chantaje a través del ordenador

Como me chantajeo a una joven gracias a que pude leer su correo electrónico.

Hola me llamo Jesús Carlos, tengo 20 años, 1´75 de altura, atlético, estoy estudiando en Algeciras (Cádiz) y comparto un piso con otro compañero en una colonia que se llama Villa Estoril. Hace unas semanas me sucedió algo bastante morboso que les quiero contar. Resulta que soy un amante de la fotografía digital, y como buen aficionado tengo una cámara bastante curiosa. Aunque no es de los últimos modelos, pues ya tiene unos añitos, la compré precisamente por su alta capacidad de aumentos, 10 ópticos, y una muy buena óptica, es una Olimpus, y gracias a su alta capacidad de acercar me ha hecho pasar muy buenos ratos. Normalmente me la llevo a la playa de Getares o a Tarifa dónde aproximo los cuerpos de las nenas a mi antojo, y gracias a ello poseo una muy buena colección de fotos sexis. ¡¡¡No os podéis imaginar la de cosas que hacen las parejitas cuando se creen que no les ve nadie...!!!.

Pues resulta que la otra tarde estaba en la terraza intentando fotografiar la ciudad de Ceuta. Normalmente se ve brumosa, pero ese día la transparencia era muy buena y gracias a ello obtuve unas excelentes tomas. Ahí estaba yo, enfrascado en apretar el obturador cuando un movimiento de cortina en el piso de enfrente me llamó la atención. Miré con curiosidad, pues la verdad es que nunca antes había reparado en aquella ventana, a pesar de encontrarse apenas a unos 6 metros de la mía, un piso por debajo de dónde vivo yo y justo enfrente. Al mirar comprobé que se trataba de una habitación infantil, pues estaba adornada con una cortina de colorines y se veía sobre la cama varios muñecos de peluche como si estuviesen durmiendo. Allí, sentada en un escritorio, dándome la espalda había una chica joven, no sabría decir su edad, pues sólo veía su pelo largo color castaño y una camisa azulada. Estaba escribiendo en un ordenador, pues veía el monitor blanco con figuras moverse y como sus manos se movían sobre la mesa, girando el ratón de un lado al otro.

Ahora sí que me picó la curiosidad, así que me acerqué a la habitación y cogí mis prismáticos de 12x60 y enfoqué a la ventana. Efectivamente la niña estaba navegando por internet, concretamente por el Messenger, pues enseguida reconocí las dos ventanitas de la cam, en la superior se veía una chica y en la inferior una foto de Tom Cruise en una escena de Misión Imposible II. Con los prismáticos veía hasta las letras que la niña escribía, aunque no podía leerlas bien debido a que me temblaba el pulso de la emoción. Como me encanta curiosear en la intimidad de los demás, y más si se trata de niñas follables, pues rápidamente ideé como hacerme con el texto que estaba escribiendo la chica. Coloqué mi cámara digital en el trípode, y enfocando al máximo de aumentos la dirigí hacia el monitor del ordenador. Apreté el botón en la opción de vídeo y dejé la misma grabando. En la opción de poca resolución dispongo de unos 60 minutos de grabación, así que dejé la cámara grabando mientras hacía otras cosas dentro de casa. Cada poco tiempo me acercaba a la ventana desde dónde estaba grabando, para comprobar que la cámara funcionaba, que la chica seguía allí, que el monitor no se había salido del campo y que aún quedaba batería. Allí estuvo grabando la cámara unos 60 minutos más o menos. En cuanto terminó, pasé rápidamente el fichero al ordenador portátil, formatee la tarjeta y volví a dejarla otra vez grabando. Esta vez la dejé funcionar sola, pues tenía que salir a realizar unas compras a la ciudad.

Por la noche visualicé lo grabado. Se trataba de una conversación bastante aburrida, cosas de crías sin sentido alguno. Hice lo mismo con la segunda grabación, y más de lo mismo, así que me acosté cabreado. No obstante, antes de dormir comencé a fantasear con la chica, imaginando que escribía cosas calientes, y fue tal mi obsesión que no tuve más remedio que cascarme una paja a su salud. Durante varios días observé a mi vecina y le realicé una cuasi-investigación. Se llama Azucena, debe tener unos 18 años y estudia bachillerato en un colegio religioso. Tengo archivado sus contactos del messenger, sus conversaciones y muchas imágenes de ella moviéndose por su habitación. Ya sé sus horarios (cuando sale de clase, cuando chatea y cuando estudia), la materia que tiene cada día (tengo el horario escolar fotografiado), sé cual es su nombre en el Terra (Zux) y hasta su clave y contraseña del messenger (esa me la guardo para mi...jajaja).

Con todo eso, que no veáis la cantidad de horas y de días de observación que me ha costado dedicarle, tenía ya material para comenzar mi maquiavélico plan. Gracias a varias conversaciones calientes que la niña ha tenido con varios chicos, grabadas por mi cámara y guardadas en el disco duro de mi ordenador, estoy en condiciones de comenzar a disfrutar de mi vecinita Azu.

El primer día le mandé un correo desde un ciber que hay cerca de casa (por si las cosas no iban como yo esperaba) en el que le decía que había leído su correo y estaba dispuesto a contarles a sus padres sus aventuras de fin de semana (le comentó a una amiga que le hizo una paja a su novio en un banco frente al Corte Inglés, que le había comprado un calzoncillo de color blanco con un dibujo de popeye, que su novio le había dicho que se depilase el conejito, pero que a ella le daba vergüenza, y que ya no era virgen pues lo habían hecho una noche en casa de su novio en el barrio del Saladillo).

Su novio era un jóven-chusma, medio agitanado, de su edad, que seguramente andaba metiendo en más de un chochito, y que los fines de semana se maqueaba para dar la sensación de ser un niño bien, se fumaba una barra de hachis, se bebía varios redbules, aunque a mi no me engañaba, y le arrimaba la cebolleta a la Azucena y seguro que a otras más cuando esta tenía la regla.

Así que le dije que si quería que me mantuviese callado, debía hacerme algunos favores o sus padres se enterarían de la clase de hija que tenían. Durante varios días esperé respuesta. En vano, no sólo no me contestó sinó que ya ni siquiera encendía el ordenador, y cuando lo hacía cerraba la ventana aunque fuese de día. Le volví a mandar otro correo, esta vez adjuntando casi un folio transcrito de sus conversaciones, y le dije que o me contestaba o iba a terminar muy mal.

Al segundo día, cuando abrí el correo en el ciber, mi corazón dio un vuelco al ver un mensaje recibido en mi flamante cuenta abierta expresamente para hablar con ella. En ella me decía que quien era yo y que quería. No tardé ni un minuto en decirle que simplemente era su peor pesadilla, y que quería que hiciese algunas cosas para mi. Para empezar le dije que tenía un telescopio y que desde mi casa a 500 metros de distancia podía ver su ventana, que la quería esta tarde a las 18 horas sentada con la cortina abierta frente al ordenador y con el messenger encendido. Engañándola en la distancia, supuse que no repararía en alguien tan cerca de ella. A la hora indicada ya estaba yo camuflado desde mi cuarto preparado para hablar con ella.

Vi como se conectaba, como agregaba a mi invitación al correo y le comencé a escribir.

-Hola wapa, que tal estas?

Esperó un rato antes de contestarme.

-Quien eres? Se limitó a decirme.

-Ya lo sabes, tu peor pesadilla, y si te vas de la lengua, estas jodida...- añadí amenazante.

-Que quieres?. Volvió a escribir.

-Quiero verte desnuda.

Enseguida desconectó el ordenador y salió de la habitación.

Durante esa tarde no se conectó. Al día siguiente le volví a mandar otro mensaje diciéndole que le daba 24 horas para volver a hablar conmigo o le mandaba a sus padres una carta con los textos que copié de su ordenador.

A la tarde siguiente esperé a que se conectara. Puntualmente estaba allí.

-Que quieres?. Me escribió.

-Ya lo sabes, conecta la cam y enséñame tus tetas.- le ordené.

-Vale, pero si te las enseño todo terminará.- respondió.

-Te lo prometo, solo quiero verte una vez.

-Esta bien, pero solo una vez.-

Conectó la cam, se le veía sólo del cuello para abajo. Comenzó a desabrocharse los botones, no sin antes correr la cortina para no ser vista desde la calle.

Vi como se sacaba la camisa dejando al descubierto un sujetador pequeño de color blanco que tapaba sus pechos de jovencita.

-Ya está...- escribió.

-Te dije que quería ver las tetas, y aún no las veo...- escribí enfurecido.

Tras un rato de duda, se levantó de la silla.

-Dónde coño vas...- le escribí.

-A cerrar el seguro de la puerta...- contestó.

Enseguida volvió a sentarse otra vez, volteando sus manos hacia la espalda, mientras desabrochaba la prenda. Con cuidado se lo sacó por los brazos.

MMMMMMMMMMMMMMM que tetas más ricas tenía la jodía. Eran dos minúsculos montes coronados por sendas aureolas de gran tamaño en cuya cima un pezón chiquito centrado, daba forma al conjunto. Me saqué la polla del calconzillo y comencé a meneármela.

-Acariciatelas...- le escribí.

Enseguida las manos de la chica rodearon sus pezones masajeando suavemente los mismos. Que sensación más hermosa ver aquellas manecillas tan suaves tocando aquella carne tan tierna. Aceleré el ritmo de mi paja, dando ritmo a la misma.

-Ya... escribió la niña mientras se tapaba con el sujetador los pechos.

-Quiero ver tu rajita...- escribí enseguida.

-Es suficiente... dijistes solo las tetas... me contestó.

-Mira tía, tengo grabado todo lo que has hecho y dicho, y si no haces lo que te digo estas acabada... -amenacé.-

Esperé que moviera ficha...

Su cam seguía conectada, y en ella veía como se colocaba bien el sujetador, aunque sin ponerse la camisa.

Pasaron como 5 minutos más o menos. Supongo que estaba pensando que hacer, sopesando los pros y los contra de hacer lo que le había dicho.

Se puso de pie. Vi su pantalón azul vaquero. Desabrochó el botón plateado, bajó la cremallera y comenzó a sacarse el mismo.

Vestía una delicada braguita blanca, a juego con el sujetador. Se mantuvo en pié unos instantes, como mostrándome aquella prenda y desafiando mi orden.

-Vamos tía, haz lo que te he dicho o me voy a cabrear...- tecleé cachondo perdido.-

La muy zorrita se hacía de rogar. Seguía de pie, enseñándome la braguita y pensando su próximo movimiento.

Por fín vi moverse sus manos. Agarraron los laterales de la misma y de un rápido movimiento la bajó hacia abajo.

Allí, frente a la cam se mostraba el coñito más rico que he visto nunca. Un matojito de rizado pelo castaño tapando una gruta casi inexplorada. Mi mano movía mi picha de forma veloz, deteniendo el movimiento cuando comenzaba a sentir que mis huevos explotaban.

-Enséñamelo bien... –volví a escribir.-

Alzó una de las piernas, separándola, mientras sus manos jugaban con los rizos morenos.

Vi sus dedos separar los tiernos labios calientes de su almejita.

MMMMMMMMMMMMM que visión me estaba mostrando. Noté cierto brillo en el interior de la rosada carne.

-Hazte una paja...- ordené.-

Mientras la mano izquierda separaba los labios con la derecha comenzó a rozarse el clítoris. Ví como se sentaba de nuevo en la silla, como abría mucho más sus piernas en forma de V. Ahora podía ver el interior de su conejito abierto. Brillaba destilando jugos. Creo que a la putilla le comenzaba a calentar la situación. El dedo corazón de su mano derecha subía y bajaba rozando los pliegues de su conchita mientras los labios se hinchaban a llenarse de sangre.

Mi picha estaba a punto de explotar, y si no lo había hecho ya era por los frecuentes cambios de ritmo que yo mismo le imprimía para evitar correrme tan pronto.

La niña subió el ritmo de su pajilla, conforme le iba proporcionando cada vez más placer. Ahora los dos manteníamos el mismo ritmo en nuestro frotamiento. Conecté mi Cam, enfocando a mi polla erecta. Dejó de acariciarse, supuse que para aceptar mi invitación con el ratón.

De nuevo volvió a frotarse. Su mano izquierda estiraba de los rizos mientras la derecha frotaba la rajita de forma rítmica.

Ví como sus labios cambiaban de color al congestionarse por la calentura.

-Córrete tú primero...- escribió.-

Sus deseos eran órdenes para mi. Centré mi visión en la paja que se estaba haciendo para mi, apreté el culo en la silla y me abandoné mientras retenía el ritmo imparable del placer.

Al instante sentí como una descarga salía de mis pies y subiendo hacia arriba llegaba hasta mis cojones exprimiéndolos hasta hacer que la lefa subiese por mi polla hasta reventar frente a mi pecho. Comencé a gritar de gusto. Creo que nunca antes una paja me había sabido tan rica. Ahhhhhhhhhhhhhhhh Ahhhhhhhhhhhhhh gritaba cada vez que mi picha se contraía para lanzar sobre mi pecho un chorro de leche caliente. Creo que aquella fue la paja más larga que nunca me hice. Entre el calentor que llevaba aguantando sin correrme y la visión del chochito de Azucena dispuesto a destilar su propio placer, mis huevos se vaciaron como nunca antes lo habían hecho. Creo que fueron 5 ó 6 chorro de lefa a cual de ellos más potente que dejaron mi barriga pringada.

Las piernas me temblaron al igual que el resto del cuerpo mientras un placer angelical invadía todo mi ser.

Acababa de emitir el último suspiro cuando vi que la mano de la niña comenzó acelerar más y más, convirtiendo el movimiento vertical en otro horizontal que juntaban y separaban los labios de su chochito. Al instante noté un temblor en las piernas de la chica y un chorrito de líquido transparente salió de su vagina chorreando por su pierna derecha hasta caer en la silla. Puedo presumir de haberme follado a más de 50 chicas de casi todas las edades, pero os juro que nunca antes había visto a ninguna correrse como lo hizo Azucena. Mientras seguía moviendo su dedo de forma enloquecida, el juguito seguía saliendo de entre sus labios. Creo que duró como 3 ó 4 segundos, mientras los temblores de sus piernas se sucedían. Me dio la sensación que aquella paja le estaba sentando a la chica muy bien. Entre el morbo de la situación, la visión de mi leche salpicándome y el frotamento que se estaba pegando la zorrita, el final de la paja debió resultarle harto placentero, pues cayó rendida en la silla, con los brazos colgando sobre las piernas, la almeja entumecida y los labios palpitando y chorreando un zumito que salpicaba el forro de la silla.

Ver aquello fue el acabose, así que comencé de nuevo a menearme el rabo, que ya estaba de nuevo erecto, hasta volver a explotar, esta vez casi sin expulsar leche y con los mismos temblores que la primera paja.

Nos quedamos rendidos en las sillas durante bastantes minutos.

-Gracias...- me limité a escribir.

; ) fue lo único que obtuve por respuesta.

Desconectó el programa y apagó la luz de la habitación. Yo, por el contrario, recogí el semen de mi barriga con cuidado, y me fui a duchar.

Ahora han pasado unos 10 días y no he vuelto a conectarme. Creo que ya no tengo ganas de hacerle daño, pues me parece que comienzo a sentir algo por ella.

¿Qué creen que debo hacer, seguir insistiendo o buscar otra víctima?. Les dejo mi correo para que opinen. fotografowapo@yahoo.es