Cena de empresa especial

Llego la cena de empresa como cada año y el alcohol pasa factura a mucha gente, te permite hacer o decir cosas que no te atreves a decir y así fue lo que les paso a mis compañeras.

Como cada año los empleados de la empresa somos invitados pocos días antes de la navidad cuando el año se acaba a una cena de empresa. Y como cada año nos reúnen en el restaurante de un hotel para celebrar la cena de empresa.

Llegó el día y nos distribuyeron en mesas redondas, en grupos de ocho personas. Era un día en que te relacionas con los compañeros de otros departamentos que normalmente no sueles hacer, conoces a compañeros, cuentas historias y anécdotas y te lo pasas bien.

Empezó la cena y sirvieron los platos, las bebidas y la gente comía, bebía y reia. Después de cenar y del discurso de los gerentes de la empresa en la que nos invitaban a seguir mejorando y a no quejarnos nos pasaron a un salón oscuro. A lo alto una mesa de mezcla y luces por todas partes con una pequeña barra. Estábamos en la zona de discoteca, el DJ se situó y empezó a sonar la música. La gente no paraba de ir a la barra, algunos empezaban a estar perjudicados y a tambalearse golpeando a compañeros a su paso.

Muchos de los chicos se avalanzaban sobre las chicas a ver si pillaban algo, algunos lo conseguían otro no, estaban todos bastante borrachos e intentaban cualquier cosa e incluso discutían entre ellos por intentar ligar con alguna chica. Yo fuí a la mía, a mi rollo con mis compañeros con los que estaba acostumbrado a estar, en una de estas se acercó Arancha, una chica del departamento de ventas, una chica de media estatura de pelo largo y castaño. El pelo le recorría parte de los hombros acabando en rizos y vestía una camiseta y una falda oscura pero muy corta.

Se acercó a mí y empezamos a charlar de cosas de trabajo pero poco rato más tarde la conversación derivó a lo tajada que iba, estaba borracha y se notaba.

A: Uff, creo que he bebido demasiado.

Yo: Sí, tal vez deberías descansar un poco.

A: Pero estoy bien, se lo que hago, jajaja.

Arancha era una chica que se le coje amistad rápido, muy abierta y simpática.  La conversación derivó en algo más caliente en pocos minutos.

A: En esta empresa no hay chicos guapos, bueno hay pero muy pocos.

Yo: Yo no me puedo quejar, algunas chicas guapas hay y con unos cuerpecitos de deseo.

A: Eso sí, a esos yo me los follaba. Es más, cuando no follo y estoy trabajando me ponen cachonda. Y tengo que tocarme.

Yo: Aja.. - no sabía qué decir. Pero no era necesario iba tan pedo que había comenzado un monólogo.

A: Cuando pasais por mi departamento, ufff.

Yo: ¿Pasamos?

A: Sí, sí, pasáis, tu también, pues no me he tocado veces pensando en ti.

Yo: jajaj no me lo creo.- Me estaba empezando a poner nervioso y a la vez cachondo.

A: Si, te imagino en el baño o en la mesa de la oficina.

Yo: Creo que vas demasiado borracha, estás diciendo muchas tonterías.

A: Borracha y con hambre, me apetece chocolate. Pero se lo que digo y es verdad.- decía tropezando las palabras.

Yo: Sí, come algo que te baje un poco todo.-

Se acercó a mi oído lentamente y me susurró

A: Ahora mismo te untaba la polla de chocolate y te la comía hasta que supiera a leche.

Me guiñó el ojo, me tiró un beso y se alejó a la mesa más cercana a coger algo que comer. Ahi estuvo mirándome un buen rato mientras comía. Pasó un rato y la abordaron un par de compañeros que la vieron muy borracha. Supongo que intentarían tirarsela, así que intenté pensar que todo era producto de la borrachera y decidí ir al baño a calmarme un poco.

Entre en el baño de chicos y me metí en uno de los servicios. Pero al ir a cerrar la puerta alguien me lo impidió. Ahí estaba Arancha bloqueando la puerta.

A: ¿Pensabas que ibas a irte sin mi? No te vas a librar de mi tan facilmente. - decía desafiante ahora ya un poco más serena. Entró y cerró la puerta. - Estoy muy cachonda.

Me agarró y me lanzó contra la puerta, se abalanzó sobre mí y me besó. Apenas podía apreciar su sabor, tan solo el sabor a chocolate mezclado con su aliento de perfume de alcohol. Se fue deslizando lentamente hacia abajo rozándome con las mano hasta sentarse. Me desabrochó el pantalón dejándolo caer al suelo, pasó su mano acariciándome el paquete, rozando con sus labios la silueta de mi pene hasta morderlo. Se me estaba poniendo cada vez más dura. Bajó los boxers y mi verga salió como un obús.

Se acercó a ella y comenzó a besarla lentamente, rozaba sus labios por toda la verga con los ojos cerrados, notaba como su lengua iba recorriendo de arriba a abajo hasta que de repente noté el calor de su boca. Se la había metido entera en la boca, notaba su lengua, sus labios recorrerla de dentro hacia fuera y nuevamente hacia dentro. Así estuvo un buen rato chupando y relamiendo, con cara de deseo mientras ella levantaba su falda y ladeaba su tanguita para recorrer su rajita.

Se separó de mi verga. De ella y de su boca colgaban hilos de saliva que caían al suelo. Se dio media vuelta y se levantó la falda y bajó tu tanguita, dejándome ver su precioso culo. Se agachó y de entre sus piernas podía ver los labios de su rajita depilada. Brillaban por la humedad, se arrodilló sobre el baño, se echó hacia delante y siguió tocandose. Me acerqué a ella y pasé mi nariz entre sus labios abriendolos para seguidamente pasar la punta de mi lengua entre ellos. Comenzé a lamer y a chupar su rajita que se humedecía cada vez más, mi cara había quedado sumergida entre sus nalgas.

Arancha gemía y empujaba su culo contra mi, mientras mi lengua entraba y salía, subía y bajaba. Mis sabios sorbían y succionaban durante un largo rato su chochito.

A: Follame, follame ya! Me tienes muy mojada, dame fuerte, follame.

Sin mediar palabra me levanté, apunté con mi polla y la penetré. Dió un salto y se puso recta, su  culo ahora arropaba toda mi polla que se hundía dentro de su coño. Empezó a golpear su culo contra mí, cada vez con más fuerza incandosela toda, yo acompañé las sacudidas con el ritmo inverso. Su respiración y sus gemidos se aceleraban cada vez más rápido como sus embestidas.

A: Siguee, no pares, rompeme el coño, joder, dame fuerte, Sííííí, síííiiii, ahhh

Ya no golpeaba contra mí, quieta se estremecía y temblaba. Volvía a moverse lentamente a la vez que se estremecía, entrando y saliendo de mi verga, con delicadeza y dulzura. Respiraba prolongadamente y más relajada hasta llegar al resoplido final. Me aparté de ella para que se relajara. Se puso en pié, se colocó su tanguita y su faldita y se quitó la camiseta y el sujetador que dejó en el colgador.

A: Ahora te toca a ti, quiero probar tu leche.

Yo: Soy todo tuyo.

Agarró sus pechos y atrapó mi polla entre ellos. Comenzó a masturbarme con ellos. Yo acompañaba los movimientos follandome sus tetas, en cada empujón mi polla llegaba a su cara, ella aprovechaba para chupar la puntita y limpiar los jugos que de ella salían. Sus tetas liberaron mi polla que introdujo en su boca, hasta lo más profundo. Mi polla entraba y salía de su boca cada vez con más velocidad y de repente me relamía la puntita y su lengua jugaba con ella para volver a introducirse hasta dentro.

Yo: Me corro, joder, me corro, ahhh

No pude aguantar más ese momento tan delicioso y me corrí. Su boca se quedó inmóvil con mi polla dentro disparando leche. Arancha tragaba lo que podía, el resto recorría sus labios y se deslizaban por sus pechos. Su boca entraba y salía levemente para darme el placer final de mis espasmos hasta que dejó de sacar leche. Relamió y limpio cada milímetro de mi polla. Se agarró los pechos se los acercó y los lamió recogiendo la leche desperdiciada, esa que no podía tragar. Cuando terminó de limpiarse toda, me dio un beso en la punta de mi verga y un chupetón y nos vestimos. Salimos de los baños y nos incorporamos a la fiesta nuevamente como si nada hubiese sucedido.

La noche pasó y fui cambiando de grupo, pero cada vez que mi mirada se cruzaba con la de Arancha, está ponía cada de obscena me guiñaba el ojo y se chupaba los dedos con cara de lujuria. Me ponía cachondísimo. Pero pasaron cerca de 3 horas desde aquello y la noche se acababa cuando llegó exaltada otra compañera. Era Bea, una chica jovencita, rubita oscura con tipito delgado y algo pijilla.

B: He perdido el bolso y todo lo que había dentro, no lo encuentro.

Yo: ¿Estas segura que no lo has dejado en algún lugar?

B: No lo se, no lo veo, llevo un rato buscandolo.- A las horas que eran era difícil buscar algo y más con su estado, también llevaba un par de copas de más. Así que la ayudé a buscar por todo el restaurante y la sala.

Yo: Aquí no está, seguro que lo has traído?

B: Pues no lo se, se que lo he cogido. A lo mejor está en el coche. ¿Me acompañas, por favor?

Yo: Si por supuesto, ¿donde has aparcado el coche?

B: En la calle de atrás.- salimos del local y dimos la vuelta a la manzana. La parte trasera del hotel era algo más oscura. Activó el mando del coche y se encendieron las luces de un monovolumen negro, con las ventanillas oscuras. No debía de tener mucho tiempo, parecía prácticamente nuevo. Abrió el portón y se metió dentro.

B: No se ve mucho.

Yo: Espera que te alumbró con el telefono.

B: Si mejor .

Me metí dentro del monovolumen y estuvimos revolcandonos entre los asientos para buscar sus pertenencias.

B: Aquí está, menos mal. - dijo aliviada. A la vez que el portón del coche se cerraba, accionaba la llave y el monovolumen quedaba cerrado.

Yo: ¿Que haces?

B: Ven aquí vas a ver lo que te voy a hacer.

Yo: ¿Todo esto ha sido para traerme aquí?

B: Claro y hacerte mio.

Se sentó sobre mí en el asiento trasero y comenzó a desnudarme. Yo no me resistí mucho la verdad.  Se quitó la camiseta que llevaba y el sujetador y lo lanzó a la parte trasera. Se puso a la altura de mi cara y puso sus pechos en mi cara.

B: Comemelas, lo estoy deseando. - Y sin mediar palabra eso hice. Restregué toda mi cara por sus pechos hasta alcanzar sus pezones, que degusté, chupé, lamí y jugué con ellos durante bastante rato. No eran muy grandes pero eran suaves y bien puestas. Me siguió besando y comiendo la boca un buen rato mientras le magreaba sus pechos.

Se apartó y se quitó los pantalones negro de cuero que llevaba, le costó un poco quitarselos pero del tirón se quitó los pantalones y el culotte que llevaba. Se situó de espaldas a mi, con los pies en el asiento y sujeta a los agarres de las puertas. Yo me bajé los pantalones y me desnudé, mi verga volvía a estar dura como una piedra. Me agarró de la verga y se la introdujo dentro. Dejó caer su peso sobre mí metiéndosela muy adentro y dejando caer un grito fuerte de placer.

Se levantó y se sentó dejandose caer nuevamente, a cada entrada y salida un grito, su ritmo fue acelerándose y sus gritos parecían ya de locura. Se agarraba del techo como una poseída mientras yo la sujetaba por los pechos, hasta que ya no pudo más y llegó al orgasmo, estremeciéndose y soltando chorros de flujo vaginal. Su espasmos eran increible, el coche había quedado totalmente mojado. Miró hacia atrás me dio un beso, se levantó y se resituó. Apuntó mi polla a su culo y lo apoyó, fue restregandose mi polla y sus flujos por su culo hasta que fue bajando lentamente e introduciendosela por el culo. Gemía y gemía según iba bajando hasta que la tubo toda dentro. Durante unos segundo fue subiendo y bajando lentamente, metiéndosela entera por detras y acelerando el ritmo. Así durante unos minutos hasta que nuevamente empezó a temblar y temblar. Se acariciaba la vagina y de ella salieron unos chorros de flujo nuevamente. Esta vez sin oposición. Se dejó caer contra mi y se frotó dirigiendo sus chorros al suelo.

Se recostó a un lado del asiento a cuatro patas, cansada y jadeante. Me levanté apunté a su culo y se la volvía meter. Comenzé esta vez yo a taladrar su culo con fuerza. Ella gritaba nuevamente.

B: Noo, otra vez noo, sii , joder, siii, sigue siguee. ahh.

La fui follando cada vez más rápido hasta me corrí dentro de su culo. La golpeaba con mi cuerpo contra su culo mientras seguía corriendome.

Yo: Uff joder, que culazo tienes.- de su culo manaba mi semen que chorreaba.

B: Siguee no pares, no pares- hasta que nuevamente de su coño salió más flujo y se volvió a estremecer. Sacó su culo de mi polla y se agachó a chuparmela para limpiarla.

Miró en la guantera y sacó unos pañuelos, se limpió, nos vestimos, nos besamos y volvimos a la fiesta. Las dos me retaron a volver a repetir lo que pasó, yo pensé que al día siguiente ninguna se acordaría pero no fue así.