Cenas, fiestas y cosas de la vida (Cap. 9)

Cap. IX – Efectos colaterales.

Cap. IX – Efectos colaterales.

El sábado por la mañana se despertó Amanda, miró a su marido, estaba en la cama de espaldas a ella, un sonido delataba que estaba dormido, un fino ronquido acompasado que la había acompañado desde que lo conoció. Se levantó con cuidado de no despertarlo, fue a desconectar el móvil del cable de carga y caminó mirándolo en dirección a la cocina, se preparó un café muy cargado, la cara le hizo una mueca graciosa al probarlo, no estaba acostumbrada a cafés tan fuertes, miraba la pantalla del móvil pensativa.

Gloria dormitaba en la cama, estaba en ese momento tan bueno cuando no tienes prisa por levantarte, aprovechando el día libre para relajarse entre las sabanas. Su marido Ramón hacía rato que se había levantado, lo notó porque tenía la costumbre de besarle el cuello, la espalda y el culo cuando se despertaba los festivos, sabía que estaría con su hija ayudándola hacer los trabajos del instituto, era un momento para ellos y estaba convencida que era bueno para los dos, ella ya compartía otros momentos con la niña.

Se sobresaltó al oír el móvil, no era normal que la llamaran a aquellas horas, Gloria estiró el brazo sin mirar cogiéndolo de encima de la mesita de noche, observó la pantalla y cerró los ojos, no estaba segura de querer empezar el día con la conversación que esperaba tener si contestaba aquella llamada. Finalmente se sentó en la cama descolgándolo.

GLORIA: Hola Amanda.

AMANDA: Buenos días, ¿no había otro tío en todo el barrio para follarte, tenía que ser mi marido?

GLORIA: Lo siento, te aseguro que no fui yo quien lo buscó, él se me acercó.

AMANDA: Y tú no lo rechazaste.

GLORIA: Haber Amanda, entiendo que estés enfadada, pero aquí el único culpable es Julio, él te ha hecho daño, él te debía fidelidad y sinceridad, no yo.

AMANDA: Claro, tú no se la debes a Ramón, que está el pobre que parece un alma en pena aguantando tus líos con otros tíos.

GLORIA: De mi marido no te preocupes, ese problema es mío y lo soluciono yo, a él déjalo tranquilo.

AMANDA: Que una zorra como tú me joda la vida, que huevos.

GLORIA: Sinceramente Amanda, lo mejor que puedes hacer es perdonar a Julio, es un buen hombre que te quiere, se ha equivocado, todos nos podemos equivocar.

AMANDA: Mira zorrona, no creo que tú seas precisamente la persona más idónea para decirme lo que tengo que hacer con mi vida. Que te jodan.

Amanda colgó, volvió a mirar el móvil, antes de llamar todavía no tenía la seguridad de que todo lo que sospechaba fuera verdad, ahora sí, Gloria se lo acababa de confirmar, se había liado con Julio. Una sonrisilla tristona le apareció antes de darle otro sorbo al café.

Gloria colgó, pensó que por su culpa una amiga suya, bueno, seguramente ahora ex amiga, lo iba a pasar mal en su matrimonio. Se confirmó mentalmente que si había un culpable era su marido, volvió a taparse con la sabana cerrando los ojos.

Con los ojos cerrados estaba Julio, se había enterado cuando se levantó Amanda, él disimuló haciéndose el dormido, no tenía ningunas ganas de abrirlos y despertarse, estaba convencido que cuando lo hiciera su vida iba a cambiar y no para bien, apretó los parpados para intentar retener las lágrimas que luchaban por salir.

Al rato entró Amanda en el dormitorio, se sentó a su lado en la cama, él seguía con los ojos cerrados, pensó que era una tontería intentar no despertarse ese día, Amanda suspiró y él abrió los ojos muy despacio, miró los bonitos ojos de su mujer.

JULIO: Lo siento, de verdad, me he equivocado, sé que te he hecho daño, perdóname…

Amanda en una acto reflejo como tantas veces había hecho le acarició la cara, lo veía tan preocupado, tan asustado de la decisión que ella pudiera tomar, parecía un niño indefenso, apretó los labios para no llorar al ver cómo le caían las lágrimas por la cara a su marido.

AMANDA: Cuando te levantes, te preparas un bolsa con ropa y te vas de esta casa.

JULIO: No, no por favor, haré lo que quieras, dormiré en otra habitación, no te molestaré para nada, pero déjame quedarme, te quiero, te quiero muchísimo…

No pudo seguir hablando, lloraba como un crio, Amanda se levantó dándole la espalda para que no viera que ella también lloraba.

JULIO: Amanda, por favor.

Ella se paró en la puerta de la habitación.

AMANDA: Necesito estar sola Julio, pensar con tranquilidad, no tengas prisa pero vete.

Volvió a la cocina a prepararse otro café, no tenía nada más fuerte que tomarse. Se miró el móvil de nuevo.

Lisa había preparado el desayuno de las niñas, estaba pensando que respuesta darle a Néstor que le había enviado un mensaje para pasar la tarde juntos. Sonó el teléfono.

AMANDA: Lo siento Lisa, tengo que hablar con alguien, no estoy en un buen momento.

LISA: ¿Pero qué pasa, estás bien?

AMANDA: Acabo de echar a Julio de casa, está confirmado, tuvo un lio con Gloria, ella misma me lo ha dicho.

LISA: ¿Estás segura, no podéis hablarlo?, buscar alguna solución, Julio siempre te ha querido, tú lo sabes.

AMANDA: Necesito estar sola, aclararme las ideas.

LISA: Habla con él, comunicaros, sacarlo todo y no os guardéis nada…

AMANDA: Ya lo sé, pero ahora mismo es muy pronto, estoy demasiado dolida.

LISA: Oye, ¿quieres que nos veamos?, puedo ir a tu casa y hablamos, lo que tú quieras, cualquier cosa que necesites pídemela.

AMANDA: Gracias Lisa, eres una buena amiga, no como otras, sé que tienes a las niñas y estás volviendo con Néstor, no quiero hacerte perder el tiempo, solo necesitaba oír la voz de una amiga para sentirme mejor, te llamaré en otro momento.

Lisa pensó en lo mal que debía de estar pasándolo su amiga, le envió un mensaje a Néstor para que fuera a comer con ella y las niñas y que se quedara por la tarde como él quería.

Consideraba al matrimonio de Amanda solido, aun así había fracasado, ella estaba enamorada y con ganas de reconstruir el suyo, no pudo evitar que una sombra de duda le recorriera la cabeza.

Amanda colgó y miró la puerta de la cocina, estaba Julio con los ojos llorosos, a su lado había una bolsa de deporte con ropa que había recogido de los armarios.

JULIO: Amanda por favor, déjame que me quede, ¿a quién le voy a cocinar ahora?

Amanda bajó la cabeza tapándose los ojos, el pobre estaba tan nervioso que se preocupaba de la cocina, le miró llorando.

AMANDA: Hablamos un día de estos vale.

Julio agachó la cabeza y se fue de su casa, ese era sin duda el día más triste de su vida, sabía que acabaría en la casa de sus padres, era demasiado temprano y no quería dar explicaciones, así que estuvo deambulando con el coche durante todo el día, por una parte no quería tener que aguantar los comentarios de su familia, y por otra y más importante, esperaba que Amanda al encontrarse sola reaccionase y lo llamara para dejarlo volver, eso no ocurrió.

Aquel primer día sola en casa después de tantos años no fue fácil para Amanda, pensó en todos los momentos con Julio, como se conocieron, como evolucionó la pareja, sobre todo a partir de enterarse de que tener hijos no iba a ser fácil, nunca supieron exactamente por qué, los dos tenían algún tipo de problema según los médicos, también se conocían casos que lo habían conseguido, no fue el suyo. Estaban tan unidos que decidieron dedicarse el uno al otro. No podía decir que no les fuera bien, habían llegado a un buen entendimiento en la cama, disfrutaban del sexo de manera calmada como ella quería, por lo menos al principio, esa era una de las espinas clavadas en el corazón de Amanda, que Julio fuera más activo y fogoso cuando conoció a Gloria que antes, que después de tanto tiempo ella no le atrajera lo suficiente para que se la follara con pasión, eso la cabreaba.

Dos ideas se le barajaban en la cabeza, o Julio no se atrevió a ser más atrevido en la cama por falta de confianza, o cuando le puso pasión fue porque pensaba en otra, esa idea le repugnaba, y más sabiendo quien era la mujer de los pensamientos de su marido.

Ese día habló con Lisa, con Vero y con Carmen, todos se enteraron de la situación de la pareja. Vero convocó aquella misma noche a las amigas que pudieran a una cena de emergencia por la situación de Amanda, todas asistieron.

Después de comer con la familia las niñas salieron con los amigos, y novio, Lisa y Néstor se quedaron solos en casa, miraban la tele, él sentado y Lisa con las piernas recogidas apoyaba la cabeza en el hombro de su ex marido, sujetaba con su dos manos una de Néstor.

LISA: Pobre Amanda, no me quiero imaginar cómo debe de estar, yo siempre los vi como un matrimonio muy bien avenido, se les veía muy tranquilos y con las cosas claras. Desde luego no te puedes fiar de nadie, ni de tú propio marido, nunca pensé que Julio fuera capaz de hacer algo así.

Miraba a Néstor levantando la vista, él le acariciaba el pelo.

NESTOR: No puedo saber lo que pasa en la cabeza de los demás, lo que sé es que yo estoy loco porque tú confíes en mí y me dejes volver a esta casa, te quiero Lisa, siempre te he querido y lo sabes.

LISA: Ya lo sé cariño, pero veo estas cosas y me asusto, ahora estamos muy bien, pero no sabemos cómo estaremos en el futuro, y si nos pasa como a ellos, y si nos aburrimos uno del otro viéndonos todo el día, así, teniéndote como novio me gusta mucho.

Néstor la agarró por la cintura poniéndola encima de él a horcajadas, ella le pasó los brazos por detrás del cuello y él le acariciaba las caderas, se besaron suavemente un par de veces, se acogían los labios uno con los del otro.

NESTOR: Amor, yo no te haría daño nunca, mi ilusión es cuidar de ti y las niñas.

LISA: Pero eso nunca se sabe, no quiero decir que tengas que ser tú, también me podría pasar a mí, nadie se libra de esa posibilidad.

Néstor le miró los ojos y la besó con pasión, entregándole su lengua que Lisa acogió apretando sus brazos por su espalda, le clavó las tetas en el pecho, él fue bajando las manos de las caderas hasta meterlas por debajo del vestido, le acarició los muslos por la parte externa y una de las manos acabó colándose por el medio tocándole el coño. Lisa gimió muy suave mirándole excitada los ojos.

LISA: Cómo me pones cuando me tocas así.

NESTOR: ¿Te gusta que te acaricie de esta manera?

Mientras se lo decía le iba pasando el dedo por encima de las bragas dándole vueltas al clítoris.

LISA: Eres un bandido, sabes ponerme cachonda.

Con un dedo le apartó las bragas y con el otro le buscó el agujero de la vagina metiéndolo un poco, estaba mojada y excitada.

NESTOR: Sí que parece que te estás poniendo, lo tienes mojadito cariño.

Lisa lo volvía a besar levantando un poco el culo para que pudiera mover su dedo dentro de ella, gemía mientras Néstor con la otra mano se desabrochaba el pantalón, bajándoselo un poco junto con la ropa interior, liberando su polla que hacía rato que tenía tiesa, se colocó bien, le cambió el dedo que tenía metido en el coño por la polla, con un movimiento seco de caderas se la metió hasta el fondo, Lisa gritó agarrándose más fuerte a él.

Se miraron a los ojos excitados, fueron moviendo sus cuerpos acompasados, se follaban uno al otro, sintiéndolo, disfrutando de cada movimiento, Lisa se apartó las bragas todo lo que pudo para sentir el contacto de los sexos juntándose y separándose. Gemían, se acariciaban, la excitación iba en aumento, Néstor le había bajado el vestido de la parte de arriba apretándole las tetas, lamiéndole los pezones.

LISA: Dios mío, como me gusta follar contigooo…

Le vino el primer latigazo de placer de un orgasmo enorme, arrastró a Néstor, Lisa daba culazos encima de la polla de su amante llenándose el coño a lechazos, los dos gritaban con la boca abierta mirándose fijamente a los ojos. Se relajaron, ella se dejó caer encima de él y Néstor la abrazaba pasándole los brazos por la espalda.

LISA: Que bueno.

NESTOR: Déjame volver por favor.

LISA: Ya te dije que volverás si quieres, pero dame un poco de tiempo, cosas como le ha pasado a Amanda me dan miedo.

NESTOR: Tú sabes que te quiero mucho, ¿verdad?

LISA: Sí que lo sé, por eso estoy contigo.

Lisa le informó que aquella noche cenaría con las chicas, querían apoyar a Amanda y que no se sintiera sola.

Se besaron dulcemente y se fueron a duchar, más tarde cada uno salió de casa en busca de sus citas.

Él hizo planes con sus hijas, las iría a recoger donde le dijeran y luego las llevaría a cenar a su pizzería favorita, una noche a solas con sus hijas, con lo que no contó fue que se presentara también Dani, lo había invitado Blanca, así que cenaron los cuatro, lo pasaron bien y hasta acabó acompañando al chaval a su casa, se dio cuenta que él también evolucionaba, ya no le molestaban los besitos y caricias de su hija con su “novio”, hasta lo encontraba gracioso y le gustaba ver feliz a Blanca.

Las chicas no tuvieron una noche tan “divertida” de entrada como la de Néstor, se preocupaban por Amanda, por su estado y su futuro.

AMANDA: Sabéis una cosa, llevo apenas unas cuantas horas sola y me está gustando.

CARMEN: Eso es porque todavía estás en estado de shock cariño.

VERO: Con las horas y los días lo verás más claro todo.

LISA: A mí me da rabia que por culpa de Gloria lo vuestro se acabe.

CARMEN: Bueno, puede que sí o puede que no, ella tiene la decisión.

LISA: Siempre se os había visto tan bien.

VERO: A veces no es oro todo lo que reluce, cada una sabe sus cosas.

Amanda las iba mirando cuando hablaban sin decir nada, las demás se dieron cuenta callándose. Un corto silencio.

CARMEN: ¿No vas a decir nada bonita?

Amanda las fue mirando una por una, como si lo que fuera a decir solucionara el hambre en el mundo o algo así.

AMANDA: Llevo todo el día pensando en ello, la cabeza a estado a punto de explotarme un par de veces. Ahora mismo lo que me apetece es cenar con mis amigas, hablar de cosas divertidas, beber vino, y si se tercia un copazo cuando acabemos.

Todas rieron.

CARMEN: ¿Sabéis lo que es un marido DVD?

  • Es aquel que se Desnuda, se Voltea y se Duerme

  • ¿Y un marido DVD+R?

  • Es aquel que se Desnuda, se Voltea, se Duerme y Ronca.

  • ¿Y un marido CD?

  • Es aquel que Come y Duerme..

Moraleja de la historia:

  • NO HAY NADA COMO LOS VIEJOS VHS...

¡Varias Horas de Sexo!

Se descojonaron de risa y empezó otra cena, mucho más divertida, el vino corría, las mejillas se sonrojaban y la conversación desvariaba diciendo muchas tonterías. Después de cenar pidieron unas copas, Vero levantó la suya.

VERO: Por nosotras, que nadie nos pueda separar.

Brindaron todas y le dieron el primer trago a la copa.

AMANDA: Y tú Lisa, ¿cómo lo llevas con Néstor, le vas a dar una oportunidad?

VERO: Me parece que ya le ha dado algunas cosas, tiene una cara de “hacer arroz” cada dos por tres que pa´ qué.

CARMEN: ¿Hacer arroz?

AMANDA: Que folla Carmen, que se está hartando a follar y no le dice nada a nadie.

CARMEN: ¿Ah sí?

VERO: Claro que sí, no le ves la cara de felicidad que hace.

LISA: Bueno chicas, que me vais a poner colorada.

AMANDA: Colorada dice, tú haces toda la pinta de estar muy bien follada nena, la pregunta es, ¿Es con Néstor, o con otro?

Lisa se escandalizó levantando la voz, suerte que a esas horas ya casi no quedaba nadie en el restaurante.

LISA: Claro que es con Néstor, ¿qué os habéis pensado?

CARMEN: Huy, que vocecita de enamorada le ha salido.

LISA: Es por el alcohol que hemos bebido.

CARMEN: Sí, seguro.

AMANDA: ¿Pero cuando vais a volver a vivir juntos?, apuesto que él te lo ha pedido unas cuantas veces.

VERO: Lo hará cuando lo crea conveniente.

LISA: Gracias Vero, creo que lo haremos pronto, ahora podemos hablar de otra por favor, de Carmen por ejemplo, ¿tú como llevas lo del folleteo?

CARMEN: Hay nena, mejor no te lo explico, estamos aquí para animar a Amanda, no para que escuche mis penas y acabe peor de lo que está.

VERO: Me parece que aquí menos Lisa todas nos comemos los mocos.

CARMEN: No me digas que tú tampoco follas.

VERO: Na de na.

LISA: Si hombre, ¿resultará que ahora la única que folla soy yo?

AMANDA: Yo follaba un poquito, pero me parece que me voy a pasar una temporada sin probarlo.

Volvieron a reír todas con mucho escándalo, cuando se estaban acabando las copas.

LISA: Voy a llamar a Néstor para que nos venga a buscar y nos lleve a casa, ninguna de nosotras está en condiciones de coger el coche.

Néstor esperaba sentado dormitando en el sofá de la casa de Lisa, las niñas hacía tiempo que dormían, el podía haberse ido a su apartamento pero prefirió esperar para ver llegar bien a Lisa. Sonó el móvil, vio que era ella y se preocupó.

NESTOR: Lisa, ¿estás bien?

LISA: Y tanto que estamos bien, muy bien nene, nos lo estamos pasando de puuuuuta madre.

NESTOR: ¿Estás bebida?

LISA: No, que va.

NESTOR: ¿Y entonces por qué me llamas cariño?

LISA: Ay sí, para que nos vengas a buscar por favor, creo que ninguna de nosotras puede conducir esta noche.

NESTOR: Pero si me has dicho que no ibas bebida.

LISA: Ay mi vida, todavía no estamos juntos y ya estamos discutiendo por pequeños detalles, ven a buscarnos anda, te pagaré el favor con algo que te guste mucho, ya sabes de que hablo.

Colgó el teléfono, las demás se morían de risa.

VERO: Que tía, ya se está preparando para acabar la noche por todo lo alto.

LISA: No creo, ya he acabado la tarde por todo lo alto, no tengo el cuerpo para más jaleo.

Le sonó el teléfono, era Néstor, lo enseñó a las demás para que lo vieran y contestó.

LISA: ¿Todavía no has salido a buscarnos?

NESTOR: Amor, que tal si me dices donde estáis.

Néstor pudo oír como Lisa preguntaba a las demás donde estaban, después la voz de Vero, “Camarero, ¿nos puede decir por favor dónde estamos?”, pudo oír la voz del camarero diciéndole la dirección, menos mal, porque cuando se la repitió Lisa no se entero de nada, entre que le patinaba la lengua y hablaba sin parar de reír, era imposible entenderla.

Después de aguantar la cara de cachondeo del camarero diciéndole, “Recójalas señor, están un poco perjudicadas”, las acompañó a todas a su casa. Cuando volvieron a la casa de Lisa, la llevó hasta la habitación, la ayudó a desnudarse y ponerse el camisón de dormir, la tapó y le dio un beso en la frente, cuando estaba a punto de irse.

LISA: Mi vida, ¿no quieres quedarte esta noche conmigo?

Néstor la miró sonriendo.

NESTOR: Lo dices porque estás borracha.

LISA: Ven aquí, ven.

Se acercó y se sentó en la cama a su lado. Lisa le acarició la cara.

LISA: Estoy borracha, pero esto te lo digo porque te quiero mucho, ¿te quieres quedar esta noche conmigo por favor?

NESTOR: Y sin favor también, claro que me voy a quedar contigo.

LISA: Pues desnúdate y métete aquí hombre, que tengo sueño.

Se puso detrás, le pasó el brazo por delante y la abrazó, ella le agarró la mano y se la besó antes de quedarse dormida.