Cenas, fiestas y cosas de la vida (Cap. 28)
Cap. XXVIII Más confesiones y cambios de situación.
Cap. XXVIII – Más confesiones y cambios de situación.
Después del trío y las confesiones de Lisa estuvieron unos días haciendo vida normal, parecía que no había pasado nada y se comportaban como siempre, nadie se atrevía a hacer ningún comentario al respecto, hasta que pasada una semana más o menos Lisa y Vero estaban en la casita tomándose una cerveza después de haber gestionado varias cosas.
LISA: Me ha extrañado que nadie quisiera hablar de lo que pasó.
VERO: Tienes que entender que no es muy normal lo que propusiste.
LISA: ¿A no, cómo lo ves tú?
VERO: Néstor es tu marido y te quiere, tienes que seguir con él como estábamos, yo me aparto, ya lo estábamos haciendo, no nos veíamos.
LISA: Que cara tienes, si solo hay que veros juntos coño, os comeríais allí mismo.
VERO: Yo también puedo conocer a alguien en algún momento…
A Lisa se le escapó una carcajada.
LISA: Venga va, ¿te crees que soy idiota?, con el tiempo que hace que con José Antonio nada de nada, ¿por qué no lo has encontrado ya?
VERO: Por qué…
LISA: Ya te lo digo yo, por que no quieres, sabes perfectamente quien es tú hombre, lo malo es que es mi pareja…
VERO: ¿Tú pareja, no decías tú marido?
LISA: Eso lo digo cuando está él delante para tocarle un poco las narices.
Las dos reían.
LISA: Se te nota mucho Vero, desde siempre, cuando os mirabais salían chispas, no entiendo como José Antonio no se daba cuenta.
VERO: Ese no se enteraba de nada, lo único que le interesaba era ir de juerga y ponerme los cuernos.
LISA: Por qué tú no querías salir ni follar con él, ¿o no es así?
Vero giraba la cabeza mirando la piscina por el ventanal de la casita.
LISA: Tú objetico siempre ha sido Néstor, no me lo niegues.
A Vero le caían unas lágrimas que se secaba con la mano. Se hizo un silencio.
VERO: Me enamoré de él cuando empezamos a cenar juntos.
LISA: O sea desde el principio.
Vero lo confirmaba con la cabeza.
VERO: Pero era imposible, los dos estábamos casados, en aquellos tiempos con José Antonio no nos iban las cosas tan mal, era más fácil llevarlo, a vosotros se os veía tan bien juntos que facilitaba las cosas, después con el nacimiento de las niñas pasó un tiempo que estuvimos ocupados en criarlas. Pero se hicieron mayores sin depender tanto de nosotros, volvimos con las cenas, volvió el contacto entre nosotros y volvió a despertarse el monstruo, entonces José Antonio hacía lo que le daba la gana, me tenía abandonada y yo cada vez que veía a Néstor…
Hizo una pausa.
LISA: Se te mojaban las bragas.
VERO: Coño Lisa, es que tienes una manera de decir las cosas.
LISA: ¿Es la verdad, no?
VERO: Era un lio, no te quería hacer daño…
LISA: Eso te lo tengo que agradecer siempre sabiendo que me enrollé con José Antonio.
VERO: Sé que él se aprovechó de que estabas débil, separada y con pocos ingresos, ¿sabes que el dinero que te daba a ti, en realidad lo hablamos para dárselo a Néstor?, el cabrón te ayudó dejando de hacerlo con él para follarte.
Lisa se levantó caminando hasta el ventanal, se sentía engañada y ultrajada, ella no estaba enamorada de José Antonio, pero sentirse apoyada por él y el dinero que le daba no le venía nada mal, como le dijo Néstor en su momento se sentía como una puta, un error que tuvo y fue a cometerlo con el peor tío.
VERO: A mí me importaba una mierda lo que hiciera José Antonio, yo sabía que follaba por ahí, sabía que lo había hecho con Gloria, no que lo hiciera contigo, me daba igual quien fuera, lo que quería es que estuviera lejos de mí.
Se miraron a los ojos, comprobando que estaban siendo sinceras, o eso parecía.
VERO: Todo lo tenía más o menos controlado hasta que Néstor se enteró de lo tuyo con José Antonio, me vino a ver enfadado, preguntándome si yo lo sabía, estaba tan guapo cabreado, nos miramos a los ojos y se lanzó, una parte de mí me decía que no podía hacerlo, que tú eras mi mejor amiga y no podía traicionarte, pero no pude, lo deseaba y no pude negarme…
LISA: Te entiendo, yo tampoco pude pararlo cuando empezó de nuevo conmigo, no sé que tiene ese hombre.
VERO: …fue un error muy grande Lisa, si hasta ese momento estaba enamorada intentando ocultarlo muy dentro de mí, al follarme se me desmontó todo, aquella manera de tocarme y hacerme sentir, el cabrón folla muy bien, mucho mejor de lo que me podía imaginar.
LISA: Me lo vas a decir a mí, las veces que me ha dejado el coño escocido de tanto follar el cabrito. Bueno, ya está bien, me estás dando la razón, tú también estás enamorada de él, eso es una realidad, ¿cómo lo hacemos, una de las dos se va por ahí y se jode, o intentamos llevarlo bien entre todos?
Otro silencio incómodo.
VERO: No entiendo cómo eres capaz de proponer algo así, vamos a parecer una comuna o algo parecido.
LISA: De comuna nada, follamos con quien follamos y nadie más.
VERO: Joder, que raro se hace todo esto.
LISA: ¿O es qué lo quieres solo para ti, vas a intentar quitarme de en medio?
VERO: No, no, eso sí que no, no me lo perdonaría nunca. Tal vez no fue buena idea ofreceros la casa para que vivierais aquí.
LISA: ¿Qué no?, pregúntales a las niñas que están encantadas. Escúchame, lo hiciste para tenerlo cerca y ya lo tienes, además vas a poder follar con él todo lo que quieras, sino, ¿Qué vas a hacer, desaparecer, largarte sola por ahí?, acepta la situación como lo he hecho yo.
Se miraron a los ojos un buen rato sin decir nada, las dos sabían que no era una situación normal, pero no tenían o no sabían encontrar una alternativa mejor.
LISA: Sabes una cosa.
Vero la miraba con interés.
LISA: Me comiste el coñito muy bien el otro día, tú ya te habías comido alguno antes.
VERO: ¿Pero qué dices loca del coño?, te prometo que fue el primero que…
LISA: ¿Que chupaste, lamiste y succionaste?, pues lo hiciste muy bien, me dio mucho gustillo.
VERO: Calla Lisa que me vas a poner colorada, yo nunca pensé que…
LISA: ¿Qué me comerías el coño?
Vero le miró los ojos.
VERO: Que te comería el coño tan bien como lo hice.
Lisa le sonrió y extendió una mano para que Vero la agarrara, se levantaron y se dirigieron a la habitación, delante de la cama Lisa se desabrochó el tejano, se lo bajó y quitó ante la atenta mirada de Vero, después se quitó las bragas y se sentó en la cama con las piernas abiertas, miró a los ojos de Vero, ella sabía perfectamente lo que quería Lisa que le hiciera, se arrodilló en la alfombra que había alrededor de la cama y le besó un muslo, Lisa le puso una mano en la cabeza, los ojos se volvieron a encontrar, Vero le fue subiendo los labios por el interior de los muslos hasta meterle la lengua en el coño, Lisa gimió suavemente.
Néstor acabó su trabajo al medio día, se marchó para su casa, algunos días también iba por la tarde pero solía ser al principio de semana, el jueves y sobre todo el viernes siempre acababa antes de comer, así lo hacía con su mujer y después iban a buscar a las niñas al instituto. Aparcó el coche en el garaje y entró en la casa.
NESTOR: ¡Lisa!
Gritó al entrar.
LISA: Hola cariño, ven a la habitación por favor.
Se fue acercando tan tranquilo, entró y se paró de golpe, Lisa estaba desnuda de cintura para abajo sentada en la cama con las piernas abiertas y Vero delante comiéndole el coño.
LISA: Ven cielo acércate.
Néstor no lo dudo ni un momento, Lisa le desabrochó el pantalón y le sacó la polla empezando a chupársela.
LISA: ¿Vero, quieres un poco de polla o prefieres seguir comiendo coño?
Vero levantó la cabeza y Lisa le ofreció la polla de Néstor, se la metió casi entera de un “bocao”, Néstor cerró los ojos.
NESTOR: ¿Pero esto qué es?, no podemos seguir así.
LISA: ¿Por qué no?, Vero y yo hemos hablado del tema…
Vero se sacó la polla de la boca agarrándola con la mano, la saliva le caía entre los dedos.
VERO: Y no hemos aclarado casi nada.
Lisa le agarró y empujó la cabeza para que se volviera a meter el pepino en la boca.
LISA: Tú calla y sigue chupando que lo haces muy bien, hemos aclarado más cosas de las que te crees.
NESTOR: ¡Joder!, hablas como si esta situación fuera de lo más normal y todo el mundo lo hiciera.
LISA: A mí el resto del mundo no me importa.
Néstor ya no oía nada, solo sentía el gusto que le estaba dando Vero con su mamada, Lisa hizo levantar a Vero y le fue quitando los pantalones mientras ella no dejaba de comerle la polla a Néstor, después le bajó las bragas y la estiró en la cama, le tocó el coño con un dedo pasándoselo por el agujero lo tenía empapado de flujos.
LISA: Mira que te llegas a poner zorrona cuando te toca Néstor, fóllatela cariño, dale lo suyo.
Néstor se agarró la polla y se la fue introduciendo en el coño lentamente, Vero cerró los ojos sujetándose en los brazos de él que tenía apoyados en la cama a cada lado de su cuerpo, Lisa miraba la escena desde atrás, se acercó y le agarró los huevos a su marido hablándole al oído.
LISA: Te gusta follártela, ¡eh! cabrito, venga dale duro que luego me tienes que follar a mí también, se te está acumulando el trabajo.
Con las penetradas intensas de Néstor Vero no tardó en correrse, Lisa sonreía, se puso a cuatro patas encima de ella para que su pareja se la follara, no se había acabado de colocar que ya tenía la polla de Néstor dentro del coño haciéndole dar un grito, besó a Vero en la cara y le habló al oído.
LISA: Mira que te llegas a poner cachonda, te has corrido con cuatro empujones y…
VERO: La cara de puta ya lo sé.
LISA: No, con una carita preciosa que tienes cabrona.
Lisa gemía por las penetradas de Néstor, Vero la abrazaba colocándole la cara en su cuello acariciándole la espalda, sintió de muy cerca el tremendo orgasmo que tuvo Lisa encima suyo, mientras su pareja le llenaba el coño de leche, cuando acabó Néstor la apartó, Vero se incorporó y se metió la polla en la boca chupándola y sacándole las últimas gotas que pudieran quedarle dentro, él se fue al cuarto de baño, las chicas quedaron estiradas en la cama una junto a la otra, se miraban sonriendo.
VERO: Si te dijera que esto no me gusta te mentiría, es una locura pero me gusta.
LISA: Ya te digo yo que es la mejor solución, al menos hasta que tú no te enamores de alguien, aunque me parece que no estás por la labor.
Las dos reían en una sonora carcajada.
VERO: ¿Y él, no podría ser que se hartara de esto?
Lisa abrió los ojos y levantó las cejas.
LISA: ¿Él, pero no lo has visto?, está en la gloria el cabrito, no había ni soñado con la situación que tiene.
Volvió Néstor abrochándose el pantalón y las vio a las dos estiradas en la cama mirándolo.
NESTOR: ¿Os vais a quedar aquí todo el día?
LISA: Dinos una cosa cariño, ¿A ti te molesta follarnos a las dos?
NESTOR: Bueno, yo creo qué, voy a hacer la comida para los tres que tengo hambre.
Salió de la habitación con prisas y las dos se morían de risa.
VERO: No hace falta que hagáis comida para mí, tengo algo preparado en casa.
LISA: Quédate, quédate que te vas a reír un buen rato.
Vero la miró intrigada mientras se levantaban para ir al cuarto de baño.
Un rato más tarde estaban los tres sentados alrededor de la mesa comiendo, Lisa miraba a Vero haciéndole un señal con la cara alertándola, Vero sin saber que iba a pasar ya se le escapaba la risa.
LISA: Cariño hoy no hace falta que vayas a buscar a las niñas al instituto, han quedado y las acompañaran a casa más tarde.
NESTOR: Bueno, un viaje que me ahorro.
LISA: Y tengo que hablarte de algo más.
NESTOR: Vale, dispara
Lisa miró a Vero con complicidad, las dos se aguantaron la risa.
LISA: Ayer vino a hablar conmigo Nuria.
NESTOR: Muy bien, ¿Y qué le pasa?
Levantaba el tenedor para comer y se encontró con los ojos de Lisa mirándolo fijamente, se quedó el tenedor con las patatas fritas colgando sin llegarle a la boca.
NESTOR: ¡No me jodas!
LISA: No era esa mi intención, pero la niña tiene novio.
NESTOR: Me cago en “to” lo que se menea, ¿pero cómo va a tener novio si todavía va dando saltitos por la calle?
LISA: Pues según parece además de la calle también da saltitos en otro sitio.
NESTOR: ¡Ostia Lisa!, me acabas de joder la comida coño.
En ese momento se dio cuenta que todavía estaba aguantando el tenedor en el aire con las patatas enganchadas, lo dejó encima del plato, giró la vista mirando a Vero.
NESTOR: ¿Tú sabías algo?
VERO: ¿Yo?, no, es la primera noticia que tengo.
Le contestó tapándose la boca para no reírse en su cara.
LISA: No lo sabe nadie, me lo explicó a mí ayer, tiene miedo de que te enteres porque vio lo que pasó con Blanca.
NESTOR: Supongo que le dijiste que es muy joven y no puede ir por ahí con novios, que se esperé unos añitos.
LISA: Sí claro, le dije que se esperara a que tú le des el permiso, ¿estás tonto o qué te pasa?
NESTOR: ¿Y vas a dejar tan tranquila que vaya por ahí con un tío que no conoces?
Vero no aguantó más y se le escapó una carcajada, Néstor la miraba que la iba a fundir, Lisa se aguantaba la risa.
LISA: No tardarás mucho en conocerlo y ya no será un extraño.
NESTOR: ¡Ah no!, eso sí que no, ¿otro que va a estar revoloteando por la casa como el “zampagalletas”? , de eso ni hablar.
VERO: ¿El “zampagalletas”?
LISA: Dani, el novio de Blanca. Se comió el paquete de galletas que le gustan a Néstor.
Vero volvió a taparse la boca ahogando otra carcajada.
NESTOR: Sí, sí, tu ríe, pero esta gentuza me va a echar de mi propia casa.
LISA: No seas exagerado hombre, si viene de vez en cuando.
NESTOR: Pero el “joputa” cuando viene se come mis galletas y se va…
LISA: “Bien folladico”, ya lo sabemos, pues ahora serán dos.
Néstor resoplaba cerrando los ojos.
NESTOR: Y ahora serán dos que tendré que llevar a su casa, espero que no viva en la otra punta de la ciudad.
LISA: Bueno, igual no hace falta que lleves a este.
NESTOR: Mejor, un trabajo menos, ¿EH, lo dices por algo, no?
Lisa miraba a Vero mordiéndose los labios, avisando que algo gordo iba a decir.
LISA: Es qué, es qué, el chaval, me parece…
NESTOR: Quieres decirlo ya que me tienes de los nervios coño.
LISA: Tiene veinte años.
Lo dijo rápidamente como si así no fuera tanto. Néstor se levantó de la mesa caminando por la terraza, estaba aterrorizado, se ponía las manos en la cabeza.
NESTOR: ¡Y una mierda!, como va a ir con uno de veinte años, a tú hija la mato pero con ese no va a salir.
LISA: Pues me parece que ya llegas tarde, hace un tiempo que está saliendo con él y según parece muy contenta.
NESTOR: ¡Coño!, no me extraña, claro que tiene que estar contenta, deben de… Aaaarg, no puedo ni imaginármelo. Lo voy a denunciar, a este lo meto en la cárcel.
LISA: Que tonto eres, ¿quieres que tú hija no te mire nunca más a la cara o qué?
NESTOR: Lo prefiero antes de que la engañen.
LISA: Nuria estará con quien quiera y tú te estarás calladito, si no es este será otro, ¿no te das cuenta?, no puedes controlarlas, harán lo que quieran con su vida, y tú tienes que hacerte a la idea de una vez por todas hombre.
Se hizo un silencio.
VERO: Ya ves, Inés está con uno que podría ser su padre, ¿y qué quieres que haga?
Néstor estaba desesperado.
NESTOR: Tú no sé, pero yo la meto en un convento.
Lisa y Vero se partían de risa y a él se le escapó una risilla también, Lisa tenía razón, que podía hacer él, tragar y callar.
NESTOR: Así que este tiene coche.
LISA: Y el otro también dentro de poco, ya ha aprobado la teórica.
NESTOR: Ya.
LISA: Dani ya tiene dieciocho Néstor.
NESTOR: Joder, dos tíos hechos y derechos con dos niñas.
LISA: Otra vez con lo mismo, pesado, Blanca es un poco más joven que él, dentro de poco tendremos que pensar en la fiesta de su mayoría de edad y Nuria es un año más joven, acuérdate que quisimos tenerlas seguidas para que no se llevaran mucha diferencia de edad y pudieran salir juntas, pues eso.
NESTOR: Pues eso, ¿qué?
LISA: Pues que ahora saldrán juntas con los novios.
NESTOR: Novios, novios, me mareo solo de pensarlo.
Vero y Lisa reían.
LISA: Pues el sábado vienen todos a comer.
NESTOR: Creo que el sábado me voy de viaje, ¿tienes algo que hacer el sábado Vero?
VERO: Yo no, pero tú sí, y compra galletas si no quieres quedarte sin ellas.
Se miraron los tres, las chicas riendo y Néstor con mala cara.
A regañadientes estaba Néstor el sábado esperando que llegaran los novios de las hijas para comer juntos, se quejó de todo, de la comida que se hacía ese día, de tener que poner la mesa, en fin, todo le parecía mal, Lisa lo trataba con paciencia, sabía que no lo estaba pasando bien.
Sonó el móvil de Blanca, salió corriendo para abrir la puerta.
BLANCA: Vamos Nuria que están a punto de llegar.
Nuria fue detrás de ella saliendo las dos al jardín delantero de la casa, Lisa y Néstor miraban por la ventana, llegó un buen coche con los dos, salieron y las niñas se le tiraron al cuello besándolos. Lisa pensando que a Néstor no le gustaría verlas abrazadas a los novios intentó suavizar las cosas.
LISA: ¿Te acuerdas cuando tú y yo también hacíamos esas cosas?
NESTOR: Ya me está jorobando que este niño lleve ese coche y yo tenga el mío hecho una mierda.
LISA: Pues gástate un dinero y cámbiatelo hombre, que cualquier día te va a dejar tirado.
NESTOR: ¿Qué dices?, con lo bien que me lleva de un sitio para otro, que cuesta mucho ganarlo para gastarlo así como así.
LISA: Mira que llegas a ser tacaño.
NESTOR: Contigo y las niñas sabes que no lo soy.
LISA: Eso es verdad cariño.
NESTOR: ¿Y estos dos ya se conocen, que han venido juntos?
LISA: Claro, salen siempre juntos los cuatro.
NESTOR: Que bien, ¿no?
LISA: Néstor, no seas sarcástico por favor.
Pareció que Lisa le hecho una maldición, porque la semana siguiente se paró el coche en medio de la calle y no quiso tirar más, la reparación le costaba un huevo y medio y tuvo que empezar a mirarse coches nuevos por narices, suerte que Vero le dejó el suyo algunos días.
Entraron en la casa las hijas del brazo de sus novios, primero Blanca.
DANI: Hola, ¿cómo estáis?
NESTOR: Bien, bien.
LISA: Estamos contentos de que vengáis a comer con nosotros.
NESTOR: Sí, sí, y tanto.
Primer codazo de Lisa a Néstor.
NURIA: Os presento a David.
NESTOR: ¡Oh!, David y Dani, pueden hacer un grupo de música, los “Da-Da”.
Otro codazo en las costillas que le hizo soltar un pequeño quejido.
DAVID: Encantado de conocerles, me he permitido traerles una botella de vino.
Estiró el brazo ofreciéndole la botella a Néstor que la recogió sorprendido, David se quedó con el brazo extendido esperando estrecharle la mano a Néstor, otro codazo más suave le hizo reaccionar estrechándosela, Lisa le dio dos besos, Nuria estiró de él y salió al jardín con su hermana y Dani. Néstor miraba a Lisa con cara de tonto.
NESTOR: Es, es, es educado, has visto como habla, y nos ha traído vino, además del bueno por lo que veo.
Lisa reía acariciándole con cariño la cara, las chicas le enseñaron a Dani el jardín, la piscina y sus habitaciones, parecía que los cuatro tenían una buena convivencia, Néstor se fue tranquilizando, la comida fue agradable y David cayó bien a la familia, después de los postres se fueron los cuatro en el coche. Lisa llamó a Vero por si quería tomar el café con ellos, le explicaron como fue la presentación de David.
NESTOR: Este me gusta más, es educado y me ha traído vino.
LISA: Que tontito eres, se les ve muy bien a los cuatro, y Nuria está encantada con él.
VERO: Eso es importante, que estén bien entre ellos, así se pueden apoyar cuando lo necesiten. Inés me ha llamado para venir a pasar el puente con Aitor, ya me ha dado el día, no soporto a ese hombre.
Se quedaron los tres mirándose, algún nubarrón se veía por el horizonte.
Inés fue llamando a su madre con más asiduidad de la habitual, la intentaba convencer de que Aitor era buena persona y que no se había equivocado manteniendo un relación con él, eso a Vero la verdad es que no la convencía mucho, ella tenía sus ideas claras sobre el “piojoso” y no le iban a hacer cambiar así como así.
Aitor e Inés tenían un pacto, cualquier actividad o fiesta que quisiera ir ella con la gente de la universidad iba sola, Aitor fue a una fiesta al principio y se sintió fuera de cobertura rodeado de veinteañeros haciendo el ganso, ni era su ambiente ni tenía la edad para entenderlos.
Inés lo comprendía y con el tiempo fue teniendo dudas, se dio cuenta que en realidad no le unía nada con él, ella el surf se lo pasaba por el forro, no le importaba nada, sus conversaciones del día a día en la universidad estaba claro que a él tampoco le interesaban, la escuchaba pero se le notaba que no le importaba mucho, igual que a ella las cosas que le pasaban en la tienda, realmente el único vinculo que tenían era en la cama.
Llegó el día, un jueves por la tarde llegaron a la casa de su madre, la intención era pasar el viernes y el sábado para volver en coche el domingo, Vero los esperaba en la puerta, saludó a su hija abrazándola y besándola, Aitor con una fugaz mirada tuvo bastante saludo. Mientras Aitor se quedaba en la habitación instalándose y descansando, Inés y Vero fueron a saludar a Blanca y Nuria, las chicas se quedaron en la terraza hablando de sus cosas y Vero entró en la casa para estar con Lisa y Néstor.
Quedaron en cenar todos juntos, Vero no se podía imaginar una cena con su hija y el piojoso, los tres solos podía ser de los más deprimente. En la terraza de Vero juntaron un par de mesas, cenaron, Vero, Inés, Aitor, Lisa, Néstor, Blanca, Nuria y los dos novios Dani y David, el grupo “Da-Da” como lo llamaba Néstor. Vero pensó que fue una buena idea hacerlo todos juntos, Inés tenía conversación con las hijas y novios de su amiga, ella con Lisa y Néstor se la daba a Aitor, todo el mundo tenía a alguien con quien hablar.
Todo bien hasta que se acabó la cena, los chicos dijeron de salir un rato a tomar algo, Inés se apuntó con ilusión, pero Aitor, que pintaba Aitor en medio de aquella pandilla, no puso objeción a que saliera Inés y él con la escusa que estaba cansado se fue a su habitación, se quedó el trío tomándose unas copas.
VERO: Veis a lo que me refiero, ¿que pueden tener en común Inés y este…?
LISA: Es una decisión de Inés, si ella no lo ve o no se da cuenta, poco podrás hacer tú.
NESTOR: Puede convencerla que una persona así no le conviene.
VERO: Lo que no quiero es discutir con ella por un tío como ese.
NESTOR: Pues habrá que tener tacto.
LISA: Menudo uno para hablar de tacto, como tú tienes muchos con los novios de tus hijas.
NESTOR: El necesario, les caigo bien.
LISA: Mejor, porque esta noche van a dormir con tus hijas y mañana se te van a comer las galletas.
NESTOR: La madre que los parió, que hijos de p…
Lisa y Vero reían.
El día siguiente comenzó tal como le había avisado Lisa, los chicos se levantaron, se prepararon su desayuno y se acabaron las galletas que le gustaban a Néstor. Cuando se levantaron Lisa y Néstor se encontraron la caja de galletas vacía encima de la mesa de la cocina, Lisa miró dentro dándole la vuelta enseñándosela a Néstor que sonrió.
LISA: Ya te lo dije, ¿quieres un café con leche cielo?
NESTOR: Sí, claro.
Mientras Lisa preparaba los cafés Néstor se fue a la habitación volviendo con un paquete de galletas sin abrir, Lisa se moría de risa.
LISA: ¿Has escondido un paquete?
NESTOR: A mí las cosas me pasan una vez, estos “zampagalletas” no me vuelven a pillar desprevenido.
Se sentaron en la mesita y miraban por la ventana, sus hijas estaban tomando el sol y riendo con sus novios en la piscina, en la otra punta estaba Aitor solo escuchando música. La misma escena la miraba Vero desde su cocina con un café en la mano, apareció Inés con cara de sueño, Vero la miró sonriendo.
VERO: ¿Quieres un café cariño?
INES: Sí mamá por favor.
Mientras se lo preparaba Inés se sentó en la mesa.
VERO: ¿Acabasteis muy tarde ayer?
INES: No mucho, pero con el viaje y todo estaba bastante cansada.
VERO: Dime Inés, ¿cómo te va con Aitor?
INES: Bueno.
Ese “bueno” se le clavó a su madre en la cabeza, lo había dicho desencantada, sin ilusión, como resignándose. Le llevó el café a Inés sentándose con ella para tomarlo juntas, las dos miraban la piscina.
VERO: Estaba mirando cuando has entrado, ¿al acabar el café, si vas a la piscina, te pondrás a su lado o te juntarás con tus amigos para reír?
Inés le miraba a los ojos mientras le daba un sorbo al café, dejó la taza en la mesa lentamente.
INES: Te tengo que dar la razón, no nos une nada, bueno, solo el…
VERO: Ya, ya, ya lo entiendo, no hace falta que lo especifiques, es lógico, los dos tenéis intereses diferentes, te tenías que dar cuenta más tarde o más temprano. ¿Te dijo que fuimos Lisa y yo a verlo a la tienda?
INES: ¿Qué dices, cuando?
VERO: Pues ya hace un tiempecito.
Inés giró la cabeza mirándolo tomar el sol y volvió a mirar a su madre.
INES: No me dijo nada, ¿de verdad os presentasteis las dos en su tienda, para qué?
VERO: Fue cuando me enteré que estabais juntos, tenía la necesidad de hacer algo por ti, de que te dieras cuenta que era un error estar con él. Cuando hablamos con él me di cuenta que por mucho que yo hiciera tú no cambiarias de opinión, necesitabas verlo por ti misma, así que nos volvimos sin decirte nada.
INES: A ti nunca te ha caído muy bien.
VERO: Muy bien no, me cae como el culo, además no es sincero, ni te dijo que fuimos ni vete a saber cuántas cosas más.
INES: ¿Qué quieres decir con, “a saber cuántas cosas más”?
VERO: Cariño, ese tío es un interesado, no le importa nadie, solo piensa en él, te crees que no ha estado con otras mujeres mientras vivís juntos.
INES: Pues no lo creo mamá.
Vero pensaba mirando a su hija.
VERO: Que inocente eres, ese me follaba a mí si pudiera.
INES: Sí hombre, venga va mamá, ya estás exagerando…
VERO: Nena, tú no lo conoces nada, ¿quieres que te lo demuestre?
Se hizo un silencio sepulcral, las dos se miraban a los ojos, Inés pensaba y Vero esperaba una respuesta.
INES: ¿Cómo lo hacemos?
Aitor cuando se cansó de tomar el sol entró en la casa, no vio a nadie, subió a la habitación que compartía con Inés y se encontró a Vero abriendo la ventana.
AITOR: ¿Qué haces aquí?
VERO: Ventilar la habitación que ninguno de los dos lo habéis hecho.
AITOR: ¿Inés no está por aquí?
VERO: Ha salido a comprar algo que le hacía falta, volverá en un rato. No entiendo que hacéis juntos, no tenéis nada en común, supongo que tú con follártela ya tienes bastante.
AITOR: ¿Quieres que te explique cómo follamos, eso es lo que quieres, para luego hacerte una paja en tú habitación?
Vero le hacía una sonrisa cínica.
VERO: ¿Tan necesitada me ves?, no hace mucho estabas loco por follarme a mí, estoy segura que todavía lo estás.
Se iba acercando a él insinuándose.
VERO: ¿O me equivoco?, seguro que en esa cabecita tuya estás pensando en follarte a la hija y a la madre, que morbo ¿no?
Aitor se acercó a Vero agarrándola por la cintura, le miró a los ojos y una mano se le fue colando por dentro del tejano, le tocaba las bragas y estaba a punto de meterla por dentro cuando Vero se separó y le soltó un ostión en la cara que se la giró, se dio media vuelta saliendo de la habitación.
VERO: Qué cerdo eres, te debes de estar follando a todas las tías que quieres, que asco me das.
AITOR: Me follo lo que me da la gana, y tú caerás pronto guarra.
Vero salía de la habitación tocándose la mano que le había pegado, él se quedó dentro riendo a carcajadas.
INES: ¡Aitor!
Se le congeló la risa en la boca, Inés había salido del cuarto de baño, se giró abriendo los brazos dirigiéndose donde estaba ella, pensó que un abrazo como tantas otras veces le ayudaría a calmarla y tranquilizarla, Inés le pegó otra ostia en el otro lado de la cara.
INES: Recoge tus mierdas, mételas en esa bolsa roñosa que tienes y lárgate de aquí, no quiero volver a verte, ya iré al apartamento a buscar mis cosas cuando no estés.
Aitor se tocaba la cara, le picaban los dos tortazos que le habían dado en un momento.
AITOR: Nena, no te pongas así.
INES: ¡Que te largues de aquí piojoso!, me das asco.
Lo dejó solo en la habitación, se cruzó con su madre en la terraza, Vero todavía se dolía de la mano.
INES: ¿Estás bien, te has hecho daño?
VERO: No estoy acostumbrada a abofetear sinvergüenzas, eso es todo.
INES: Yo le he dado otra en el otro lado para que se vaya compensado.
Las dos sonrieron, Inés se fue en busca de sus amigos, Vero escuchó cerrarse la puerta de la casa, se acercó hasta una ventana que daba a la calle, vio a Aitor con la bolsa colgando del hombro llamando por teléfono, tenía la cara roja de narices, al poco llegó un taxi y desapareció.
Vero atravesó la casa, la terraza y pasó por la piscina, su hija estaba riendo con las de Lisa y sus novios, se le veía feliz, pensó que Inés se había quitado un peso de encima, un peso y sobre todo a un capullo de tío que no se merecía.
Entró en la casa de Lisa tocándose la mano, se encontró con la pareja que todavía estaban en la cocina, la miraron los dos.
NESTOR: ¿Te has hecho daño en esa mano?
VERO: Ha sido un daño muy dulce, le he pegado a Aitor un ostión que me he quedado a gusto de verdad.
LISA: ¿Qué dices, cómo está Inés?
VERO: Muy bien, riendo con tus hijas, ella también le ha “soltao” otro, ya está camino de su casa el piojoso.
Los dos la miraban con los ojos abiertos, Néstor le daba una bolsa con hielo para que se la aplicara en la mano.
VERO: Por fin nos lo hemos quitado de nuestras vidas.
Y era verdad, Inés fue a su apartamento a recoger sus pertenencias mientras Aitor trabajaba, le dejó las llaves dentro y cerró la puerta de una relación que vio que no iba a ninguna parte.