Chantaje controlado.
Carolina aprovecha que su marido está fuera el fin de semana para dar a su sobrino una foto suya desnuda y que este tenga valor para chantajearla y usarla como objeto sexual
El corazón de Carolina latía con una fuerza desmesurada, excitada por lo que se disponía a hacer. Acababa de conectar su ordenador para entrar en su cuenta de correo con la intención de agregar a su sobrino, con el que después de casi dos semanas por fin había logrado coincidir en la casa, ella y él solos, con la total certeza de que su marido no llegaría y les fastidiaría la fiesta.
La mujer, que quería que su sobrino la agregase sí o sí había decidido ponerse un nombre que le provocase al muchacho y lo logró ya que tan solo un minuto después de ser agregada el chico comenzó a hablar con ella.
Carolina, que sabía que la situación no tardaría en ponerse caliente, se había puesto en ropa interior antes de comenzar a chatear. La mujer se sentía muy satisfecha con su cuerpo, era una mujer de 41 años, piel morena, pelo largo y de color caoba gracias al tinte, y figura de lo más agradable, especialmente sus pechos medianos y firmes que ya estaban por encima de sus sostén, coronados por unos pezones pequeños y marrones, que en aquel momento estaban totalmente erectos.
- Que bien que te den morbo las maduritas- escribió Carolina sonriendo mientras que con su mano derecho acariciaba su sexo bajo la braguita.
- ¿Tienes alguna foto para que te pueda ver?- preguntó el chico, lo que complació a la mujer que hacía mucho que estaba esperando aquello.
Carolina abrió la carpeta en la que había guardado una foto suya en la que aparecía totalmente desnuda, quería tener a su sobrino allí cuanto antes, y sabía que aquella imagen en la que todos sus atributos femeninos quedaban expuestos encenderían la pasión del chico.
Para sorpresa de la mujer el chico no se descubrió al ver la foto de Carolina, en su lugar le comenzó a decir que la conocía y a darla datos sobre su vida cotidiana para que supiera que no era un farol: que se llamaba Carolina, que estaba casada con un hombre llamado David, que trabajaba en una guardería… todos datos acertados.
La vagina de la mujer comenzó a lubricarse ante la perspectiva de ser chantajeada por su sobrino y que este no se limitase tan solo al sexo con ella. La ponía caliente la idea de ser extorsionada por su joven sobrino, obligada a complacerle sexualmente a él y a todos sus amigos, que la alquilase a desconocidos como si fuera una puta vulgar…
Carolina trató de controlar su excitación y mostrarse temerosa en las siguientes frases de la conversación, suplicando al muchacho que le dijese quien era y rogándole para que borrase la foto.
Lógicamente el chico no cedió a sus peticiones, en su lugar se recreó en su posición de poder y le dijo a su tía que si era una putita buena no alteraría en exceso su vida normal, pero que si era una zorra mala la dejaría humillada ante todos sus amigos y familiares mostrando aquella foto que acababa de recibir.
- De acuerdo, ¿que quieres que haga?
- Quiero que te desnudes y vayas a visitar a tu sobrino ahora mismo, sé que vive con vosotros.
- Ni hablar- dijo la mujer- me niego a que mi sobrino me vea así.
- ¿Te niegas? No puedes negarte- escribió el chico- entonces seré yo el que te visite, tía Caro, espero que estés desnuda en cuanto llegue.
El corazón de la mujer comenzó a latir aún con más fuerza, excitadísima ante lo que se la venía encima. Aun así Carolina se incorporó de la silla de su ordenador, y lo puso a apagar mientras que se quitaba el sujetador y las bragas, quedando plenamente accesible su empapado sexo de labios oscuros.
Carolina saltó sobre la cama, totalmente desnuda, y quedó allí en cuatro patas observando fijamente el pomo de la puerta que no tardó en girarse suavemente. La cabeza de pelo corto y negro de su sobrino se asomó lentamente para asegurarse de que de verdad era su tía y una sonrisa iluminó su rostro al ver como tal y como había ordenado, la mujer estaba esperándole totalmente desnuda, con la vista puesta sobre sus senos, avergonzada.
- Por favor, no le digas nada a tu tío- pidió la mujer alzando un poco la vista.
- ¿Sobre que?- preguntó el muchacho adentrándose en la estancia y mirando el desnudo y sugerente cuerpo de la mujer- ¿Qué a su mujer le gusta zorrear con chicos jóvenes? No te preocupes, no le diré nada, tienes suerte de que las mujeres maduras me exciten mucho- dijo el chico comenzado a quitarse la camiseta de manga corta para lucir su torso desnudo.- Supongo que sabrás complacer a un chico de mi edad.
- Sí- dijo la mujer tratando de disimular su excitación, y fingiendo temor- pero por favor no cuentes nada.
- Enséñame que tienes para hacerme guardar silencio- ordenó el chico bajándose los pantalones y mostrando su mediano pene de piel clara y glande rosado totalmente erecto.
Carolina, que sabía lo que su sobrino José deseaba, se levantó de la cama sin taparse ni un poco los pechos o su sexo y se arrodilló a los pies del muchacho, quedando su cara a escasos centímetros de la verga del adolescente.
La mujer, que ya había chupado muchos penes diferentes, prefirió no hace enfadar a su extorsionador y darle una buena mamada, estaba segura de que José no tendría mucha paciencia con ella y esperaría una mamada de nivel alto debido a su dilatada experiencia.
Carolina alzó la vista para mirar al muchacho con excitación, cuando este comenzó a proferir los primeros gemidos de placer. Sus miradas se cruzaron y el chico no tardó en agarrar de los pelos a la mujer para hacerla que fuese más rápido en su trabajo oral. A Carolina no le gustaba demasiado que aquello lo hiciesen su maridos y sus amantes, pero que lo hiciese su sobrino y que ella tuviese que tragar con aquello por temor al chantaje hizo que se sintiese aún más mojada tras cada embestida del hinchado glande de José contra su garganta.
La mujer se sobresaltó cuando el primer chorro de semen chocó contra su garganta y la polla del muchacho se convulsionó entre sus labios. Carolina, que ya había recibido alguna eyaculación en el fondo de su garganta por penes más grandes que el de su sobrino, que no rebasaba los 15 centímetros de longitud, se pegó bien a la verga del muchacho y no la sacó hasta que sintió como aquella joven polla comenzaba a perder dureza y tamaño.
José gozó de su posición de poder y no sacó su pene de la boca de su tía hasta que sintió que este ya se había calmado del todo. Carolina, lógicamente, y para dejar claro que iba a ser totalmente sumisa a cambio de que el muchacho guardase su secreto dejó escapar aquella verga y miró al muchacho con la boca cerrada, llena de semen, y con algo de esperma sobre la comisura de los labios.
- Trágatelo- ordenó el muchacho y Carolina comenzó a tragar el esperma que José acababa de descargar, hasta que en su boca no quedó ni una gota, cosa que el chico insistió en comprobar haciendo que su tía abriese la boca todo lo que la fue posible- esto ha estado muy bien- dijo el chico acercándose a la cama y tumbándose boca arriba- ahora ven a reanimarme.
- ¿Reanimarte?- preguntó Carolina sin comprender.
- Sí, ven a acariciarme, chuparme hasta que mi polla se vuelva a poner dura- ordenó el chico extendiendo el dedo índice y haciendo un gesto evidente de que se acercase a él.
La mujer, sabiendo que si no obedecía rápido el muchacho podría comenzar a enfadarse y no tardar en amenazarla de nuevo con la foto desnuda que ella misma le había enviado, se acercó al chico para comenzar a acariciarle suavemente el pecho. El adolescente, contento de tener a una experta mujer a su servicio colocó sus manos detrás de la cabeza y se dejó hacer.
Carolina, que estaba muy excitada por tener entre manos un cuerpo fuerte y joven como el de su sobrino, no tardó en tomar confianza y comenzar a chupar y besar los pectorales del chico colocándose sobre este, quedando su empapado sexo sobre el abdomen de José, lugar sobre el que lo restregó para que el muchacho supiese que si bien estaba siendo chantajeada no se sentía incómoda con que fuese su sobrino el que la obligase a tener aquel sexo incestuoso.
Después de ser sobado durante largo rato el chico también comenzó a usar sus manos para palpar el sugerente cuerpo de su tía, comenzando por estrujar los pechos de la mujer con una fuerza excesiva. Carolina protestó al sentir la desmesurada presión sobre sus medianos y firmes senos, sobre los que quedaron las marcas rojizas de los dedos del chico, cuando este se decidió a soltarlos para comenzar a chupar los erectos y dulces pezones de la mujer.
Carolina se dejó hacer por el muchacho y gozó de las largas lamidas que dio José, que se extendían desde la zona más baja de sus pechos hasta prácticamente el inicio de su cuello. La mujer, para que su amante no se viese desatendido, acarició los costados de este al tiempo que movía suavemente sus caderas para restregar su empapado sexo contra la polla cada vez más dura de José, pero siempre haciéndolo con el debido cuidado para no ser penetrada aún.
Pero de poco valió lo que ella deseaba cuando el muchacho se cansó de sentir la húmeda vagina de su tía sobre su verga y agarró con firmeza las duras nalgas de la mujer, para levantarla un poco y buscar con su pene el empapado agujero de Carolina. José tan solo necesitó dos intentos para lograr penetrar con violencia a su amante, ante lo que la mujer soltó un gemido entre placer y dolor, el pene de su sobrino distaba mucho de ser el más grande que había pasado por allí, pero sabía que quejarse de aquella manera haría que el chico se sintiese aún más orgulloso del tamaño de su verga y así fue, ya que pudo ver en su rostro una gesto orgulloso.
- ¡Vendita juventud!- gritó la mujer extasiada de placer después de casi un minuto de frenéticas embestidas en las que José estaba debajo y hacía botar el cuerpo de su tía sin necesidad de que ella gastase ninguna fuerza.
El muchacho, viendo que aquella postura le cansaba demasiado, decidió agarrar las caderas de su amante para tirarla sobre la cama y quedar encima de ella. Carolina, al sentir el sudoroso cuerpo de su sobrino sobre ella, lo abrazó con fuerza para que no se separasen, llevando lentamente sus manos hasta el trasero del chico, que lo apretó con fuerza.
La mujer volvió a soltar un gemido cuando su sobrino volvió a acertar con su sexo, soltando un gemido suave sobre la oreja derecha del muchacho, que comenzó a mover sus caderas con violencia deseando descargar por segunda vez aquella noche.
Pese a que aquella polla no la llenaba del todo, lo morboso de estar haciendo aquello con su sobrino convertía a aquella noche en una noche muy especial. Carolina, para descargar la excitación que tenía encima buscó con sus labios los de José, para pegarlos con fuerza y besarle con pasión, beso que la mujer trató de controlar, pero que al ver la resistencia del muchacho decidió dejar que este moviese la lengua a su gusto: él era el chantajista y tenía que plegarse a sus deseos si no quería que informase a su marido y amigos sobre las cosas que hacía en la intimidad.
- ¡Ya estoy casi!- dijo el chico penetrando con más fuerza.
- Por ahí no, por favor- pidió la mujer al ver que se iba a correr en su interior- tu tío es estéril, si me dejas preñada sabrá que le fui infiel.
- ¿Cómo que no? ¿Entonces donde quieres que descargue?
- En mi boca o en mi culo, donde quieras, pero no en mi coño, por favor- pidió la mujer mirándolo suplicante.
José no contestó a su petición, pero al menos paró de moverse para no eyacular en su interior. Por unos momentos Carolina pensó que podría ignorarla y volver a penetrarla por la vagina, pero para su alivio el chico la agarró de su larga melena pelirroja y la hizo levantar de la cama para acabar arrodillada sobre la alfombrilla que había a los pies de la cama.
- Tomaré tu culo- dijo finalmente el adolescente empuñando su polla- ahora chúpamela para que entre mejor.
- Vale- dijo la mujer acercándose a la verga del chico- pero trátame con un poco más de respeto, recuerda que soy tu tía- pidió tratando de que José no olvidase que eran familia.
- Eres mi puta, recuerda lo que me acabas de mandar y todo lo que podría hacer con ello- dijo mientras observaba como Carolina chupaba la polla que tenía delante y saboreaba el sabor del líquido preseminal del muchacho mezclado con sus propios fluidos vaginales- Levanta la vista, quiero ver tus ojitos de zorra mientras me la mamas.
Carolina, que cada vez estaba más contenta de la decisión que había tomado a la hora de mandar la foto, alzó la vista tratando de mostrarse avergonzada, aunque lo que en aquel momento sentía era una gran excitación por estar siendo tratada así por su joven sobrino, por parte del que sabía que nunca se habría atrevido a tratarla con aquella dureza de no haber recibido la íntima foto de su tía.
El chico no tardó en agarrar la cabeza de su lamedora para obligarla a meter toda su verga en su interior, llegando esta a su garganta y golpeándola una y otra vez hasta que el chico cambió de parecer y agarró la melena de su tía para alejarla de su empapada polla.
- Colócate delante de mí con el culo en pompa para que te dilates tu misma- le ordenó y la mujer, sabiendo de lo dolorosa que sería una penetración por detrás sin ser lubricada, obedeció.
Carolina trató de dar un buen espectáculo a su sobrino arrodillándose sobre la cama y dejando su culo bien arriba, de tal modo que se podía ver tanto su empapado sexo como su pequeño ano, al que no tardó en comenzar a manipular chupando sus dedos para lubricarlo e ir introduciendo suavemente su dedo índice.
La mujer soltó suaves gemidos de placer, normalmente no la gustaba mucho ser penetrada por detrás, ni jugar con su ano, pero el que su sobrino la estuviese observando así era una aliciente que hacía la situación muy morbosa y que desease sentir en su interior la verga del muchacho.
Cuando la mujer logró introducir su dedo índice y anular en su cavidad anal el muchacho consideró que ya eran suficientes preliminares y empuñó su verga para llevarla entre las nalgas de su tía. La mujer gimió de manera exagerada para excitar a su sobrino y que ese se decidiese a penetrarla antes de que su agujero comenzase a cerrarse y eso provocase una penetración más brusca de lo deseado, afortunadamente el pene de José a parte de duro también estaba húmedo de la saliva de Carolina.
La mujer mordió las sábanas que tenía delante para ahogar un quejido de dolor, pese a que la polla del muchacho no era de unas dimensiones exageradas, la rosada cabeza de su verga si era bastante gorda, con lo que tuvo que empujar bastante para que atravesase el estrecho ano de su tía.
Una vez pasó la cabeza del pene de José, el resto del miembro se adentró en el agujero trasero de la mujer sin dificultad alguna, no tardando Carolina en notar sobre sus nalgas la mata de pelo negro que estaba situada sobre el pubis de su sobrino.
El muchacho comenzó penetrando con delicadeza, disfrutando de cómo las paredes del ano de la mujer estrechaban con fuerza su pene, sin duda alguna aquel era el orificio más estrecho en el que su verga se había encontrado, y si bien la sensación era diferente a la de una vagina caliente y húmeda el estar penetrando una zona que para su tío debía de ser inexplorada le daba mucho morbo.
Para sorpresa de Carolina, el pene de José tenía las dimensiones ideales para producirla placer, y poco a poco el sentir las suaves embestidas sobre su zona trasera hizo que la mujer comenzase a calentarse.
Carolina, que nunca había gozado así del sexo anal echó su mano derecha hacia atrás para posarla sobre su sexo y tocarse ella misma, ya que si bien estaba gozando sabía que nunca llegaría al orgasmo tan solo con estimulación anal.
La mujer estaba en la gloria en aquella situación, pero su disfrute no tardó en verse interrumpido por el deseo de su sobrino. Carolina, que recordaba en todo momento que ella era la chantajeada y que debería hacer todo lo que su sobrino desease, se dejó agarrar los brazos por este a la altura de los codos, para que el muchacho tirase de ellos y la dejase con la mitad de su cuerpo en vilo, con sus pechos colgando y botando tras cada embestida que recibía por parte del adolescente.
Pese a que sentía un gran calor creciendo dentro de ella no tardó en darse cuenta de que solo con la penetración anal no iba a ser suficiente para poder llegar al orgasmo, con lo que decidió pedirle a su sobrino que la dejase libre los brazos para que ella pudiese gozar.
- Tú no estás aquí para gozar, perra- dijo el muchacho excitado- de lo único que te tendrás que preocupar es de hacerme gozar a mí- dijo el chico sin para de embestir.
- Penetra mi vagina entonces, por favor- pidió la mujer sabiendo que solo así llegaría al orgasmo.
- ¿Y si te dejo preñada?- preguntó José metiendo su pene todo lo que pudo en el trasero de su tía y dejándolo ahí unos segundos- ¿Qué pasará entonces?
- Mañana iré al médico para que me dé una píldora del día después- dijo la mujer excitada.
Complacido por la buena disposición de su tía, ahora que no la quedaba otra opción para poder llegar al orgasmo, el muchacho sacó su polla del ano de la mujer, para apuntarlo suavemente sobre los empapados labios vaginales de su tía.
La penetración fue bastante ruda, aunque la mujer no protestó por aquello, si el pene de su sobrino hubiese sido más grande quizás la hubiese podido molestar, pero al tener este una dimensiones normales aquellas fuertes embestidas no hicieron otra cosa más que proporcionar placer a la mujer.
Los dos amantes jadearon extasiados de placer durante unos minutos, José porque tenía controlada totalmente a una mujer hermosa como su tía, y Carolina excitada por sentirse poseída y deseada por su joven sobrino.
Los gemidos comenzaron a intensificarse después de unos minutos de intensas penetraciones, momento en que José dio el todo por el todo y gastó sus últimas fuerzas en penetrar la vagina que tenía delante con todas sus fuerzas, manteniendo en todo momento los brazos de la mujer agarrados para que esta no pudiese estimularse por si sola.
Carolina pensó que no llegaría el orgasmo, pero cuando notó como detrás de ella el cuerpo de su sobrino comenzaba a convulsionarse y el pene que tenía dentro empezó a soltar chorros de caliente y espeso semen, lo que hizo que su sexo tuviese el estímulo suficiente como para llegar al orgasmo y soltar un torrente de fluidos que fueron taponados por la verga cada vez más flácida de José que apenas dejó escapar unas gotas que cayeron sobre el edredón que cubría la cama.
Los dos amantes cayeron rendidos sobre la cama, pero a diferencia de José, que se limitó a descansar, Carolina se colocó sobre la polla del chico para chuparla y saborear la mezcla de sus fluidos, manteniendo aquella verga en su boca hasta que quedó en su tamaño mínimo.
Como el marido de Carolina iba a estar de viaje durante todo el fin de semana José insistió en que durmiesen juntos, ante lo que la mujer no puso ninguna queja, le agradaba la idea de poder pasar la noche compartiendo lecho con su sobrino.
El despertador sonó a la mañana siguiente a las 8 en punto, momento en que Carolina debía levantarse para ir a trabajar a la guardería, pero antes de llegar a incorporarse del todo el muchacho la agarró por la cintura y la tiró de nuevo a la cama.
- Me parece que tienes que complacerme antes de salir a trabajar- dijo el chico mostrando su verga erecta- esto tendrás que hacerlo todas las mañanas.
- Sí- dijo la mujer mostrándose sumisa y colocando su boca sobre la verga erecta del chico, era un riesgo llegar tarde, pero le daba morbo que aquel fuese el motivo de su retraso.
- Por cierto, esta noche salgo de fiesta, así que me tendrás que dar algo de dinero.
Pese a que Carolina y su esposo eran una pareja acomodada, y perfectamente podía haber dado dinero a su sobrino, la mujer sacó la polla de su boca para contestar.
- ¿No te vale con que sea tu puta?- preguntó la mujer un poco dolida- ¿A demás quieres que te dé dinero para que invites a tus amiguitas?
- Así es- dijo el chico con ligereza- Con 200 euros será suficiente, ahora sigue.
- No- dijo la mujer enfadada levantándose de la cama- no te daré ni un céntimo ni te daré sexo hasta que te disculpes- dijo la mujer mirando al chico.
- ¿Disculparme?- preguntó José incrédulo- O me haces acabar el cinco minutos o le mando la foto al tío David.
La mujer, como respuesta, salió de la habitación para dirigirse a la cocina, enfadada, para poder desayunar. Después de tomarse un café solo y una tostada con mantequilla la mujer volvió a cruzarse con su sobrino, que llevaba el portátil entre sus brazos.
- Última oportunidad: me la chupas o le mandó la foto al tío- dijo el chico, Carolina observó que efectivamente había adjuntado la foto que le mandó el día anterior y que la dirección era la de su tío.
- Seguro que se lo podré explicar- dijo la mujer tranquila, lo que enojó al chico que confirmó el envió. - Eres un niño estúpido, José, acabas de perder una esclava sexual por 200 euros- dijo la mujer negando con la cabeza, ya que había disfrutado mucho de lo de la noche anterior, pero no estaba dispuesta a pagar por ello.
- Y tú vas a perder el marido.
- ¿Por qué?- preguntó la mujer sin comprender.
- En cuanto vea que mandas esa clase de fotos se divorciará de ti- dijo el chico.
- El único que va a perder eres tú- dijo la mujer sonriendo tristemente- Lo primero porque la foto la he modificado con fotoshop, mi cara si es mía, pero el cuerpo, tiene algunos lunares que hace evidente que no es mi cuerpo- explicó la mujer viendo el rostro de sorpresa del chico- si hubieses sido un amante más tierno y me hubieses lamido un poco a lo mejor te habrías dado cuenta, y segunda cosa que vas a perder, las dos semanas de vacaciones que te quedan tendrás que pasarlas en casa de tus padres, porque dudo que mi marido quiera tenerte por aquí sabiendo que te dedicas a hacer esa clase de fotomontajes con su mujer.
- Yo no lo hice- dijo el chico un poco temeroso de lo que podría hacerle su tío si se enteraba.
- Ha sido una pena que fueses tan avaricioso- dijo la mujer rebuscando en su bolso- toma, 50 euros, toma un autobús que te lleve de vuelta a Madrid, no creo que quieras estar aquí cuando llegue tu tío. De verdad me lo pasé bien esta noche, pero si con mi cuerpo no te vale y necesitas que te dé dinero no me interesas- dijo la mujer sonriendo.
- Me has engañado- dijo el chico sin poder creérselo.
- Sí, pero esto lo fastidiaste tu solito- le dijo Carolina- ve a tu cuarto a hacer tu maleta, te llevaré hasta la estación de autobuses.
El chico agachó la cabeza, consciente de todo lo que había perdido, y caminó hasta su habitación para comenzar a preparar su equipaje y marcharse de aquella casa, para no volver en mucho tiempo.
Agradeceré comentarios y sugerencias tanto por aquí como por mi correo fantasias1987@hotmail.com