Cervezas, bares y corbatas... La mejor combinación
Una tarde como cualquiera, cuando menos lo esperas, puede ser la mejor tarde de tu vida.
Hola mi nombre es Eva, hace pocos días descubrí esto de los relatos y comencé a leerlos, la verdad es que nunca pensé como un simple texto me podría llegar a excitar, por lo que hoy escribiré mi primer relato, que me sucedió el año pasado. Espero seguir escribiendo relatos y que os guste mucho.
Bueno, comenzaré a contaros lo que me sucedió hace un par de semanas en el Quicks, un bar de por ahí.
Quedamos las amigas en bebernos unas cervezas un viernes por la tarde luego de terminar la jornada laboral. Ese día estaba exhausta, había tenido una semana durísima y lo único que quería era relajarme y pasar un buen rato con unas amigas. Quedamos marta, carmen y yo en vernos en la calle X (da igual la calle) y luego ir a Quicks. Entramos al bar, nos fuimos a la barra y unas pedimos un par de cervezas. Charlamos sobre la vida, nos reímos como hace tiempo que no me reía y en una de las tantas risas, veo como se abre la puerta del bar y entra un chico que me llamo muchísimo la atención. Era un tipo alto, robusto, de chaqueta y corbata y sobre todo muy buena pinta. De esos que nunca imaginarias en un bar como Quicks. Se sentó el hombre al otro lado de la barra, dejo sus pertenencias a su lado y se encendió un puro y le oí pedir una cerveza. No pude evitar verlo de arriba abajo, incluso me fije en su miembro y cuando lo vi, quede impactada. Se veía un paquete enorme, que sobresalía en ese pantalón. Apenas lo vi me vinieron muchísimas ganas de saber de que tamaño sería.
Seguimos riéndonos y comentando anécdotas de oficina con mis amigas, y yo de vez en cuando le echaba un ojo al chico de chaqueta y corbata, no podía evitar no verlo. En una de las cuantas miradas, observo como el tipo se pone de pie y se dirige hacia el baño, yo la muy lista, no me lo pensé dos veces, me disculpe con mis amigas que necesitaba ir al baño, me levante y fui en dirección a él.
Cuando llegué al pasillo de los baños, me fui directamente al baño de chicos, entré y luego de que la puerta se cerrara, lo veo a él lavándose las manos.
Disculpa, pero este es el baño de chicos y dijo él. Yo lo hice callar con una seña. Me acerqué a él, cogí su corbata y acerque al tío hacia mí, ya frente a frente nos miramos a los ojos y comenzamos a besarnos, como nunca antes lo había hecho en mi vida, eran unos besos con tanta calentura que me daban ganas de tirarme encima de él y entregarme completa.
Entre beso y beso ya comencé a mojarme. Tenía ganas de más, pero el tío no hacía nada más que besarme, por momentos le noté algo nervioso. Paré por un momento y le pregunté si estaba todo bien. Él me dijo que sí, que lo que estaba viviendo era un sueño, pero que era virgen. Al oír sus palabras, hizo que me calentaran aún más, por lo que le saqué el cinturón lentamente, le baje el pantalón y comencé a masturbarlo lentamente, muy suave. Esa polla no paraba de crecer, cada vez más grande y estaba ahí, frente a mí. No me aguanté más y me la metí toda en la boca. Empecé a chuparla de tal manera que el tipo debe haber pensado que yo era una profesional o algo por el estilo. La chupé por todas partes, me gustaba ver su cara de placer y ver como sudaba. Por un momento pensé que se iba a correr en mi boca, pero no fue así.
Luego de bastante rato haciéndole el sexo oral, me levanté y le dije que era su turno. Por lo que me baje mi mini y le dije que me lo chupara como si fuera su caramelo preferido. Él no dudó ni un solo segundo, se agachó y comenzó a darle besos, por todos lados. Yo estaba que me moría. Luego sacó su lengua y la refregó por todo mi coño de tal manera que no podía dejar de gemir por el placer que estaba sintiendo. La verdad es que lo hacía de puta madre, podría haber estado así toda la tarde, pero el día tiene fin por lo que me levanté, me saque mi camisetita y él se saco su camisa. Estábamos los dos desnudos, uno frente a otro, esperando lo mismo. Comenzó a meterme los dedos, y ya con eso no aguanté más, quería su polla enorme dentro de mí. Me acosté en el suelo, abrí las piernas y ahí llego ella, la polla que tanto ansiaba. Comenzamos a follar, era tal la intensidad, tal la velocidad con que lo introducía, que no pude callar mi boca en los 10 minutos aproximadamente que follamos. Cambiamos varias veces de posición en ese tiempo. Me detuve por un momento y le dije que intentara por el culo, él se levantó e intento de meterlo. Le costó un tiempo en introducirlo todo, pero a medidas que pasaban los segundos se le hacia más fácil a él y era más placentero para mí.
No llevábamos ni 2 minutos desde que me lo hiciera por atrás, cuando nos percatamos de que la puerta del baño se abre. Ambos nos miramos aterrados y pensamos en lo mismo: ¡no le echamos llave a la puerta! Por suerte nuestra no era nadie extraño, era Marta. Sí! Era Marta! Algo impensable para mí. Le dije al chico que se tranquilizara, que era una amiga mía. El quedo boquiabierto, no podía creer que estaba perdiendo su virginidad con una chica en un bar y que una segunda se estaba desnudando frente a él. Marta desde un principio supo de que se traba esta "ida al baño" de parte mía. Cerramos la puerta, si decir palabra alguna. Marta miró al tipo a los ojos y comenzó a chupársela como si nada. Yo me uní a ella, ambas se la chupábamos y nos besábamos al mismo tiempo. El tío no aguantó más y nos tiró toda su leche en nuestras bocas, ambas nos la tragamos y continuamos besándonos.
Luego de ese beso, no muy largo, quede impresionada al ver que la polla seguía erecta, parecía como si ahora tuviera más fuerza que antes. Marta que, al parecer, estaba más cachonda que yo en ese momento, se puso a 4 patas esperando a ser penetrada. El chico la hizo llorar de placer, y a mí sin tocarme también. Yo me masturbaba mientras los miraba como gozaban el momento. En un momento creí que Marta explotaría, y más o menos así fue. De un enorme gemido se corrió en toda la polla del chico, luego de eso e cedió el puesto. Era mi turno de finalizar por segunda vez con ese pene de increíbles proporciones.
Yo estaba esperándolo, llego y me la clavó, literalmente me clavó su polla y comenzó a morderme los pezones, a chuparlos, manosearlos. Ya no daba para más, ambos nos corrimos al mismo tiempo con unos gemidos de otro planeta.
Nos vestimos los 3, el se peinó un poco y se despidió de nosotras con un fuerte beso y con un "gracias" de por medio. Nunca supimos su nombre. Marta y yo nos arreglamos un poco para no salir como unas locas al bar.
Volvimos a la barra y estaba Carmen coqueteando con un camarero, nos sonrió y nos guiñó un ojo. Suponía lo que había pasado.