Cena veraniega con pareja de amigos
Un encuentro con una pareja amiga acaba en un encuentro sexual muy morboso.
A veces las situaciones más morbosas suceden sin más. Sin que estas estén preparadas.
La historia que os detallo es real y sucedió en verano ahora hace ya 7 años. Por aquel entonces Mayte y yo teníamos 38 años. Mayte es una mujer morena de talla media y un cuerpo delgado, pero con curvas en caderas y pechos y un coñito precioso que por aquel entonces lo llevaba rasurado con una minúscula tira de pelitos que lo remarcan enormemente y lo hacen muy apetecible. Yo, Christian, soy de complexión fuerte 183 cm, pelo moreno muy corto y una buena polla, no demasiado larga, pero muy gruesa, lo cual le proporciona enorme placer a Mayte en nuestras sesiones sexuales.
Como en otros muchos fines de semana, unos buenos amigos, Raúl y Silvia, nos invitaron a su chalet a pasar la tarde en la piscina y cenar. Ella es rubia, algo más alta que Mayte y aunque era una par de años mayor que nosotros se mantenía muy bien. Destacan sus pechos voluptuoso de esos que echizan y te impiden dejar de mirarlos y unas caderas muy marcadas que hacen que su culito sea muy apacible. Él es algo más bajo que yo, 172 cm aproximadamente, pero con un cuerpo muy cuidado y depilado completamente, marcando abdominales como resultado de sus sesiones en el gimnasio.
Llegamos a media tarde por lo que nos pusimos los bañadores y biquinis y nos fuimos a la parte posterior del chalet, donde al lado de una bonita terraza con barbacoa, tienen una piscina de 5x10 metros.
Mayte llevaba un biquini negro ajustado con unas braguitas de tiro bajo que le marcan algo los labios vaginales, detalle que no pasó desapercibido para nuestro amigo. Silvia llevaba un biquini blanco casi transparente que casi me dejan sin sentido. Entre juegos, ahogadillas y muchas cervezas se nos paso la tarde volando, a la vez que el alcohol iba haciendo efecto. Mayte y Silvia se retiraron a la cocina a preparar los entrantes para la cena, mientras que Raul y yo nos encargabamos de la barbacoa entre comentarios que solemos hacernos entre hombres.
Raul: - Joder que buena está Mayte.
Yo: - Tu, no te puedes quejar. Silvia no se queda atrás. Además no se como hace para que no se le vea nada en ese biquini blanco.
Raul: - Se ha depilado todo, incluido el coñito.
Yo: - Ufff solo de imaginármelo, se me esta poniendo dura.
Raul: - Pues yo casi me empalmó nada ver a Mayte marcando sus labios en esas braguitas tan sexis.
Continuamos un rato más haciendo comentarios acerca de lo buenas que estaban nuestras mujeres y lo afortunados que éramos, mientras que asabamos la carne y sin dejar de beber cervezas sin parar.
La cena transcurrió en la terraza en un ambiente muy agradable, acompañada de mucha sangría, que Raúl preparó algo cargada de alcohol, pero con un toque muy dulce que hacía que no pararemos de beber.
Después de cenar recogimos la mesa y preparamos un par de mojitos para ellas y unos buenos gin-tonics para nosotros. La conversacion fue subiendo de nivel a temas algo más íntimos entre risas y miradas provocativas. Al lado de mi sillón pude ver una caja con juegos de mesa, barajas de cartas,... Cogí las cartas y empecé a barajarlas. A continuación hice 4 montones al azar y propuse a modo de reto a que cada uno escogiera uno y el que tuviera la carta más baja tuviera que contar una anécdota sexual. Al ir todos bien entonados nadie se opuso y así empezamos a jugar.
Yo saqué un 7, Mayte un 10, Raúl un 5 y la última en descubrir su carta fue Silvia quien ante las risas de todos sacó un 4.
Yo: - Venga, Silvia cuéntanos un secretito.
Silvia: - Mi primer orgasmo lo tuve en una noche de pijamas con mis amigas.
Mayte: - Cuenta más, que nos has dejado intrigados.
Silvia: - Pues inventamos un juego de papelitos con situaciones al azar y resumiendo acabe abierta de piernas mientras una amiga me masturbaba hasta correrme.
Solo de imaginármelo, se me estaba poniendo dura de nuevo. Raúl aprovechó para barajar de nuevo y hacer de nuevo 4 montones. Esta vez, el que perdí fui yo, y expliqué como me estrené con 18 años con la hija del presidente del club, en su habitación, mientras sus padres estaban en casa y el morbo que me produjo pensar que podíamos ser atrapados en cualquier momento.
Continuamos con el juego un buen rato más, hasta que Raúl propuso cambiar el relato por una prenda. Acordamos dejarlo si en algún momento alguien se sentía incómodo o inseguro, por lo que todos aceptamos esta nueva regla.
Los chicos tan solo llevábamos bañador, camiseta y chancletas, mientras que Mayte llevaba un vestido veraniego por encima del biquini y chancletas y Silvia llevaba pantalones cortos, camiseta ajustada, biquini y chancletas.
Volvimos a dejar 4 montones y el azar quiso que yo sacara un 11, Mayte un 5, Raúl un 3 y Silvia un 6, por lo que Raul se levantó de la mesa y situándose en el centro de la terraza empezó a realizar un movimiento sensual quitándose la camiseta y mostrando su torso musculoso, entre silbidos de ellas y muchas risas.
En la siguiente ronda perdió Silvia, quien imitando a su marido se quitó la camiseta.
En la siguiente volvió a perder Raúl, quien se quitó las chanclas por lo que ya solo llevaba el bañador.
Ahora le toco el turno a Mayte, quien en un movimiento muy sexi se despojó del vestido, vol iendo a mostrar sus curvas apenas contenidas en su biquini negro ajustado.
En las siguientes rondas yo perdí un par de veces, despojándome de chanclas y camiseta y Sil ia también perdió un par de veces quedándose únicamente tapada por ese biquini blanco.
La siguiente ronda fue una de las más especiales, ya que alguno de nosotros debería mostrar alguna parte privada de su cuerpo. De nuevo risitas. Yo un 12, ufff. Mayte un 3, y cara de circunstancias. Raúl un 6. Y por último Silvia, dando la vuelta muy lentamente a su carta mostró un 2.
Se hizo el silencio y por un momento pensamos que se acabaría el juego, pero ante nuestra sorpresa y para nuestra alegría, se levantó situándose en el centro de la terraza y dándonos la espalda se soltó la parte de arriba del biquini, dejándolo caer al suelo. A continuación se dio la vuelta, tapándose los pechos con ambas manos. De repente separó los brazos dejando al descubierto sus imponentes tetas con un par de preciososo pezones duros con unas bonitas aureola oscuras que los enmarcaba. Pensaba que los ojos me iban a saltar de las órbitas.
Con toda la naturalidad del mundo volvió a su sitio, mientras que los dos chicos la piropeábamos.
En la siguiente ronda fue a Mayte a la que le tocó mostrar su preciosas tetas. Al haberlas mostrado anteriormente Silvia, no le quedó más remedio que atreverse a continuar, cosa que agradeció Raúl, quien se empalmó viéndole por primera vez los pechos a mi mujer.
En la siguiente ronda perdió Raúl, quien sin muchos titubeos y sin dejar de mirarle las tetas a Mayte, se situó en el centro y de un tirón, se bajo el bañador dejando su polla totalmente depilada al descubierto. Su polla era más larga que la mía, aunque no tan gruesa. Mayte tenía una risa nerviosa sin conseguir desviar la vista de la polla de mi amigo. Me pareció ver incluso que se relamía mientras la miraba.
En la siguiente ronda se produjo una situación especial, ya que Mayte y Silvia empataron a la carta más baja, por lo que decidieron quitarse la parte de abajo a la vez. Se situaron en el centro de la terraza encaradas de manera que nosotros solo las veamos de perfil, sus pechos casi se rozaban entre ellas. De repente se bajaron la parte de abajo del biquini quedándose desnudas por completo. Al girarse pude verle el coñito a ambas mujeres a la vez. Una imagen preciosa que casi provoca que me corriera allí mismo.
Silvia tenía un precioso coñito depilado y Mayte un hilito de pelos muy sexi. Hicieron intención de sentarse, cuando Raúl se quejó, que no era justo, que a el se le viera perfectamente, mientras que ellas apenas mostraban el monte de venus descubierto y propuso que se sentaran en unas tumbonas separando las piernas para poder ver bien los labios y esos coñitos en todo su esplendor. Ante mi sorpresa aceptaron de nuevo, y pudimos disfrutar de esa imagen divina. Mayte tenía los labios menores mas prominentes y se podía apreciar flujo vaginal, señal inequívoca de lo cahonda que estaba en ese momento. Por su parte Silvia tenía un coñito color rosado precioso y tuve que contenerme para no lanzarme a saborearlo.
Ya no tenia sentido seguir jugando así que me quite la única prenda que me quedaba, dejando libre mi polla erecta en todos su esplendor. Silvia no perdía detalle, sonriendo de forma pícara.
Se acercó a Maite y le susurró algo al oído, para acto seguido dirigirse ambas a la piscina. Raúl y yo las seguimos y nada más lanzarnos al agua, cada uno fue a abrazarse a su mujer. Mayte me besó apasionadamente mientras con su mano buscó mi miembro erecto. Yo la imite acariciando suavemente sus labios vaginales, mientras su respiración se agitaba. A continuación introduje un dedo en su agujerito, mientras soltaba un suave suspiro. Fue aumentando el ritmo mientras pasaba a meterle dos dedos. En ese momento pude ver que Raúl había sentado a Silvia en el borde de la piscina y le empezaba a comer ese delicioso coñito. Ella estaba disfrutando ese momento con los ojos cerrados. Agarré a Mayte por la cintura y la desplace hasta sentar la al lado de Silvia, para empezar a imitar a nuestros amigos sucio ando primero su clitoris suavemente aumentando el ritmo de las lamidas paulatinamente. De repente Raúl y yo paramos un momento y nos quedamos mirándonos, para automáticamente tras un suave gesto de cabeza intercambiar nuestras posiciones.
Tanto Mayte como Silvia estaban con los ojos cerrados, por lo que en un primer momento no se dieron cuenta del cambio, aunque no tardaron ni tres segundos en notar que la forma de comerles el coño era desconocida para ambas. Como si estuvieran compenetrados ambas empezaron a gemir suavemente. Allí estaba yo lamiéndole el coñito y dándole pequeños mordisquitos suaves en los labios a la mujer de mi amigo, al mismo tiempo que veía a Mayte disfrutar de una comida de coño en toda regla por parte de otra persona que no fuera yo.
Es curioso como cada coño tiene un sabor diferente. Mientras me concentraba en su clitoris introduje un dedo buscando su punto G. En cuanto encontré esa parte interior rugosa, empecé a frotar la circular mente a la vez que intensificaba mis secciones, hasta que de repente soltó un peculiar aullido en el momento que llegaba al orgasmo. Yo seguía chupando mientras que ella se retorcía en espasmos.
Al lado mío Mayte jadeaba notoriamente, señal de que ella también estaba llegando al orgasmo.
Nos separamos y Raúl se tumbó en el césped y comentó a las chicas que ahora nos tocaba a nosotros. Sin decir nada Silvia se apresuró en sentarse encima de su marido introduciéndose la polla en su coño dilatado por el orgasmo y empezando a cabalgar sobre el suavemente.
Viendo ese impresionante espectáculo, situé a Mayte a 4 patas y empecé a entrarle el coñito desde detrás, de manera que podía seguir disfrutando del polvazo que estaban echando nuestros amigos. En esa posición y tras unos breves minutos de bombeo en el que íbamos incrementando el ritmo Mayte volvió a llegar al orgasmo pocos segundos antes de que yo me corriera dentro de su coñito caliente.
Al separarnos pudimos ver como Silvia se levantaba de encima de Raúl y de su coño le chorreaba por el interior del muslo el semen del polvazo que acababan de echar.
A continuación nos tiramos a la piscina exastiados y co una sensación de felicidad que aún perdura cada vez que lo recordamos.
Desde ese día Raúl y yo intercambiamos por WhatsApp fotos y videos de nuestras mujeres desnudas y follando, cada vez que tenemos ocasión.