Cenas, fiestas y cosas de la vida (Cap. 12)

Cap. XII – Revelaciones.

Cap. XII – Revelaciones.

El martes salió el sol como cada día, pero iba a ser un día diferente para algunas personas, entre ellas Antonio, cuando se despidió de Carmen para ir al trabajo ella lo besó con cariño, le puso bien el cuello de la camisa y le miró a los ojos, le pidió que invitara a su amigo Juan aquella tarde, Antonio sabía perfectamente para qué, no pudo evitar un pequeño escalofrío, primero porque su sueño se estaba cumpliendo, poder ver a su mujer follar con su amigo en directo, y segundo porque repetirlo serenos podía ser diferente, la primera vez los tres habían bebido y eso facilitó las cosas, era igual, estaba dispuesto a seguir con aquel juego, se lo diría a Juan y esa noche disfrutaría de su pequeña perversión.

Aquella misma mañana Vero se levantó más pronto de la normal para hablar con su hija, cuando entró en la cocina Inés todavía no había bajado a desayunar, se preparó una taza de café con leche, mientras lo hacía llegó Inés sorprendiéndose de encontrarse con su madre.

INES: ¿Qué haces aquí mamá?

VERO: Quería hablar contigo, quiero que sepas lo que pasa en esta casa y estés preparada.

INES: ¿Lo dices por lo de papá?

Se sentaron las dos en la mesa desayunando.

VERO: Hoy le voy a decir que la semana que viene vamos a hablar de la separación, que esperaremos para celebrar tu fiesta del viernes y después lo consensuaremos con tranquilidad.

INES: Veo que estás decidida, tan mal os van las cosas.

VERO: Hemos estado dando una imagen que no concuerda con la realidad, la procesión va por dentro y ya estoy harta de esto, estoy convencida que sola estaré mejor, de hecho ya estoy sola, con tú padre no compartimos nada.

INES: ¿No tendrás un lio con algún tío y por eso lo haces?

VERO: No cariño, tú madre no tiene ningún “lio” como dices. Por cierto, ¿Y tú, cómo vas de novios?, nunca nos has presentado a nadie que te interese, ¿O es que te gustan las chicas?, si es así que sepas que yo no tengo ningún problema…

INES: Mamá, mamá, tranquila, me gustan los chicos, he salido con alguno pero poco tiempo, ya hace mucho que no tengo ningún novio, ¿Para qué?, con la de chicos guapos que hay para qué conformarse solo con uno.

Vero la miraba por encima de la taza mientras bebía, Inés se levantó, le dio un beso y se despidió de ella. Su madre pensó, ¿De donde ha salido esta niña?, por desgracia se parece a su padre mucho más de lo que me gustaría.

Un poco antes se encontraban Antonio y Juan delante de la fábrica antes de entrar a trabajar, se saludaron como cada mañana, Antonio le invitó a su casa aquella tarde, Juan le preguntó si Carmen estaba de acuerdo y se lo confirmó diciéndole que había sido idea suya. En definitiva, todo teatro, Juan ya lo sabía por un mensaje que le había enviado Carmen, aquella tarde iban a coronarse como amantes oficiales, se acabaron los encuentros furtivos con miedo de que Antonio los pillara, a partir de ese momento podrían follar cuando quisieran y donde quisieran, Juan sonrió, al final Carmen se había salido con la suya, no tenía que prescindir de ninguno de los dos y encima todos contentos.

Néstor fue a buscar a Lisa aquella tarde para enseñarle su apartamento, dejaron a las niñas en casa estudiando y ellos se fueron en el coche de él. Le abrió la puerta dejándola pasar primero, Lisa miraba el salón girando la cabeza de un lado a otro.

LISA: Está muy limpio y es bonito.

NESTOR: Los sábados hago limpieza general, yo solo no ensucio mucho.

Se colocó delante de ella, le acarició la cara y la besó desplazándola hasta tenerla contra la pared, una mano fue subiendo por su barriga hasta acariciarle una teta por encima de la camisa.

LISA: Néstor, espera, todavía tengo el chumino delicado del otro día, es que no paras.

Néstor le sonrió y la giró poniéndola de cara a la pared, él se enganchó apretándole con el paquete el culo, a la vez le besaba el cuello con pasión.

NESTOR: Pues tendremos que probar otras cosas.

Lisa se giró mirándole a los ojos.

LISA: ¿Se puede saber qué te pasa?, nunca fuiste así, ¿Porque tienes esta necesidad de follar a todas horas?

Néstor se separó un poco de ella acariciándole la carita.

NESTOR: Porque te deseo como nunca te he deseado, estoy enamorado y te quiero Lisa, ya sabes que estoy loco por volver a casa y estar todos juntos. Pero sobre todo…

Hubo un momento de silencio, Néstor pensaba y Lisa lo miraba intrigada por lo que le quería decir.

NESTOR: Porque, he vivido muy cerca las miserias humanas, como envejecemos sin remedio, como nuestro cuerpo va perdiendo facultades, se arruga, se debilita. En la residencia conocí a mucha gente, compañeros y compañeras de mi madre, algunas de aquellas personas tenían historias increíbles, yo los escuchaba y ellos eran felices de que alguien les prestara atención durante un rato, aquello era muy deprimente, esas residencias parecen aparcamientos para gente mayor, para personas que ya han servido a la sociedad y cuando ya no pueden hacerlo los apartan para que no molesten, a algunos no los iban a visitar nunca o una vez al año como mucho, les podías ver la tristeza en sus ojos, eran fuertes mentalmente, se resistían a la evidencia, se interesaban en las actividades, hasta reían, yo hubiera agarrado una depresión que me hubiera muerto en cuatro días. La muerte, que cerca la viví Lisa, cada semana moría alguna de aquellas personas con las que había hablado, que me habían explicado sus vidas y sus anécdotas, a las que saludaba cada día cuando llegaba como si fueran mi familia, hasta un día que al llegar, el lugar donde habitualmente estaban estaba vacío, miraba a la enfermera y me hacía una señal con la cabeza, sabía que no la volvería a ver más. Hasta que le llegó la hora a mi madre.

Lisa tragaba saliva cerrando los ojos, los abrió cayéndole unas lágrimas, le acarició la cara a Néstor.

LISA: Por mi culpa tuviste que pasar todo eso solo, sin nadie que te apoyara, que egoísta fui, no me…

NESTOR: No, no, no Lisa, recuerda que fui yo quien me fui apartando, me obsesioné con manteneros fuera de ese problema, tú hiciste bien, separar a las niñas de todo aquello y cuidarlas fue lo mejor que pudiste hacer, si hubiéramos seguido juntos, tarde o temprano a ellas les habría afectado, y no se lo merecen, ellas tienen que ser felices, como lo son ahora, ya tendrán tiempo de preocuparse de otras cosas, de ver la realidad de la vida, cada cosa en su momento, tú hiciste bien.

LISA: Tenía que haberte apoyado, por lo menos estar más en contacto contigo y que pudieras haber tenido a alguien con quien hablar y explicarle tus cosas, te dejé tan solo.

NESTOR: Lo que he aprendido de esta experiencia es que tengo que aprovechar mi vida, disfrutarla con la gente que más quiero, y ya sabes quienes son esas personas, el reloj corre Lisa, va avanzando quitándonos tiempo a nuestras vidas, cada segundo, cada minuto que perdemos no lo volveremos a recuperar nunca más. Me has preguntado más de una vez que me ha pasado, que no parezco el mismo de antes, creo que sé que ha sido, esa experiencia cariño, algunas personas se hubieran deprimido, no me extraña, yo  me he convencido que tengo que ser más intenso, no desaprovechar el tiempo, darle importancia realmente a las cosas que la tienen y desechar los malos rollos, quiero vivir intensamente y vivir cosas que antes no me había atrevido a hacer o proponerte, ya sé que te he sorprendido con algunas reacciones que no esperabas, al menos ahora sabes el por qué de ellas.

Lisa le besó los labios y le miró a los ojos, entendió su pasión, sus ganas de vivir, como no fallaba un día en la visita a sus hijas y a ella, como en tan poco tiempo había conseguido recuperar a su familia, esas ganas de vivir se las había transmitido a los demás. También entendió algunos cambios en su persona, como que no dudara en buscarla sexualmente la primera vez o le azotara el culo, cosas que le habían sorprendido mucho, en realidad le estaba sorprendiendo cada día el “nuevo” Néstor.

Lisa se giró poniéndose de cara a la pared de nuevo, se desabrochó el tejano y se lo bajó con las bragas dejándolo a la altura de las rodillas, Néstor se acercó, ella le miraba girando la cabeza, le besó el cuello, la nuca separándole el pelo, el otro lado del cuello, la oreja, aprovechó para susurrarle.

NESTOR: Te deseo tanto, te quiero tanto mi vida.

Lisa levantó un brazo pasándolo hacía atrás acariciándole la cabeza, Néstor se fue desabrochando el pantalón, lo dejó caer, se bajó la ropa interior, se mojó la mano con saliva pasándola por el culo de Lisa, ella cerró los ojos al notar un dedo húmedo de Néstor abriéndole el agujerito del culo para entrar, volvió a mojarse la mano con saliva y se agarró la polla tiesa lubricándola, despacio fue colocando la punta en el culo de Lisa, ella le apretaba más la cabeza, la fue pasando arriba y abajo del agujerito, lubricándolo y abriéndolo un poco, lo suficiente para poder meterle la puntita, ella gimió un poco de la impresión, apretó un poco más, la piel alrededor del agujero cedió abriéndose mientras entraba el glande volviéndose a cerrar detrás, Lisa suspiro profundamente, Néstor le metía la mano por dentro de la camisa acariciándole las tetas, como le gustaba a Lisa que se las tocara, le ponía los pezones duros con dos pasadas de sus manos, la polla fue entrando muy despacio, profundizando, hasta llegar al fondo juntando el pubis de Néstor con el culo de Lisa, la sacó un poco y la volvió a meter unas cuantas veces seguidas, Lisa gemía, la sacó más, la mitad más o menos, volviendo a penetrarle el culo prieto a su ex mujer, unas cuantas veces más y ya estaba lo suficientemente lubricado para poder follar desde la punta hasta el final sin parar, entrando y saliendo, notando como las paredes de sus entrañas hacían presión sobre su polla, se fue animando, subiendo el ritmo, perdiendo la cabeza chocando con más fuerza contra el culo de Lisa, una mano de ella le agarraba una cadera empujando, queriendo que la penetrara más profundamente, se corrió dentro, le llenó el culo a lechazos gritando de gusto, Lisa sonreía de verlo así, de ver como perdía los sentidos cuando se la follaba.

Se ducharon juntos y se sentaron en el sofá, Lisa lo abrazaba, se sentía culpable de que tuviera que pasar por todo lo que pasó sin ningún apoyo, pensó que se acercaba el momento de hablar con él, para que volviera a casa y darse los dos otra oportunidad para ser una familia feliz.

Mientras Lisa abrazaba a Néstor, Vero entraba en la habitación de su marido José Antonio, él estaba en calzoncillos vistiéndose.

JOSE ANTONIO: ¡Ostia Vero!, no me acuerdo de cuándo fue la última vez que te vi en esta habitación.

VERO: Que gracioso, ¿Podemos hablar un momento antes de que desaparezcas con tú amigo el guarro?

JOSE ANTONIO: Es un buen tío, no sé porque te cae tan mal.

VERO: Será porque a ti te cae bien. ¿Podemos hablar o no?

JOSE ANTONIO: Sí mujer sí.

Se sentaron en la cama uno al lado del otro.

VERO: Mira José, ya he aguantado mucho tiempo esta situación, ahora la niña ya es mayor y no tiene sentido que lo ocultemos más, la semana que viene, cuando pasé la fiesta de Inés tenemos que hablar sobre nuestra separación.

JOSE ANTONIO: ¿Y esas prisas, que tienes algo escondido?

VERO: Lo único que te escondo a ti es mi coño, que manía con si tengo algo, que no, no tengo ningún lio, me he hartado de esta vida y quiero cambiar.

JOSE ANTONIO: Vale mujer, ya hablaremos con tranquilidad.

Salió con su amigo pensando que a Vero se le pasaría el berrinche y seguirían igual como siempre, que equivocado que estaba.

A esa misma hora Carmen le abría la puerta a Juan, le dio un beso en los labios de recibimiento y entraron en el salón, Antonio estaba sentado con una cerveza, se pararon delante de él los dos.

CARMEN: ¿Qué quieres que hagamos hoy cariño?

ANTONIO: Hoy quiero ver como folláis vosotros, como disfrutas del sexo con él, hacer como si yo no estuviera.

CARMEN: ¿No quieres participar?, puedo hacerte alguna cosita para que te lo pases bien.

ANTONIO: Me lo voy a pasar bien viendo a mi mujer disfrutar con otro hombre, con eso ya estoy contento.

Juan miraba a uno y al otro, no se podía creer que su amigo fuera así.

JUAN: Ostia Antonio, no sé si delante de ti voy a poder.

Carmen le agarró la cara mirándole a los ojos, se besaron los labios y ya no existió el amigo ni ostias, las manos se le fueron a las tetas, le metió la lengua en la boca a Carmen y se desencadenó la guerra, la estiró en el sofá, le levantó la camiseta, le quitó el sujetador y se tiró literalmente a comerle las tetas, Carmen le acariciaba la cabeza jadeando, él le comía el pezón de una teta y le amasaba la otra con la mano. Antonio los miraba con los ojos abiertos, le sorprendió el ímpetu y la fogosidad de Juan.

Le levantó una pierna metiéndole la boca en el coño por encima de las bragas, se las olía, la polla la tenía a mil, le pegó un tirón a las bragas bajándolas y metió la cabeza en medio de las piernas, Carmen se las tuvo que quitar como pudo mientras Juan le comía el coño haciéndole gritar de gusto, sabía perfectamente donde darle los lametazos y ella donde se los iba a dar, gemía y gritaba de gusto sujetándole la cabeza con las dos manos, Antonio miraba a su mujer, le encantaba verla excitada, por debajo del pantalón se pajeaba lentamente intentando no correrse demasiado pronto.

Carmen tuvo que hacer un esfuerzo para quitarse a Juan del coño y poder levantar el cuerpo para sentarse en el sofá, le desabrochó con prisas los pantalones bajándoselos con la ropa interior, le agarró la polla tiesa y se la metió en la boca, Juan gimió cerrando los ojos, Antonio los abrió para mirar como su mujer le comía la polla a su amigo con ansiedad, se la agarraba, se la chupaba, la succionaba, la saliva le resbalaba entre los dedos de la mano, la cara de estar disfrutando de aquello de Carmen sorprendía a Antonio, los gemidos de Juan por la mamada también.

Carmen giró a Juan sentándole en el sofá, se le puso encima, le agarró la polla y la colocó bien para metérsela dejando caer el culo, al llegar al fondo los dos abrieron los ojos mirándose gimiendo, los dos o tres primeros movimientos de ella fueron suaves, pero a partir de ahí fue dando golpes duros y secos de cadera metiéndose y sacándose la polla del coño, gritando, abriendo la boca, cerrando los ojos, corriéndose tensando todo el cuerpo. Se dejó caer encima de Juan poniéndole las tetas en la cara, Antonio también se había corrido.

El que estaba caliente como el pico de una plancha era Juan, ver como se corría Carmen encima suyo, como le balanceaban las tetas de un lado para otro mientras lo hacía lo tenía ardiendo. Mientras Carmen todavía se recuperaba del orgasmo la giró, la puso a cuatro patas, le apuntó la polla y se la metió en el coño de un pollazo enorme, Carmen se tuvo que sujetar con las manos al respaldo para no darse de cara con él, Antonio volvió a abrir los ojos al ver cómo le había metido aquella buena polla a su mujer, entera, hasta el fondo, haciéndola gritar de gusto, y como se la estaba follando, rápido, duro, chocando contra su culo sintiéndose el golpe, igual que el sonido de los flujos con el roce cuando Juan la empalaba.

Antonio no supo si lo hizo expresamente o no, pero Juan giró un poco el culo de Carmen y él pudo ver en primer plano como entraba y salía la polla del coño, como lo tenía dilatado y mojado su mujer, como aceptaba las penetraciones de la polla dura y de buen tamaño de su amigo, como Carmen no dejaba de gritar acercándose claramente a otro orgasmo, y como Juan la embestía una vez tras otra sin desfallecer. Carmen se corrió una segunda vez, con la cabeza entre los brazos y el cuerpo dándole espasmos, Juan respiraba como una animal, con la polla mojada por los flujos, Carmen se volvió a girar, se la agarró y la pajeó mirándole a los ojos, pajeaba, chupaba, succionaba, Juan gritaba de gusto moviendo la cintura follándose la boca de Carmen, se veía que estaba a punto, ella se le arrodilló delante, Juan le pegó el primer lechazo en medio de la cara, Carmen sonreía, el segundo se le enredó en el pelo, los dos siguientes sobre las tetas, aquellas tetas que tanto le gustaban, después ella se la metió en la boca succionando, chupando, sacándole a Juan hasta la última gota dejándole la polla limpia, Antonio hacía un rato que se había corrido otra vez.

Nadie dijo nada, se ducharon y cenaron juntos los tres hablando de sus temas habituales como en cualquier otra cena.

El miércoles estaban Lisa y Néstor sentados en el sofá tomando un café, Nuria en su dormitorio y Blanca había salido un rato con Dani. Lisa le hacía cariñitos y se preocupaba por Néstor, después de oírle la confesión quedó tocada, no sabía que hubiera llegado a pasarlo tan mal, sentía la necesidad de hacer todo lo posible para que él estuviera a gusto con ella y en aquella casa.

Se abrió la puerta del salón y entró Blanca caminando rápido, pasó por delante de ellos sin decir nada y se le notaba enfadada, oyeron el portazo al cerrar la puerta de su habitación.

LISA: Algo le ha pasado con Dani.

NESTOR: Primera discusión de enamorados, hay Dios mío.

Se levantó y se dirigía a la habitación de Blanca.

LISA: ¿No será mejor dejar que se le pase?

NESTOR: Prefiero hablar con ella, si me deja.

Llamó varias veces a la puerta, sin respuesta, volvió a llamar, nada, silencio total, tocó con los nudillos tres veces más.

NESTOR: Blanca, voy a entrar.

Abrió la puerta despacio y la vio estirada en la cama boca abajo, con los ojos llorosos, se acercó, se sentó a su lado y le acarició el pelo.

NESTOR: ¿Qué te pasa cariño?

Ella giraba la cabeza negándose a hablar.

NESTOR: Son normales las discusiones entre enamorados, yo solo intento ayudarte, tal vez la opinión de un hombre te pueda servir de algo.

Blanca giró los ojitos mirándolo.

BLANCA: Es que no lo entiendo.

NESTOR: ¿Qué es lo que no entiendes?

BLANCA: Que prefiera salir con sus amigos que conmigo, eso es porque no me quiere, si me quisiera como yo le quiero a él no me lo haría.

NESTOR: Tranquila, tranquila, explícame que pasa.

Blanca se sentó en la cama.

BLANCA: Hoy me ha dicho que el viernes ha quedado con sus amigos para salir, le he preguntado si prefería salir con ellos que conmigo y nos hemos discutido.

NESTOR: Seguro que no se lo has dicho así de tranquila como lo acabas de hacer conmigo.

Blanca apartó un poco la mirada disimulando.

NESTOR. ¿Eh?

BLANCA: Bueno, puede que levantara un poco la voz nerviosa.

NESTOR: Blanca cariño, no pasa nada si algún día él sale con sus amigos, tú también puedes aprovechar para salir con tus amigas, y eso no quiere decir que os queráis menos.

BLANCA: Y si bebe y se enrolla con otra.

NESTOR: Pues te habrá demostrado que no te merece, y tú sabrás que ese chico no te conviene. Si tienes que estar detrás de él para que se porte bien eso no es vida, la confianza es lo primero.

BLANCA: No sé, no sé.

NESTOR: Escúchame, tú madre y yo lo hemos estado haciendo siempre, tú lo sabes, algún día ella tiene su cena de chicas y yo la de chicos, no pasa nada, puedes estar un rato con tus amigas, hablar de cosas que con Dani no hablarás, seguirás teniendo contacto con ellas y no perderéis la amistad, y el igual con sus amigos. Yo lo veo muy normal que lo hagáis, y eso no quiere decir que dejéis de quereros, además, luego tendréis nuevos temas de conversación, os explicaréis lo que habéis hablado con los amigos y vuestra relación no tiene porque verse afectada.

BLANCA: ¿Estás defendiendo a Dani?

Néstor le tocó la carita sonriéndole.

NESTOR: Siempre, siempre, te defenderé a ti de cualquier cosa, pero tengo que ser sincero contigo y honesto conmigo, yo te digo las cosas como las veo, tú decides, es tú vida.

Blanca lo miraba fijamente pensando, estuvieron un momento en silencio, Lisa escuchó la conversación desde el pasillo sin que la vieran.

BLANCA: Así que me he comportado como una niña celosa y repelente. Que idiota soy.

Néstor sonreía, Blanca miraba el móvil, su padre le confirmó moviendo la cabeza que hiciera lo que estaba pensando, se levantó saliendo de la habitación, se encontró con Lisa en el pasillo, escucharon la vocecilla de Blanca.

BLANCA: Daniii.

Néstor le pasó la mano por la cintura a Lisa volviendo al salón.

NESTOR: ¿Que hacías espiando mis conversaciones con mi hija?

LISA: Asegurarme que no empeorabas la situación, que los tíos sois la ostia.

Néstor la levantó haciéndole cosquillas en las costillas llevándola al sofá, la sentó encima de él y le paso los brazos por la cintura.

NESTOR: ¿Y qué te he parecido como “pacificador”?

LISA: Que eres un padrazo.

Se besaron, en ese momento entró Nuria.

NURIA: ¡Ala!, ya estáis enganchados otra vez, sois peores que Blanca y Dani.

LISA: Entra en la cocina a preparar la cena y así no nos ves.

NURIA: Si hombre.

Se levantaron los dos, la cogieron estirándola en el sofá haciéndole cosquillas, Nuria reía y ellos también.

Vero en ese momento se encontraba con José Antonio a punto de salir de su casa.

VERO: ¿Ya te vuelves a ir con tú amigo?

JOSE ANTONIO: Si no quieres que él entre en esta casa, tendremos que ir a cenar por ahí.

VERO: Aquí no entra, que os vaya bien la cena y lo que “caiga”, por cierto, ¿te estás mirando cosas ya?

JOSE ANTONIO: ¿Qué me tengo que estar mirando?

VERO: Un apartamento, algo  para vivir, ya te dije que la semana que viene te quiero fuera de esta casa, o prefieres vivir en la furgoneta con el piojoso, porque él se va contigo.

José Antonio la miró que si hubiera podido la fulminaba allí mismo, salió de la casa cagándose en todo.

El jueves por la mañana estaba Vero tomando el sol cuando apareció Aitor, lo vio venir y se bajó un poco las gafas de sol para mirarlo.

VERO: Como te acerques más de la cuenta te estampo un macetero en medio de la cabeza.

AITOR: No puedes disimular que te caigo mal, ¿eh?

VERO: Ya sabes que me caes como el culo, ¿Qué quieres?

AITOR: Saber qué te pasa con José Antonio, está preocupado el hombre.

VERO: ¿Qué pasa?, te estuvo explicando sus penas mientras os comíais algún chocho asqueroso ayer.

AITOR: Oye, si el problema soy yo me voy y os dejo tranquilos.

VERO: Tú te vas a ir igualmente cuando se vaya él, y no eres el problema, no te creas tan importante.

Aitor la miraba en silencio, se preguntaba porque le tenía tanta manía aquella mujer, no le había hecho nada, bueno, se le insinuó un poco pero nada más.

AITOR: Vero, el primer día cuando te vi te hubiera follado por todas partes, ahora prefiero un chocho asqueroso antes que el tuyo.

Se giró volviendo a la casita, escuchó a Vero por su espalda.

VERO: Seguro que sí, segurísimo que me ibas a rechazar con lo recatado que eres, que te den por culo, y a mi marido también.

Por la tarde en la casa de Antonio y Carmen volvió a ver sexo duro, Juan se la folló en la cama, Carmen gritó y se corrió de gusto varias veces, a Antonio por primera vez le vino un pensamiento a la cabeza viéndolos follar de aquella manera: “Tal como se comportan estos dos follando, ¿no lo habrán hecho antes?

En casa de Lisa y Néstor el resto de semana fue como la seda, Blanca se reconcilió con Dani, él se iría aquel viernes con sus amigos y ella a la fiesta de Inés con la familia y amigas. Nuria estaba entusiasmada con la fiesta y Lisa veía a Néstor como el hombre con quien pasar el resto de su vida.

Amanda vivía tranquila en su soledad, Julio tenía una depresión de caballo, no entendía que había pasado para que su mujer no quisiera ni hablar con él, encima sabía que ella sí asistiría a la fiesta en la casa de Vero y José Antonio, él no, privilegio de ser amiga de Vero, José Antonio lo llamó para explicárselo.

La que vivía más tranquila era Gloria, apartada y repudiada por el grupo de amigas de Amanda, le importaba muy poco, de hecho solo había ido alguna vez a cenar con ellas, para ella lo más importante era su familia, estar bien con su Ramón y tenerlo contento.