Cena con postre
De como después de una separación y conocer una nueva mujer las fantasías se pueden realizar.
Hola buenas, hace tiempo que no escribía nada y de nuevo me animo a plasmar sobre papel aquello que me gustaría hacer o que ya he hecho y me gusta recordar y ponerlo en este medio para que se sepa, más bien para contárselo a alguien por que son experiencias que a poca gente le puedes contar.
Soy un hombre de 47 años, separado con hijos, vamos una persona del montón de los muchos que puede haber por ahí. Después de un tiempo solo, conocí a una mujer, mejor dicho me reencontrá con una mujer y llevamos un tiempo saliendo.
Es una mujer más joven que yo, Ana, tiene treinta años, es guapa, atractiva, inteligente y lo mejor de todo es que me aguanta. Ni que decir tiene que mi vida sexual ha pasado de encefalograma plano a actividad sísmica total. Es una gozada sexualmente, me excita y me encanta estar con ella, os podéis imaginar que me tiene muy exigido y que ya voy teniendo una edad.
También os puedo contar que a pesar de estar con ella también la conté mis fantasías e inquietudes sexuales, tríos, intercambio de parejas, ir a una orgía y demás, ella siempre lo tomó bien.
Al cambiar de pareja uno suele cambiar de amistades o encajar a otras en tu círculo de amigos, lo que incluye gente nueva y experiencias nuevas, todo está bien y es divertido, siempre he dicho que después de la muerte hay vida. En nuestro caso ella tenía unos buenos amigos, una pareja don él, Alberto, había ido al instituto con mi chica no habían tenido nunca ningún tipo de relación sexual. La pareja de él, Lara, una mujer muy maja y agradable a la vista un poco más mayor que él.
A medida que quedábamos la charla era fluida, agradable tanto con ella como con él, fuimos trabando cierta relación y solemos quedar casi todos los fines de semana para hacer algo, cenar, tomar café, pasear por la montaña…
Uno de los días que Ana y yo estábamos follando le pregunté si alguna vez había pensado en acostarse con Alberto, Ana se rió y seguimos a lo nuestro no me dijo pero algo le rondaba ya que cuando ya nos abrazamos para dormir me dijo que alguna vez en su época Alberto la había tirado los trastos en incluso la había enviado algún video subido de tono, ahí quedó la cosa.
Los hombres somos muy pesados cuando una cosa se nos mete en la cabeza y más cuando es una cosa relacionada con el sexo y nuestras fantasías, ni que decir tiene que dentro de hombres me incluyo y a la cabeza además. Lo dicho, seguí insistiendo en el tema Alberto y añadiendo que no estaría de más tener una pareja con la que tener encuentros de vez en cuando. Ana es más cauta ya que es mujer, me dijo que no sabía como actuaría Lara la pareja de Alberto, en este punto es donde ya nos habíamos dado cuenta tanto Ana como yo que Alberto acabaría en nuestras “garras”. Trazamos un pequeño plan y durante varias semanas lo pusimos en funcionamiento, cuestión de zapa, acoso y derribo.
A Alberto lo teníamos comprado para la causa pero tampoco se atrevía ya que Lara era un poco reacia, además había un detalle que hacía me diera más morbo Lara y es que por lo visto tenía el coño muy pero que muy estrecho, tanto que le costaba ponerse un tampón no se lo inventaba Alberto que el hombre lo sufría ya que follaba muy poco, si no que el ginecólogo se lo había diagnosticado.
Una noche de sábado quedamos a cenar en mi casa, cosa que era habitual ya que lo hacíamos a menudo. Ana y yo estábamos preparando la cena y poniendo la mesa, aparecieron nuestros invitados, Alberto y Lara que venía muy guapa y más pintada de lo habitual, al pasar Lara me agarro y me dio dos besos que me encantaron además de acompañarlos con una buena sonrisa incluso algo picarona por su parte.
Tomamos una cervezas, estuvimos charlando animadamente y nos sentamos a cenar, Alberto la verdad que esta muy nervioso sin embargo Lara estaba exultante, risueña y muy animada. Cenamos bien y pasamos a ponernos algún pelotazo y continuamos con la charla en la mesa, no recogimos ni nada la verdad que muy bien y animados, Alberto y Ana cogieron sus vasos y se fueron a sentar al sofá y a mí Lara por su parte me dijo que si quería que me ayudaba a recoger, nos pusimos manos a la obra y fuimos llevando las cosas a la cocina, cuando estábamos en la cocina, Lara me dijo: -Ya se que queréis que Alberto se folle a Ana, por mi parte no hay problema pero yo te voy a follar a ti- me quedé de piedra una mezcla de excitación y acojone. Y antes de darse la vuelta me dijo de nuevo: -Primero me follo a Alberto y luego ya vamos viendo-
Al volver los dos al salón Lara se fue a por Alberto y le empezó a comer la boca sin ningún tipo de pudor a pesar de que Ana estaba al lado suyo, yo estaba excitadísimo viendo como se metían mano, Ana se levanto y vino a mi y empezamos a besarnos, a pesar de tener a Ana delante no podía dejar de mirar a Lara y Alberto. El ya se había quitado la camisa y ella le lamia y mordía en su pecho, yo notaba como me iba creciendo el rabo y Ana me lo cogía. Nos sentamos al lado de ellos seguimos metiéndonos mano y gozando con nuestras parejas, la excitación iba en aumento Los gemidos y los ruidos de los fluidos corporales aflorando era muy excitante, giré la cabeza para ver mejor a Lara y Alberto y ella esta encima de el metiéndose el rabo dentro, lo sujetaba con una mano mientras masajeaba su clitorix, cuando entro ella puso cara de placer y dolor, recordé su problema pero también me dí cuenta que Alberto tenía un generoso rabo. Dejé a Ana a un lado y me acerqué a Lara, la tumbé boca arriba y abrí bien sus piernas, me sumergí en ellas y la empecé a lamer su coño, no estaba aún lubricado pero en cuanto empecé a lamerlo noté el sabor amargo de sus fluidos y eso me excitó más. Por su lado Ana y Alberto ya estaban a los suyo, Ana estaba a cuatro patas dispuesta a que Alberto la ensartara con su polla, y así lo hizo, agarró sus caderas y la empezó a mover como si fuera un muñeco, Ana estaba que no cabía en sí de excitación, gemía y me miraba sonriendo, yo seguí lamiendo el coño de Lara hasta que noté que se contraía, dijo que se iba a correr, antes de que lo hiciera aproveche su humedad y metí mi polla de un golpe, me costó pero seguro que no tanto como le costaba a Alberto. Empecé a bombear dentro de ella jaleado por los gemidos que emitía y los sonidos de Ana al ser percutida por Alberto. Oí a Alberto decir que se iba a corre y Ana dijo que lo hiciera dentro, Alberto dio unos empujones más y se corrió en Ana, yo al ver la escena no puede evitarlo, saqué mi polla ya que me corría y Lara me ofreció sus pechos para correrme. Por cierto Lara tiene unos bonitos pechos pero eso y como es Ana os lo cuento otro día.