Cenicienta (3: De compras...con un vibrador)

Es el turno de Sara. Ésta decide que la mejor manera de que Cenicienta aprenda su posición social es en público...¿cómo lo hará?

CENICIENTA: DE COMPRAS…CON UN VIBRADOR

Seguida por Cenicienta a cuatro patas, llegaron a la habitación de Sara y Vanesa. Allí Sara escogió un vestido deportivo escotado y muy cortito que apenas tapaba las nalgas, ropa interior transparente y unas playeras rosas muy bonitas.

-Dúchate, coge la ropa, llévala a la cama de mi hermana y ponte el vestido y las playeras que nos vamos.

Asintiendo, Cenicienta hizo lo indicado y se puso las playeras, las braguitas

-¡Para estúpida! Te he dicho que sólo el vestido y las playeras.

-Lo siento mi ama, pensaba que

-ZAS-sonó al golpearla con un cinturón en la teta derecha- ¡tú no piensas! ¡Eres un objeto sexual, un vibrador con patas! Ahora termina de vestirte y ponte esto- dijo, tendiéndole un óvalo de plástico muy pequeño

-Es un vibrador a distancia- explicó Sara, viendo la incredulidad de su hermanastra-Póntelo en el chochito y más vale que no se te caiga, porque sino volverás a casa desnuda. ¿Entendido?

-Sí, mi dueña- respondió con la cabeza gacha, introduciéndose el objeto y notando como su cuerpo pugnaba mediante espasmos expulsarlo de ahí.

Salieron a la calle y ambas se dirigieron a la panadería donde Sara, dispuesta a probar su nuevo juguetito, ordenó a Cenicienta comprar el pan. Ésta se acercó al mostrador y llamó al tendero.

-Buenos días Cenicienta, que guapa estás hoy-dijo el tendero-¿En qué te puedo servir?

-Verá yo quisiera dos barras de…..mmmm…-gimió Cenicienta, comprobando sin necesidad de mirar por la ventana, de que su hermana había accionado el vibrador.-de pan.

-¿Te encuentras bien muchachita?-preguntó el tendero preocupado-te veo pálida

-Sí, señor tendero. Ha sido un escalofrío.-respondió Cenicienta, pagando y marchándose.

-Jajajaja ¡Qué divetido! ¡Muy bien perrita! Te has ganado algo de ropa.

Dicho esto, se dirigieron a la tienda "Bitch’s Secret" donde, nada mas entrar Sara le dijo con voz autoritaria:

-Hermanita, ¿ves a aquel dependiente? Dile que queremos que nos ayude a elegir ropa para ti, pero díselo de manera muy provocativa o jugaré otro rato.

-Sí mi ama.- contestó Cenicienta, pensando que su hermana no se fijaría mucho ya que estaba muy lejos.

-Buenos días señorita-saludó el dependiente-¿Puedo ayudarla en algo?

-Sí, verá es que me gustaría que nos ayudase a...a….aaaa…-comenzó a decir Ceni, pero ya notaba como el vibrador hacía estragos en su intimidad, agitándola, calentándola. Sus jugos empezaban a invadir sus piernas, si el cliente la veía así, se moriría de vergüenza.-Verás cielo-rectificó lamiéndose los labios de forma sensual-Me gustaría saber si quieres pasar un buen rato mirando cómo me pruebo ropa y ayudándome a elegir-terminó con una caricia sobre el ya notable bulto en el pantalón del dependiente, quien no tendría mas de veinteavos.

El chico aceptó encantado y siguió a Cenicienta, quien estaba algo roja por el bochorno y la humillación sufrida, hasta su hermana.

-Verá señor dependiente…Jack-leyó Sara en la chaqueta- mi hermanita ha cumplido dieciocho añitos así que ha decidido que quiere dejar de ser una tonta con escrúpulos y atraer a los chicos. Queremos ropa muy ajustada, faldas cortas, ropa interior sugerente… no sé si me entiende.

-Por supuesto señorita, ahora mismo aviso a mi compañera quien

-No encanto, mi hermana- se acercó a Jack y susurró- quien es un poco… salidilla, se ha fijado en ti y sólo en ti. No te preocupes, la recompensa será buena.

Con estos argumentos, Jack fue convencido en busca de lo pedido pensando que era su día de suerte. Al cabo de un rato, trajo un par de blusas blancas, negras, amarillas…todas ellas traslúcidas, algunos pantalones y faldas cortitas y unos zapatos de tacón alto.

-Vamos cielo, pruebatelo

-Sí. Voy

-S텿Qué más? ¿o piensas que porque estemos en la calle no lo has de decir?

-Pero…aaaghhhhhh- gimió Cenicienta dejando impresionado a Jack.-Si….mi ama-reconoció al cabo de unos segundos.

Jack no sabía que hacer, cada vez estaba más excitado y su bulto del pantalón empezaba a ser un problema.

-Vamos zorra- ordenó Sara- no tenemos todo el día, desvístete

Cenicienta fue a cerrar la cortina del probador, cuando una mano se lo impidió. Era Sara:

-Vamos Ceni, no me dirás que ahora tienes vergüenza. Mira como está el pobre chico. Si te tapas no podrá darte su opinión.

La pobre chiquilla, que no sabía donde meterse ni como reaccionar, con las rodillas temblando y los ojos cerrados se fue desvistiendo lentamente hasta quedar desnuda.

-Vamos chico, toca, toca…como vas sino a darnos una buena elección- sugirió Sara al chico- Y tú, hermanita se complaciente o…-y un zumbido la hizo retozar de gusto notando para su desgracia como algo de sus flujos se escapaban por la pierna.

Jack le agarró un pezón y lo acarició suavemente. Después se fue animando y al minuto ya no sentía ningún pudor, hasta llegar a decir con la mano en su concha:

-¡Qué rica estas cielo!, creo que lo que he escogido te va a sentar genial.-Le dio un pellizco en el culo y continuó observando la escena.

Cenicienta cogió la camiseta amarilla fosforito del montón de ropa y se la probó de cara a su "público". Sus pezones, duros por la mezcla entre humillación y gozo, se marcaban en la prenda, sugiriendo una rica recompensa, turgente y deliciosa debajo de ésta.

-Creo que le queda bien, pero tráele una talla menos Jack-comentó Sara y guiñándole un ojo añadió-no queremos que nuestra princesita sea del montón.

Con una sonrisa que no presagiaba nada bueno, Jack volvió en dos minutos con otra de idéntico color. Cunado Cenicienta se la probó, observó con temor como sus pechos, ahora muy juntos, sobresalían de sobremanera casi mostrando los pezones. La camiseta no le tapaba el ombligo ya. Dio una vuelta para mostrar la espalda a Sara y se dio cuenta que había algo escrito en la parte trasera de ésta. Como si supiera lo que pensaba, Sara leyó:

-"¿Ángel o demonio? Bájame las bragas y lo sabremos". Te va que ni pintado zorra.-miró a la chica-Ahora pruébate esa faldita colegiala, pero no te pongas nada debajo, que con tus "muestras de cariño" las ibas a dejar pringadas. Cálzate también esas botas blancas de tacón alto.¡Ya!

Cenicienta recogió la falda indicada. Era pequeñísima. Apenas cubría un palmo de longitud. Sí se agachase o sentase por algún casual…no, evitaría eso. Cogió las botas y se las puso como pudo, apoyándose en el dependiente, quien sin dudarlo le sobaba una teta y le tocaba el culo por debajo de la falda.

-Bien. Muy…guapa- dijo Jack cuando Cenicienta terminó- Te conjunta muy bien con ese collar. Pero creo que, con el permiso de tu dueña, deberíamos probar el traje para ver si es de su gusto.

-Me parece bien- reconoció Sara- date una vuelta por la tienda y ve donde está aquel chico.-Cenicienta miró al indicado, y calculó que no tendría ni catorce años- Cuando estés delante suyo agáchate a por algo que te haya caído. Luego pregúntale si le ha gustado. Si es así que venga.

Sintiéndose degradada hasta el punto de sollozar, se dirigió hacia el chaval. Una vez delante de él viendo por el rabillo que éste no le perdía de vista, se agachó sin doblar las rodillas a por una percha del suelo para colgarla en su sitio. Se demoró un poco, pues cuando se iba a incorporar un zumbido del aparato le negó tal derecho, provocando además que su cuerpo eyaculara a la vista del chaval. Se levantó, grió sobre sus tobillos y le preguntó:

-¿Te ha gustado lo que has visto?

-Sí se…señora. Mucho- su polla en el pantalón lo confirmaba.

-Entonces ve a donde está esa chica morena de allí, que quiere hablar contigo.

Cuando el adolescente llegó al lado de Sara, ésta le dijo:

-¿Te gustó el show?-al ver que el chaval asentía, añadió- ¿Cuánto dinero llevas encima?

-Cinco euros señora-contestó al poco

-Sí me das el dinero, la chica te hará una paja. ¿Te parece?

Sin dudarlo, el chaval le dio el dinero y se dirigió a Cenicienta, para comunicarle el trato hecho con Sara. Cenicienta agachó la cabeza y con una mezcla de asco y excitación, llevo al niño a un probador. Al pasar al lado de su hermana, esta le dijo:

-Te sugiero que seas buena y te lo tragues todo o activaré el aparatito.

Dicho esto, Cenicienta cerró la cortina, desabrochó el pantalón del chaval y sacó su verga del calzoncillo. Mientras pensaba en lo bajo que había caído, masturbó lentamente la polla del niño hasta que estuvo bien erecta y luego empezó a lamerla, primero el capullo, después el tronco. A la vez, acariciaba los huevos del chaval, quien parecía estar entrando en un coma cerebrar, ya que se agitaba levemente y gemía. La corrida no tardó mucho en llegar, pues era todavía un crío. Ceni tragó todo el semen, le limpió la polla y le pidió que se fuera.

Al salir, el chaval miró a Sara diciendo:

-Es una pena que no tenga más dinero…¡Cómo la chupa! Ya verás cuando se lo cuente a mis amigos

-Eso, eso….si venís muchos os haré precio especial- y le dio un beso en la mejilla y la dirección de la casa.

-Bien Jack, como verás no tenemos suficiente dinero para pagar el conjunto a mi perrita. En cambio de ese favor, te dejo que hagas lo que quieras con ella durante quince minutos.

-Media hora

-Veinte minutos

-Hecho

Jack entró al probador y quitándose los pantalones y boxers le dijo a Ceni:

-Eres mía por veinte minutos. Me has salido cara y lo pienso disfrutar. ¡Desnúdate!

La cogió por el pelo y la volteó dejándola contra el espejo. Le quitó el vibrador. Con su verga tiesa apuntó y ¡ZAS!, la metió de golpe. Cenicienta gritó, pero como Jack no paraba, no tenía tiempo de volver a coger aire. Se revolvió por el dolor, sentía como la perforaban hasta las entrañas.

Pero, poco a poco, el dolor se fue pasando y empezó a cogerle gustillo. Gimió cada vez más intensamente, sin importarle lo que se oiría en la tienda, pero

-No he pagado para tu disfrute, sino para el mío-acto seguido sacó su polla y la introdujo en el otro agujero.

Volvió a repetirse la escena. Esta vez, cuando Jack paró de bombear dentro del culo de Ceni, sacó su verga llena de mierda y sangre.

-Límpiame y trágate todo- le ordenó a la jadeante y sudorosa Cenicienta, quien no sabía cómo ponerse para que no le doliese todo el cuerpo.

-No por favor, eso no

-¡Ahora!

-Sí, mi amo…-y empezó a chupar la verga con energía y asco, sintiendo como le entraban nauseas. Lo hizo lo más rápido que pudo, y cuando Jack estuvo satisfecho y se fue, escupió para quitarse ese mal sabor de boca.

-Venga zorra vístete que nos vamos-asomó la cabeza de Sara por la cortina- Ahora si tienes pinta de lo que eres. Por cierto, felicidades, ya no eres una beba inútil.

Cenicienta se vistió y se puso el vibrador, salió. Observó como la gente la miraba a ella y a su ama, pero parecía que a Sara le diese igual. Para satisfacción de la chica, vio como se dirigían a casa.

En el hall, Sara anunció su llegada, pero nadie contestó.

-Duerme un poco, zorra. Que como ya no eres virgen ni inútil del todo, mañana empezarás a trabajar como puta de lujo.

-Sí, mi ama. Gracias mi ama.

Por la noche, cuando Cenicienta dormía placidamente, alguien irrumpió en su cuarto, despertándola.

-¿Quién es?- preguntó sobresaltada, observando de que se trataba de tres siluetas femeninas

-Sara, ¿no decías que ya no era estúpida?- se burlaba una voz afable

-Callaos- ordenó la voz más mayor y ruda- Zorrita, venimos a darte nuestras felicitaciones.

Dicho esto dieron las luces, dejando ver a Cenicienta que se trataba de su madrastra, vestida elegantemente; Vanesa, con un traje de cuero rojo ajustado; y Sara, quien excepto por un diminuto tanga iba completamente desnuda. Se fijo en los pezones de ésta, y vio como colgaban dos aros de plata.

-Esperemos que disfrutes…."cielo".-Dijo Sara abalanzándose sobre ella.