Chantajeada por los amigos de mi hijo

Descubro que los amigos de mi hijo trabajan en un negocio ilícito. Se vengarán de mi, haciendo todo lo que desean conmigo y tomando imágenes y grabando un vídeo para su regocijo

Cuando los vi salir del aeropuerto nos abrazamos los tres. No hubo preguntas, reproches, ni tan siquiera palabras. Tan sólo nos abrazamos con los ojos rezumantes.

Meses atrás, mi marido y yo, nos sentíamos muy orgullosos de Pablo, nuestro único hijo, que a la vez que cursaba la carrera de dirección y administración de empresas en la universidad, había conseguido un trabajo por las tardes muy bien retribuido.

Me presentaré. Me llamo Blanca, abogada de profesión, y como ya he dicho, soy madre de un joven de 19 años. Llevo muchos años casada con Juan, el único hombre de mi vida y a quien sigo amando con locura. Me considero, a pesar de haber pasado los 40 hace un par de años, una mujer atractiva, me conservo bastante bien, aunque mis esfuerzos me cuesta. Soy rubia, no demasiado alta, con pecho abundante.

A raíz de entrar en la universidad, Pablo cambió a sus amigos del colegio por sus nuevos compañeros. Se conocieron por la afición a la fotografía que los cuatro procesaban y después le ofrecieron un empleo en su empresa. Le aconsejamos que no perdiera el tiempo en trabajar, ya que económicamente no lo necesitaba, pero tenía mi carácter, y no cedió. Mi marido es propietario de una empresa y funcionaba bastante bien. Yo soy abogado, y si no espero clientes, a menudo me llevo el trabajo en casa.

Dos de sus mejores amigos, también eran compañeros de clase y de trabajo, Mario y Rubén. Ambos venía frecuentemente por casa, y cuando empezó la temporada de piscina solían pasar casi todo el fin de semana con nosotros, disfrutando de ella. También vinieron un par de veces a la playa, a un apartamento que también poseíamos. Ambos me parecían unos chicos estupendos, y me gustaba que Pablo estuviera tan integrado con ellos, ya que era un poco tímido. Estaban solos solos en la ciudad donde habían venido a estudiar y a menudo se quedaban en casa a cenar e incluso a dormir si era tarde cuando terminaban y remoloneaban un poco. Al principio, también les acompañaba otro chico y compañero de oficina, Suso, muy amigo de mi inicialmente pero que posteriormente se fueron distanciando. Sabía que había pasado algo entre ellos, pero ignoraba el motivo.

Sabíamos que la empresa era propiedad de Antony un hombre aproximadamente de mi edad. Fue al final del verano y a través de unos comentarios sobre las actividades de la sociedad que hizo Pablo, cuando descubrí que era una tapadera para negocios poco claros. Pedí, que discretamente, sacase información hasta que todos mis temores se hicieron realidad.

Los pasos siguientes fueron denunciar los actos ilícitos de la sociedad y que Pablo saliese de la empresa. Informamos de la situación a Mario, Rubén y Suso, y aunque al principio se mostraron cooperantes a la larga no acompañaron a nuestro hijo en su decisión. Todo se precipitó y enseguida empezó a recibir amenazas para que retirase la denuncia y no declarase en el juicio que se celebraría en breve.

Llamadas anónimas sin poder identificar la voz. Nada que se pudiera demostrar, aunque sabíamos quienes eran. Todo ello hizo que tomásemos la decisión que Pablo se marchara fuera durante un par de semanas. Decidimos que Juan le acompañase, y que se marcharan a un lujoso hotel caribeño.

Llevaban ya varios días fuera. Hablaba con ellos con frecuencia y volverían en breve, ya con la idea de declarar en el juicio. No obstante, me sentía intranquila ya que no había podido hacerlo desde la mañana del día antes.

Ese día volví pronto a casa. Me fui pronto del trabajo para depilarme. Deseaba volver a ver mi hijo, pero sobre todo a mi marido. Era viernes, No tenía planes hasta el lunes, ya que el asunto del juicio lo tenía ya solventado.

Vivimos en una casa grande, alejada de la ciudad. Acababa de llegar cuando llamaron al timbre. Al mirar pude ver a través del videoportero que eran Mario y Rubén. Me apresuré a abrir, pensando ilusamente que podrían haber cambiado de opinión respecto a su declaración.

De inmediato, Suso y Antony surgieron de la nada y éste me apuntó con el cañón de una pistola. Me hicieron pasar al salón. Quedé paralizada, sólo acerté a decir que no les diría donde estaba Pablo.

  • Sé de sobra donde está Pablo. Hasta esta mañana en un hotel en el caribe. Conozco todos vuestros movimientos. De hecho, tengo a varios “colaboradores allí” y a una palabra mía ambos desaparecerían sin dejar rastro.
  • Estás mintiendo. Es un farol. Además, si haces algo así, irás a prisión por asesinato.

Sonrió burlonamente, con superioridad, sabiendo que tenía controlada la situación. Sacó su teléfono móvil, hizo una llamada y me lo entregó. La imagen me descorazonó. Vi a mi marido y a mi hijo en una especie de mazmorra. Ahora entendía el porqué no contestaban a mis llamadas.

Volví a amenazarle, segura de mi misma, explicándole que sería condenado si les sucedía algo. Su respuesta fue contundente y meditada, exponiéndome que era un país extranjero, no habría pruebas.

  • Vais a ir a la cárcel. Todos iréis. Haz que los dejen en paz o...............

  • O qué? – Se anticipó a responder Antony – Están en un país donde la voluntad policial es fácilmente sobornable.

Continué hablando con él, pero me iba desmontando cada uno de los argumentos que replicaba. Intenté varias veces agredirle pero los tres jóvenes intercedían haciendo de parapeto ante su jefe. Al final me derrumbé y mirando a Antony acepté su victoria.

  • Está bien. Retiraremos los cargos, no habrá juicio, pero quiero que queden libres inmediatamente.
  • Blanca. No estás en condiciones de exigir nada. Es más, les he ofrecido algo a estos chicos para que me ayudasen a convencerte.

Quedé impresionada. No podía dar crédito a lo que estaba pasando, pero su peor chantaje estaba por llegar. El joven directivo siguió hablando.

  • Pensarás que les he ofrecido dinero, y es cierto, pero tú eres la golosina. De ti depende que aceptes, y también la vida de tu familia. Te quieren a ti, le gustas a todos ellos.

Me levanté tan nerviosa como escandalizada por lo que me habían propuesto, pero tenía la situación bajo control. Me arrodillé, suplicándoles que les dejaran libre y jurando que no habría juicio.

Antony me ignoraba y mandó a Suso y a Mario a por las bolsas al coche, mientras me explicó lo que pretendía.

  • Como te he dicho, eres el capricho de estos chicos y hemos ideado algo que aún les da más morbo. Vamos a filmar y fotografiar todo lo que aquí suceda. Me han dicho lo guapa que estabas en bikini y hoy quieren algo más.

Volví a implorarles, poniéndome de rodillas, y así me encontraron los dos jóvenes cuando regresaron con dos grandes bolsas y empezaron, entre risas, a sacar cámaras de fotos, de vídeo, así como unos trípodes.

  • Verás¡¡¡ Lo que quiero, lo que queremos, es que nos hagas un strep tease, eso para empezar, pero vendrá aderezado con un imborrable recuerdo para ellos, por eso filmarán y fotografiarán todo lo que aquí pase esta tarde. – Iba diciendo en tono burlesco y seguro de si mismo. – En cuanto tengamos las cámaras dispuestas, quiero que empieces a desnudarte lentamente, que alegres nuestros ojos.
  • Estás loco y vosotros........ vosotros sois unos pervertidos hijos de puta...............

Vi como Antony llamaba por teléfono. Al momento me lo cedió para comprobar como un hombre, con la cara tapada comenzaba a golpear a Juan, otro se acercó a Pablo y no pude más.......

  • Por favor¡¡¡¡¡ Que paren, lo haré, lo haré – Dije sumisa. – Haré todo lo que me pedís.

Hiperventilaba, me sentía mareada, como borracha. Sólo me había sentido así el día que había muerto mi padre, bastantes años atrás. Mi mirada se dirigía a los cuatro malnacidos que estaban en mi casa, y que veía como iban colocando las cámaras y accesorios

Iba vestida con una camiseta blanca y unos vaqueros ajustados. Me hicieron colocarme junto al sofá y girarme. Antony empezó a hablar y a organizar.

  • Empezaré dirigiendo yo. A ver, sacad las cámaras. Venga guapa, así, muy bien, de pie, que podamos verte todos. Gírate, que veamos como se ajustan tus pantalones a tu culo. Es precioso, tengo ganas ya de verlo. Vamos fuera la camiseta, es bonito ese sujetador azul, te sienta bien, sigue con tus pantalones...........

  • No os denunciaremos. Se parará el juicio.

  • Eso está claro, no me cabe ninguna duda. Pero si no quieres seguir, ya sabes.... Venga bájate los pantalones, asi, bien, poco a poco, déjalos por ahí.... Me gusta tu tanga. Es un conjunto a juego con tu sujetador.

Iba obedeciendo como una autómata, haciendo lo que me iban pidiendo, sin atreverme a contrariarle por lo que les pudiera pasar a mi familia. No podía dejar de llorar, pero a ellos no les importaba.

  • Sigue con el sostén, así, desabróchalo, perfecto, no te gires, de frente, queremos verte las tetas. Bien, dámelo, sigue, ahora el tanga, bájalo, espera, poco a poco, aguanta ahí donde está, a la altura de los muslos – Sacó varias fotografías. – No te tapes las tetas, joder¡¡¡¡ No voy a repetirlo más veces. Sigue...... bien..... dámelo también. Ahora ponte de pie, no te tapes, quiero verte. Así, eres muy obediente. Una mujer moderna, me pone tu coño depilado. Tápalo si quieres, tenemos todo el tiempo del mundo para verlo. Seguro que esperabas a tu marido. Ahora vamos a tu despacho. Vamos a poner allí una cámara fija de vídeo.

  • Ya me habéis visto desnuda, tenéis vuestro recuerdo. Marchaos y haz que los dejen libres¡¡¡ No habra juicio.

Se iban moviendo a mi alrededor, con sus cámaras en la mano. Hacían comentarios burlescos hacia Pablo, lo cual era insignificante en comparación a lo que yo tenía que hacer. Además, habían situado una cámara de vídeo fija, que no paraba de grabar.

  • Abogada, como te he dicho, hoy eres la musa de estos chicos. Harás todo lo que ellos quieran. Si nos pides que nos marchemos antes de terminar, lo haremos, sabes que no los podrás volver a ver. Sé que no habrá juicio. No habrá nadie para declarar y tú como letrada retirarás los cargos. – Respondió – Ahora chicos, podéis hacer lo que hemos hablado. Hará un strep tease para cada uno de vosotros, así que iros al dormitorio y traerles la ropa que se pondrá y se quitará delante de vuestras cámaras. Esta primero ha sido el mío.
  • Noooo. No vayáis a mi habitación. – Dije considerando una mayor intromisión en mi intimidad.
  • Blanca. Dile a los chicos donde tienes la ropa. Si no ya sabes. – Volvió a contestar Antony.
  • En el dormitorio. En el armario y en los cajones – Volví a aceptar de manera sumisa.

Los tres chicos subieron como una exhalación a mi habitación. Oía gritos y risas desde abajo, así como el abrir y cerrar de puertas de armario y cajones.

  • Blanca, a todos estos chicos les vuelves locos. Tu hijo se enfadó con Suso porque hacía comentarios obscenos sobre ti, sobre tus tetas. Los tres te han visto en bikini, y además, Rubén y Mario han estado con vosotros en la playa, donde te han visto con faldas cortas. Sólo les he tenido que ofrecer una cita contigo para que se pusieran a mi favor.
  • Hijos de puta¡¡¡ – Pensé sin pronunciar palabra.

Seguía haciendo fotos con su pequeña cámara mientras hablaba. Le habría clavado mis uñas en su calva. No podía soportarlo. Estaba a su merced, a merced de todos ellos, pensé mientras intentaba tapar mi cabeza para no pensar en lo que sucedía.

Bajaron los chicos con diversas prendas y se las enseñaron a su jefe. Seguía con la cabeza tapada, no quería saberlo, no me importaba, hasta que Antony me obligó a levantar la mirada y a explicarme lo que debería hacer.

  • Blanca, cada uno de los chicos ha bajado un conjunto de ropa. Te irás al baño con ella y te la pondrás. Será él quien te diga como y qué tendrás que hacer. Por cierto, poned música y sacad algo de beber. Esto tiene que ser una fiesta. – Contestó ante el júbilo de los jóvenes.

Miré suplicando a Mario y Rubén, pero viendo la sonrisa de sus caras, sabía que no tenía nada que hacer. Había perdido de vista a Suso, pero fue quien primero habló.

  • Toma. Esta es la ropa que te pondrás.

No dije nada hasta llegar al baño. Ni tan siquiera sabía lo que me había metido en la caja. Al abrirla asomé la cabeza y grité a Suso que faltaba una falda o un pantalón. Tan sólo pretendía ganar tiempo.

  • Vístete con lo que te has llevado. Hazlo deprisa, que no tenemos toda la tarde.

Cerré la puerta del baño con un fuerte golpe, y salí de inmediato con la ropa indicada. Una camisa azul marino de manga larga, amarrada por un fino cinturón marrón y que apenas me tapaba las bragas y un conjunto de tanga y sujetador rosa con bordados negros como ropa interior. Suso estaba con su cámara de fotos, además de la cámara fija que tenían en medio. Mis manos intentaban tirar de la camisa para tapar lo máximo posible. Salí despacio, con vergüenza, humillada.

  • Bien preciosa, ponte donde las escaleras. Estás guapísma. – Dijo con una copa en una mano y la cámara en la otra, mientras sonaba la música. – Juega con la camisa, no la estires, queremos verte las bragas.... Son bonitas, tienes buen gusto........ Baila¡¡¡¡

Disfrutaba mandándome. Hizo que me levantase la camisa y la sacase por encima del cinturón.

  • Bájate las bragas, poco a poco, por fases, despacio. Tienes unas piernas preciosas, eres muy bonita, deja el tanga por las rodillas, tengo que sacar las fotos. Ahora quítatelo. Y me lo das. No, no te tapes tu rajita, es preciosa. Venga, no seas remilgada, esa camisa, desabróchala poco a poco, pero mejor siéntate en la escalera, así tu coño se abrirá un poco.... Bien, buena chica, así me gusta, ahora fuera la camisa., pero hazlo sentada, así veremos mejor tu chocho. Qué guapa¡¡ Me gusta lo sumisa que eres, una gran esposa y esforzada madre..... Dámela también. Será mi recuerdo. Cada uno de nosotros se llevará las prendas que has utilizado en nuestro strep tease personal. Venga, el sujetador, también me lo llevaré, bien, así, gracias señora, túmbate un poco, saco las últimas fotos... Separa un poco las piernas, son las últimas fotos. Tu marido y tu hijo te agradecen lo que haces por nosotros – Dijo burlándose.

Fue Antony quien me llevó a la silla y me sacó unas cuantas imágenes más, mientras oía los comentarios de los jóvenes de fondo que se diluyeron cuando Rubén me habló, con voz tímida y me entregó la caja.

  • Por favor, eres una buena persona. ¿Cómo puedes participar en eso?
  • Porque eres una madre que está buenísima – Respondió Antony por él.
  • Toma. He visto en el armario este vestido. Es corto y tiene que sentarte bien. Supongo que te lo pondrás con unos leggins, pero no los he encontrado – Dijo sonriendo.

No contesté. Me limité a agarrar la caja y a dirigirme al baño. Me senté en la taza del wc y me desahogué llorando y respirando profundamente. No tardaron en decirme que me diera prisa en salir.

En el paquete había un vestido morado con estampados blancos, que me llegaba un palmo por debajo de la cintura y conjunto de tanga y sujetador negro con fondo de leopardo. Como me había dicho Rubén. De inmediato comenzó a imitar a su antecesor colocando la cámara de vídeo de frente y tomando en otra la de fotos. Me coloqué de frente, con los ojos turbios, mirándole malencarada y con mis ojos turbios y esperé a que hablase.

  • Estoy deseando que me des cada una de las prendas que he elegido para ti. Blanca, empieza a moverte, sigue el ritmo de la música, así, así. Sube el vestido, veamos ese tanguita que elegí para ti, perfecto, así, así, súbela más, por encima del ombligo........... así, lo estás haciendo muy bien. Sigue....... Abre un poco el escote y enséñame el sujetador. Madre mía¡¡¡¡ Qué tetas se vislumbran¡¡¡ Bájate el vestido por arriba, pero no te lo quites, déjalo a la altura de tus bragas. Lo haces muy bien, eso, así, sin quitártelo. Ahora el sujetador, bájalo, a ver esos pezones. Ummm¡¡¡¡ Bájalo lentamente, me gustan tus tetas, ahora ya te lo puedes soltar, dámelo, que será mi recuerdo. Gracias Blanca – Dijo cuando se lo entregué.

Tenía el torso desnudo, con el vestido a la altura de cintura cuando mandó que me tumbase.

Sigue, ahora sube tu vestido hasta que te vuelva a ver las bragas. No, no te lo pongas, joder, no he dicho que te lo pongas¡¡ Solo sube la parte de abajo y mueve tu braguitas, como si fuera por descuido, enseña tu coño, ábrelo un poquito. Así, así me gusta, me haré miles de pajas viendo estas imágenes, venga, ahora si, ahora ya te puedes quitar el tanguita, me lo puedes dar..... Muchas gracias, Blanca. Eres una mujer estupenda. Ahora ponte el vestido y levántate.

Volví a colocarme el vestido, sólo que ahora no llevaba nada debajo y volví a esperar que siguiese dándome las instrucciones. Pensaba lo malnacido que era después de lo bien que me había portado con él.

  • Ahora baja de nuevo el escote y sube tu falda, ahora ya no tienes nada debajo, Así, aprendes rápido, perfecto, deja que fotografíe. Qué coño¡¡¡, Es perfecto¡¡¡. Qué tetas¡¡¡ Me las tengo que comer¡¡¡ Ahora sitúate en el suelo, abre las piernas, toca tu coño, ábrelo. Te lo tocas o te lo toco yo? Así, ves como sabes? Muy bien, venga, ahora dame el vestido, quiero guardarlo todo junto. Película, fotos, y tu ropa.

Estaba totalmente desnuda. Antony me pidio que me levantase y me situase frente a la pared y procedió a hacerme algunas fotos como una cámara réflex, Suso le ayudaba y me colocaba a su antojo para sacar las mejores instantáneas de mi cuerpo.

  • Así, bien, agáchate, quiero recordar ese culito. Gracias, ya las tengo. – Se levantó y siguió hablando. – Blanca. Antes de seguir quiero que te sientes y firmes la retirada de los cargos. Tienes unas bonitas piernas. Por qué no las abres y que te saque una foto Rubén, todavía es su turno.

Era todo tan humillante¡¡¡ Separé mis piernas y fotografió mi parte más íntima. Después me entregó un bolígrafo y sin leer, firmé los papeles que me puso delante. Quería terminar con todo cuanto antes. Al girar mi cabeza, Mario estaba con su paquete, una caja que me resultaba familiar.

Supe de qué se trataba. Me habían regalado años atrás un conjunto de lencería que no había llegado a estrenar nunca. Ahora iba a hacerlo. Me fui de nuevo al baño donde me puse a llorar, ahora sin reparos. Imagino que todos me oyeron, pero les oía hablar y reír. Escuché como hablaba Antony con un tono más fuerte.

  • Mario, Rubén. Vosotros conocéis la casa. Buscar algo en la cocina para picar. Abogada¡¡¡ Comeremos algo, y venga, date prisa y sal de una vez. – Dijo después.

Salí probablemente más avergonzada que las otras dos veces. Era un conjunto de raso, con un camisón muy corto y una braguita haciendo juego, de color rojo brillante con bordados negros. Todos silbaron al verme. Mario había situado la cámara de vídeo frente al office, llevando la de fotos en la mano.

  • Espectacular. Sé que soy el que mejor ha elegido. Muévete un poco, que podamos ver tus piernas. Tu marido debía ponerse a mil con ese conjunto. Por cierto, te realzan más con esta ropa. Haré lo mismo que Rubén, me la quedaré y la guardaré con las imágenes, venga quédate quieta, así, muy bien. Es velcro, verdad? Baja los tirantes y ábrelo, poco a poco, quiero saborearlo. Menudas piernas, así, poco a poco, que yo vaya viendo esas enormes tetas, guay, sigue¡¡¡¡ Venga sácatelo ya, bien, bien, dámelo, es mi recuerdo. No, no te tapes las tetas, deja que las vea, que las fotografíe, así, bien, tus bragas son preciosas, te sientan estupendamente

No decía nada, sólo le obedecía, pero no paraba de llorar. Mi cara estaba totalmente mojada por todo lo que estaba obligada a hacer. Era una locura. No sabía como era capaz de ello. Mario continuaba hablando.

  • A ver esa braguita, muévela, así, así, vete deslizándola hacia abajo. Baja, para, baja para. – Decía mientras fotografiaba – Poco a poco. Déjalas a la altura del tobillo. Date la vuelta, que te vea bien. Tu culo es especial. Cuantas veces soñé con verlo y hoy se ha hecho realidad. Venga, quítatelas, y dámelas. Las guardaré como oro en paño. Ponte de frente, espera que te ayudo, súbete al poyete, espera que te ayudo..... Joder¡¡¡ lo que eres capaz de hacer para que no te toque. – Dijo riendo.

Hice lo imposible por subirme sin ayuda. No quería que me tocara. Siguió con sus fotografías.

  • ¿Te da vergüenza que te veamos el coñito? No te tapes¡¡¡ A ver esas manos, no las quiero ahí, venga, manos arriba¡¡¡ – Dijo mientras reía sin dejar de fotografiar. – Así, así, abre las piernas, así, bien. Gracias por estar depilada completamente, me gusta¡¡¡¡ Estoy seguro que sabía que vendríamos a visitarte. Jajajaja. Venga ponte de rodillas, déjalas separadas, ya casi estamos terminando, vamos así, ya está, puedes bajar. Quieres que te ayude?

Bajé sola y de nuevo se empeñó Antony en fotografiar mi trasero. Hizo que me subiese a una mesa, tomándome fotografías a corta distancia. Después me bajaron y volvieron a sentarme en una silla, para que Mario tomase sus últimas fotografías y me contasen lo siguiente que debería hacer.

Me senté en la silla y me Mario tomó sus últimas fotografías mientras Antony me explicaba lo siguiente que haría.

  • Abogada, ahora te ducharás antes de mantener relaciones, ya me entiendes. Por supuesto, también nos llevaremos el recuerdo correspondiente.

Me dieron una toalla, no muy grande, y me hicieron dirigir a la pequeña ducha que había junto al despacho, en la planta baja.

  • Ahora quítate la toalla y lávate bien. Queremos que el gua caiga sobre tu coño. Venga. Adelante. Una última foto antes de entrar en la ducha. Bien. Ahora a a ducharse¡¡¡

Comencé a ducharme. Hacía lo que me decían. Todo lo que tenía en mente era salvar a mi marido y a mi hijo. Sabía lo que iba a pasar, pero no tenía otro remedio. Habían colocado la cámara frente a la ducha, y me pedían sobre todo que el chorro de agua cayera de lleno sobre mi sexo.

Salí de la ducha. Sentía frío, no por que lo hiciera si no porque estaba alterada y nerviosa. No había parado de llorar. Me dieron la toalla y me pidieron que volviese al despacho.

Estaban obsesionados con las fotos, y en la sala me hicieron ponerme de rodillas, como una perra, para después seguir sentada. Se acercó Suso, que ya se había quitado el traje para estar más cómodo

  • Blanca. Estás buenísima desnuda. A ver, siéntate y abre un poquito las piernas. No gires la cabeza, bésame – Dijo llevando sus labios a los míos mientras tocaba mi sexo por primera vez.

Volví a llorar y a hiperventilar. Ahora ya los otros dos jóvenes se acercaron a mi. Antony sólo filmaba lo que sus pupilos hacían. Me colocaron de frente y Marco dejó su mano situada entre mis pernas y besaba mis caderas.

Me situaron junto a ellos y Antony les invitó a que me acariciaran, a que recordasen como por primera vez tocaban mis pechos y mi vagina. Separé las piernas como me ordenaron y los dedos de los tres, uno tras otros, entraron en mi. Era consciente de lo que pasaría a partir de ahora. Los jóvenes tenían claro lo que habían venido a buscar y estaban apoyados por su jefe, a pesar que ya tenía todas las garantías de que el juicio no se celebraría.

Estuve siendo su juguete durante unos minutos que me resultaron interminables. Me tocaron y besaron por todos lados hasta que Antony volvió a hablar.

  • Hueles muy bien¡¡¡ Blanca. Para tu desgracia yo no voy a hacer nada contigo a parte de algún pequeño tocamiento sin importancia – Dijo de forma irónica. – Ahora los chicos que te coman el coño, así te vas lubricando para lo que te espera después.

Me besaban, me tocaban hasta que hicieron que me tumbase y abriese totalmente las piernas. Antony dirigía la situación como si fuera el director de una película porno para que sus fotografías estuvieran a su gusto.

  • Así, las piernas bien abiertas. Suso, cómeselo, mete la lengua hasta dentro, perfecto. Excítala¡¡¡ Esto no lo olvidarás nunca, tiene que estar delicioso.- Pasó el turno a Mario, Bien chaval, así, toca y come y toca, que este es el aperitivo, perfecto, y tú, no se te ocurra cerrar las piernas, tu coño ha de estar disponible siempre.

Abierta, entregada..........Sentía como sus lenguas me rozaban, acariciaban y casi llegaban a veces a mi útero. Todos disfrutaban de mi persona. Era horrible soportarlo y tan sólo me animaba la posibilidad de poder volver a reunirme, lo antes posible, con mis seres más queridos. Cuando Rubén terminó, acabó otra de las fases que su jefe había planeado. Ahora sabía lo que sería lo siguiente.

No pude evitar pensar en lo que había pasado meses atrás, donde aquellos dos muchachos venían a mi casa y los trataba como a mis hijos. Ahora me obligaban a entregarles mi cuerpo.

Sacaron más bebidas, de todas clases. Significaba que aún estarían allí algún tiempo. Reían y comentaban como continuar. No hubo demasiadas dudas, una vez sería Suso, quien se había convertido en segundo de su jefe y el protagonista de la velada.

Se desnudó y tomó una cámara pequeña de vídeo. Quería filmar la felación que le iba a hacer en primera persona, con independencia de lo que haría también Antony.

Su miembro era enorme, mucho mayor que el de mi marido. Me colocó en frente suyo y luego dirigió su pene a mi boca. Su jefe se encargó una vez más de dirigir la escena.

  • Blanca, agarra su miembro y despacito llévatelo a la boca. Así, saca la lengua, chúpalo gustosamente, ya sabes que tu marido y tu hijo te lo van a agradecer. Bien, sigue, lámelo, mira la cara de Suso, le estás haciendo feliz. Eres una experta....... Esmérate porque ya sabes lo que sucederá si no quedamos satisfechos. Vamos......

Me ahogaba. Apenas podía respirar porque su miembro llegaba hasta mi garganta y mi nariz estaba tapada por el llanto.

Ni que decir tiene que en breves momentos mis labios quedaron bañados del líquido blanco y viscoso que salió de su miembro. Antony me tiró una toalla de malas formas para que me limpiara. En ese momento pude darme cuenta que los dos mejores amigos de Pablo estaban ya desnudos y esperando para imitar a su compañero.

Nunca habría imaginado una situación similar. Los dos quedaron desnudos delante de mi, incluso sacaron sus miembros y me los pusieron junto a mi boca. Me hicieron dar unas chupadas con la sóla idea de sacar una foto e inmortalizar aquel momento tan denigrante para mi y tan feliz para ellos.

Pasadas las primeras risas, Rubén dejó turno a Mario para que siguiese y me llenase la boca con su miembro. Notaba como se iba excitando. Pensé que llegaría en mi boca, pero aguantó y volvió a ceder el turno a su amigo.

Procedí a hacer lo mismo. El malnacido de Antony, cámara en mano, contemplaba en primer plano como hacía las felaciones. Agarraba el miembro con bastante asco, al igual que antes, lo que producía risas añadidas.

  • Yo tampoco llegaré. – Espetó Rubén. – Prefiero aguantar para otros menesteres que me exciten más.
  • Yo me correría mil veces con Blanca. Debéis ser medio impotentes. Es una mujer de diez. Si fuera Pablo, estaría todo el día espiándola. – Respondió Suso
  • Yo voy a acariarla un poco. No voy a correrme hoy con ella. Es vuestra mujer, vuestra chica esta noche. Yo me conformo con unos tocamientos poco honestos – Dijo riendo el jefe.

Hizo que me tumbase y comenzó a besarme en el cuello mientras tocaba mis pechos. Fue acariciando mi piel hasta llegar a mi sexo. Introdujo su dedo y sonrió a la cámara que le filmaba haciendo una V con los dedos. Sus pupilos aplaudieron la estupidez.

  • Yo ya he terminado Blanca, pero estos chicos no. Quieren follarte y seguro que tú estás encantada de ello. – Dijo sin parar de burlarse.

Al oír las primeras palabras pensé que todo había terminado, pero ahora pretendían llevar más lejos mi humillación.

  • Rubén fue el que contó todo, así que mi decisión es que empiece él. Sea quien primero te penetre. Espera, tumbate en el sofá, ponte a cuatro patas y que te estrene – Espresó mientras me tocaba el trasero.

Seguía con su miembro erecto y noté como me llegaba hasta dentro. Mis dedos intentaron agarrar el plastico del sofá que tenía en mi despacho, pero lógicamente, era imposible. Tan sólo fueron unos instantes. Sólo era la foto ya que tenían otros planes.

  • Vamos a la sala del sótano – Dijo envalentonado Suso. – Tiene un bar en toda regla, sólo para los amigos, o sea, para nosotros

Todos rieron ante el comentario. Me dirigieron hacia allí. Tenía una casa grande y en el garaje había reservado una zona para reuniones grandes, un gran salón, que incluso a veces utilizaba como un segundo cuarto de invitados.

Ya estaban envalentonados. Suponía que Antony, un hombre ya maduro no querría que los jóvenes le vieran mantener relaciones sexuales. No era recíproco, a los otros no les importaba en absoluto. El jefe volvió a dirigir la situación.

  • Vamos a hacer algo aquí. Folladla y luego nos vamos a su habitación. Eso tendrá morbo.
  • Yo quiero hacerlo en el cuarto donde dormíamos cuando nos quedábamos aquí. Respondió Ruben y ratificó Mario.

Sin dudarlo mucho empezaron a jugar conmigo. Estaban los tres, incluso con una segunda cámara de vídeo que se iban pasando de uno a otro. Suso me tomó por mis caderas y me penetró. Rubén bajó mi cabeza acercando la boca a su miembro. Era lo último que podría soportar.

Lloraba a lágrima viva. Sólo se dejaba de oír cuando alguno de los miembros se introducía en mi boca y tenía que succionar. Estaba mareada, sin saber quien de ellos me penetraba y cual de sus miembros se encontraba entre mis labios. Estaba viviendo la situación más horrible de mi vida. Antony por su parte, continuaba con su papel de director de película porno.

  • Blanca, ponte encima de Mario y lame la polla de Rubén. Quiero un primer plano. Eres torpe, venga chicos, ayudarla, que su coño quede encajada en la polla. Así, ahora sube y baja.... Mete y saca. Eres una preciosidad y además una experta folladora. – Continuó riendo.

Mario prefirió seguir solo y apartó a sus amigos. Me abrí de piernas y comenzó a penetrarme. Enseguida noté un chorro caliente que me llegó a las entrañas. Acababa de consumar su relación.

Suso sacó un bote de crema que presumía de haber comprado en un sex shop. Sin darme tiempo a limpiarme me untó un poco en el ano. Suplicaba, pero no me negaba, no podía.

  • Por favor, por favor¡¡¡ Por ahí no, tened piedad, ya me habéis tenido. Tened piedad de mi

Mis súplicas sólo producían risas. Rubén me agarró la cabeza y Suso metió su pene en mi ano Sentí un dolor horrible. Casi no podía respirar. Cuando lo hizo, vi como continuaba sus embestidas, pero sin soltar la cámara de la mano.

Afortunadamente no estuvo mucho tiempo, una vez mas primaban los deseos de su jefe por guardar un buen recuerdo.

  • Suso. Que se ponga ella encima pero mirando hacia nosotros. Toma este bote de aceite. Mientras se la metes, échale un buen chorreón. Estará guapa¡¡ Ni la mejor actriz porno daría un plano así.

Obedecimos los dos aunque cada uno con distinta gana. Él intentando agradar a su jefe y a pasar un buen rato, y yo, haciendo lo propio por salvar a mi familia. Echó gran parte del bote sobre mis pechos y lo esparció por todo mi cuerpo, hasta llegar a mi sexo, donde se entretuvo especialmente.

Situó su pene en la entrada de mi vagina y me hizo caer de golpe. Sentí cierto daño. Suso siguió las indicaciones de Antony.

  • Métesela hasta dentro. Tócale las tetas, así, muy bien. Súbela y bájala. Está delgadita, no tienes problema. Toma, aquí está el aceite. Viérteselo por las tetas, echa un buen chorro. Vamos, así, que quede brillante, está guapa, me encanta. Otra foto para el recuerdo.......... No te corrras, jajaja, venga, para ya, vamos a su habitación. Quiero que hagáis algo allí.

Quedé tumbada en el suelo, en posición fetal, intentando protegerme mentalmente y sin parar de llorar. Me hizo reaccionar el comentario de Antony.

  • Cuanto antes terminemos, antes nos iremos y tu familia quedará libre. Llévamos a tu habitación. Ve delante, por favor.

Primero fuimos al baño, donde Suso me “ayudó” a ducharme, intentndo quitarme el aceite y haciendo aún más difícil para mi todo aquel vil chantaje.

Dentro de la humillación que sentía, el comentario me hizo reaccionar, acompañé a los cuatro a mi habitación. Mario me acarició mientras los otros situaban las cámaras para seguir con sus “recuerdos”

Fue Suso quien se lanzó sobre mi. Se tumbó él primero e hizo que yo lo hiciera después, encima de él.

  • Seguro que aquí se siente más cómoda. Aquí es donde folla con su marido. Clávasela a la mamaíta.

Volví a sentir su miembro dentro. Mis ojos turbios apenas me dejaban ver la habitación, las sábanas, la cama donde dormía a diario con mi marido.

  • Vamos Blanca, mira a la cámara. Quiero verte la cara. Así. Suso, vamos, gírala y dale por delante, que quede bien plasmado. Así, me gusta, quedarás estupenda en mi videoteca..... Mario, por qué no le rompes el culo? Haced una doble penetración. Esta tía lo aguanta todo

Volví a colocarme encima y volví a notar como su miembro quedaba hundido en mi vagina. De inmediato noté como el pene de Mario apuntaba a mi ano y me lo introdujo también. Volví a gritar y a agarrar las sábanas con mis uñas hasta llegar a rasgarlas. Su jefe seguía jaleándolos y dirigiendo el juego. Notaba las embestidas de Mario, mucho más fuertes que las de Suso. Mi ano se iba dilatando y me iba doliendo menos, al menos físicamente hasta que a la vez noté un chorro caliente en mi recto. Sacó su miembro y sentí como su semen salía de mi esfinter y rodaba por mis cachetes.No me dejaron limpiarme y Rubén me penetró por delante, mientras Suso me llevó otra vez los labios a su pene hasta que Antony les paró y les hizo una propuesta.

  • Chicos, he dicho que pensaba mantener relación alguna con esta mujer, pero me apetece ser también actor de este espectáculo. Os importa que comparta este pedazo de hembra con vosotros? Se la meteré por el coño, si no os parece mal.

La pregunta que tenía una respuesta clara y la ovación de los chicos deseando que su jefe participara en la orgía me dieron miedo. Pidió a Mario que terminaba de llegar al orgasmo que tomase la cámara. Me hizo separar las piernas completamente y de un golpe seco se introdujo dentro de mi.

Iba dirigiendo a sus chicos, al que manejaba la cámara, y a mi, haciendo y consiguiendo los planos que deseaba. Por último fue Rubén quien cogió la cámara y me obligó hacer una felación mientras A veces me embestía de forma bestial, tirándome del pelo y mordiéndome los pezones. Antony continuaba penetrándome. Una vez más, noté como las embestidas terminaban en un nuevo orgasmo para mi agresor. Quedé tumbada, hundida y sin poder parar de llorar. Tuve que abrir las piernas para que pudieran contemplar el semen que sobresalía entre mis piernas.

  • Vete a ducharte otra vez y te esperaremos en la habitación de invitados. Daremos capricho a Rubén.

Esta vez no me siguieron. Pude disfrutar de unos instantes de intimidad. Lloré, intenté desahogarme y me autoconvencía que estaba haciendo lo correcto. Todo por mi marido y mi hijo. Me tomé mi tiempo, tal vez quince minutos, y me sorprendía que no me llamasen. Luego supe el motivo.

Cuando llegué vi que estaban riendo y haciendo comentarios. Imaginaba que eran las imágenes que habían tomado de todo lo lo sucedido. Iba envuelta en una toalla larga y aplaudieron que les fuera a hacer otro strep tease parcial. No lo demoré, solté la toalla y volví a quedar desnuda, ante ellos y a su disposición. Intentaba estar más calmada y sólo quería que aquello finalizase. Antes de seguir Rubén quiso que le besara, y pidió expresamente que lo grabasen. Nuestros labios se juntaron y su lengua se metió en mi boca

  • Vamos Blanca, Túmbate en la cama. Rubén, es tu turno, aún no te has corrido. Vamos, qué quieres que te haga? Eso, de momento, cómele el coño. Suso, si quieres acércate y que te siga haciendo una de esas mamaditas que tanto te gustan.

Siguieron moviéndome. Mi vagina se abrió y quedó a disposición de Rubén para que me penetrase de nuevo. Ahora se le veía mucho más excitado. Había estado esperando a estar en la habitación donde había dormido cuando se quedaba en casa.

  • Blanca, no sabes la de pajas que me he hecho en esta cama pensando en ti. Ahora también me correré pero dentro de ti. Eres la mujer que más he deseado en mi vida, ni actrices, ni cantantes, ni tías espectaculares. Eras tú. Hoy cumplo mi sueño.

Mis piernas estaban totalmente abiertas, igual que mi boca, aunque no realizaba ninguna acción, ya que Suso la penetraba como si fuera otro orificio de mi cuerpo el que usase. Me dio la vuelta y me penetró analmente ante mis alaridos de dolor y el júbilo de sus compañeros y en especial de Antony.

  • Me encanta su culito. Se nota que no practica el sexo anal. Lo tiene apretado y durito. Pero su coño es la hostia. Mario, vamos a darle los dos. Coge su culito ahora, yo me encargaré de su rajita.

Me tenían atrapada. Rubén me penetraba vaginalmente y me apretaba, y besaba los pechos. Mario se entretenía con mi recto.

  • Mario, déjame a solas con ella. Date la vuelta, Blanca. Voy a follarte. Quiero correrme..... Antony, grábalo.

Me di la vuelta, obedeciendo. La cámara de su jefe seguía filmando y Suso hacía fotos. Me penetró mientras Mario se quedó a la altura de mi cara y se masturbaba. Fui notando más fuerte su respiración y su miembro iba creciendo. Sabía que terminaría en breve, y así fue. Salió de repente y llenó mi vientre de su esperma. Tampoco tardó el otro chico, quien tocándome los pechos y haciendo que le acariciase su miembro, llenó mi pecho de semen.

Quedé tumbada, humillada, pensando que todo había terminado. Antony preguntó a los chicos si alguno de ellos se había quedado con ganas de más sexo. Suso, que había sido el primero en llegar al climax se aputntó.

Temí que Suso quisiera hacer algo más, pero todos dijeron que habían quedado satisfechos. Estaba abatida, tumbada en la cama de invitados.

  • Vas a decir que los suelten? – Pregunté a Antony aún tumbada.
  • No tengas prisa. Relájate. Ahora hablamos. – Dijo mientras salía de la habitación. – Suso se quedaré contigo mientras terminamos este asunto.

Comencé a llorar desconsoladamente. Tal vez, después de todo lo que había tenido que hacer, no volvería a verlos. Suso estaba a mi lado, me acariciaba el brazo y se lo apartaba sin dejar de gimotear. Unos minutos después, Antony entró en la habitación con mi ordenador.

  • Lo último que debes hacer es escribir un relato con todo lo que ha pasado aquí. Estan las fotos en el ordenador. Quiero que sea veraz, que expreses lo que ha pasado, como te has sentido. Cuando esté me lo envías. Si es correcto, tu marido y tu hijo quedarán libres y al día siguiente podrás ir a buscarlos al aeropuerto.
  • Hijos de puta. – Respondí – Me dijiste que los dejarías libres.
  • Haz el relato y todo habrá terminado.... Blanca, ha sido un placer en todos los aspectos. Esto no lo olvidaré nunca.......... Adios
  • Adios Blanca... – Ha sido estupendo – Fueron diciendo uno tras otro.

Al día siguiente mandé el relato con las fotos a Antony. Hube de corregirlo varias veces. Cuando estuvo a su gusto me dijo que en una hora Juan y Pablo quedarían libres. Dos días después, los tres nos reunimos en el aeropuerto

Quien desee este relato con fotos o mandar algún comentario puede hacerlo al correo pedroescritor@hotmail.com