Cena de navidad
Navidad unas copas encuentro inesperado
Otro año más la inevitable cena de empresa, no me gusta ir, aguantar siempre a la misma gente y por si es poco en el trabajo, ahora también borracha. Me arme de paciencia y aguante como un campeón las tonterías de los compañeros, siempre las mismas, el consabido discurso del jefe. De subir salarios nunca se acuerda.
Tras la cena salimos a tomar algo, pasamos por dos bares bastante abarrotados, la gente ya se estaba entonando y por tanto empezaban a soltar la lengua y criticar abiertamente. La verdad es que es cuando más entretenido estaba. Pero en ese momento entre un par de empujones junto a la barra pude ver una cara familiar.
Era ella, si Rosa una chica con la que trabaje en mi empresa anterior y que siempre me resulto muy sensual, y con la que siempre hubo una tensión sexual muy alta y que como en las buenas películas, por desgracia, no se resolvió nunca. Ahí estaba con su melena rubia recogida, un ligero vestido de tirantes que dejaba ver sus hermosas piernas, y tacones de vértigo como siempre le gustaron.
Un pesado de mi empresa se acerco a saludarla en plan baboso, por lo que salte a cruzarme en su camino y antes de que Rosa le devolviera una de sus habituales frases despectivas junto a una mirada asesina, me interpuse y le salude con dos besos. Afortunadamente mi compañero supo desaparecer discretamente, y así pude disfrutar del abrazo que me dio Rosa tras mirarme detenidamente.
Ni que decir tiene que a partir de ese momento dimití de mi deber de socializar con mis compañeros para centrarme en Rosa, hablamos de nuestras cosas, de los viejos tiempos, algún chisme de amigos comunes lo típico, yo no podía dejar de mirar sus labios y ese escote que tanto deseaba. A la vez que recordaba las numerosas veces que en un descuido había visto su tanga por encima del pantalón. No podía evitar pensar en que ropa interior llevaría, el tema de la ropa interior fue objeto de bromas mutuas en su tiempo.
Rosa se quedo sola y yo también, nuestros compañeros se habían marchado a otro bar y nosotros seguíamos bebiendo y charlando, algún roce, risas, miradas, yo estaba realmente caliente. Mientras tanto el bar se lleno y la gente nos rodeo en un lado de la barra. En un momento dado, me agache a mirar el móvil que tenía en la chaqueta, que estaba colgada bajo la barra. Al levantarme y sacar la mano del bolsillo, alguien por detrás me empujo, me fui para adelante sobre Rosa, ella me sujeto como pudo, mi mano involuntariamente paso bajo el vestido acariciando el muslo y deteniéndose en su culo.
Me quede frio inmóvil, no me lo podía creer, que piel, que tacto, que culo, que maravilla, que ostia me venía encima. Mire a Rosa sus ojos revelaban sorpresa estaba quieta, yo no podía moverme y tampoco quería. Abrí los ojos como pidiendo perdón, Rosa me sonrió y se acerco y me dijo al oído: “hoy llevo un tanga blanco nada más”.
El miedo, la tensión se evaporaron, mi polla salto como un muelle, deslice mi mano por su culo acariciándolo, buscando el contorno del tanga. Era de los de hilo dental, muy fino, sin triángulo solo las tiras unidas. Seguí recorriendo el contorno del tanga, nos mirábamos, bebíamos como si nada pasara, mi mano subió por sus caderas, y bajo hasta el triangulito delantero, pequeño, suave, caliente. Resbale junto a su pierna. “Mmmm depiladito, sabía que te gustaba llevarlo así”, fueron mis primeras palabras a Rosa.
-“Como a ti te gusta, al menos eso me dijiste una vez”, contesto picara.
Esto me puso a tope y no puede evitar meter mis dedos tras el tanga, sentir su calor su humedad, la suavidad de su piel, que llevó a acariciar su rajita. Rosa se mordía el labio inferior mientras mis dedos la acariciaban y entraban dentro de su cuerpo.
“Tengo las llaves del apartamento de una amiga”, me sonrió, “llevo años deseando follarte y hoy no te escapas”. Ante este comentario lo único que pude hacer fue acercar mi boca y besarla por fin, pero no por mucho tiempo, no quería esperar a probar su cuerpo.
Salimos del bar y de camino a casa de su amiga paramos en algún portal a comernos la boca y por qué no sobarnos a gusto, ella acaricio mi paquete con maestría y yo pude comprobar que sus pezones marcados no estaban ocultos bajo un sujetador.
Llegamos al portal de casa de su amiga, con impaciencia nos metimos al ascensor, la lleve al fondo y no pude más que arrodillarme a saborear su cuerpo antes de que el ascensor se cerrara, ya había quitado su tanga y mi lengua estaba percibiendo su caliente humedad.
Dedicado a recorrer con mi lengua todos los rincones de su cuerpo, no me percate que el ascensor se detuvo, la puerta se abrió, en ese momento saque la cabeza y pude ver una mujer de unos 30 años mirándonos, sorprendida, me miro a la cara y pudo ver mi lengua recogiendo el flujo de mis labios, se mordió el labio inferior, respiro hondo y con un perdón cerró la puerta.
-“La conoces pregunté”
-“Si pero ahora tu sigue, quedan tres pisos”.
Al llegar al apartamento no puede esperar y mientras abría la puerta le quite el vestido, fuimos directos a la habitación, Rosa se puso de rodillas y bajo lentamente mis pantalones, que cara de vicio tenía, mordió mi polla por encima del bóxer la paso por su cara, poniéndome aun más duro de lo que ya estaba.
Saco mi polla y mirándome comenzó a recorrer con su lengua mi capullo, acariciaba mis pelotas con sus manos, era una experta. Cogí su melena y empecé a acompañar su boca con movimientos de mis caderas, suaves pero cada vez más profundos. Mi polla desaparecía casi por completo, me miro con cara de vicio, y supe que podía seguir, metí mi polla entera en su boca, sus labios pegados a mi cuerpo empujándome.
Cuando se saco mi polla la tumbe en la cama debía devolverle el favor y acabar lo empezado, hicimos un 69 muy intenso, puede recorrer su coñito hasta el último centímetro, disfrutar llevándola al límite y parando saboreando su continua humedad.
El deseo pudo con Rosa que no pudo más y grito “follameeee métemela ya la quiero dentroooo”.
Me puse sobre ella sus piernas rodeándome, y mi polla en su entrada, yo me movía jugando y ella tiraba de mi, suplicando que entrara.
“Follammeee yaaa vamooss métemela”.
Me deje caer, mi polla entro por completo, un fuerte gemido, me quede quieto el cuerpo de Rosa se contorsionaba, luego se relajo, comencé a moverme muy lentamente entrando y saliendo girando, ella se agarraba con fuerza a mi culo tiraba de mi.
Mientras la besaba pellizcaba sus pezones, estaban duros, y le hacían gemir, una palmada en su hermoso culo y comencé a acelerar el ritmo, el golpeteo en su coño, el ruido de sus flujos al entrar y salir se mezclaron con los gemidos y las súplicas.
Mis huevos golpeaban en su culo, estaba a punto y lo sabía empuje más profundo, más intenso mi polla recorría todo su interior, puse su piernas sobre mis hombros y empecé un mete saca salvaje quería que se corriera, que gritara y gimiera como siempre había imaginado, y poder verla mirándole a los ojos.
Su cuerpo se arqueo, su coño atrapo mi polla sus manos se agarraron a las sábanas y yo seguí follándola y disfrutando del espectáculo, agarre sus pezones, tire de ellos y Rosa empezó a gritar.
“Siiiii aaaaaaaaammmmmmmmmmgggggg masmasmas mmmmmmaaaaaaammmmsi sisi métemela no pares”.
Seguí follándola hasta que su cuerpo cayo rendido, jadeante, satisfecho, me abrazo me beso, pero ahora le tocaba a ella. La gire y la puse sobre mí. Ahora quería verla follandose mi polla, quería ver bien su cara de vicio, sus tetas saltando, mi polla entrando sobre su coño.
No hizo falta hablar, su culo empezó a moverse rítmicamente sobre mí, sus tetas saltaban, estaba en el cielo, su cara hacia que mi polla se endureciera mas y mas. Cabalgó sobre mi polla cada vez más rápido e intenso, ella gemía mi polla llegaba a los más profundo y placentero de su cuerpo.
Estaba a tope y Rosa lo sabía, me sonrió puso su mejor cara de zorrita, se pellizco las tetas, y cuando mejor me estaba follado, con una mano agarro mis pelotas con fuerza y me dijo:
“Dameee tu leche córrete para mí”.
Dicho y hecho no puede aguantar más, gemí, grite y me corrí como nunca, mi polla escupió toda la leche de mis huevos en su interior, quede destrozado. Rosa se tumbo sobre mí y mientras nos besábamos podíamos sentir como el semen salía de su coño resbalando rebosante.