Cenas, fiestas y cosas de la vida (Cap. 18)

Cap. XVIII – Nada es fácil.

Cap. XVIII – Nada es fácil.

Ramón esperaba a Gloria nervioso que acabara de arreglarse para salir a cenar y darle una sorpresa que le había preparado, cosas que hacía a veces, él le preparaba algo como una cita con alguien que había conocido sin que ella supiera nada, cosas así para luego verlos follar en directo, que su mujer le contara sus aventuras le gustaba y excitaba, pero ver como se la follaba otro en directo le apasionaba, a ella no le gustaba tanto, pero le daba ese placer de vez en cuando sabiendo que él lo disfrutaba.

Gloria se estaba acabando de vestir, escogía unas braguitas bonitas para ponerse, sabía que esa noche era para su marido, recordaba cuando eran novios y se casaron, él siempre le pareció atractivo y buena persona, nunca había sido un gran follador pero para ella era suficiente. Fue al cabo de unos años, cuando ya había tenido a su hija, que el nivel de Ramón en la cama bajó una barbaridad, no parecía el mismo, lo hablaron mucho, como cualquier otro problema que pudieran tener, Ramón le insistía que a él no le importaba si tenía algún rollo por ahí, siempre que a él le siguiera queriendo, tanto le fue insistiendo que Gloria recordaba como si fuera ayer mismo su primera vez, fue un chico de otra delegación del trabajo, se habían visto en varias reuniones y ella se dio cuenta como la miraba, habían tomado algo todos juntos y él era agradable.

Aquella vez Gloria llevaba mucho tiempo de abstinencia, Ramón estaba pasando una de sus temporadas de depresión sexual, nunca tenía ganas de follar y le insistía en el tema de que ella se buscara algo, ese día se fueron apartando del grupo con aquel chico, acabaron en su habitación del hotel donde estaba hospedado esos días. El chaval era una máquina en la cama, le hizo de todo, desde comerle el coño pasando por pajearla, acabando por empotrarla de cualquier forma y postura, tenía una buena resistencia y le hizo correrse varias veces durante unas horas, recordaba como salió de satisfecha de aquella habitación, se le mojaba el coño solo de pensarlo, el morbo de ser la primera vez también contaba para excitarla tanto.

Llegó a su casa tarde y contrariada, después de unas buenas corridas y relajada, una parte de culpa de haberle sido infiel a su marido le recorría el cuerpo, Ramón la esperaba en la cama, cuando la oyó entrar en la habitación se levantó, sabía que ella cuando tenía esas reuniones siempre llegaba mucho más temprano, ese día se olía algo.

RAMON: ¿Ha pasado algo Gloria, has llegado muy tarde?

En la cara de su mujer veía reflejado que no se había portado bien, ella desviaba la mirada intentando disimular.

GLORIA: No te quiero engañar Ramón, tú me has dicho muchas veces que si me salía una oportunidad la aprovechase…

RAMON: ¿Lo has hecho, te has follado a alguien?

Gloria bajaba la cabeza confirmándolo, para su sorpresa Ramón se le acercó, le metió la mano por dentro del pantalón y las bragas palpándole el coño con dos dedos, todavía se sentía mojada de los lechazos que le habían dejado dentro hacía muy poco, se había lavado pero hacía un rato que notaba como le bajaba el semen, Ramón sacó los dedos oliéndolos, se los puso a ella en la nariz.

RAMON: Es semen, te han follado bien putita.

Gloria se sorprendió de la reacción de su marido, todavía más cuando la estiró en la cama, le quitó a tirones los pantalones, le destrozó las bragas y se amorró a su coño comiéndoselo con una fiereza que le hizo gritar de gusto, le pegó un polvazo acojonante, el mejor de su vida, fue como si aquel hombre que hasta entonces había sido mediocre en la cama se convirtiera en una auténtica fiera, tenía una erección enorme, se le mantuvo la polla tiesa hasta que se corrió en su cara diciéndole de puta para arriba.

A partir de ese momento les cambió la vida a los dos, tuvo amantes y rollos para luego explicárselos a él, se ponía como una moto cada vez que le explicaba los por menores de un polvo con otro tío, y más si tenía morbo como follar en la montaña, en un coche o cosas así.

Salieron a cenar a un sitio bonito, luego la acompañó a una casa en las afueras de la ciudad, era una casa clásica, se notaba que estaba construida hacía unos años, parecía un antiguo palacete rehabilitado, se veía muy bien pintado por fuera y todo muy cuidado y limpio, con unas luces que le daban una imagen acogedora e intrigante a la vez. Ramón entró el coche en la propiedad dejándolo aparcado al lado de dos o tres que ya habían.

Se acercaron a la puerta, una señora algo mayor que ellos muy bien cuidada les atendió, vestido largo de noche negro, importante escote dejando ver unas tetas operadas por lo bien que se le aguantaban sin sujetador, y una raja en la falda por dónde sacaba una bonita pierna para la edad que debía tener. Los acompañó a una habitación donde entraron Gloria y Ramón, ella cerró la puerta con una sonrisa, había una cama grande con sabanas de seda o algún tipo de tejido parecido, y un sillón donde se sentó Ramón mirándola fijamente.

Gloria supo en ese momento de lo que iba a ir la noche, Ramón se quedaría sentado en aquel sillón mirando como a ella se la follaba algún tío, lo que a él le ponía, ella pensaba que aquella noche saldrían a cenar y después volverían a casa para estar los dos juntos, tomar algo, entonarse, meterse en la cama y disfrutar sexualmente de su marido. No se esperaba que la llevara allí para eso, pensó que se estaba empezando a cansar de esas historias, pasaba el tiempo y Ramón necesitaba cada vez más asiduamente esas experiencias, al principio lo hacía de tanto en tanto, era como si se fuera enganchando a una droga y fuera necesitando cada vez más. Ramón le hizo un gesto con la cabeza que ella entendió a la primera, se fue quitando la ropa lentamente dejándola encima de un taburete al lado de su marido.

Una vez completamente desnuda él le hizo una señal para que se acercara, se sentó en la punta del butacón con ella delante, le miró a los ojos y le metió un dedo en la rajita del coño acariciándoselo, lo fue moviendo muy suavemente esperando que se le fuera mojando, Gloria cerró los ojos, eso es lo que le hubiera gustado hacer con él en la intimidad de su casa, recordaba que había dejado a la niña con los abuelos pensando en esa posibilidad.

La penetración del dedo en su vagina le hizo reaccionar con un pequeño gemido, se miraban directamente a los ojos cuando se abrió la puerta, entró un hombre desnudo, alto, corpulento, africano, con un pollón que le hizo abrir mucho los ojos al verlo, miró otra vez a su marido, él sonreía, pensó que Ramón esta vez se había pasado con el tamaño de la polla que le había buscado, detrás de aquel hombre entró otro, los dos eran muy parecidos, miró a su marido con mala cara, no había estado nunca con dos hombres a la vez, él le hizo un gesto con las manos para que lo perdonara con una sonrisilla.

Se vio arrodillada en medio de dos pollas tamaño doble XL, los hombre no decían nada, ella agarraba una pajeándola y el otro le sujetaba la cabeza mientras le acercaba el pollón a la boca, le pasó la lengua por la punta, abrió mucho la boca y fue notando como muy despacio le iba entrando aquel descomunal cipote en la boca, se notaba la boca toda llena de polla, intentaba echar para atrás la cabeza para sacársela pero se la sujetaban sin poder moverla, le llegó a la campanilla viniéndole una arcada, el tío se la sacó un poco y se la volvió a meter provocándole una segunda arcada más fuerte, Gloria tosía con los ojos llorosos de haber tenido la polla tan adentro, Ramón miraba la escena con los ojos muy abiertos disfrutándolo.

El segundo hombre le giró la cabeza, le sujetó con fuerza el pelo y de un golpe le metió la polla hasta la garganta, le empujaba y estiraba de la cabeza sujeta por el pelo metiéndole y sacándole la polla de la boca, la baba le caía por los lados, los ojos le lloraban y la tenía atragantada. Uno de ellos cogiéndola por debajo de los sobacos la levantó a peso, el otro le sujetó y abrió las piernas en el aire metiéndole la cabeza en medio comiéndole el coño, no le interesaba para nada darle placer, le pegó un par de lametazos y le escupió otro par de veces para lubricárselo, la fue bajando colocándole las piernas alrededor de su cintura, ella le pasó los brazos por el cuello para sujetarse, notó como le apuntaba la punta de la enorme polla en el agujerito del coño y de un golpe seco la ensartó haciéndole dar un grito de dolor, nunca le habían penetrado con algo tan grande sin pre eliminares, notaba la presión de aquel enorme miembro rozándole las paredes vaginales mientras entraba y salía.

Miró a Ramón que se le notaba estar disfrutando de aquello, estaba a punto de decirle algo cuando un tremendo azote en el culo del otro tío la dejó sin palabras, se juntó a ellos por detrás, notó como le apretaba algo en el ojete, con un poco de vaselina y sin ningún otro preámbulo le metió la polla en el culo hasta el fondo, Gloria pegó un alarido del dolor, Ramón los miraba muy excitado, a su mujer se la estaban follando por delante y por detrás en medio de dos tíos enormes, con unas pollas como no había visto nunca, los gritos de Gloria eran tremendos mientras la hacían subir y bajar en medio de aquellos cuerpos, mientras la empalaban por el coño y el culo a la vez, empujó a uno, abofeteó al otro y la dejaron en el suelo sorprendidos.

Caminó fulminando con la mirada a Ramón, se puso el vestido y los zapatos para no perder más tiempo, agarró las bragas con una mano metiéndolas en el bolso y salió de la habitación y la casa, Ramón perdió más tiempo por tener que pararse a pagarle a la señora que los recibió los servicios de aquella noche, que su mujer no aguantara hasta el final no le restaba nada en la cuenta. Lo estaba esperando al lado del coche, no le miró a la cara para nada, abrió el coche y Gloria entró, mientras conducía él intentaba mirarla para ver alguna reacción, su mujer miraba a un lado por la ventanilla seria sin decir nada.

Gloria pensaba que Ramón aquella noche había pasado una línea muy peligrosa, porque por satisfacerse él no le importó si a ella le hacían daño, su cara disfrutando de la situación mientras a ella le estaban haciendo mucho daño penetrándola de aquella manera lo decía todo, llegaron al centro de la ciudad, al pasar por una parada de taxis Gloria le pidió que parara, Ramón lo hizo extrañado, ella bajó del coche y antes de cerrar la puerta le miró fijamente a los ojos.

Me voy en taxi con la niña a la casa de mis padres, hoy te has pasado de la raya, no pienso volver a hacer nada de lo que hacía, piénsate si te vale la pena seguir conmigo o no, mañana hablaremos con más tranquilidad.

Le dijo cerrando la puerta del coche metiéndose en un taxi a continuación. El taxi se alejó y Ramón se quedó quieto, sin poder reaccionar, eso no se lo esperaba, Gloria lo acababa de dejar plantado en medio de la calle, y lo peor es que le había dicho que se replanteara su relación, que no volvería a hacer nada de lo que a él le daba vida, le excitaba, se la ponía tiesa, él era consciente que aquella noche había llevado la situación demasiado lejos, pero no se esperaba esa reacción de su mujer.

El día siguiente recibió un mensaje de Gloria preguntándole si estaba en casa, se lo confirmó y fue a verlo, entró al apartamento sola.

RAMON: ¿Y la niña?

GLORIA: La niña y yo nos vamos a quedar de momento en la casa de mis padres, tú tienes que pensarte que quieres hacer, yo no puedo seguir así, ¿Tú sabes el tiempo que hace que no me haces un cariñito, que me dices algo bonito?, solo te interesas por mí cuando te cuento un polvo con otro tío o me ves haciéndolo, se ha acabado, piénsalo bien, si quieres seguir conmigo se han acabado las folladas por ahí y el morbo ese que tú tienes, necesito que seamos una pareja “normal”, que se quieren, que se cuidan, que se preocupa uno del otro, no puede ser que solo sea yo la que ponga de mi parte para aguantar esta relación. Mañana me dices algo.

Se fue sin decir nada más y sin dejar que Ramón le pudiera contestar, se sentó en el sillón pensando, no entendía que le había pasado a Gloria, él creía que era feliz así, como él, y la gran pregunta que se hacía, ¿Podría ser feliz con ella siendo una pareja “normal”?, como ella decía. En ese momento lo veía muy claro, no podría, sería imposible, una vez acostumbrado aquella manera de vivir la sexualidad no podría cambiar, siempre tendría en la cabeza los polvos que ella le había explicado con otros o las veces que la había visto follar, como aquella noche anterior con dos tíos que la tenían empalada por delante y por detrás, fue pensar eso y meterse en el baño a masturbarse, eso era realmente lo que le ponía cachondo.

Durante aquella semana Ramón abandonó el apartamento familiar, se quedaron Gloria y su hija, él visitaría a la niña siempre que quisiera mientras pensaban en su futuro, si se separaban legalmente o se podían dar otra oportunidad.

Pasaron unos días, Néstor recibió un mensaje de Vero.

VERO: ¿Podrás venir a verme?, a la hora que tú quieras. Solo para hablar por favor, no podemos seguir haciendo lo que hacemos.

NESTOR: Esta tarde temprano puedo, antes de ir a ver a mis hijas, por supuesto que solo a hablar, lo que ha pasado no puede volver a repetirse.

Cuando escuchó el timbre de su casa Vero estaba sentada en un sillón leyendo, sabía que era él, se puso de pie, se colocó bien la ropa y el pelo, respiró profundamente y fue a abrir, Néstor esperaba mirando para otro lado que le abrieran la puerta, cuando la abrió, Vero lo vio desviando la vista mirando no sabemos dónde, ella también miró para otro lado.

VERO: ¿No vas a entrar?

Néstor habló sin mirarla.

NESTOR: Sí, sí, gracias.

Entraron en el salón cada uno mirando para un lado, evitando que los ojos se encontraran, ni verse el uno al otro.

VERO: Bueno, así está mejor, no podemos hacer más tonterías.

NESTOR: Desde luego, fue una locura.

VERO: Yo quería hablar contigo porque…

Entonces cometieron un gran error, mirarse entre ellos, primero fue el cuerpo, después se cruzaron los ojos, salieron uno en busca del otro, se engancharon por los  labios buscándose las lenguas, en un abrir y cerrar de ojos con la ropa a medio quitar, las bragas colgando de una pierna, Vero estaba cabalgando a Néstor en el sofá, un poco después era Néstor que la empotraba a cuatro patas corriéndose los dos con unos gritos tremendos, cayeron los dos uno al lado del otro.

NESTOR: No puede ser, ¿Por qué no lo puedo evitar?

VERO: No hay una explicación, yo no quería y mira que ha pasado.

NESTOR: Pues nena, para no querer hay que ver…

VERO: ¡Eh!, ¿me estás culpando a mí de todo?

NESTOR: No, no, si yo ya sé que yo…, bueno, ¿de qué querías hablar?

VERO: Quiero ofrecerte un trabajo, un buen trabajo, el que tenía antes José Antonio en la empresa.

Néstor se puso nervioso, se levantó vistiéndose.

NESTOR: Eso, eso, quiere decir…

VERO: Que tendrás un cargo de responsabilidad y cobrarás un buen sueldo.

Le decía mientras se vestía ella también.

NESTOR: Que contento estoy Vero, me voy corriendo a decírselo a mi familia.

VERO: ¿Qué le vas a decir, que hemos vuelto a follar?

NESTOR: Que por fin tengo el trabajo que tanto he buscado, y que hemos follado, también.

Néstor salió por la puerta contento como unas castañuelas, Vero se puso la mano en la cabeza, se daba cuenta que se les estaba yendo de las manos cada encuentro que tenían.

Néstor cuando se encontró con sus hijas les pidió que le dijeran a su madre que también fuera con ellos, ese día quería hablar con toda la familia, estaba eufórico, les explicó el trabajo que le había ofrecido Vero y lo ilusionado que estaba con él. Lisa sabiendo que se había visto con Vero tenía la mosca detrás de la oreja, cuando llegaron al portal de su casa las niñas subieron y ellos se quedaron en el coche.

LISA: ¿Estás contento?

NESTOR: Sabes que sí, hacía mucho tiempo que buscaba algo parecido.

LISA: Tanto que no me has dado ningún beso hoy.

Néstor se giró en el asiento, le acarició la cara mirándole los ojos, acercó sus labios a los suyos besándolos, después le volvió a mirar a los ojos.

NESTOR: Ya te imaginas que ha pasado con Vero, ¿verdad?

LISA: ¿Quieres decirme algo?

NESTOR: No tengo una explicación mi vida. ¿Querrás venir a cenar conmigo mañana?

LISA: ¿Tienes mala conciencia, y ahora me quieres follar a mí mañana?

NESTOR: Te quiero con locura Lisa, lo sabes, estamos volviendo a reencontrarnos, podemos acabar con la familia unida como queríamos.

Lisa miraba por la ventanilla contrariada, se giró y le miró a los ojos.

LISA: Tú también sabes que mientras te folles a Vero esto no va a funcionar, y ahora, ¿me quieres explicar por qué demonios no quieres entrar en casa, que bicho te ha picado con eso?

Néstor se alteró.

NESTOR: Porque no soporto pensar que has estado follando en ese sofá con otro, con ese otro, en nuestra cama y vete a saber donde más, solo ver ese apartamento me pongo enfermo.

Lisa lo miró fijamente seria, abrió la puerta del coche y salió caminando alejándose.

NESTOR: Lisa, Lisa.

Ella se giró.

NESTOR: ¿Cenaras conmigo mañana?

LISA: Mañana ya veremos, sufre hasta mañana mamoncete.

Por supuesto fueron a cenar, estuvieron hablando de las niñas, de su futuro como familia y como no del asunto con Vero.

NESTOR: ¿Quiere ir a tomar algo a mí apartamento?

LISA: Ya sé que es lo que quieres que me tome en tu apartamento, déjame en casa por favor.

Cuando estaban a punto de llegar Néstor giró en un callejón oscuro aparcando el coche, se desabrochó el cinturón, se giró y le desabrochó el de ella.

LISA: ¿Qué haces Néstor?, ya te he dicho que esta noche no quiero…

Néstor se iba colocando encima de ella.

NESTOR: Además esta noche no me has dado ningún besito como tú me pediste ayer.

Le acercó los labios besándola bajando el respaldo de su asiento.

LISA: Néstor, que estamos en medio de la calle.

NESTOR: Sí cariño, en el coche, como cuando éramos novios, ¿no te acuerdas?

Se volvieron a besar, Néstor ya se estaba desabrochando el pantalón bajándose la cremallera de la bragueta.

LISA: ¿Qué haces?

NESTOR: Quítate las bragas.

Se metió las manos por debajo del vestido levantando el culo, se agarró las bragas y estiró de ellas sacando una pierna dejándolas enganchadas a la otra.

LISA: No deberíamos estar haciendo esto, aquí en medio de la calle como si fuéramos…

Néstor la volvía a besar a la vez que se agarraba la polla dirigiéndola al agujerito de la vagina de Lisa.

LISA: Ya te he dicho que hoy no quiero, aaah, que cabroncete estás hecho.

Néstor se la había metido y se estaba moviendo encima mirándole los ojos, ella le pasaba los brazos por el cuello besándolo.

LISA: Así, sigue que me encanta.

Néstor le besaba el cuello y el oído sin dejar de penetrarla, Lisa levantó las rodillas para que se la metiera más profundamente y le agarró fuerte el culo, el coche se empezó a mover como si estuviera bailando reggaetón, los gemidos y gritos cuando se corrían se oyeron por todo el callejón.