Cenas, fiestas y cosas de la vida (Cap. 13)
Cap. XIII La fiestecilla y post fiestecilla.
Cap. XIII – La fiestecilla y post fiestecilla.
Cuando llegaron los invitados José Antonio y Vero lo tenían todo organizado, en el salón de la casa habían apartado los muebles, por los lados pusieron mesas con comida y bebida, contrataron a un DJ y pusieron luces de colores que se encendían y apagaban al son de la música, Inés y sus amigos estaban encantados, entre ellos Blanca y Nuria que le habían llevado un pequeño detalle por su celebración.
En el exterior, en la terraza, para un grupo reducido de amigos de Vero y José Antonio habían hecho el mismo montaje, pero sin la estridente música que salía del interior, esos amigos eran, Lisa y Néstor, Carmen, Antonio y Juan, Amanda y Aitor, que por una noche Vero aceptó que estuviera en la fiesta siempre que se mantuviera lejos de ella.
Se sirvieron ellos mismos la cena dispuesta como un auto servicio y se sentaron en una mesa larga, en una punta José Antonio, su amigo Aitor, el repudiado por Vero, a su lado derecho, seguido de Néstor, Lisa, y a su lado Vero, por la izquierda de José Antonio estaban, Juan, Antonio y Carmen, cerrando en la otra punta de la mesa Amanda, Vero no había querido ocupar ese lugar para no tener que ver la cara de su marido ni la de su amigo en toda la cena.
En el rincón de Amanda coincidían las chicas, en el de José Antonio los hombres, cada mini grupo seguían conversaciones diferentes, Néstor se fijo muy pronto que José Antonio estaba bebiendo más de la cuenta, se levantaba a abrir una nueva botella de vino cada dos por tres, y era por los lingotazos que se pegaba.
Cuando acabó la cena, entraron al salón, paró la música, José Antonio iba a hablar y Vero se le anticipó, agradeció la presencia de todos, felicitó a su hija y le hicieron entrega de las llaves de un bonito utilitario, la música empezó de nuevo y todos se pusieron a bailar felicitando a Inés por su coche, Néstor pensó que Vero tomó una buena decisión al hablar ella, a José Antonio ya se le veía perjudicado por el vino. Los que ya no tenían edad de estar en el salón se prepararon unas copas y salieron de nuevo a la terraza, cada uno se sentó en su lugar en la mesa.
Parecía que se iban reemprendiendo las conversaciones dejadas hacía un rato cuando se levantó José Antonio dirigiéndose a ellos.
JOSE ANTONIO: Como no me han dejado hablar ahí dentro lo voy a hacer aquí fuera.
Era evidente que la lengua se le trastabillaba un poco y no estaba en buenas condiciones.
JOSE ANTONIO: Quiero felicitar a mi mujer, Vero, por el esfuerzo y trabajo que ha hecho organizándolo todo, también por echarme de esta casa después de tantos años.
Todos intentaban disimular mirando para otro lado, era un momento muy incómodo.
VERO: Eres un imbécil.
JOSE ANTONIO: Y tú una puta egoísta.
VERO: Que te den por culo.
JOSE ANTONIO: Eso a ti, frígida de los cojones, a lo mejor así sentías algo furcia.
Vero se levantó caminando hacía un extremo de la terraza, detrás de ella salieron Lisa, Amanda y Carmen, Aitor cogió del brazo a José Antonio apartándolo en la otra punta, le siguieron Juan y Antonio, hubo un momento que Néstor se quedó solo en medio, mirando a un lado y al otro, instintivamente se fue con Lisa y Vero antes que con el brabucón borracho de José Antonio, estaban intentando calmar a Vero que se le veía muy nerviosa, al otro lado José Antonio seguía hablando gesticulando mucho. Fuera como fuera, de un plumazo habían roto la discreción que habían tenido durante tantos años, dejaron claro que su matrimonio estaba totalmente roto.
Antonio se acercó a la mesa y cogió las copas de los demás hombres llevándoselas, Vero y las chicas lo miraban.
NESTOR: ¿Queréis que os traiga las copas chicas?
VERO: La mía sí, por favor.
LISA: Trae la de todas cariño, nos van a hacer falta.
Néstor se acercó a la mesa juntando las copas, cogiéndolas con las dos manos apretando un vaso contra el otro, miró un momento al grupo de hombres, Juan le miraba también haciéndole una señal diciéndole que José Antonio estaba perdiendo los papeles, volvió con las chicas y cada una cogió su vaso. Vieron como Aitor se llevaba a José Antonio a la casita, Antonio y Juan se quedaron solos, Néstor se acercó a ellos.
NESTOR: ¿Cómo está José Antonio?
ANTONIO: Buf.
JUAN: Muy bebido y diciendo animaladas, suerte que Aitor ha podido convencerlo de que se fuera con él.
Se volvieron a sentar, se tomaron alguna copa más, la situación no era agradable, se despidieron Amanda, Carmen, Juan y Antonio, los que no tenían a sus hijos en la fiesta, Lisa y Néstor se quedaron con Vero hasta que se acabara. Vero estaba seria y distraída.
LISA: Tranquila Vero, ya verás como todo se irá tranquilizando y no será tan dramático.
VERO: Eso espero, tengo unas ganas de que se largue de esta casa.
NESTOR: Estas cosas no son agradables para nadie, necesitareis un tiempo para acostumbraros a la situación.
Salieron Blanca y Nuria, detrás de ellas Dani.
BLANCA: Han decidido ir a una discoteca a acabar la fiesta, ¿Podemos ir con ellos?
Lisa y Néstor se miraban, sonrieron, se dieron cuenta que sus hijas empezaban a volar solas. Néstor se metió la mano en el bolsillo sacando un billete de cincuenta euros, lo levantó sujetándolo con dos dedos.
NESTOR: ¿Volveréis muy tarde?
BLANCA: No sé, cuando se acabe.
NURIA: Claro, cuando se termine y esté harta de bailar.
Decía mientras movía todo el cuerpo como una lagartija bailando.
DANI: Yo las acompañaré a casa, no te preocupes.
NESTOR: Ah bueno, si las acompañas tú ya me quedo más tranquilo.
BLANCA: Papá, ¿te estás cachondeando?
NESTOR: ¿Yo?
Blanca le arrancó el billete de los dedos y se giraron los tres, todos reían. Se cruzaron con Inés que se despidió de su madre, le preguntó qué pasaba, no vio a su padre y se dio cuenta que los tres sentados en una mesa no hacían cara de muy divertidos precisamente, Vero le dijo que ya hablarían que no se preocupara, quería que acabase bien el día de su fiesta.
Esperaron que los chicos se fueran, le preguntaron a Vero si quería que la ayudaran en alguna cosa, les dijo que no, que todo se quedaba igual que estaba y al día siguiente vendrían a limpiarlo todo, se despidieron de ella y se marcharon. Iban en el coche camino de casa…
LISA: Que mayores se nos están haciendo las niñas.
NESTOR: En poco tiempo no nos necesitaran para nada.
LISA: ¿Tú sabías algo de Vero y José Antonio?
NESTOR: Que va, menuda sorpresa.
LISA: Por lo visto Vero le ha dicho que la semana que viene tiene que irse de la casa, que mal rollo.
NESTOR: ¿Pero la casa no es de José Antonio?
Lisa se encogió de hombros.
Néstor acompañó a Lisa hasta la puerta del piso, ella entró y él se quedó fuera.
LISA: ¿Qué haces?
NESTOR: Esperar para despedirme.
LISA: Qué, qué, qué dices tonto, anda pasa para adentro.
Lo agarró de la camisa metiéndolo en casa.
NESTOR: Yo pensaba que…
LISA: Tú no pienses hombre, ¿tú te crees que iba a dejar que ahora te fueras solo para tu casa?
NESTOR: Pues eso esperaba, que no me dejaras.
Lisa lo besó riendo.
LISA: Tú los fines de semana ya sabes donde duermes, aquí conmigo.
Se metieron en la cama, hablaban porque no podían dormir, era la primera vez que las niñas estaban de fiesta por la noche y no sabían a qué hora llegarían. Hasta que no oyeron la puerta y los pasitos de las dos metiéndose en sus habitaciones no se durmieron.
Fue otro buen fin de semana para Néstor y Lisa, se lo pasaron bien en familia y los dos sabían que se acercaba el momento de convivir todos juntos. En la casa de Vero y José Antonio no fue tan agradable, él durmió en la casita con Aitor, Vero esperó que se levantara Inés para preguntarle cómo fue la noche anterior y explicarle, al menos por encima, lo sucedido con su padre.
INES: ¿Y se tiene que ir Aitor también con él?
VERO: Ya me he dado cuenta como lo miras, olvídate de él por favor.
INES: Sí claro.
VERO: No te hagas la loca, el primer día cuando os visteis, ya me di cuenta que algo había pasado entre vosotros.
INES: Coño, ¿por eso no lo puedes ni ver?
VERO: Por eso.
INES: ¿Y por eso hechas a papá también de casa?
VERO: Que no Inés, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Ahora ya eres mayor de edad, puedes hacer lo que quieras, pero por favor, olvídate del piojoso.
INES: ¿El piojoso?
VERO: Eeegch, cosas mías.
José Antonio no volvió a dormir en la casa grande, pasó aquellos días conviviendo con Aitor, el domingo Vero e Inés se fueron a pasar el día fuera, José Antonio aprovechó para empaquetar sus cosas y dejarlas en la casita, preparadas para el día del traslado a un apartamento espacioso que había encontrado bastante céntrico.
El lunes a primera hora de la tarde Néstor recibió una llamada de Juan, quería tomar una cerveza y hablar un rato con él, quedaron pronto porque Néstor no quería llegar muy tarde a ver a su familia.
Lisa estaba sentada mirando la tele en el sofá, las niñas sentadas en los sillones, Blanca enviándose mensajes con Dani con una sonrisilla tonta y Nuria trasteando en las redes sociales. Oyeron como se abría la puerta de la casa.
LISA: Papá ha llegado.
Entró Néstor, Lisa lo esperaba con una sonrisa que se le heló en la cara cuando lo vio, sin mirarla se dirigió a sus hijas ofreciéndoles dinero.
NESTOR: Chicas, coger esto y podéis ir a tomaros algo, invita a Dani también Blanca, volver tarde por favor.
Lisa empezó a preocuparse, estaba claro que si quería que las niñas no estuvieran presentes era porque tenía que hablar con ella de algo grave, las chicas también se dieron cuenta por la cara de su padre que algo pasaba, cogieron el dinero y se fueron de la casa preocupadas.
Néstor se quedó quieto, mirando la ventana, indeciso de cómo iniciar la conversación, Lisa se había levantado y se acercaba a él, se giró y la miró directamente a los ojos.
NESTOR: Dime que no es verdad.
LISA: ¿El qué?
NESTOR: Juan, he hablado con Juan, el otro día cuando se enfadaron Vero y José Antonio en la fiesta, mientras lo intentaban tranquilizar el tío fue echando mierda por la boca, dime que lo que dijo no es verdad.
Lisa cerró los ojos, apartó una silla de la mesa y se sentó totalmente abatida, apoyó un codo y se tapó los ojos con la mano. Néstor se giró mirando de nuevo la ventana.
NESTOR: Me cago en la puta, me cago en la puta Lisa.
LISA: Estábamos separados Néstor, no teníamos nada tú y yo.
NESTOR: ¡Joder!, ¿Tenía que ser él?, no te podías haber follado a cualquier otro tío que no conocieses, tenía que ser él, él, el capullo integral ese, a ese hijo de la gran puta.
LISA: Lo siento, no sé cómo pasó, él me ayudaba económicamente con las niñas.
NESTOR: No me jodas Lisa, no me digas eso, parece que me estás diciendo que te lo tirabas por dinero, como las putas.
Lisa lloraba intentando quitarse las lágrimas con las manos.
LISA: Ya sabes que solo trabajo media jornada, el sueldo no da para mucho, las niñas necesitaban cosas.
NESTOR: Claro, y tú le cambiabas su ayuda por mamadas y buenas folladas, que hijo de puta.
Lisa se quedó en silencio llorando, Néstor también dejó de hablar, sabía que estaba perdiendo la cabeza y así no era manera de discutir. Se dirigió a la puerta.
LISA: Por favor no te vayas.
Néstor se giró, la miró fugazmente, le hacía daño verla llorar de aquella manera, sacó del bolsillo las llaves de la casa y las tiró encima de una mesita.
NESTOR: No voy a entrar nunca más a esta casa, a partir de mañana esperaré a las niñas en el coche y nos iremos a tomar algo por ahí.
Dio varios pasos.
LISA: No, por favor, escúchame.
Néstor se paró sin girarse.
LISA: Te lo quería decir, por eso te estaba haciendo esperar tanto, no quería que vinieras a vivir con nosotras sin saberlo, pero no me atrevía, ¿Cómo decirte algo así?, no he sabido encontrar el momento adecuado ni la manera de hacerlo.
Néstor salió de la casa sin decir nada, Lisa se dejó caer en el sofá llorando desconsoladamente, bajó las escaleras, no quería pararse a esperar el ascensor, las lágrimas le inundaban la cara. Mientras conducía nervioso por lo que le había explicado Juan esperaba que no fuera verdad, que solo fuera una bravuconada más de José Antonio, pero Lisa se lo había confirmado, él sabía que estaban separados, que su ex mujer podía hacer lo que quisiera, pero con él, precisamente con él, que se le caía la cara de vergüenza cada vez que le tenía que pedir dinero prestado, y el hijo de puta se estaba follando a su mujer, o su ex, pero para él era lo mismo, no sabía si era el orgullo o el cabreo que tenía, pero no podía estar con Lisa, toda la ilusión que tenía por volver con ella y las niñas, todo, a la mierda se le había ido en un momento.
Aquella noche no pudieron pegar ojo ninguno de los dos. Las niñas estaban muy preocupadas, vieron a su madre cuando llegaron y se dieron cuenta que algo grave pasaba entre sus padres.