Cena de empresa de 3
¿Quién no ha fantaseado con montárselo con alguien que nunca pensaba que lo haría?
Fue un día realmente especial.
Era época de cenas de empresa. Esa noche estaba preparada para hacer lo típico en esos eventos. Emborracharse hasta reventar. Esa noche presenté a Claudia a mi amigo Héctor, y por lo que parecía en un principio se llevaban bien.
Después de muchas conversaciones con diferentes personas,muchos dyc con coca cola,y lo que iba surgiendo, Claudia se me acercó y me propuso lo que me esperaba, irnos a seguir la fiesta por nuestra cuenta. No opuse resistencia,solamente teníamos que hacerlo de forma planeada para que nadie se enterara de nada.
Cuando íbamos de camino,supuestamente cada uno a su casa,nos encontramos con Héctor de nuevo,por lo que seguimos nuestra conversación anterior. Le planteamos,como si hubiera surgido en el momento,tomar otra copa los tres,lejos de las miradas de compañeros,jefes y más personas del evento. Así fue como acabamos los tres en casa de Claudia.
Una vez allí,nos sentamos en el sillón y seguimos nuestra fiesta privada,un pelotazo por aquí,un cubata por allá...hasta que sin saber como,Claudia me estaba mordiendo los labios,mientras miraba a mi amigo de reojo con picardía. Yo me quedé en blanco,sin saber que hacer ante la mirada de Héctor. Pero ahí fue cuando llegó la sorpresa. Retiró su boca de la mía, para encontrarse con la de el otro hombre que se encontraba al otro lado. No daba crédito de lo que ocurría,no solo mi amigo no me reprochó la aventura que tenía,sino que hizo lo mismo que yo. Eramos tres cuerpos muy cachondos con ganas de gozar.
Ella se quitó la cruzada de cuero que llevaba, y no nos quedó otra que invitarla y retiran nuestras americanas. El calor se hacía cada vez más intenso.
Mientras se besaban,ella sentada sobre el, yo empecé a retirarla el vestido que llegaba poco más arriba de las rodillas,dejando a la vista el liguero que unía sus negras bragas de encaje con las medias. Mientras tanto Héctor la sobaba las tetas como si de masa de pan se tratase.
Alguna vez se escuchaba una risa tonta por la extraña situación. Habíamos empezado un trío y nos sabíamos como acabaría.
Ella estaba semi desnuda,nosotros en cambio aún seguíamos vestidos,así que nos ordenó que nos bajáramos los pantalones lo primero. Nosotros nos miramos y así hicimos. Una vez bajados ella empezó a jugar con nuestros miembros que seguían con algo de vergüenza, pero poco a poco se empezaron a llenar de sangre. Nos quitamos las corbatas y las camisas torpemente ya que estábamos de subidón. Ella sonrió cuando vio los dos rabos bien empalmado,con los capullos duros como el acero.
Se puso de rodillas para mantener el equilibrio,se agarró a mis nalgas,y empezó a comerme la polla como hacía tiempo no me la comían. Mientras,Héctor la empujaba de la cabeza con una mano,y con la otra sacudía su polla bien depilada.
Cambió de rabo. Primero lo escupió para dejar claro que ese iba a ser un polvo bien guarro. Estaba muy cachondo. Acerqué mi polla a su boca, y ambos glandes se tocaron. Era la primera vez que algo de mi cuerpo tocaba otro miembro. Se metió ambos a la boca,los pajeaba juntos, haciendo fricción una polla con la otra. Era una situación muy extraña,pero muy muy ardiente.
Segun pasaban los minutos,la situación se desataba aún más.
Nos fuimos a su cama. Los dos teníamos deseo de comer ese coño jugoso.
Ella se tumbó de lado con una pierna levantada. Como queríamos haverla gozar,Héctor lamia el coño,yo la comía el culo. Nuestras manos no sabíamos dónde ponerlas...ella solo podía ponerse un cojín en la boca y sufrir de placer.
Tras correrse dos veces en nuestras bocas,Claudia se puso a cuatro patas.
Mi amigo se me adelantó. Tenia muchas ganas de meterla en ese sitio húmedo y caliente. Yo me quedé tumbado debajo de ella. Ella me comia la polla,yo la chupaba el clitoris a la vez que mi amigo la empujaba con su firme polla.
Se le salió una vez,y rápidamente la agarró y la volvió a meter. Ella no era capaz de gemir y comérmela a la vez,pero no me importaba,comerla el coño me daba mucho placer.
Agarrado a su pelo,la follaba fuertemente, tan fuerte que se le volvió a salir. No se que me pasó por la cabeza en ese instante,pero le agarré yo la polla a mi amigo para ayudarle a meterla. Nunca había agarrado una polla que no fuera la mía. Ella se dio cuenta de ese detalle,pero nadie dijo nada al respecto. Todo siguió su curso.
Cambiamos de posición. Ella se puso boca arriba. Tenia las manos atadas al cabecero. Mi amigo se situó sobre ella y la sujetaba las piernas en alto para que yo la pudiera follar. Antes de eso,volví a recorrer su ano y su coño por completo con la lengua. El le metió su polla en la boca. Tan adentro que le provocó alguna arcada que otra. También se tumbó sobre ella en posición de 69. Mientras me la follaba, el estimulaba ese clitoris que tanto nos estaba gustando. Fue sorprendente lo que pasó al poco de estar emujandola yo. Se me salió y mi amigo no solo hizo como yo de cogermela para meterla,si no que dio unas cuantas sacudidas a mi polla. Yo en ese momento,no se si por prejuicio o vergüenza me retiré y la volví a introducir. El éxtasis en el que nos encontrábamos provocó que yo sacara la polla de nuevo,esta vez a propósito,para ver la reacción de mi amigo. El volvió a hacer lo anterior,con la excepción de que esta vez me la cogió con fuerza y se la introdujo en la boca. No sabía que mi amigo tenía esos gustos,o quizá fue por lo cachondos que estábamos, pero a el le gustó, y a mi me pareció un momento perfecto para experimentar cosas nuevas. Total,en el sexo,casi todo vale.
Mi ex compañera de trabajo se había corrido multitud de veces ya. Y nosotros parece que en ese momento estábamos sincronizados,porque yo saque mi polla de su coño porque me quedaba poco para correrme.
Hector se la cascaba sobre sus tetas para correrse sobre ella. Yo me puse enfrente de el para correrme sobre las tetas también.
El desenlace parecía el habitual,pero no fue así.
Ella tenía una mano con la que se masturbaba como si no lo hubiera hecho en 10 años,y la otra la tenía dentro de la boca,mordiéndose el puño por el placer de todo el polvo que habíamos echado.
Nosotros en cambio...le agarré el rabo a Héctor y el me lo agarró a mi. Nos la sacudimos el uno al otro hasta acabar los dos sobre ella.
De esto,nunca se habló. Hector y yo nunca sacamos el tema tabú. Alguna vez quedamos con ella por separado, y nos lo pasábamos de puta madre,pero ella...quería volver a repetir con los dos. Quería volver a tener un encuentro desenfrenado como el vivido,donde el único objetivo era follar sin tener en cuenta más limitaciones.