Cenas, fiestas y cosas de la vida (Cap. 16)

Cap. XVI – Conversaciones.

Cap. XVI – Conversaciones.

José Antonio llevaba un par de días solo en su apartamento, había enviado varios currículums sin respuesta de momento, sonó el teléfono, alguien del otro lado le estaba ofreciendo un trabajo, se habían enterado que estaba en paro y les interesaba su experiencia en el sector, les preguntó si es que les había llegado su curriculum y no era así, lo sabían por comentarios que habían oído y por eso lo llamaban, para confirmarlo y saber si estaría interesado, aquella misma tarde tenía un entrevista y lo contrataban, salió orgulloso, pensando que era alguien importante que le ofrecían trabajo por su experiencia. Lo que nunca supo es que se lo ofrecieron por una llamada que hizo Vero, ella no quería tenerlo cerca, pero era el padre de su hija y no le gustaba la idea de que lo pasara mal económicamente.

Lisa acababa de llegar a su casa después de la media jornada de trabajo, descansaba en el sofá, ese día sus hijas después del instituto se iban a almorzar con unas amigas para celebrar el cumpleaños de una de ellas, llegarían tarde y ella no tenía ganas de prepararse nada para comer, llamaron a la puerta, era Vero. Entraron después de saludarse, Lisa preparó un par de cafés y se los tomaban sentadas en la mesa de la cocina.

VERO: ¿Has hablado con Néstor?

LISA: Néstor no me habla, o me dice lo justo si no tiene más remedio, no ha vuelto a entrar en esta casa desde que se enteró.

VERO: No le culpo, mira que tirarte a José Antonio, si necesitabas ayuda tenías que haberlo hablado conmigo que para eso somos amigas.

LISA: Es que no fue solo por eso, Néstor y yo siempre habíamos estado muy unidos, cuando nos separamos lo echaba mucho de menos, pasó un tiempo y me costaba estar sola, no me hacía a la idea, entonces empezamos a hablar con tu marido, el supo encontrar las palabras que yo quería oír, me encontraba a gusto hablando con él.

VERO: Ese cabrón siempre ha sabido convencer a la gente.

LISA: Una cosa llevó a la otra y pasó, luego se ofreció para ayudarnos, la verdad es que ese dinero me venía muy bien para las niñas, ya sabes los gastos que tienes con ellas. Yo nunca me enamoré de él, cubrió un vacio que tenía en ese momento, tampoco era por el sexo, era por su compañía y conversaciones en esos momentos, duró muy poco tiempo, nos vimos unas cuantas veces y lo dejamos.

VERO: Desde luego por el sexo no debía ser, mira que llega a ser patético follando.

Las dos reían mirándose a los ojos.

LISA: Tú has venido a decirme algo, ¿no?

VERO: Si José Antonio es patético en el folleteo, Néstor es todo lo contrario.

Lisa desvió la mirada por la ventana, se hizo un corto silencio.

LISA: ¡Vaya!, uno a uno, ya estamos empatadas. ¿Qué pensáis hacer, estás enamorada de él?

VERO: Ha sido solo una vez, fue solo sexo, el te quiere a ti.

LISA: Bonita manera de demostrarlo.

VERO: Sabes, creo que lo hizo para vengarse de José Antonio, él se había follado a su mujer y quiso devolverle la  moneda.

LISA: Y por lo visto a ti no te pareció mal la idea.

Esta vez fue Vero quien hizo el silencio bebiendo de la taza.

VERO: Lo siento Lisa, yo tampoco ando muy fina, hacía años que con mi marido no teníamos relaciones, no pensé y me dejé llevar, le llegué a preguntar que estábamos haciendo…

LISA: ¿Y qué te contestó él?

Vero la miró abriendo los ojos levantando las cejas.

VERO: Fue muy convincente.

LISA: Ya lo conozco, ya sé lo “convincente” que llega a ser, yo no me he podido negar nunca desde que habíamos vuelto.

Se sonrieron.

LISA: Es muy guapo.

VERO: Volverá contigo, él te quiere a ti.

LISA: Siempre te había mirado, se le notaba que le gustabas.

VERO: Ya me daba cuenta, pero nunca pensé que fuera capaz de tirarme los trastos, se enfadó mucho al enterarse de lo tuyo con José, ya te digo que estoy segura que lo hizo por venganza.

LISA: ¿Y tú, por qué lo hiciste?

VERO: También te lo he dicho, porque me picaba el chichi nena.

Rieron las dos.

LISA: Seguro que te lo rascó muy bien.

VERO: Lo rasca muy bien, no me extraña que estés tan enamorada de él.

LISA: Que guarra estás hecha.

VERO: Sabes que te quiero mucho, eres mi mejor amiga y no te puedo esconder nada.

LISA: Yo también te quiero, perdona por no decirte lo que pasó con tu marido en su momento, tú has sido más valiente dando la cara y te lo agradezco.

Se levantaron y se abrazaron.

VERO: Sabes que le rompió la cara a José Antonio.

Lisa separó la cabeza mientras se abrazaban.

LISA: ¿Qué dices?, si Néstor no ha matado una mosca en su vida.

VERO: Pues tenías que haber visto como le dejó la nariz a José Antonio, lo acojonó pero bien.

LISA: ¿Y qué hacía Néstor en tú casa?

VERO: No lo sé, no llegó a entrar y se fue sin decir palabra.

Antonio comía con su mujer Carmen, le decía que le había dicho a Juan que fuera a visitarla aquella tarde, que él iba a salir un rato.

CARMEN: ¿Por qué estás saliendo tanto solo últimamente, has conocido a alguien?, tengo la sensación que quieres que Juan y yo estemos liados para hacer tú lo que te dé la gana.

ANTONIO: No te preocupes, quiero que tú estés satisfecha y te lo pases bien, ya me he dado cuenta que tenéis mucha complicidad en el sexo, parece como si estuvierais haciéndolo hace mucho tiempo.

Lo dejó caer así, como el que no quiere la cosa, Carmen se dio cuenta que le había lanzado un dardo, estaba claro que sospechaba algo. Cuando acabaron de comer Antonio le dio un beso en la frente a su mujer y se fue.

Carmen se quedó sola pensando, tenía dos frentes, las sospechas de su marido Antonio y la confesión de amor de Juan el último día que se habían visto. No tardaron mucho en llamar al timbre, sabía que era Juan, Carmen le ofreció un café, Juan prefería un carajillo, se sentaron en el sofá cada uno con su bebida.

CARMEN: ¿Por qué te fuiste el otro día sin decirme nada?

JUAN: Creo que ya hablé demasiado, al no contestarme me sentí incomodo.

Carmen le acariciaba la cara.

CARMEN: Ya sabes que te quiero, pero tenemos la situación que tenemos, a Antonio no le quiero hacer daño, es un buen hombre.

Juan bebía moviendo la cabeza, conformándose con la realidad.

CARMEN: Otra cosa, creo que Antonio sospecha que nos veíamos antes.

JUAN: Coño claro, aquí, en esta casa nos hemos visto muchas veces.

CARMEN: Que follábamos Juan, sospecha que estábamos liados antes, nos ha visto follar con demasiado entendimiento.

JUAN: Pero si lo que él quería era vernos follar, qué más da el entendimiento que tengamos o no, que exigente que es este hombre coño, que mire, que se lo pase bien, se corra y que se calle la boca joder.

Carmen le sonreía.

CARMEN: Algo raro pasa, está saliendo aprovechando la escusa de que nos deja solos.

JUAN: ¿Crees que ha conocido a alguien?

CARMEN: ¿Cuándo?, si no lo ha hecho en el trabajo, donde la va a conocer.

JUAN: En el trabajo seguro que no, nunca he visto nada raro, allí entramos, trabajamos, nos tomamos una cerveza y cada uno a su casa.

CARMEN: Pues no lo entiendo, y algo le pasa seguro.

Juan acabó el último sorbo del carajillo y se puso a desabrocharle la camisa a Carmen.

CARMEN: ¿Qué haces?

JUAN: Comerte las tetas que me tienen loco.

A Carmen se le escapó una carcajada acariciándole la cara, a ella también le encantaba como se las sobaba, chupaba y lamía. Juan le iba desabrochando los botones, pensando que el amor que sentía por aquella mujer no lo había sentido nunca por nadie, estaba enamorado de ella desde hacía mucho tiempo, desde el primer día que la besó, había tenido mucha paciencia y podía seguir esperando, de lo que estaba arto era de no poder decirlo, tenía la necesidad de que Carmen lo supiera.

Néstor después de comer se fue a casa de Vero, aquella mañana Blanca le había enviado un mensaje diciéndole que aquella tarde no estarían ni ella ni su hermana Nuria en casa, tenían un cumpleaños de una amiga, él quería poder tener la conversación con Vero que no pudo tener el día que se encontró con José Antonio. Aparcó el coche, caminaba por la calle cuando vio salir del garaje a Inés con su coche nuevo, se paró a su lado bajando la ventanilla.

INES: Hola Néstor, ¿vas a mí casa?

NESTOR: Voy a hablar con tú madre.

INES: Ya.

NESTOR: Somos amigos desde hace muchos años ya lo sabes.

INES: Sí, sí, claro, estás muy guapo, podríamos quedar algún día para tomar algo.

NESTOR: Inés por favor, no me tomes el pelo que no tengo edad, que te vaya bien la tarde.

INES: Seguro que no me ira tan bien como la tuya.

Arrancó y se fue, demonio de niña, ¿Qué le pasa a la juventud de hoy en día?, pensó Néstor. Llamó a la puerta, se la abrió Vero mordiendo una manzana, le miró a los ojos.

VERO: ¿Qué haces aquí?

Néstor le seguía mirando fijamente los ojos sin decir nada, ella dio un paso atrás, él entró cerrando la puerta.

VERO: Tengo que decirte algo…

No la dejó seguir hablando, le puso la mano en la cara atrayéndole la cabeza para besarla con pasión, Vero no lo tenía previsto, había sido una visita sorpresa, después de la conversación con Lisa no quería volver a repetirlo, no tenía sentido, sabía que él estaba enamorado de Lisa y que ella también lo quería a él, pero le estaba chupando la lengua como si no hubiera mañana, ¿Qué coño tenía aquel hombre?, era tocarla y volverla loca, perdía los papeles, se descontrolaba, justo lo que no había hecho nunca con su vida.

Néstor ya la había arrinconado contra el respaldo de un sofá, la había girado y arrodillado detrás de ella, le había subido la falda del vestido y ese momento le hundía la cara en el culo besándole el chumino, un gemidito le salió de la boca de excitación, él le olía las bragas, le besaba el coño y le acariciaba las piernas con sus manos. Néstor tampoco lo entendía, él había ido a hablar con ella para decirle que no podían seguir follando, que tenía que aclararse con él mismo, pero fue verla mordiendo aquella manzana y perdió la cabeza, como si aquella fuera la manzana prohibida de Adán y Eva y el mordisco le afectó a los dos, en cuanto se tocaban la tensión sexual salía por todos sitios, allí la tenía gimiendo flojito de tener su cara encastrada en su culo apretándole el coño con la boca.

Estiró de las bragas quitándoselas, le metió la lengua en el chichi, ella sacó el culo para que pudiera lamérselo por todos lados, gimió más fuerte. Cuando notó que se lo había dejado lo suficientemente mojado se puso de pie, se bajó los pantalones, los calzoncillos, se agarró la polla y se la metió en el coño de un golpe, Vero gritó abriendo los ojos, se la folló a un ritmo endiablado, ella se corrió muy rápido, el gusto era demasiado fuerte y no lo aguantó.

La giró, la agarró por el culo y la sentó encima del respaldo, le abrió las piernas y se colocó en medio volviéndosela a meter, ella se sujetaba pasándole los brazos por el cuello a la vez que notó como la penetraba, le hizo volver a gritar de placer, en ese momento Vero ya estaba totalmente abandonada, se agarraba fuerte a él sintiendo como se la follaba a buen ritmo, como Néstor jadeaba, gemía y gruñía en su cuello, le sujetaba las piernas por debajo de las rodillas en alto, conseguía meterle la polla hasta el fondo y eso le hacía perder la vista, se le giraban los ojos dejándolos en blanco, otra vez le estaba subiendo un placer inmenso, no podía parar de gritar con aquella bestia machacándole el coño a pollazos, gritó, se tensó y se corrió una segunda vez, notó como él le llenaba el chumino a lechazos, como bajaban los gemidos y gruñidos relajándose entre sus brazos.

Néstor le bajó las piernas, le cayeron los flujos por los muslos, se miraban a los ojos, ella todavía con la manzana en la mano, el vestido arremangado y las bragas por el suelo, él recuperándose respirando rápido, los pantalones y calzoncillos por los tobillos.

NESTOR: ¿Qué tenías que decirme?

VERO: Que este medio día he hablado con Lisa.

NESTOR: Pues será mejor que nos sentemos.

Se agachó recogiendo del suelo las bragas dándoselas, se subió la ropa abrochándose el pantalón, Vero le dejó la manzana para que se la aguantara mientras se ponía las bragas, dieron la vuelta al sofá para sentarse, Vero mordió la manzana y le ofreció a Néstor que también le dio un mordisco.

VERO: Me había prometido a mi misma que no volvería a follar contigo.

NESTOR: Yo también, por eso mismo quería hablar contigo cuando me encontré en la puerta a tú ex marido, pero ya ves que ha pasado. ¿Qué te ha dicho Lisa?

VERO: Le he dicho yo que habíamos follado.

NESTOR: Ya me imaginaba que se lo dirías, ¿Cómo le ha sentado?

VERO: Coño Néstor, ¿Cómo quieres que le siente?, mal, normal.

NESTOR: Lo siento, no me gusta que sufra.

VERO: ¿Por qué no vas a verla?, se muere de ganas de hablar contigo, os queréis, estáis haciendo el tonto los dos.

NESTOR: El único que hace el tonto soy yo, ella la pobre aguanta lo que le estoy haciendo, pero ya sabes que no puedo entrar en esa casa, me pone enfermo pensar que allí, donde viven mis hijas, se estuvo tirando a tú marido, en nuestra cama o en nuestro sofá, no puedo hacerlo.

VERO: Pues invítala a cenar fuera, habláis y os intentáis acercar otra vez poco a poco, no perdáis lo que tenéis, ella tiene ganas de arreglar las cosas Néstor, dale una oportunidad, no seas rencoroso.

NESTOR: Ya me pidió que quedáramos y saliéramos un día, pero era demasiado pronto, todavía estaba cabreado.

VERO: Pero ahora ya estás más tranquilo…

NESTOR: Sobre todo ahora, después del polvazo que hemos pegado.

VERO: Calla guarro, llámala, queda con ella y no te arrepentirás.

Se quedaron los dos en silencio, solo roto por los mordiscos de Vero a la manzana, Néstor sabía que Vero tenía razón, sus sentimientos sobre Lisa eran muy fuertes, estaba muy enfadado con ella por lo que hizo, pero, sabía que en aquellos momentos estaban separados sin posibilidad de volver, ella era libre de hacer lo que quisiera, y sobre todo, él la quería con locura.

NESTOR: Creo que tienes razón, quedaremos para cenar fuera.

VERO: Así ya lo tenemos todo hablado.

NESTOR: Sí, ya está todo, mejor me voy.

Se levantó acabándose de colocar bien la ropa, Vero dejó la manzana en una mesita, se miraron, Néstor avanzó la cabeza para besarle las mejillas despidiéndose, le dio un beso a un lado, al ir al darle el segundo, le buscó los labios, Vero le rodeó el cuello con los brazos comiéndose la boca los dos.

NESTOR: ¿Vamos a tú cama o volvemos a follar aquí mismo?

Vero subió las escaleras corriendo, Néstor la seguía detrás tocándole el culo.

Inés condujo un rato saliendo de la ciudad, aparcó al lado de otro vehículo, se bajó del coche y se abrió la puerta central corredera de la furgoneta, Aitor la agarró del brazo metiéndola dentro, Inés se moría de risa agarrándole la cabeza llevándosela en medio de las piernas, Aitor le apartaba el tanga metiéndole la lengua en medio del coño lamiéndoselo, se giraron, ella le agarró la polla pajeándola metiéndosela en la boca, se la chupó un rato, se subió encima metiéndosela en el coño, por la ventana de la furgoneta podía ver la playa mientras se follaba a su madurito.

INES: Que bonitas vistas.

Decía en medio de algún gemido.

AITOR: Podemos tener las vistas que queramos, solo tengo que mover la “furgo” de sitio.

INES: Cállate y estate atento, no quiero que te corras demasiado pronto, aguanta cabrón hasta que me corra unas cuantas veces.