Cena de Navidad del trabajo
Sabiendo que estaría mi jefe, me vestí para la ocasión. Llevaba un vestido sin espalda de color negro, de una tela muy sedosa, que tenía libertad de movimiento, con unos buenos tacones. Con este vestido no puedo llevar sujetador, ya que deja toda la espalda al aire. El hecho de no llevarlo y dejar mis pechos libres, me pone muy caliente, y me siento más atractiva.
Hola!
Me encantó contaros como empezó la relación con mi jefe y todo el feedback que he recibido. Me gusta leer vuestros mails, seguiré respondiendo a todos los que me escribáis.
Hoy quiero contaros la última cena de navidad del trabajo, justo antes de que llegara la pandemia.
Me encantan las cenas de Navidad de mi trabajo, montan muy buenas fiestas.
Sabiendo que estaría mi jefe, me vestí para la ocasión. Llevaba un vestido sin espalda de color negro, de una tela muy sedosa, que tenía libertad de movimiento, con unos buenos tacones. Con este vestido no puedo llevar sujetador, ya que deja toda la espalda al aire. El hecho de no llevarlo y dejar mis pechos libres, me pone muy caliente, y me siento más atractiva.
Llegué a la fiesta, el abrigo en el guardarropa y me junté con mis compañeros.
La cena era de pie y después de cenar, había un grupo de música, realmente era un festival. Cerca de 1000 personas bailando dándolo todo. Juan, mi jefe, andaba por allí con sus compañeros y nos íbamos guiñando el ojo cuando se cruzaban nuestras miradas. En ese momento, tenía escalofríos por todo el cuerpo, como me pone! Nuestros grupos se juntaron, y él y yo, pudimos marcarnos unos bailes. Él aprovechaba que dejaba la espalda al aire para pasar su mano e intentar llegar a rozar mis pechos disimuladamente...
Ya cuando se acabó el concierto, seguíamos en el local, había fotomatones, y estuvimos jugando con las fotos instantáneas con todos los compis.
Justo allí me encontré a Nacho, otro jefe del curro, compañero de Juan. Aunque no está en mi equipo, trabajamos todos en la misma planta.
Él también está casado, como Juan, así que aunque note que siempre viene a hablarme o me escribe coquetamente por Whatsapp, se queda en eso, mucha labia pero nada.
Esa noche, Nacho, ya no se separó de mi. A la barra a por gintónics, a la pista a bailar, o en un lado hablando de todo.
De repente, recibo un Whatsapp de Juan "Ana, hoy me voy a casa. Quedamos otro día, ok?" Me sorprendió, pensaba que tenía la noche arreglada.
Seguí con Nacho, más gintónics, bailando, charlando,... Era hora de irse, y decidimos compartir el taxi, mi casa está de camino a la suya.
Subimos al taxi, y fue todo muy rápido. Una mirada intensa y ya nos estábamos besando. Cuanta tensión teníamos entre nosotros! Y como me gustaban sus besos! Él se aprovechaba de mi vestido sin espalda para sobarme todo lo que podía. Poco nos importaba el taxista, al menos ya estábamos "solos". Mientras duraba el viaje, me desabroché el vestido del cuello, dejándolo caer por delante y dejando mis pechos al aire. Si estábamos calientes, esto subió todavía más la temperatura entre nosotros.
Por fin llegamos a mi casa, me arreglé el vestido para subir hasta el piso. Subimos por el ascensor para seguir besándonos.
Fuimos directamente al sofá. Mi sofá es grande, incluso tiene parte de chaiselongue. Rápidamente le desabroché la camisa quitándole la corbata mientras él se desabrochaba el cinturón para quitarse el pantalón. Qué ganas de liberarle su polla del boxer, me encantó. Estaba durísima, necesitaba ser liberada.
En cuanto la vi, me lancé directamente hacia ella. Primero, lamiéndola con la lengua, la repasé entera, de abajo arriba, hasta que la entré para comerla con mi boca. La estuve succionando junto con las manos. Me encantó, mirándole fijamente a los ojos, para ver su cara de placer.
Me cogió para penetrarme, y con lo caliente y mojada que estaba, entró fácilmente. Como me gusta la primera vez que entra, el placer es indescriptible. Después me tumbé en el sofá y estuvo lamiéndome excitando el clitoris increíble hasta que me corrí. Qué placer!!!
Volvimos a la penetración, qué gusto sentirle dentro! Él tumbado y yo sentada encima de él, dejando espacio para que me pudiera tocar el clítoris. Volví a correrme. Cuando él se iba a venir, pase a comerla de nuevo, me encanta que se corra en mi boca.
Cuanta tensión acumulada teníamos!!! Nos tumbamos en el sofá, acariciándonos y besándonos como agradeciendo lo que habíamos compartido.
Se vistió, le acompañé a la puerta para despedirnos con un beso, él tenía que irse a casa.
Buffffff menuda noche! Fue realmente increíble! Lo bueno vino después, estar en la oficina, cruzarme miradas con los dos, tomar café con ellos, cuando se me acercan a hablar en mi sitio o vestirme provocativa para ellos dos...
A día de hoy, nadie en la oficina sabe lo que hay entre nosotros, ni lo saben entre ellos. Ahora sin fiestas, no tengo que elegir uno u otro en las fiestas del curro, y es más fácil gestionar los encuentros entre nosotros para que sigan sin saber el uno del otro.
Espero que os haya gustado mi experiencia, os leo en comentarios y hablamos por mail con quién quiera!