Chantajeada por mi hermano (espiando a mi hno 2)

Segunda parte de mis aventuras con mi hermano. un poco largo pero creo que merece la pena

CHANTAJEADA POR MI HERMANO (ESPIANDO A MI HERMANO 2)

Los días posteriores a descubrir la nota de mi hermano los recuerdo como un verdadero infierno. Pase todo ese día en mi cuarto casi sin atreverme a salir a pesar de saber que mi hermano estaría trabajando en la gasolinera. No podía centrarme en nada y mi corazón latía desbocado y pugnaba por salírseme del pecho. A la hora de cenar no me quedo más remedio que salir a recibir a mis padres que volvieron de su viaje por Italia. En la cocina se produjo el encuentro con mi hermano Roberto que acababa de llegar de trabajar, aún con su mono de la gasolinera puesto. Evité por completo mirarle, sabiéndome incapaz de no venirme abajo si lo hacía.

-         ¿Qué tal habéis estado por aquí chicos? ¿Roberto has cuidado bien a tu hermana?

Levante la mirada hacía Roberto sintiendo como la sangre abandonaba mi cara, esperando su respuesta.

-         Si mama. Por aquí todo normal. Sonia se ha pasado todo el finde en la cama.

Ni siquiera me miro mientras contestaba. La cena fue transcurriendo con normalidad, aderezada con las anécdotas del viaje de mis padres. Poco a poco fui calmándome un poco. Parecía que no tenía intención de decirle nada a papa y mama. Por otro lado, ¿que iba a contarles? Bueno, entonces todo se reduciría a evitar quedarme con él a solas…

Los días fueron pasando y nada parecía haber cambiado. Roberto seguía con su rutina sin prestarme especial atención, y no me era difícil evitarle. Todo seguía igual…bueno, casí todo. Yo no era la misma. Las pocas veces que me cruzaba con mi hermano no podía evitar sentirme turbada… ¿siempre había llevado esos vaqueros tan ajustado? ¿Siempre se le habían marcado tanto los pectorales con las camisetas?...

Pasó más de un mes y comencé a perder el miedo a la situación. Lo que pasó quedaría siempre como un incomodo recuerdo entre nosotros. Yo no paré durante ese mes de hacerme dedos rememorando lo que vi aquella noche, imaginando que mi hermano me follaba, que le comía su inmenso miembro, que se corría sobre mis tetas… Pasando la mayor vergüenza de mí vida incluso me atreví a comprarme un consolador con una forma de polla muy realista, en un sexshop en la otra punta de la ciudad. Era negro, de unos 20 cm según la caja. Con el y un bote de gel lubricante me embarque en lo que se había convertido en mi nueva obsesión…el sexo anal… las primeras veces apenas conseguí meterme el capullo entre grandes dolores… temí haberme equivocado en la elección del tamaño. Siempre he comido más con los ojos. Al cabo de un par de semanas de obsesiva práctica ya era capaz de metérmelo casi entero. Me sentía una zorra, a cuatro patas sobre la cama, con ese pollón negro dentro de mi culo, metiéndome los dedos en mi coño chorreante, susurrando el nombre de mi hermano…me sentía viva…

Mis relaciones sexuales con mi novio Luis también cambiaron. Poco a poco fui introduciendo novedades, aunque poniendo mucho cuidado en que el creyese que eran idea suya. Al principio se sorprendió de mi nuevo vigor sexual, pero al fin y al cabo era un tío, mojar más y mejor…no hubo queja alguna. Siempre que salíamos terminaba mamándosela en el coche de sus padres. Incluso me tragaba su lefa, algo a lo que siempre me había negado. Follabamos en el coche, en parques, en callejones, incluso un viernes que mis padres salieron y mi hermano curraba de noche le deje que me follase el culo en mi casa. Después de mis prácticas con el consolador, la polla de Luis entró fácilmente. Le pedí que me follase sin condón, que me azotase el culo, que me llamase puta… se corrió entre gemidos y espasmos dentro de mi culo sintiéndose el hombre más feliz sobre la faz de la tierra, sin sospechar que no pensaba en el cuándo me follaba, que no era su polla la que me quería comer, que no era su leche la que quería en mis entrañas.

Pero un día todo volvió a dar un giro aterrador…

Ese sábado Luis estaba de viaje con sus padres, así que aproveche para salir con mis amigas de marcha. Me puse la minifalda y los tacones y salimos a quemar la noche. Lo estábamos pasando en grande las chicas solas. Los moscones nos rodeaban pero yo me limitaba a bailar con unos y con otros de buen rollo. Charlé un rato con un tío. Era alto, rubio y bastante musculado. Tontee inofensivamente con el e incluso me dio su número de móvil. Agotada de tanto bailar fui al baño de la disco a asearme un poco. Mire el móvil y tenía un whatsapp de mi hermano.

-         Pequeñaja, vente para la gasolinera que estoy de turno de noche y tráeme un paracetamol que no me encuentro bien y estoy solo.

Yo siempre llevo paracetamol encima porque me asaltan fuertes dolores de cabeza de vez en cuando. Jodida por tener que dejar a mis amigas fui a despedirme de ellas. El tío rubio se ofreció a llevarme en un momento a la gasolinera en su coche y así podríamos volver rápido a la discoteca a seguir con la noche. Dude porque no lo conocía, pero resulto ser compañero de clase de mi amiga Rocío que me tranquilizo asegurándome que era de fiar.

Durante el trayecto de unos diez minutos en coche fuimos charlando de cosas intrascendentes. Ramón, como resulto llamarse el chico, era muy agradable. Casi no había tráfico a esas horas, así que llegamos rápidamente. Le pedí a Ramón que me esperase en el coche mientras entraba a darle las pastillas a mi hermano. Me extraño que las luces de la tienda de la gasolinera estuviesen apagadas. En la puerta un cartel rezaba: “Cerrado por Inventario. Disculpe las molestias”.  Llame golpeando en el cristal con los nudillos y espere. Roberto apareció en la puerta y me dejo pasar. Iba vestido de calle y no con el mono de trabajo.

-         Hola pequeñaja. Menos mal que has llegado.

-         ¿Va todo bien Roberto? ¿Estas bien?

-         Si. Pero ahora ira todo mejor.

Cerró la puerta con llave y se la guardo en el bolsillo. Pasamos al almacén de la tienda. Yo entre distraída buscando en mi bolso las pastillas. Al alzar la vista vi a una chica sentada en unas cajas que no era Jessica, la novia de mi hermano. Tendría unos 25 años, era alta, delgada y vestía de una manera muy provocativa con una minifalda muy corta y un top negro.

-         Verónica, esta es Sonia, una amiga…ha venido a mirar…a ella le gusta eso.

¿Una amiga? ¿A mirar?

-         ¿Qué es todo esto, Roberto? – pregunte asustada.

Roberto me cogió del brazo y me llevo a una esquina del almacén.

-         Esto es lo siguiente pequeñaja. Voy a follarme a esa zorra, y tu vas a mirar y a masturbarte mientras.

-         ¡Estas loco! – le grite soltándome de su brazo - ¡Suéltame!

Fui hacia la puerta pero el me corto el paso.

-         Vas a hacerlo pequeñaja. Te diré porque. Si no lo haces le enseñare a todo el mundo unos videos muy interesantes. Te lo pasas muy bien en tu cuarto con ese consolador, ¿verdad? Sales guapísima mientras te metes ese pollón por el culo. Cuanto me alegro de haberte puesto esa cámara escondida.

Me sentí desfallecer. Las piernas me fallaron y Roberto me sujeto para evitar que me cayese.

-         No me hagas esto – suplique – déjame irme.

-         Pequeñaja, te quiero mucho y quiero que experimentes las sensaciones de la vida que merecen la pena- contesto – ¿Acaso no eres más feliz desde que me viste con Jessica? ¿Acaso el maricón de tu novio no te folla mejor ahora? Cariño haz lo que te digo y lo pasaremos bien.

Me hizo sentarme en una caja mientras yo no paraba de sollozar.

-         ¿Follamos o qué? – dijo la chica mientras se quitaba el top, dejando al aire unas tetas grandes y algo caídas.

-         Tranquila puta que ya te voy a joder- contestó mi hermano quitándose la camiseta.

Se besaron con ansia, devorándose, lamiéndose. El le sobaba las tetas, ella le acariciaba el paquete por encima del vaquero. La cogió del pelo y la puso de rodillas. Mientras se bajaba los pantalones le escupió en la boca y ella se relamió. Llevaba unos bóxer azules. Su polla se marcaba dura y enorme, luchando por liberarse de la cárcel de licra. Se los bajo hasta las rodillas y comenzó a comerle la polla, sin miramientos ni delicadeza.

-         Haz lo que te he dicho- me dijo mientras cogía del pelo a la chica para hacerla mamarsela mas rápido.

Sin dejar de sollozar me subí la minifalda y aparte el tanga de mi coño que empecé a acariciar. Para mi vergüenza he de decir que estaba húmedo. Roberto me miraba fijamente mientras la chica le comía la polla…que polla. Ella luchaba por no ahogarse aunque se le notaba bastante experiencia en esas lides.

La hizo ponerse a cuatro patas mirando hacia donde yo estaba. Le subió la falda, no llevaba bragas. Escupió en su ano y le restregó la saliva con el capullo. La cogió de las caderas y le enchufo la polla de un solo golpe por el culo. Ella hizo una mueca de dolor pero no rechistó, se veía que estaba acostumbrada y que le gustaba así, duro.

Empezó a follarsela fuerte y ella comenzó a gemir y a pedir más. Pero nosotros no le hacíamos caso. Roberto me miraba fijamente a los ojos, y yo le devolvía la mirada. Empecé a meterme los dedos rápido y fuerte y a gemir yo también mirando la cara de placer de mi hermano, su musculoso cuello, sus pectorales sudorosos, sus abdominales marcados….me corrí con un gemido largo y profundo. Él seguía dándole por culo a aquella tía sin dejar de mirarme…

-         ¡córrete tío! ¡Lléname el culo de leche! – suplico ella entre gemidos.

-         No zorra. Esta corrida tiene ya dueña. – contesto él.

Saliendo de su culo se puso delante mía. Me cogio de la cabeza con una mano mientras con la otra se la machacaba. En pocos segundos, entre gemidos me ordenó abrir la boca. Yo me agarre con las dos manos a sus nalgas y deje que me metiera la polla en la boca, boca que me lleno de leche. Espesa, caliente, abundante. Lefa que yo trague solicita mientras apretaba con fuerza su musculoso culo.

Saco su polla de mi boca, aún estaba bastante dura. Me dio un dulce beso en los labios.

-         Vete a casa pequeñaja – me susurro.

Colocándome la ropa salí de la tienda y me dirigí al coche donde Ramón me esperaba con cara de preocupación.

-         ¿Estas bien guapa? Intente entrar pero la puerta estaba cerrada.- me dijo cuando entre dentro del vehículo.

Sin contestarle me lance a su boca y comencé a besarle salvajemente. Ramón sorprendido al principio pronto se recobro y me devolvía los besos con pasión sobandome las tetas por encima de la camisa. Sin dejar de besarle le desabroché el cinturón y los vaqueros. Me agaché y libere su polla del slip negro de CK. Era gorda y bastante grande. Comencé a chupársela con fuerza, desesperada, metiéndomela entera en la boca, acariciando sus pelotas con la mano, notando su capullo en el fondo de mi garganta.

-         ¡Joder preciosa! ¡Como la chupas! ¡Si! ¡Cómeme la polla!

Al poco note como sus gemidos se hacían más sonoros y por sus espasmos musculares presentí que se iba a correr. No pare ni me saque la polla de la boca. El tampoco avisó. Me trague toda su lefa como una zorra hambrienta.

-         Ufff preciosa, es la mejor mamada que me han hecho nunca.

Sin contestarle cogí su mano y la guié a mi coño chorreante. Él entendió la “indirecta” y empezó a masturbarme con fuerza mientras yo me pellizcaba los pezones. Estuvimos así unos minutos, hasta que vi que su polla estaba de nuevo dura.

-         Vamos fuera. Quiero que me folles sobre el capó

-         Joder tía. Como me pone que seas tan zorra. ¿Tienes condón?

-         No, quiero que me folles sin condón, quiero que te corras dentro.

-         Ufff tía no quiero sustos de embarazos y movidas.

-         No. Quiero que me folles el culo y te corras dentro.

Sin poder creerse su suerte Ramón me puso sobre el capó y comenzó a lamerme el ano. Puso su capullo en la entrada y empujo suavemente. Las prácticas habían dado fruto y entro fácilmente. Comenzó a follarme fuerte. Me azotaba el culo y me tiraba del pelo…mire hacía la tienda y vi como mi hermano miraba a través del cristal sonriente. ¿Se estaba haciendo una paja? No lo se, no podía verlo. Pero me imagine que si. Me corrí entre gritos y espasmos que hicieron que apretase el esfínter, lo que hizo que Ramón se corriera dentro de mi.

-         No me la saques. Quédate dentro de mi….

Estaba perdida….

CONTINUARÁ…