Chantaje a Silvia (02)
Continua el abuso, ahora humillada en grupo.
El día siguiente transcurrió con normalidad hasta poco antes del horario del almuerzo. Silvia se sentía incómoda por estar sin ropa interior, tal como se lo habían indicado. Entonces Juan Carlos le dijo a Silvia que irían a comer juntos. Ella se sintió extrañada al respecto pero no discutió.
Fueron a comer juntos, él la invitó a un restaurant elegante. Luego la acompañó a una boutique, Silvia estaba extrañadísima de este comportamiento tan gentil. En la boutique le pidió de probarse unas blusas apretadas, bastante transparentes. Ella estaba tan ruborizada que parecía explotar, ahí podía verla cualquiera que pasara. Luego le mandó a probarse una de las minis mas cortas que jamás había visto, parecía no recordar que no llevaba ningún tipo de ropa inerior. Mientras ella se cambiaba a la ropa que había traído él se dirigió a la caja y abonó. Ella salió de los vestidores y le extrañó mucho la cantidad de bolsas que eran.
Al volver a la oficina fueron directamente al despacho de Juan Carlos. "Quítate la ropa" le ordenó. Ella obedeció sin chistar. "Piernas abiertas y manos detrás de la cabeza" Silvia quedó así totalmente expuesta. Él se levantó de su silla, le magreó las tetas hasta que se hartó, luego le metió un dedo en la boca y, sin ningún preámbulo, se lo dirigió a su conejito. Ella soltó alguna lágrima pero siguió sin moverse. Luego él se quitó su ropa y le hizo que se la mamara nuevamente. Cuando su polla estuvo completamente tiesa le ordenó seguir masturbándolo con su vagina. Ella ya estaba totalmente degradada, no lo creía poder soportar mucho tiempo mas. Siguió hasta que le acabó dentro y le dijo "Tienes tres juegos de ropas idénticos. Desde hoy ese será tu uniforme. Puedes comenzar hoy mismo con uno de ellos" Ella abrió una de las bolsas y se puso la blusa (se sentía totalmente desnuda sin brasiere, ya que era bastante ajustada y casi transparente), la falda era cortísima, y había un par de zapatos de tacos aguja con el que era casi imposible caminar. Se vistió y fue a su lugar de trabajo.
Casi cuando estaban por terminar el día él la llamó y le dijo "Quiero ese coño bien depiladito todos los días, me molesta la desprolijidad. A partir de mañana vienes todos los días con uno de los tres uniformes, sin nada encima." Silvia se fue a su casa torturada, pensando cómo iba a hacer para que su marido no sospechara de su coño depilado, de su nuevo atuendo, y demás.
El día siguiente comenzó sin sobresaltos. Ya era viernes, si pasaba el día sin llamar la atención tendría la oportunidad de unos días sin chantaje, pensó ella. A media tarde él la llama a la oficina "muéstrame el coñito, a ver si has obedecido" Ella bajó la cabeza y se levantó el borde de su falda, mostrando el coño depilado tal como se lo habían solicitado. "Mañana (Sábado) vienen unos amigos a charlar a mi casa. Preséntate en mi domicilio a las 16 horas sin falta. Puedes venir con la ropa que desees, no es necesario el uniforme de la oficina"
¡No lo podía creer! No iba a dejarle pasar ni siquiera el fin de semana.
Cuando el sábado ella llega a su casa se sorprendió. Sabía que Juan Carlos tenía mucho dinero, pero aquella casa era algo impresionante. Se sentía casi extraña de llevar nuevamente ropa interior. Llamó y en seguida la atendió el mismo Juan Carlos "Adelante, perra. No puedo esperarte todo el día" Silvia entró y lo escuchó con atención "Tu no eres más que una esclava. Harás todo lo que se te ordene. Mis amigos y yo tendremos la misma autoridad sobre ti.
Ella estaba extrañada de que no le hubiera ordenado quitarse la ropa, casi lo estaba esperando, pero él no le dirigió palabra por un rato. "Métete esto en tu agujero" le dijo al tiempo que le daba un vibrador apagado, ella obedeció sin pensarlo demasiado. "¿Has tenido alguna vez sexo con más de una persona simultáneamente?" Ella se ruborizó de inmediato y bajó la cabeza "No, jamás" "Veremos de solucionar eso a la brevedad" contestó él.
Al rato comenzaron a llegar sus amigos. Miguel, José, Manuel, Gerardo, Tony y Mariano. Se fueron sentando en la sala de estar y se pusieron a charlar animadamente. Cada tanto alguno interrumpía la charla con alguna frase denigrante "Más cerveza, perra" a lo que ella obedecía lo más rápidamente posible. De vez en cuando Juan Carlos le apuntaba con un control infrarrojo como los del televisor y el vibrador comenzaba a funcionar, hasta que de la misma manera él lo volvía a apagar. Con el correr de la charla y las encendidas y apagadas del vibrador su coño se fue lubricando y sus pezones se fueron endureciendo.
En un momento, mientras ella buscaba en el refrigerador la enésima vuelta de cerveza Juan Carlos entra repentinamente en la cocina y le dice: "A partir de ahora serás la estrella de la fiesta. Deberás obedecer a todos y cada uno de mis invitados" y sale de nuevo al estar, donde sus amigos seguían charlando.
Silvia sirve los vasos y lo ve a Juan Carlos tomar un micrófono, como si fuera un show: "Ahora: Una buena noticia y una mala. La mala es que Silvia no se va a quitar la ropa. La buena es que va a elegir a las personas que le van a ir quitando cada una de las prendas. Si accidentalmente alguno le magrea una teta, le pellizca un pezón, le toca el clítoris, o tiene un accidente similar será totalmente entendible y no será penalizado" Le apuntó con el infrarrojo y encendió el vibrador "Silvia: Comienza a bailar con las manos detrás de la cabeza" y puso una música lenta. Ella no paraba de transpirar, el vibrador la estaba excitando y ella luchaba para no rendirse, pero cada vez se le hacía mas difícil.
"Silvia: Elige quién debe quitarte la blusa" ordenó él al rato. Ella, ruborizada, dijo en voz baja "Mariano" "Esa no es manera. Quiero oírlo con firmeza: Deseo que Mariano me quite la blusa" "Deseo que Mariano me quite la blusa" dijo ella mas fuerte. Mariano se levantó y le empezó a desprender los botones uno a uno, rozándole las tetas por encima del brasier al quitarle la blusa completamente.
"Silvia: Elige quién ha de quitarte la falda" "Deseo que Gerardo me quite la falda" dijo ella con firmeza tratando de ocultar su excitación. Se le acercó Gerardo y le magreó bien el culo mientras le desprendía la falda.
"Silvia: Elige quién deseas que te quite el brasier" "Deseo que Tony me quite el brasier" contestó ella. Tony se acercó y le empezó a magrear las tetas por encima del brasier. Parecía que no tenía la menor intención de quitárselo. Sus pezones parecían perforar la tela del brasier. Finalmente Tony acabó de quitárselo y la dejó sólamente con sus pantys bailando delante de todos los hombres con sus grandes tetas en exhibición.
"Silvia: Elige quién debe quitarte tu tanga" "Deseo que José me quite el tanga" Se acercó José y se colocó detrás de ella, primero le tomó las dos tetas, una con cada mano, y se las magreó a gusto mientras le apoyaba su miembro en el culo. Ella estaba que hervía de tanta calentura. Luego comenzó a bajar sus manos hasta el tanga y se las metió por dentro. Al notar que tenía el coño depilado y el vibrador en encendido exclamó "¡La puta esta tiene una calentura de antología! Si hasta se depiló el coño y se colocó un vibrador para prepararse para nosotros. ¡Está empapada con sus propios jugos!" Acto seguido le tomó el tanga y se lo bajó hasta los tobillos, dejándola completamente desnuda y totalmente ruborizada por el comentario.
Juan Carlos apagó la música. "Ahora viene la parte mas caliente" dijo "Silvia ahora va a ser penetrada por nuestros miembros. Silvia: Elije los primeros tres" Silvia no lo podía creer, no iban a ser dos al mismo tiempo sino tres, con lo que ella adivinó que su culo no iba a quedar virgen por mucho tiempo mas. En un último intento pidió "Por favor, por el culo no, soy virgen" "Eso será remediado a la brevedad. Haremos una fila, mientras nos meneamos todos nuestras pollas irás preparando al primero de la fila con una mamada de esas que tú haces tan bien. Luego, mientras mamas al segundo el primero te enculará a gusto, luego mamarás al tercero y te enculará el segundo, y así hasta completar la fila. Luego follaremos y magrearemos tu cuerpo según el programa inicial, en el que tú eliges el orden en el que te usaremos" Silvia estaba conteniendo la respiración. Entre la idea de lo que se le venía encima, más el tiempo que hacía que tenía el vibrador, más la calentura del show que había dado con todos los magreos recibidos, estaba por correrse aunque no lo deseaba. Con un grito que trató de ahogar sin lograrlo se corrió delante de todos. "Parece que la puta ya está completamente lubricada" dijo uno.
Se formaron en fila y cada uno sacó su polla fuera de los pantalones para que ella se las mamara. Los fue eligiendo de a uno: Mientras se la mamaba a uno había otro atrás rompiéndole el culo. De vez en cuando alguno elegía su vagina en lugar de su culo. Luego se armó otra ronda en donde tenía uno en la boca, uno en el culo y uno en la vagina, y se fueron turnando. Al terminar la ronda estaba rendida y totalmente dolorida. No había acabado menos de tres veces cada uno y algunos llegaron a cinco, y todo el semen lo tenía ella en las tetas, la boca, el culo o la vagina. Le dijeron que se fuera a su casa, que había estado muy bien. Obedeció aunque le dolía todo.