Chantaje a una mujer casada

Por una infidelidad fuí sometida por cuatro hombres.

Hola, mi nombre es Marta y os contaré lo que me sucedió por mi exceso de confianza, hace aproximadamente dos semanas.

Llevo casada seis años, a mis treinta y ocho años, con un empresario de éxito en una ciudad pequeña. Por mi parte, aún conservo un cuerpo estupendo, con unos pechos aceptables y muy firmes, buenas caderas, todo ello por una dieta estricta, y duros ejercicios en el gimnasio varias veces por semana y sobre todo, que no he llegado a ser madre.

La relación con mi marido, diez años mayor que yo, cada vez está más deteriorada en la cama. Él viaja demasiado, y sino lo hace, cuando llega a casa se encuentra demasiado cansado para hacerme caso.

Hace poco meses, me llamó Pedro, un antiguo amigo. Hacía año que no tenía noticias suyas, y me hizo mucha ilusión volver a hablar con él. Trabajaba y vivía en otra ciudad, a unos 100 kms. de la mía y me comentó que se pasaría por aquí al día siguiente, y si lo deseaba, podríamos tomarnos un café e incluso comer juntos.

Estaba ilusionada. Era un chico de mi pandilla de juventud. Habíamos tenido algún rollito alguna vez, pero sin ninguna continuidad. Ahora todo había cambiado. Él estaba felizmente casado, y yo, no tan satisfecha, pero tambien comprometida y sobre todo con una vida muy cómoda.

Llegó el día, y me puse tremendamente guapa. Sabía que sólo era un rato de charla, pero me apetecía muchísimo que me viese atractiva. Ambos fuímos puntuales a la cita, y decidimos comer juntos. Hablamos de los viejos tiempos, de los amigos comunes, de nuestras familias......... Cuando terminamos en el restuaurante, me dijo que terminaría de ver a unos clientes de la zona, y luego se quedaría a dormir en un hotel de la ciudad.

A media tarde, recibí una llamada suya, invitándome a cenar. Me desconcertó mucho, pero me apetecía salir, dado que mi marido, no vendría a dormir esa noche.

Salimos, despues de una suculenta cena, pasamos a un pub a tomar una copa, y despues otra. Yo le notaba muy caliente. Me acaricaba el pelo, me pasaba la mano por la espalda, y al final me besó. Yo le respondí por inercia y me pidió subir a su habitación. Evidentemente, hicimos el amor, pero eso es algo secundario, por lo que pasaría más adelane.

Por la mañana temprano, nos despedimos, y cada uno siguió su camino.

Unos días despues, recibí una llamada telefónica, era Carlos,  otro empresario amigo de mi marido. Me comentó que quería comentarme unas cosas, pero que prefería que fuese en ausencia suya. Quedamos a media tarde en sus oficinas. Me puse muy guapa, como siempre. Llevaba una falda blanca, una camisa ceñida, abotonada por delante que me hacían estar realmente atractiva.

Cuando llegué al lugar, me encontré a cuatro hombres en una sala de juntas enorme, muy lujosa, con una mesa negra al medio, y una televisión al fondo. Los conocía a todos. Uno era el director del hotel donde había pasado la noche con mi amigo, y temí lo peor. Pensé en un chantaje económico, o tal vez, de información de los negocios de mi marido.

Carlos, me puso un dvd, en el que se me veía claramente la infidelidad que había cometido. Estaba abochornada. No sabía que decir. Me puse a llorar y les exigí que no se lo enseñasen a nadie, y por supuesto, a mi marido. Al principio, mi tono era altivo, despues les imploraba. Les intentaba convencer de que todo había sido un error, que no significaba nada ese hombre para mi, en fin, todo lo que se me ocurrió. Evidentemente, mis súplicas no sirvieron para nada.  Les pregunté que querían, si era dinero, información, lo que fuera.

Carlos se echó a reír. Estaba claro que era el lider del grupo. Marta guapa, no queremos dinero. Apreciamos a tu marido, no nos gustaría hacerle daño. Nos interesas tú.

A mi?, respondí. Que quereis? Cada vez que nos reúniamos todos, me parecía increíble la suerte que tenía el cabrón de Juan, de tener una mujer como tú. De momento que te subas a la mesa, y empieces a desnudarte lentamente.

Que dices? Estoy casada. Que pretendeis?

Las risas volvieron. Tambien estabas casada antesdeayer. No lo sabes aún? Te queremos a ti. Sólo por un rato. Que subas a la mesa y nos hagas un strep tease.

Me negué en rendondo, incluso llegué a salir de la sala, pero a los pocos metros retrocedí, analizando las consecuencias. No estaba en condiciones de exigir nada

Me dareis el dvd cuando hayamos terminado?

Carlos respondió que no lo querían para nada, que sería mío. Lo podría retirar en cuanto hiciera lo que ellos deseaban.

Me subí a la mesa, ayudada por dos hombres, a los que aparté por el asco que me daban, para hacerlo sola. Empecé quitándome la camisa, quedando al aire mi sujetador, con mis grandes tetas. A continuación me desabroché la falda que cayó léntamente al suelo. Estaba con un tanguita blanco, diminuto y un sujetador precioso. A pesar de no ser muy alta, mis piernas son largas y estaba realmente hermosa.  Miré a Carlos y me dijo, Martita, cielo, te quedan dos prendas que no deberian taparte. Con enorme vergüenza, me desabroché el sujetador y se lo di a él. Me tapé, pero me dijeron que no me había quitado el sujetador para poner mis manos, Me exigieron que pusiera mis brazos detrás de la cabeza y me moviera lentamente. Lo hice así, los hombres se movían de un lado a otro observando todo mi cuerpo. Carlos dijo que había llegado el momento de que le diera mi braguita. Debía bajarme el tanga, Estaba totalmente colorada, muy avergonzada, me sentía humillada.

Uno de ellos, dio un golpe en la mesa, y empecé a bajarlo. Mi sexo estaba totalmente depilado, salvo una pequeña línea que seguía a los labios mayores de tres centímetros.

Me dijeron que me pusiera las manos detrás del pelo, y me tumbase en la mesa. Me preguntaron, que tendría que chuparle las pollas, y que decidiera, si les daba mi coñito o mi culo. Les pedí por favor que por atrás no, era virgen, era algo que siempre había temido. Para ese momento, todos estaban desnudos. Carlos me tocó mi rajita, pasó el dedo léntamente. Despuest tocó mis tetas,  que se pusieron tensas. Volvió a bajar a mi coñito de nuevo, e intenté apartarle. Me dijo que no se  me ocurriera volver a apartar su mano.

Tomó un bote de crema y me pasó los dedos. Ahora ya estaba totalmente lubricada. Como si realmente estuviera en la orgía por gusto.

Estaba boca arriba. Con todos mis encantos al descubierto, a la vista de esos cerdos. Carlos, empezó a metérmela con cierta violencia, mientras el director del hotel me hacía que se la chupase..

Despues camiaron las posiciones. Los otros dos tocaban mis tetas. Carlos se corrió en mi boca y el otro dentro de mi.

Ahora era el turno de los otros dos. Uno de ellos tenía una polla enorme, y me hizo daño, a pesar de lo mojada que estaba por el lubricante. Al otro le chupé la polla lo mejor que sabía para que todo terminase lo antes posible. Despues cambiaron las posiciones, y todo se repitió.

A las dos horas, todo había terminado. Estaba llorando, totalmente ultrajada, humillada, pero al menos con mi matrimonio a salvo. Cogí el dvd de mi chantaje, y fuí a salir. Carlos me detuvo y me dijo. Sigues siendo demasiado confiada. Esta es sólo una de las copias de tu desliz del martes. Me has gustado mucho. Creo que volveremos a vernos aquí, dentro de poco.

Salí corriendo, mientras Carlos me daba un azote en el culo, hacia el calor de mi casa, pero estaba claro que esta historia no estaba terminada.