Centro Médico (lo que no se ve)
Soy espectador de como una ginecóloga y su ayudante someten a una paciente.
Centro Médico (lo que no se ve)
Mi nombre es Alejo, de profesión traumatólogo. Pero no voy a hablar de mí, solo contaré una experiencia que viví, o mejor dicho que presencié, ya que solo fui un mero espectador y ni siquiera en vivo, por un video que uno de los protagonistas me dejó ver.
A modo de introducción debo decir que trabajo en un centro médico privado, junto a varios profesionales más de la salud. Entre ellos una ginecóloga con la que me une una gran amistad y fue la que me facilitó el video. Decir una amistad es poco ya que también alguna que otra vez nos hemos dado un buen revolcón, aunque ella sea casada.
La doctora en cuestión, Ximena, 45 años, una mujer extrovertida. Muy divertida y sin prejuicios. Casada y con dos hijos en la universidad. Verdad es que se conservaba muy bien a pesar de no preocuparse por gimnasios ni dietas. Se ve que la genética era muy buena. Rubia teñida, nunca supe cual es su verdadero color de cabello, largo y lacio, siempre recogido cuando está en la consulta. Piel blanca pues odiaba el sol. Sus rasgos faciales armoniosos, casi sin arrugas, unas muy pequeñitas en los ojos, que eran castaños, nariz fina y labios también finos pero perfectamente delineados con rouge, siempre.
Su cuerpo es esbelto, con senos implantados que no desentonaban con su estructura. Erguidos y tersos. Toda ella se mantenía tersa y lisa de imperfecciones notorias. Un poco de barriga, eso sí, muy poco, hacía más de 20 años que había parido a sus hijos, pero los flotadores no la abandonaron nunca del todo.
Su mejor atributo son las piernas, torneadas y con las dimensiones justas en cada sección. Hermosas piernas que ella sabía que atraían la mirada de más de uno y se preocupaba por mostrarlas, insinuando más que exhibiendo. Siempre enfundada en medias color piel y con polleras que como muy recatadas, llegaban a las rodillas.
Su culo era amplio, bastante carnoso y como un corazón. Toda esta mujer metida dentro de su bata blanca despertaba muchas fantasías, que ella sabedora, procuraba incrementar su fama de femme fatal.
Por ser su… llamémoslo; “mejor amigo” tuve varias ocasiones para conocerla tanto física como emocionalmente. Y puedo afirmar que tenía un dejo de locura linda con sadismo oscuro y oculto. Le gustaba cumplir fantasías y no cortaba a nuevas experiencias.
Una de sus fantasías más renombradas era la de tener relaciones con una paciente, de ser posible forzarla sexualmente. Esto solo yo lo sabía y probablemente su asistente Alicia como pude comprobar más tarde.
El tema en cuestión comenzó cuando se presentó a su consulta una señora de nombre Eli Benitez, casada sin hijos, secretaria en una oficina de atención al público. Esto me lo explicó Ximena cuando me dio el DVD.
La señora era paciente de un viejo ginecólogo amigo nuestro. Cuando digo nuestro me refiero a nuestro centro médico. Este doctor se jubiló y le recomendó a sus pacientes que concurrieran a la consulta de Ximena. Algunas habrán ido, otras no, no es el punto, lo que importa es que Eli si fue.
Apenas la vio, Xime, que es súper perceptiva, vislumbró a la posible víctima de su tan añorada fantasía.
Me contó que la atendió un par de veces antes de lanzarse y cuando vio que podría someterla, la atacó con la complicidad de su asistente Alicia.
Acá comienzo a describir lo que vi en el video.
Había colocado principalmente dos cámaras en su consultorio, por lo menos al comienzo vi imágenes editadas desde dos ángulos diferentes. Una estaba elevada, era la principal, se vía gran parte de la sala pero haciendo foco sobre la camilla de revisión. La otra sobre un lateral de dicha camilla, mucho más cerca y casi a nivel de la misma.
Entra en escena Ximena acompañada de una señora, esa debe ser Eli pienso yo. La verdad que era de muy buen ver la madura. Le daba entre 45 y 50 años, delgada, alta, cerca de 1.70 m. Elegante y estilizada. Su cabello era largo y no muy abundante, castaño y lo llevaba suelto sobre la espalda.
Estuvieron hablando un rato de boludeces y cosas que no me importaban hasta que la mandó detrás del biombo a desnudarse y colocarse una bata.
En eso veo que entra Alicia al consultorio, la asistente de Ximena. Alicia es bastante gordita, de unos 30 o 35 años, no le conozco pareja, creo que se inclina más por las mujeres que los hombres. La anatomía de Alicia sobra por todos lados, aunque tiene cara de bonachona simpática, que no mataría una mosca. Tiene grandes tetas, grandes brazos, grandes piernas, gran espalda, gran culo y gran panza, pero es buena.
Las dos cuchichean mientras Eli termina su tarea. Pienso que deberían haber puesto una cámara detrás del biombo.
Un rato después aparece la señora en cámara vestida con una camisola celeste y le indican que se siente en la camilla. Ximena se acerca y le dice que le hará primeramente la revisión mamaria, entonces le baja la camisola que se unía en la espalda de la paciente dejando todo su torso desnudo.
-Que tetas! – pienso. De tamaño mediano acorde a su contextura física, se las veía durísimas y con los pezones erguidos orgullosos, no sé si estaba excitada o nerviosa, o quizá hacía frio pero los marrones pezones estaban durísimos.
La doctora procedió a palparle los senos, uno por vez haciendo que colocara el brazo sobre su cabeza. Tocaba y sobaba cada teta y los pezones se ponían que parecía que iban a explotar.
-Qué bonitas e imponentes pechos tienes Eli. – le dijo Ximena. –Ojalá yo los hubiera tenido así, no me los habría operado y habría ahorrado mucho dinero… jiji
No lo puedo afirmar pero me pareció que la señora se ruborizaba con el cumplido dándole las gracias a media voz.
Mientras se mantenía el diálogo, Ximena seguía sobando las tetas de Eli, lo que me llevó a sorprenderme por el descaro de mi amiga, ya que tenía poco de revisión médica.
-Bueno Eli, acuéstate en la camilla y coloca las piernas en los estribos, vamos a explorarte. –ordenó Ximena.
Obedeció la dama, como no podía ser de otra manera y rápidamente con una agilidad que me sorprendió, Alicia le ató los tobillos con unas correas que había allí y que yo no había visto.
-¿Por qué me atan las piernas? – pregunto sorprendida Eli con dulce voz inocente.
-Es que debo hacerte un legrado, raspaje de las paredes del útero, y debes estar totalmente inmóvil. – explicó Xime.
Desde la cámara alta se podía ver en toda su magnitud esa mujer madura abierta de piernas, con las mismas atadas y solo cubierta en parte por la bata. Una vagina de labios delgados, con los labios menores asomando apenas entre los mayores y con una delgada línea de bellos oscuros sobre la rajita se presentó ante mis ojos.
Para ese entonces mi verga estaba presionando en su escondite por asomarse, los huevos me empezaron a doler un tanto, por lo que me vi obligado a soltarla, puesto que ya mandaba ella y comenzar una lenta paja.
Fue en ese momento que la doctora y su asistente actuaron al unísono, seguramente ya tenían estudiado el proceder, porque mientras Alicia le sujetó de repente los brazos, Ximena le colocó una mordaza en la boca con una bola roja al frente y la sujetó por detrás de la pobre y sorprendida Eli.
Entre las dos le ataron las manos juntas y por sobre la cabeza, mientras Ximena le decía palabras tranquilizadoras que en realidad obtenían el efecto contrario, puesto que la mujer se empezaba a desesperar más y más comenzando incluso a soltar lágrimas de indignación.
Una vez atada, la doctora le propinó varios besos por la cara mientras acariciaba sus tetas, pinzándole los pezones y estirándolos. Alicia tomó la bata y la arrancó del cuerpo de Eli, dejándola, ahora sí, completamente desnuda y dominada ante mis ojos.
Ximena seguía acariciando las tetas de Eli y Alicia sus muslo, que la víctima intentó cerrar con fuerza pero fue detenida por las amarras, entonces la gorda no tuvo ningún impedimento en manosear a Eli por donde se le antojara. Incluso pasó la mano por la concha y recogió un dejo de humedad que mostró emocionada a su jefa, que sonriendo le dijo:
-Veo que empieza a excitarte el tratamiento, hermosa! No sabes las ganas que tenía de hacerte cositas… jajaja y Alicia también tenía muchas ganas.
Y se notaban las ganas de Alicia porque no esperó mucho para meterse entre las piernas abiertas de Eli y comenzar una lamida en toda regla. Golosa devoraba con ansiedad cada milímetro de la concha de la dama e incluso le metía uno, dos y hasta tres dedos profundamente ante las retorcidas y temblores que experimentaba la pobre señora Eli.
Las imágenes iban de una cámara a la otra. Se veía que Ximena había hecho un buen trabajo de edición, pues todo semejaba una película porno donde dos hembras abusaban de otra.
Se intercambiaron posiciones una vez, entonces fue Ximena a por la vagina de Eli, encharcándola aún más de babas, más seguramente algo de flujo que a la fuerza debería generar. Alicia con su ansiedad característica se ocupó de los pechos. Como loca los zarandeó y estrujó, estiró y retorció los pezones, y por supuesto lamió y mordisqueó los mismos.
Ximena incrustó todo lo que pudo el dedo mayor en el ano de Eli y el pulgar en la vagina y comenzó a moverlos dentro tratando de juntarlos. Cada vez que tocaba una parte más sensible, Eli levantaba las caderas, lo único que podía mover, y emitía una especie de aullido apagado tras la bola.
La víctima comenzó a transpirar, sus cabellos sueltos se adherían a la cara y un brillo perlado cubría todo su cuerpo, su hermoso cuerpo maduro que era mancillado por las dos pervertidas profesionales.
-Voy a dilatarte los agujeritos mi amor. –indicó Ximena en un momento.
Y tomando una crema de un pote se embadurnó todos los dedos y la aplicó en las dos cavidades inferiores de Eli, por dentro y por fuera le llenó la concha y el culo de crema. Como supe después era una crema íntima con un potente vasodilatador. Llegó a meterle cuatro dedos en la vagina, revolviéndolos dentro y haciendo que Eli se arqueara en un estertor placentero pero invasivo.
Luego tomó de una mesa un plug anal al que untó de la crema y lo metió por el esfínter quedándose atascado ahí, como era su función.
Después le puso un espéculo y lo empezó a abrir. Cada vez más hasta que Eli soltó un sollozo mezclado con quejido que traspasó la mordaza. Temblaba como si tuviera fiebre, moviendo su culo arriba y abajo y hacia los costados tratando de liberarse.
El espéculo quedó abierto de forma considerable estirando al máximo los labios vaginales. Luego lo sacó después de encogerlo y con un teaser le aplicó dos o tres descargas eléctricas en la vagina. Con esto el llanto se intensificó y hasta un chorro de orina se escapó de la señora.
Nuevamente masajeó la zona con crema un rato y volvió a colocar el espéculo, abriéndolo. Alicia seguía devorando literalmente los pezones que se pusieron morados de tanta fricción.
A esta altura no pude aguantar más la tremenda estimulación visual que tenía y hube de eyacular copiosamente al culminar la primera paja que me hacía. Y aún quedaba mucho más, puesto que las mujeres siguieron torturando a su víctima intercalando posiciones. Sacaban y volvían a poner el espéculo, le daban descargas en vagina y pezones, chupaban cada centímetro del cuerpo de Eli y lo magreaban a destajo y en un momento en que Ximena le lamía por décima vez la concha mientras removía el plug del ano la mujer sometida tuvo su primer orgasmo.
No lo esperaba, ni yo, ni creo que ellas tampoco, se ve que estaba luchando hacía rato con las sensaciones que pugnaban por salir, se ve que no era del todo desagradable el tratamiento que le hacían víctima. Quizá la crema íntima ayudó en parte, pero al fin la puta que toda mujer lleva adentro y que muchas veces se les va la vida sin sacarla… salió en Eli.
Varios minutos estuvo convulsionando en un orgasmo infinito o tal vez en varios de ellos encadenados uno tras otro, pero luego cayó como desmayada sobre la camilla, aflojándosele todo el cuerpo.
Entonces la desataron y Eli no reaccionó. Ximena aprovechó para sacarse la ropa, dejando a la vista su exuberante cuerpo. Se trepó a la camilla y abriéndose de piernas se dejó caer sobre la cara de Eli que desmayada no se movió mientras Xime le fregaba toda su concha rasurada desde la frente hasta la barbilla.
Alicia no se desnudó, sabedora de no ser agraciada físicamente tomó una camarita que había en un cajón y comenzó a filmar.
La imagen de esta cámara se empezó a ver al instante. Situada entre las piernas abiertas de Eli, hizo un paneo de la vagina colorada y empapada y siguió su toma hacía arriba. Primero se vieron las tetas de la mujer, dos montañas duras y erguidas con los pezones estiradísimos con el rudo tratamiento anterior.
Luego enfocó por sobre los pechos, y el voluminoso trasero de Ximena entró en escena hamacándose y rozándose sobre la carita de Eli. Cuando llegaba hasta la frente, la concha de la doctora dejaba una viscosa y húmeda huella de flujo sobre nariz, boca y barbilla de la dama.
En eso hubo síntomas de movimiento en la desvanecida. Y oh! Cosa curiosa, alzando las manos las posó sobre las nalgas de Ximena y sacando la lengua lamió esa concha cuando pasaba por sobre ella.
Yo no lo podía creer, se había entregado, había sucumbido al placer. Tal vez estaba muy reprimida y necesitada, no lo sé ni lo sabré, solo sé que comenzó a colaborar para dar y recibir más placer. Quizá era una fantasía oculta, como la de Xime, ser sometida por la fuerza y por mujeres, algún destello de lesbianismo o bisexualidad le empezó a aflorar entregando todo de sí.
Cuando Alicia bajó la cámara enfocando nuevamente la vagina de Eli, tenía en su otra mano un vibrador. No era muy grande, mediano, de unos 18 centímetros.
Con ese instrumento la penetró lentamente pero sin detenerse hasta que la mano que lo empuñaba hizo contacto con los labios vaginales. Lo sacó casi todo y lo volvió a meter hasta el fondo comenzando un bombeo repetitivo que hizo que Eli moviera sus caderas mientras chupaba la concha de Xime y gemía como loca.
Los minutos pasaban y las mujeres orgasmeaban una y otra vez. Luego de un rato, Ximena se bajó de la camilla e hizo bajar a Eli también. Esta temblaba como si tuviera fiebre y completamente empapada de fluidos corporales agatas se mantenía en pie.
No obstante las perversas no le dieron tregua y ella se dejó manejar como una marioneta, sin voluntad, sin poder de decisión.
Alicia se sentó en la camilla y abrió sus rollizos muslos, Ximena hizo que Eli se inclinara y le hizo enterrar su cabeza entre las piernas de la gorda, quedando de pie, doblada en la cintura, lamiendo la gorda vulva y con sus propias piernas separadas y el culo en pompa.
Ximena buscó algo, era un arnés que se ajustaba a la cintura que tenía adosado un consolador de gran tamaño, negro y gordo.
Cuando se lo ajustó es sí misma se transformó en un sátiro. Una voluptuosa mujer con una verga gigante. La colocó entre los labios vaginales de Eli fregándola de arriba abajo para que se lubrique con los flujos y la empotró con fuerza.
Eli pegó un grito e intentó sacar su cara de entre los muslos de Alicia, pero esta le tomó con ambas manos la cabeza y se la volvió a enterrar en la concha, y no la soltó más, la manejó a voluntad casi devorándole la cara con tamaña cajeta peluda.
Ximena luego de unas embestidas suaves, aceleró el ritmo hasta convertir la penetración en un bombeo frenético que acabó minutos después con otro orgasmo de Eli y posterior desmayo. Simplemente se le aflojaron las piernas y cayó al suelo quedando despatarrada allí con el plug aún clavado en su ano.
Las otras dos no se detuvieron, estaban sacadas al límite y se penetraron una a la otra con cuanto objeto tuvieran al alcance, culminando la sesión con un escandaloso 69 que las llevó a la cúspide, al clímax total y satisfactorio de haber cumplido una fantasía.
El video terminaba ahí, justo cuando yo tenía mi segundo orgasmo.
Me quedé pensando que habría sucedido con Eli, como habría reaccionado cuando volvió en sí. Aparentemente no hubo denuncias ni escándalo puesto que no me enteré, ni tampoco creo que la señora haya quedado disgustada con las doctoras puesto que la hicieron gozar como jamás lo había hecho en su vida.
Ojalá en el futuro pueda ver más sesiones como esta, hasta no sería descabellado participar, pero eso se verá en el futuro.
El futuro del este particular Centro Médico.