Cena de navidad con Rosy

La buena combinación de cena de navidad y unas buenas copas para pasar una linda velada con Rosy, mi compañera de trabajo.

Rosy es una mujer de 30 años, está felizmente casada y tiene una bebita de un año. A Rosy la conocí en una empresa donde trabajamos juntos, ella es poseedora de una piernas delgadas, su estatura es aproximadamente de 1.70 con zapatillas de tacón y de cabello castaño lacio, sus nalguitas son aceptables aunque no son tan bonitas. Su cintura es delgada y sus senos son también una belleza para estar pegados a ellos todo el día aún cuando son pequeños, cabe mencionar que después de su embarazo sus senos lucen mejor.

Rosy por motivos de trabajo, no suele verse muy aceptable a la vista, siempre usa blusas holgadas y dejando siempre un botón sin abrochar, lo que permite ver en ocasiones su brasier de fino encaje color blanco. Usa pantalón negro ajustado a su cadera resaltando siempre la figura de su braguita por debajo del pantalón; usa zapatilla de tacón bajo las cuales permiten realzar más sus nalguitas.

Al principio éramos buenos compañeros, pero con el paso del tiempo empezó a contarme de su bebé y de su esposo, y poco a poco fui ganando su confianza y nos hicimos muy amigos; empezamos a salir a escondidas de su esposo con otros compañeros de la oficina a bares.

En otras ocasiones ya habíamos tenido la oportunidad de cachondear un poco, pero siempre sentía un remordimiento de culpabilidad por su matrimonio, ella se consideraba una mujer íntegra y no infiel, cosa que olvidaba cuando ya estaba en mis brazos gimiendo de placer.

Pasado el tiempo, en la fiesta de fin de año, nos pusimos a celebrar con brindis y cosas de esas, Rosy empezó a emborracharse con cerveza y tequila, yo la calmé y le dije que no era necesario que llamara así la atención, me llevó aparte y me dijo que le gustaba, que era la persona más comprensiva del mundo y que tenía un no se que que le excitaba, eso me sorprendió y me excitó también, pero sabiendo que estaba ebria, sonrió con esa sonrisa que tenía y me retó a que la dejara en su casa.

Nos regresamos con los demás quienes bromearon con muestra ausencia y amenazaron con contar lo sucedido al jefe en son de broma si no platicábamos que tanto hacíamos. Se hizo un silencio cuando dijo: no es lo que hicimos, si no lo que vamos a hacer... Y se volvió a sonreír, con esa sonrisa maliciosa y esa pícara mirada que a más de uno hacia que se le alborotara la lascivia.

Minutos más tarde me pidió la siguiera a su oficina, ahí seguimos platicando mientras "se le bajaba" la cerveza, pláticas más, pláticas menos, me mencionó los siempre presentes problemas en los matrimonios...

Como buenos amigos siempre nos saludamos de beso y abrazo, pero cuando me abrazó y me dijo que era su mejor amigo, hubo algo diferente, sentí algo de calor en su cuerpo.

Me separé un poco y vi su mirada como en éxtasis, se le veía bastante excitada y pensé que era por el alcohol, quise decirle, pero de súbito su boca me aprisionó y sin rechazarla me dejé llevar y empecé a acariciarla: primero el cuello, levanté su cabello, besé su cuello, acaricie sus pechos.

Esa noche Rosy llevaba un vestido de tirantes y de largo hasta la rodilla color azul marino, el vestido se ajustaba perfectamente a su cuerpo y con el conjunto de medias y zapatillas negras que llevaba puestas lucía radiante ante todas las compañeras. Aunado al beso fui acariciando sus pequeños senos por encima de su vestido, poco a poco fui bajando sus tirantes y le fui sacando poco a pocos sus senos. Rosy estaba excitada pues sus pezones estaban duros como una piedra. Segundos después me encontraba besando sus lindos y duros pezones y a cada lamida Rosy gemía de placer.

Mientras, ella no perdía tiempo, me bajó el pantalón y empezó a acariciar muy dócilmente mi pene. Mientras, le subía su vestido a la cintura y le bajaba la tanga a las rodillas para poder acariciar su húmedo sexo y le di un suave sexo oral hasta que creí que se venía.

Opté por separarme de Rosy y la puse de codos en su escritorio, toda la vista era su hermoso culito que iba a ser completamente mío. Poco a poco me fui agachando y empecé a besar su colita y minutos después Rosy se estaba corriendo en mi boca. Me puse de pie y le empujé la verga en su vagina húmeda hasta el punto de escurrir...le di una estocada fuerte y de golpe, Rosy grito de placer y segundos después se bajó la tanga hasta los tobillos para poder subir una pierna a la mesa y así poderla penetrar completamente.

Después de estar varios minutos penetrándola, Rosy me dijo que quería que la hiciera suya, que se quería sentir mujer en brazos de otro, quería sentirse una mujer deseada nuevamente, porque desde que había tenido a su bebé su esposo ya casi no la tocaba argumentando que estaba gorda y con sus senos colgados, cosa que era mentira porque Rosy estaba mejor que nunca.

Me dice: algo más, Paquito, quiero desquitarme de mi marido, quiero llegar oliendo a semen de otro hombre, que sepa que soy aún deseable, vamos lléname de semen por dentro y por fuera.

Dicho eso procedí a disfrutar de Rosy plenamente, solo que ahora la estaba penetrando por el ano, no fue cosa fácil penetrarle porque estaba muy estrecha y era su primera vez. Mientras la penetraba le decía al el oído: de ahora en adelante será mía cuando yo quiera, sin importan si estamos en la oficina, en la calle o en tu casa. Dicho esto Rosy se excitó más, se puso como loca, y me encantaba como gemía ante mis embestidas, sentía como su culo palpitaba alrededor de mi verga y el momento llegó, le dejé caer todo mi esperma en su apretado culo.

Cuando terminamos, arreglé mi ropa mientras Rosy descansaba sobre su escritorio, tenía todo el vestido enrollado en la cintura y su tanga estaba en el piso, lentamente me acerqué a ella y empecé a acariciar su esbelto cuerpo, le pellizcaba sus pezones, le metía mis medos a su vagina y Rosy nunca dejó de gemir de placer. Minutos después mi pene estaba al pie de guerra cosa que le agradó a mi amiga.

Vaya que eres de carrera larga Paquito, veo que no quedaste muy desahogado después de romperme el culo. Quiero tragarme cada gota de tu semen, lléname la boca de el, se que te gusta... Y tenía razón, vaya que el sexo oral es grandioso, su boca húmeda, su aliento, la manera cariñosa en que su mano me acariciaba mientras su lengua, chupaba la punta saboreando sus propios jugos...

Minutos más tarde eyaculé en su boca, al principio se hizo un poco hacia atrás pero decidida aguanto la descarga, sentía como quería quedarse con la última gota y su hermosa cara de satisfacción lo decía todo.

Me termino de limpiar los restos de mi semen, arreglé mi pantalón y levanté su tanga mientras Rosy acomodaba su vestido, era excitante ver como terminaba de arreglarse, cuando termino de hacerlo le extendí la mano para entregarle su tanga cosa que rehusó, ese será tu premio de esta noche, por lo que te la puedes quedar y si mi esposo me pregunta algo, le diré que no supe donde la dejé; al terminar de decir esto soltó una risa dándome a entender que no le importaba lo que pensara su esposo.

Salimos a la fiesta y supe que ya nada seria igual de ahora en adelante...