Cena de Nochevieja en familia. Segunda parte
Los oscuros deseos de una familia quedan al descubierto en la cena de fin de año.
Continuación del relato “Cena de Nochevieja en familia”, queridos lectores os recomiendo leer la primera parte para poder conocer los personajes y poneros en situación.
Blas, el hermano mayor de Pepe, se sentía un cornudo, una marioneta en manos de su mujer, Toñi. Acababa de verla follarse a sus dos hermanos delante de sus propias narices. Lo que el creía un juego morboso para disfrutar de la novia de su hermano le estaba poniendo en evidencia delante de sus hermanos y lo peor de todo después de tanto tiempo estaba descubriendo la realidad de su matrimonio. Ya no tenía ninguna duda de que su mujer le ponía los cuernos con sus hermanos en la casa familiar, Toñi se estaba mostrando como la puta manipuladora que de verdad era.
Decidido a darle una vuelta a la situación aprovechó aquel momento de celos, de rabia, al marcharse del cuarto de Marta dejando a su mujer follando con sus dos hermanos para hablar con su hermano Pepe. Necesitaba sincerarse con él, contarle la verdad, pedirle perdón y sin querer reconocerlo buscaba venganza en ese momento, igualar la balanza con sus dos hermanos que en aquellos instantes se estaban beneficiando a la golfa de su esposa.
Pepe paseaba con su padre, Don Fernando, por las instalaciones de la finca familiar viendo las novedades de los últimos meses, maquinaria, animales, etc. Los dos hermanos, Blas y Pepe siempre habían sido los mas cercanos a su padre, los únicos de los cuatro que siempre le habían dicho las cosas a la cara y a la vez pedido su consejo. Blas pensó que puestos a confesarse con su hermano sería bueno que su padre estuviese también al corriente de la situación, era el momento de poner las cartas boca arriba.
Pepe y su padre le escuchaban atentos, la sorpresa inicial se fue tornando en curiosidad sobre los detalles del plan ideado por Toñi según la confesión de su marido. Blas se temía una reacción de enfado, de decepción por parte de su hermano pero la actitud y respuesta de Pepe fueron bien distintas.
-Gracias por contarlo todo hermano. Me alegro que te hayas dado cuenta por fín de con quien estas casado. Tu mujer y nuestros hermanos se merecen una lección -dijo Pepe respondiendo a las explicaciones de su hermano mayor.
-Creo que debería pedirle disculpas a Marta, siento que no me he portado bien con ella- dijo Blas arrepentido.
-Tranquilo hermano, Marta es una mujer especial, ha recibido una educación muy tradicional, un poco mojigata diría yo. En cierto modo creo que esta circunstancia puede beneficiar nuestra vida de pareja, que el sexo deje de ser un tabú. Mis hermanos, sin saberlo, creo que me pueden ayudar a quitarle ciertos complejos y a hacerla mas receptiva sexualmente. Quizás sin saberlo puedan ayudarme a convertirla en una hembra mas dispuesta y complaciente, mmm eso estaría muy bien, me está costando demasiado. - sonrió Pepe
-Te comprendo hijo, emputecer a una hembra creo que nos gusta a la mayoría de los hombres, pero hay que ser muy hábil para hacerlo manteniendo el control. Si despiertas un deseo por el sexo en ella que no eres capaz de administrar te puedes encontrar en una situación parecida a la de tu hermano, que pase a ser una zorra viciosa, con la diferencia que Marta es una mujer mucho mas atractiva que Toñi -apunto Don Fernando satisfecho de la experiencia personal que había tenido con su mujer, Doña Petra, timorata y vergonzosa de joven, hábilmente convertida en una mujer muy complaciente y abierta al sexo en las manos de aquel experimentado maduro.
-Bien, ya estáis al corriente de todo. Me quedo mas tranquilo después de haberlo compartido con vosotros. Tengo que volver para que no sospeche Toñi.- dijo Blas sintiendo que se había quitado un peso de encima.
-Gracias hijo, has hecho bien. Tu mujer se merece un buen escarmiento, te ayudaremos.- dijo Don Fernando viendo como se marchaba su hijo
Mientras ocurría esta conversación en el dormitorio de Marta se habían quedado solas las dos mujeres, Toñi y ella.
Toñi consintió en que Marta se pusiera bajo la Túnica Romana un pequeño tanga blanco de fino hilo que se metía en sus nalgas y se clavaba en su coño, era como no llevar nada. Para el pecho Toñi cedió en dejarla ponerse un sujetador blanco tipo Wonderbra que recogía su exuberante pecho y lo realzaba mas si cabe. Marta se sentía más cómoda con el puesto, al menos sus tetas no iban de lado a lado si no llevaba nada.
Marta se miró de nuevo delante de uno de los espejos, el escote cuadrado de la túnica era mas que generoso, dejaba ver un poco del sujetador pero evitaba que si se inclinaba un poco se le salieran las tetas. Consiguió aflojando un poco el ancho cinturón, que más parecía un corpiño que el vestido cediese un poco de abajo y no fuese tan escandalosamente corto, pero tenía que tener cuidado si se inclinaba un poco hacia adelante por detras enseñaba el culo con facilidad. Dios Santo! ¿Que iba a decir su novio cuando la viese así?, pensaba Marta cuando escucho que la voz de Toñi animandola a salir al salón.
-Ahora vamos, mi suegra está organizando la cena en la cocina, es bueno que te vayas relacionando mientras mis cuñadas y yo nos vestimos también para la cena. - dijo Toñi saliendo las dos del dormitorio.
En la gran cocina de la finca Petra la matriarca, madre de su novio preparaba las cosas para la cena ayudada por Carmen y Lucía, las dos mujeres de los otros hermanos de Pepe.
-Hija, estas preciosa con ese vestido. Muy sexy y sugerente- dijo amable Petra, su futura suegra que debió pensar que iba demasiado provocativa pero se guardó el comentario. Petra ofreció un vinito a Marta mientras vigilaban el asado del horno y Toñi se marchaba con sus cuñadas para cambiarse de ropa.
-Si no te importa Marta usaremos tu cuarto para cambiarnos de ropa, es el que mas espejos tiene y mas espacioso para las tres.- dijo Toñi al salir de la cocina viendo como Marta asentía con la cabeza.
-Gracias señora, es un placer estar aquí, son todos muy amables- respondió Marta a la matriarca, mas tranquila al ver marcharse a Toñi.
-A mis nueras les encantan las fiestas temáticas, sobre todo Toñi disfruta organizando estos saraos. Yo también llevaré una preciosa túnica romana. Cuando regresen las chicas iré a cambiarme yo también -dijo la amable señora sonriente.
Toñi entró en el cuarto de Marta acompañada por Carmen y Lucía, sus cuñadas.
-Chicas esta noche tenemos que dar la nota, he buscado unas túnicas preciosas, supersexis, los vamos a dejar a todos con la boca abierta- decía Toñi entusiasmada llevando en los brazos varias túnicas de tonos pastel que dejó sobre la cama de Marta.
Toñi cogió la primera una túnica azul, elegante, cruzada por delante que disimulaba su poco pecho, corta hasta medio muslo y con dos generosas aberturas laterales que le permitían lucir sus largas y bonitas piernas a cada paso. Se ajustó unas sandalias planas de tiras, no le gustaba llevar tacón para no sobresalir demasiado, su marido Blas no era muy alto.
-¿No te pones nada debajo?- preguntó Carmen la mujer del hermano pequeño de los cuatro
-No, es discreta, no transparenta, es mucho mas cómoda así, las patricias romanas no llevaban nada debajo en las fiestas. Esta noche se trata de estar bien dispuestas ¿queremos que nuestros maridos nos metan mano, no? Hay que comenzar el año con un buen polvo y para eso nada mejor que ponerlos bien calientes- dijo Toñi convencida de que la prenda le sentaba estupenda.
-Será porque tu no tienes tetas, pero yo no me veo con algo así- dijo Lucía cogiendose con las dos manos su generoso pecho bastante caído.
-Chicas dejaos aconsejar por mí. Esta noche os garantizo que vais a follar como nunca con vuestros maridos. Vamos a ponerlos cachondos a tope. Venga, quitaos la ropa!- dijo Toñi con su desparpajo habitual.
Carmen y Lucía comenzaron a quitarse la ropa ante la mirada de Toñi que las observaba con detenimiento. La primera en quedarse completamente desnuda fué Lucía, una pelirroja de 35 años, pecosa, rellenita, de grandes caderas, muslazos, unos pechos grandes bastante caídos y un sexo bastante poblado de vello rojizo rizado.
Carmen la mujer del hermano pequeño era una chica de 30 años, morena, pelo liso, melena larga que le llegaba hasta la cintura, delgada, alta, un poco menos que Toñi, bonita de cara, pechos no excesivamente grandes pero firmes, dos bonitos conos puntiagudos de pezones grandes muy marcados y sexo cubierto de una abundante mata de pelo negro que cubría por completo toda la zona púbica saliendo por fuera de las ingles cubiertas por aquella braga blanca tan poco erótica.
-Carmen por Dios! dónde vas con semejante felpudo!, ese coño necesita una buena esquilada jajaja- dijo Toni entre risas
-A Roque le gusta peludo- dijo Carmen un poco avergonzada
-Pero que dices! Estoy segura que con tanto pelo tu marido no te come nunca el potorro.- dijo con sarcasmo Toñi
Toñi cogió dos sillones de la estancia y los puso uno junto al otro frente a la pared de espejos -Sentaos en estos sillones, las piernas subidas en los brazos, quiero que os veais bien el coño. Voy a preparar un barreño con agua caliente, un poco de espuma y unas maquinillas, os voy a dejar el chichi como el culito de un bebé, me lo agradecereis.-
Las dos mujeres hicieron lo que Toñi les pidió, se sentaron en los sillones con las piernas subidas en los brazos, el culo apoyado en el borde del asiento. Los dos coños y culos quedaban completamente expuestos y ambas se miraban en el espejo sin imaginar que en el otro lado del espejo los maridos de las tres las miraban ansiosos.
-Joder Roque, vaya potorro peludo tiene tu mujer jajaja- reía Toño
-Cállate joder, prefiero ese felpudo que las tetazas caidas de la tuya- respondió cabreado Roque
-Venga chicos, tranquilos, a mi me parece morboso verlas asi bien expuestas para nosotros, os aseguro que desde hoy me voy ha hacer unas buenas pajas recordando sus tetas y sus coños- apunto Blas que parecía haberse recuperado del cabreo con el que se fué del dormitorio de Marta al ver a sus dos hermanos follarse a la puta de su mujer. Por supuesto obvió contar nada a sus hermanos de la conversación mantenida con Pepe y su padre.
-Tienes razón Blas, no te enfades Roque, tu mujer esta bien buena, me ponen esos pitones que tiene, tan tiesos mmm. No me importaría follarmela. ¿Le follas el culo? a mi Lucía le encanta que la encule, no me importaría verla ensartada el coño en una buena polla mientras yo le zumbo el ojete mmm- dijo Toño
-Carmen no le gusta que la monte por detrás, pero a cambio le gusta mucho chuparla, hace unas mamadas de vicio. Pero no me importaría que un día nos zumbemos los dos a tu mujer, tiene que ser una gozada follarse ese culazo que tiene.- Respondió Roque.
-Chicos, ¿os importa que les haga unas fotos?, sería un buen recuerdo para futuras pajas antes de que mi Toñi les afeite el conejo.- pidió Blas
-Por mi no hay problema siempre que los tres tengamos fotos de las tres- respondió Toño
-Opino lo mismo- dijo Roque
-Muy bien, haremos un buen reportaje con todo lo que pase esta noche y luego lo compartimos- dijo Blas comenzando a grabar a sus dos cuñadas a través del cristal.
Toñi no tardó en regresar con agua, jabón y maquinillas de afeitar y comenzó la tarea por Lucía la pelirroja, después le tocó el turno a Carmen.
-Yo no quiero que me lo rasures, a mi marido le gusta peludo, tan solo quiero que recortes los pelos de los lados que se me salen fuera de la braga- insistió Carmen
-¿De verdad quieres que te deje semejante felpudo? Pero si tu marido no debe encontrar el agujero para meterla- insistía Toñi
-Dejalo como te digo! Te aseguro que mi marido encuentra donde meterla, te he dicho que le gusta el chocho peludo.- dijo cabreada Carmen y Toñi tuvo que aceptarlo
Poco rato despues los dos chochitos estaban al gusto de cada una. El toque final era un bote de crema lubricante que Toñi se encargó de untar generosamente en toda la zona genital de las mujeres, por fuera, por dentro, coño y culo lo acogieron agradecidos. Era fresquito, agradable, perfumado.
Minutos antes también se lo había aplicado a Marta, Toñi sonreía mientras lo aplicaba en el sexo de sus cuñadas. Prefirió no decirles que aquella crema era la que su marido usaba en el sexo de las yeguas cuando no estaban receptivas para la monta. El efecto estimulante en las yeguas era muy conocido, en humanos no se había probado que ella supiese, pero aquel día parecía el perfecto para comprobar sus efectos. Tardaba bastante rato es comenzar a actual, pero no había prisa, la noche era larga y prometía muchas sorpresas.
-Miraos ahora chicas! No me digáis que no os veis mejor? Ahora vamos a probar vuestra ropa- decía Toñi satisfecha de su trabajo.
Toñi entregó una túnica roja a Lúcia y una rosa a Carmen, las dos eran parecidas a la de Toñi, cortas a la altura de medio muslo, grandes aberturas laterales que dejaban a la vista sus piernas al caminar, sujetas a los hombros, escotes cruzados bastante discretos. Unos cinturones anchos como el de Marta hacían que las túnicas se ciñeran al cuerpo resaltando sus curvas. Sandalias de tacón con lazos a los tobillos. La verdad es que a las dos les sentaban muy bien, Lucía protestaba un poco porque sus grandes pechos caídos se le bamboleaban mucho bajo la túnica y no consintió en salir sin sostén.
-Yo nos veo guapísimas chicas- dijo Toñi orgullosa mientras las tres se miraban en el espejo.
-Me siento rara sin llevar bragas, nunca me he vestido sin ellas, tengo la sensación que en cualquier momento me pueden ver el chumino- decía Carmen mientras se miraba en el espejo
-A mi lo de las bragas me da igual, en casa no suelo llevar, a Toño le gusta poder meterme mano en el chichi en cualquier momento. Sin embargo las tetas es otra cosa, estas canastas que tengo están demasiado caídas, me gusta llevarlas en su sitio- decía Lucía colocándose bien aquellas dos grandiosas tetas en su sostén.
Las tres cuñadas regresaron a la cocina para decirle a Petra que era su turno de ir a cambiarse de ropa. Toñi sirvió unos vinos para las cuatro que a Marta le costaba beber pero no tuvo mas remedio que aceptarlo.
-¿Unos cigarritos chicas? A Marta le han gustado mucho..-Dijo Toñi ofreciendo uno a cada una de sus cuñadas incluida Marta.
Las cuatro encendieron uno de aquellos cigarrillos de marihuana con hierbas estimulantes que solo conocía Toñi, las cuatro entre risas y vinos pasaron el rato. Marta parecía mas relajada, parecía que Toñi pasaba de ella tratándola con cierto distanciamiento. El alcohol y los porros comenzaron a causar su efecto y no tardó en aparecer una risa floja y tonta en la cara de todas. Tan solo Toñi parecía controlar mejor la situación que las demás.
Poco a poco se iba reuniendo la familia en el salón, Pepe, sus padres, sus tres hermanos con sus mujeres, ocho nietos entre chicos y chicas de varias edades de los tres matrimonios, 18 personas en total para cenar. Se fueron formando pequeños corrillos que charlaban entre si.
Todos vestidos con atuendos relacionados con la época romana, Fernando el padre de Pepe vestido de Emperador, los cuatro hermanos de generales romanos, los hijos de ellos con atuendos al uso propios de su edad, básicamente túnicas para las chicas y ropa de soldados para los chicos.
La cena parecía tardaría un rato en servirse, después de las uvas a los jóvenes se les había preparado una fiesta en un cobertizo acondicionado como cenador donde tendrían refrescos, música y un gran número de juegos con una monitora contratada para hacerles mas amena la velada.
Pepe no le quitaba la vista a su novia que no se despegaba de las tres cuñadas, bebiendo y fumando. Las cuatro se reían y parecían divertidas, se notaba que el alcohol ya estaba haciendo su efecto.
-Chicas nose vosotras pero yo llevo bastante rato que me arde ahí abajo- dijo Carmen la morena del pelo largo a sus cuñadas
-Yo estoy igual. No se si me quema mas el potorro o el culo- respondió Lucía la pelirroja
-No sois las únicas- dijo Marta que se la notaba muy acalorada
-¿También te afeitó a tí Toñi el conejo?- preguntó Carmen
-No, ¿por?-preguntó Marta curiosa
-No se, pensaba que podría ser por la crema lubricante que nos puso después- añadió Carmen
-Chicas no le deis mas vueltas, es el alcohol, llevamos varias botellas de vino y estos cigarritos que te hacen sentir como flotando- añadió Toñi intentando zanjar el asunto al tiempo que le mandaba un mensaje por whatsapp a su marido.
Blas oyó el pitido y cogió su móvil, era un mensaje de su mujer -las tres están cachondas perdidas la crema hace su efecto-, una sonrisa cubrió su cara dirigiendo su mirada hacia el grupito de las cuatro mujeres que hablaban animadas.
Fernando el patriarca de la mano con su esposa Doña Petra llamó la atención de todos los presentes que formaron un gran círculo a su alrededor.
-Quería agradeceros a todos poder pasar este fin de año juntos en familia, a vosotros hijos míos y mis nueras por organizar esta bonita fiesta y especialmente dar la bienvenida a nuestra familia a Marta la novia de mi hijo. - pidió un aplauso Don Fernando
Mientras todos formaban un gran círculo alrededor del patriarca familiar, Toño el hermano menor de Pepe aprovechó la ocasión para coger a Marta de la cintura al otro lado de su novio.
-Que alegría teneros aquí hermano! Tienes una novia preciosa, te felicito. - dijo Toño mirando a su hermano al tiempo que su mano descendía de la cintura de Marta a su culo acariciándolo por encima de la corta túnica para meterse bajo ella y manosearle el culo con total descaro.
Marta no pudo evitar un sobresalto al notar aquella mano que toqueteaba su culo impunemente. -perdón, me tropecé- dijo Marta excusándose.
-Tranquila cuñada yo te sostengo- dijo ahora Toño buscando deslizar sus dedos entre la tira del tanga para agarrarla directamente del coño desde atrás.
Marta separó un poco las piernas, dejándose hacer y confiando que no hubiese nadie detrás que pudiese darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.
-Sois todos muy amables Toño, gracias, no esperaba menos de vosotros- dijo Pepe agradecido ajeno a lo que estaba ocurriendo allí mismo.
-Te veo un poco acalorada cuñada, creo que un poco de fresquito de la calle te vendría bien. Me han dicho que te gustan mucho las flores, ¿Te importa que le enseñe el invernadero a tu novia?- preguntó Toño mientras un par de dedos había encontrado la entrada y masturbaba el coño de Marta.
-No claro que no, si ella quiere, la verdad es que yo también te veo un poco sofocada, no estas acostumbrada a beber, el aire te sentará bien- dijo Pepe
-Si creo que teneis razón, el aire me sentará bien- dijo resignada Marta sabiendo que no podía negarse
Toño sacó la mano de debajo del vestido y volvió a cogerla de la cintura acompañándola a la salida. El invernadero estaba en uno de los costados de la casa. Los dos se dirigieron allí, con la luz de la luna, la noche era fresquita pero no hacía excesivo frío.
-Que buena estas cabrona, vaya culazo y las ganas que tenía de sobarte estas tetazas- decía Toño a Marta nada mas salir de la puerta del caserío, sabiendo que nadie podía verle, aprovechando para meter su mano en el escote y sobar con descaro los pechos de la novia de su hermano.
Entraron en el invernadero, Toño encendió una triste bombilla de la entrada, no quería esperar mas tiempo -ponte en cuclillas junto a esos rosales, sacate las tetas, quiero me hagas una buena mamada antes de cenar- ordenó Toño
Marta obedeció, se puso en cuclillas, sacó aquellos dos globos fuera del sujetador y apenas sin avisar se encontró con la verga tiesa del hermano menor de su novio presionando en sus labios.
-Abre la boca joder! Venga cometela toda! Quiero ver que tal la chupan las señoritas de la capital- decía Toño ansioso mientras Marta abría la boca y sin esperar se encontró con aquellas manazas presionando su cabeza y obligandola a tragar de golpe aquella verga dura como un palo que presionaba por alcanzar el fondo de su garganta.
-No la saques, traga, tragatela toda, vamos, babea como las perras, quiero verte babear….- gritaba Toño y Marta babeaba no porque se lo ordenase sino porque era incapaz de respirar, de asimilar aquel pedazo de carne en su boca, tenía la sensación de ahogarse, quería vomitar, cuando el hombre aflojó la presión de sus manos y dejó que tomase aire por un instante.
Aquella maldita crema que Toñi había untado en los sexos de sus cuñadas y en el de Marta estaba haciendo un efecto demoledor en las tres, coño y culo les ardía por igual. Desde luego si funcionaba con las yeguas estaba demostrando ser muy efectiva con las hembras humanas, mas que predispuestas a la monta las había puesto ansiosas de que algo duro se metiese en sus agujeros.
Marta era un claro ejemplo, mientras mamaba la polla de su cuñado no podía evitar meter su mano entre sus piernas y frotarse ansiosa el sexo intentando calmar aquellos ardores.
No era la única, mientras aquello ocurría en el invernadero, su hermano Blas hablaba con sus dos cuñadas. Carmen la mujer de Roque y su otra cuñada Lucía, la mujer de Toño. Las dos mujeres estaban experimentando las mismas calenturas que Marta, toda la zona genital, tanto sexo como ano, les ardía. El desazón recorría su cuerpo, les era difícil mantener quietas las piernas, la misma sensación que cuando alguien se esta meando que junta instintivamente las piernas intentando retener la orina les ocurría a ellas. Las dos hacían esfuerzos porque sus manos no tocasen su sexo sobre la tela del vestido a pesar de que cada momento que pasaba las ganas de frotar su coño eran mas grandes.
Pepe observaba a sus cuñadas en silencio, sabía que posiblemente su hermano Toño estaría en esos momentos beneficiándose a su novia en el invernadero. “No le vendrá mal un poco de rodaje” pensaba Pepe recordando los planes que le había confesado su hermano mayor. Posiblemente en aquellos momentos Blas estaría viendo la posibilidad de beneficiarse a sus cuñadas aprovechando su estado de calentura, la mirada cómplice que cruzó con su hermano mayor en la distancia así lo indicaba.
En aquellos momentos Pepe estaba mas centrado en devolverles la jugada a sus hermanos que en en evitar que ellos se aprovechasen de su novia. Que ellos la iniciaran en el sexo en cierto modo le beneficiaba y la hacía mas accesible para él, dejaría que lo hicieran, que ella se lo confesara y esperar que la supuesta reconciliación de la pareja fuese tórrida y placentera. Era un plan arriesgado, realmente era jugar con fuego pero Pepe estaba decidido a jugar aquella carta, apostar y confiar que le saliera bien.
-Pepe has visto a nuestro hermano Toño, tengo que hablar con él- preguntó la voz de Roque que sacó a Pepe de sus pensamientos.
-Creo que fué a enseñarle el invernadero a Marta- respondió Pepe como quien se hace el despistado
-Vaya que atento! Por cierto, está preciosa tu novia con ese vestido, tienes muy buen gusto hermano. Voy a ver si los encuentro.- dijo Roque con una sonrisa burlona
-Gracias, yo prefiero quedarme, hace frío fuera. Me ha dicho papá que hay una buena plantación de nabos en el invernadero, a Marta le encantan, traeros alguno para la cena- Pepe disfrutaba haciendo el papel de cornudo que no se entera. “Anda, ve a follaterlate con el otro, abrirle bien sus agujeros para mí mientras yo me tiro a vuestras mujeres” pensaba Pepe viendo la sonrisa burlona de su hermano.
-Tranquilo Pepe, le daremos a tu novia todos los “nabos” que quiera jajaja- respondió Roque entre risas pensando que el cornudo de su hermano no se enteraba de nada.
-No hay prisa, dice mamá que aún tardaremos en cenar- apunto Pepe viendo como su hermano salía de la casa.
Pepe se acercó al pequeño grupito de su hermano con sus cuñadas al tiempo que lo hacía su madre, Doña Petra
-Hijos falta por subir el vino de la bodega, porque no bajais vosotros cuatro y subís el vino que os apetezca para la cena- pidió Doña Petra.
-Claro mamá, ahora mismo bajamos- dijo atento Blas que cogió a su cuñada Carmen del brazo al tiempo que Pepe hacía lo mismo con Lucía. Una puerta del salón daba acceso a las escaleras que bajaban a la bodega de la finca, Pepe abrió el camino bajando delante con su cuñada seguido por su hermano con la otra.
-Estoy un poco mareada- dijo Carmen al comenzar a descender por aquellas escaleras estrechas que llevaban a la bodega.
-Tranquila cuñada, agarrate a mi brazo yo te sostengo- dijo amable Blas que se cogió a Carmen de la cintura con aparente intención de sostenerla. Comenzaron a bajar las escaleras despacio, Blas no le quitaba el ojo a su cuñada. Desde luego aquella túnica rosa le sentaba fantástica, era amplia pero aquel cinturón ancho ajustado a su cintura resaltaba sus curvas. Especialmente aquel culazo, redondito, respingón, aquellos muslazos que quedaban a la vista a cada paso por las aberturas laterales de la túnica y aquellas tetitas pequeñas aparentemente firmes que marcaban unos generosos pezones en la tela y se movían saltarinas al bajar por las escaleras.
-Estas sudando cuñada. ¿Te encuentras bien?-preguntó Blas viendo como gotas de sudor caían por la frente de su cuñada y su respiración se volvía mas agitada por momentos.
-No se que me ocurre, tengo un sofoco tremendo- dijo Carmen sin querer reconocer a su cuñado la excitación tan grande que estaba sintiendo. La causa era aquella maldita crema que le había puesto Toñi, la mujer de Blas.
-Por tu carita diría que estas cachonda, cuñada -respondió Blas pegando su cara a la de su cuñada, sus palabras fueron tan solo un susurro. Mientras tanto su mano no perdía el tiempo y descendía de la cintura para acariciar el trasero de Carmén.
-Blas, por favor! ¿Que haces?, eres mi cuñado -susurró Carmen al sentir la mano de su cuñado deslizarse por su espalda acariciando su culo con descaro. Los dos bajaban aquellas estrechas escaleras pegados el uno al otro, Blas sin hacer caso a las palabras de Carmen se decidió a usar la otra mano para sostenerla, cogiendola a la altura del ombligo.
-Tranquila cuñada, solo te sostengo, estas escaleras son peligrosas. Pero, no me has respondido, tienes cara de estar cachonda, apuesto a que llevas las bragas mojadas, ¿me equivoco? -insistió Blas al tiempo que la mano que manoseaba el culo de Carmen se delizo bajo el vestido como intentando comprobar que sus palabras eran ciertas.
En otro momento, con toda seguridad que Carmen le habría propinado un glorioso bofetón a su cuñado. Blás conocía perfectamente el carácter seco y cortante de aquella mujer de campo, pero cuando notó como ella se encogía al notar su mano acariciandole la entrepierna desde atrás, mientras escuchaba como su respiración agitada se convertía en suaves jadeos, supo que estaba rendida por efecto de la loción.
-Uhmm, pero que cochina!, !No llevas bragas cuñada! Uhmmm y tienes el chochito chorreando, uhm! !Claro que estas cachonda! mmm, mucho, muy cachonda… jajaja- la risa burlona de Blas mientras su mano metida bajo el vestido de Carmen no dejaba de manosear aquel coño peludo, empapado de flujo. Carmen, de píe en las escaleras, hacía esfuerzos para mantenerse erguida notando como aquellos dedos grandes, fuertes, ásperos y rugosos por las duras jornadas de trabajo en el campo la tenian cogida por su coño como si fueran dos garfios. Pero en aquellos momentos lo único que ella deseaba era tener algo duro que llenase sus agujeros, coño y culo le ardían por igual. Era incapaz de verbalizarlo pero sus gestos lo decían todo, su cuerpo encogido recibiendo las caricias ahora convertidas en masturbación de su coño por aquellos dedos que la penetraban como si de una polla se tratase. Aquellos gemidos que no podía controlar, tan solo le faltaba pedir a gritos que se la follara pero en un último esfuerzo por mantener la dignidad, de su boca solo salía una frase.
-!Blas, soy tu cuñada!, !Blas, por favor! -repetía Carmen entre gemidos mientras su cuñado sacaba la mano empapada del coño y la llevaba hacia su boca para que la chupase.
-!Lame perrita, lame! Así cuñada, así! Lame como una buena perra salida con ganas de rabo! -decía Blas metiendo sus cuatro dedos de la mano empapada en flujos del coño de Carmen en su boca.
Los dos se habían parado en uno de los recodos de la empinada escalera, de pie Blas le follaba la boca con su mano derecha mientras que con la otra estrujaba las tetas de su cuñada por encima del vestido. Las manazas de Blas abarcaban por completo uno de aquellos pechos, suave, firme, parecía un pecho juvenil, pequeño y durito, con el pezón como una piedra que Blas pellizcaba con dos dedos, haciendo que aquella mezcla de dolor y placer la hiciese retorcerse, mientras ella se mordía los labios.
-!Menuda golfa estas hecha cuñada! Estas rabiando por joder, no lo puedes negar y quiero que seas tú quien me lo pida. !Pídeme que te la meta, puta! !Pídelo! Quiero escucharlo -insistía Blas que había soltado el pecho de Marta para bajarse la bragueta y sacarse fuera la verga.
-!Fóllame, fóllame! -repetía Carmen sin dejar de lamer aquella mano que intentaba meterse entera en su boca.
Blas sacó la mano, la cogió con las dos manos por la cintura y la hizo girarse sobre si misma para ponerla de espaldas a él. Carmen se apoyó con las dos manos en la pared de la escalera mientras notaba como las dos manos de su cuñado tiraban de su cintura hacia atrás, levantando su vestido y echándolo sobre su espalda.
-!Levanta el culo, joder! !Bien en pompa! -dijo Blas al tiempo que su mano derecha agarraba su verga para deslizarla entre las piernas de su cuñada. Despacio, de abajo arriba, pasándola por toda la raja del coño hasta apoyarse en la entrada del culo y volver a bajar despacio. Haciendo que ella la notase, la deseara….
-!Metela, metela de una vez! Me arde el coño -gemía Carmen, ansiosa por que una verga la montase.
-No quiero tu coño peludo, !pareces una guarra! Me apetece probar este culazo que tienes -respondió Blas presionando su verga en la entrada del ano de su cuñada. Un culito estrecho, virgen, que se resistía a ceder a la presión de la verga ansiosa de su cuñado.
-!Por detras no, por favor! !Nunca lo hice por ahi! !Por el culo no, por el culo no! -repetía una y otra vez Carmen notando la presión cada vez mayor de su cuñado en la entrada de su trasero.
-!Callate joder! !No protestes tanto! Se que te va a gustar -replicó Blas consiguiendo que el capullo de la verga entrase dentro por fín.
-!Ahhh ahhh, me duele, me lo vas a partir, animal! -se quejaba Carmen al notar como la polla de su cuñado se abría paso en su culo.
-!Ya falta poco Carmen, un poco más, aguanta, aguanta! -insistía Blas viendo como gracias a sus empujones y la lubricación de la crema conseguía calzarsela hasta la empuñadura. Una vez completada la penetración comenzo a follarla con fuerza, con movimientos ritmicos de cadera, fuertes sacudidas que penetraban el ano hasta el fondo para a continuación sacar casi por completo la verga de aquel estrecho agujerito. Una y otra vez, aumentando la fuerza de las embestidas, subiendo el ritmo, haciendo que los quejidos se transformaran en gemidos.
-Uhmm Ahhh sigue, sigue, no pares, follame, follame!- comenzó a decir Carmen
-Jajaja sabía que te gustaría, eres una golfa de campeonato! ¿sabes una cosa cuñada?, voy a follarte el culo cuando me apetezca, este culo va a ser mío, !que no me entere que te lo folla mi hermano! porque no quieres que el se entere ¿verdad que no, puta? -decía Blas mientrás el ritmo de la enculada se convertía en frenético y hacía dificil contener por mas tiempo la corrida.
-!No, nadie puede saber esto nunca! pero no pares, sigue, sigue, estoy a punto de correrme! -gemía Carmen que no pudo evitar que un generoso orgasmo sacudiera su cuerpo mientras lo decía.
Blas al notar que su cuñada alcanzaba el deseado orgasmo y viendo que el también estaba a punto de correrse saco la verga del culo de su cuñada y la hizo girarse de nuevo. Carmen ahora mirando fijamente a su cuñado, mientras intentaba recuperar la respiración, despues del prolongado orgasmo, sintió las dos manos de él apoyandose en sus hombros haciendo que se arrodillase.
-Me apetece correrme en tu boca de golfa. !Chupame la polla con ganas, puta! !Límpiala bien, zorra! -ordenó Blas poniendo su verga dura como un palo en los labios de su cuñada.
Carmen no se lo hizo repetir, experta chupona se trago la verga por completo demostrando que era tan buena mamadora como presumía su marido.
-Uhmm Ahh tenía razón tu marido Uhmm! !Eres muy buena comiendo pollas Ahh! Trágatela toda, me voy a correr, trágatela! -dijó Blas al tiempo que un generoso chorro de leche brotaba de su verga inundando la boca de Carmen.
Un par de tramos de escaleras mas abajo Pepe no había perdido el tiempo con su otra cuñada, Lucía, la gordita de grandes tetas caidas era enculada tambien mientras apoyaba sus manos en un gran tonel de vino. El vestido bajado hasta la cintura, el sujetador en el suelo y sus grandes tetas caidas se bamboleaban de lado a lado mientras recibía las embestidas de Pepe.
-Jajaja, parece que tu tampoco has perdido el tiempo hermano- reía Blas al llegar al fondo de la bodega y poder ver como su hermano se trajinaba a su cuñada. La cara de Carmen, a su lado, no era precisamente de sentirse cómoda con aquella situación, viendo como su cuñada, al igual que ella minutos antes, estaba pidiendo a gritos que se la follara su cuñado.
Lucía alcanzó el orgasmo con la llegada de los nuevos espectadores, gimiendo, gotas de sudor empapaban su cuerpo, el sonido de sus tetazas golpeando contra su cuerpo al recibir las embestidas de Pepe ceso al sacar su verga sin llegar a correrse.
-Nos hemos puesto cachondos al escuchar vuestros gemidos mientras la enculabas en la escalera -explicó Pepe que miraba a los dos recien llegados con la polla en la mano recien sacada del culo de Lucia.
Carmen avergonzada por la situación al darse cuenta que había sido escuchada por su otro cuñada intentó darse la vuelta para subir de nuevo al salón.
-¿Donde vas Carmen? !Quieta aquí! -dijo Blas cogiendola del brazo
-Prefiero subir arriba -replicó Carmen claramente incómoda por la situación.
-¿Pero que dices? ¿No ves que Pepe aún tiene la polla dura?, en esta casa lo compartimos todo, ¿no es asi hermano? -dijo Blas con una sonrisa burlona que llenaba su cara
-Te la guardaba para ti Carmen, no hemos podido evitar escuchar la buena fama de mamona que tienes! jajaja -rió Pepe
-¿Que pretendes? ¿No esperaras que yo..? -replicó Carmen haciendose la ofendida
-No te hagas la estrecha, Carmen! Mi hermano te acaba de dar por el culo y gritabas como una perra salida. Yo diría que te gustaba mucho jajaja. !Sácate las tetas y ven aquí! Quiero comprobar si es verdad que eres tan buena chupando pollas como dicen -dijo Pepe en tono serio.
Carmen sabía que no tenía opción, sus manos bajaron los tirantes del vestido dejando a la vista aquellos dos pechos pequeños, firmes, de grandes pezones, duros, que apuntaban al frente desafiantes.
-Tiene las tetas de cria, pero fijate que coño peludo tiene la santita de Carmen jajaja -reía Blas subiendo el vestido de su cuñada para dejar a la vista aquel felpudo poblado de abundante vello negro que cubría por completo toda la zona púbica desde las ingles.
-¿A que estás esperando? Ven aquí, ponte a chupar! -ordenó Pepe impaciente por probar la boca de su cuñada
Carmen avanzó cuatro pasos y se arrodillo frente a su cuñada cogiendo la verga de Pepe con la mano y acercando su boca para comenzar a devorarla con ganas.
-Uhmm, vaya, vaya, pues es verdad, chupas como una profesional, sigue asi Carmen, no pares! -decía Pepe viendo como su cuñada se esforzaba por tragarse la verga por completo. Grande, dura, gruesa, desde luego Pepe estaba bien dotado y la enculada a su otra cuñada no había hecho mas que aumentar su excitación y la consistencia de la erección.
Lucía mientras tanto fuera del foco de atención de sus cuñados recogía el sosten del suelo para vestirse de nuevo.
-!No te pongas el sujetador! Me gusta verte meneando esas ubres como una vaca! -ordenó Blas al verla
-Pero tus padres, los chicos...me siento incómoda sin él puesto. -replicó Lucía
-No te preocupes Lucía, seguro que te sientes más incómoda si tu marido se entera como te dan por el culo en la bodega. Mis dos chicos ya estan creciditos, seguro que se hacen pajas pensando en las tetazas de su tía, les darás una alegria meneandolas en la cena jajaja- dijo Blas al tiempo que le quitaba el sostén de las manos y estrujaba con una mano aquellas dos tetazas gordas y caídas que casi llegaban al ombligo de su cuñada.
Mientras tanto Carmen chupaba ansiosa la verga de Pepe que hacía esfuerzos por aguantar la corrida.
-Cuando subamos arriba lo primero que haras será ir al baño y afeitarte el coño, por completo, lo quiero sin un puto pelo, como el culito de un bebe. No voy a darte mi leche ahora, ya veo que la chupas muy bien, quiero follarme ese coño bien despejado esta misma noche. -dijó Pepe sacando la verga de la boca de Carmen
-Pero.. mi marido..-intentó replicar Carmen al comentario de Pepe
-No te preocupes por tu marido, esta noche esta mas pediente de otras tetas mas grandes que las tuyas jajaja, !tu coño es para mi y tu culo para Blas! -sentenció Pepe
-Ya has oido a Pepe, Carmencita. Tus agujeritos estan pedidos esta noche jajaja. !Y tu no te preocupes Lucía! Pensaba llevar a mis hijos de putas para que los desvirgaran pero creo que para ese trabajo puede valer su tía jajaja -la risa burlona de Blas heló la sangre de las dos mujeres.
-!Estas loco Blas! ¿Por quien me tomas? No pienso hacer algo así -dijó Lucía asustada
-Claro que si! Veras como hasta te gusta y dentro de un rato lo agradecerás! -sentenció Blas sacando un tarrito de crema del bolsillo y untando generosamentel el coño y el culo de su cuñada.
Aquella crema para las yeguas había demostrado ser muy efectiva con las dos mujeres y Blas no estaba dispuesto a que ninguna de sus cuñadas dejasen de estar igual de excitadas que entonces. Por eso, sin preguntar, sin dar explicación alguna, cuando termino con Lucía le tocó el turno a Carmen que resignada vio como su cuñado frotaba el unguento en sus partes íntimas.
CONTINUARÁ
Queridos amigos lectores, he intentado que este la segunda parte disponible para este día de Año Nuevo atendiendo las peticiones de muchos de vosotros.
Confío sea de vuestro agrado, ya sabeís que me encanta recibir vuestros comentarios y valoraciones en la página.
Mis mejores deseos para todos en este año que comienza.
Besitos calientes
MariaRuizRed