar.

-        Dónde vas tan rápido, vamos perra tienes que irte llenita a dormir, chúpamela otra vez.

Le miré y allá estaba con la polla fuera, estaba venosa y dura, no pude hacer más que ponerme de rodillas en mi asiento y empezar a chupársela, tardó rato en correrse, me dolía la mandíbula, pero sabía que a él poco le importaba, se corrió y me mantuvo con su polla palpitante dentro hasta que engullí todo el semen.

-        Bien perrita hasta mañana a las dos, no hagas tonterías o el video llegará a tu marido en menos de lo que puedas imaginar.

Continuará