Cena, cine y sorpresa

Una pareja que va a cenar a casa de otra se encuentra con una propuesta que no puede rechazar

Mi nombre es Karina, tengo 35 años tengo una novia que es hermosa pero ambas tenemos códigos de permitidos. Sin embargo nunca pensé lo que iba a suceder aquella noche. Llegamos las dos al departamento de sus amigos Ernesto y Mariana. Ellos nos habían invitado a cenar y a ver una película que recién se estrenaba. Male es médica así que debió irse a la mitad de la cena por una urgencia. Así que entre risas terminamos la botella de vino y nos sentamos en el living a ver la película. Yo estaba muy concentrada en la película cuando me di cuenta que en la oscuridad alguien me empezaba a tocar la pierna de forma extraña, y cuando digo extraña quiero decir que me acariciaba suavemente. Al dar vuelta mi cabeza era Mariana, que me miraba y me hacía gesto de silencio. Enrique dormía al lado nuestro. Realmente no entendía nada. Su pareja estaba al lado nuestro, lo sabía, no lo sabía. Por otro lado Male jamás me había comentado algo sobre Mariana. Le quite la mano y le dije que continuáramos la película pero la situación no cesó. Mariana volvió a acariarme los muslos mucho más decidida y me susurró al oído que por favor la dejara seguir, que quería experimentar con una mujer y quería sentirse segura. Y cuando le quise decir que no eran las condiciones propicias vi a Enrique que se movía y se acomodaba para continuar con su sueño.

Mariana me aseguraba que era un tronco durmiendo y mientras me decía eso más me metía su mano entre mi entrepierna y yo menos toleraba decirle que no. La tome del cuello sintiendo extacion de ser descubierta y  de calentura, su mano ya me tocaba mi concha . Sus besos me demostraban que no quería que frenara por nada. No se hasta donde podíamos llegar en esa circunstancias pero le desabroche el pantalón y empecé a meter mi mano para estimularla. Ella al mismo tiempo ya me había corrido mi tanguita y me metía un dedo, yo me movía un poco , suavemente para no hacer tanto escándalo pero ya tenía ganas de empezar a gemir. Mi mano por lo pronto no podía dejar de buscar su concha aunque me costaba maniobrar, llegaba a refregar su conchita pero no como hubiera querido, la sentía húmeda, la veía que se retorcía de placer en el más completo silencio. Se quito la remera de un momento a otro y se quedó con el corpiño. Unas tetas gloriosas. Me las empecé a comer al instante, mientras ya lograba llegar a meterle un dedo dentro de ella. Y ella no se quedó atrás también me asaltó los pechos, me subió la remera y el corpiño y me los chupo que solté un breve gemido entre eso y su mano que no se frenaba. Acabe pronto, le tome su mano y la chupe toda. Hice lo mismo con la mía que llevaba su sabor y continué mi tarea, la veía y la sentía mucho más caliente. Me senté sobre ella con mi mano masturbarndola y susurrándole al oído cosas como que esto solo era una muestra de lo que podíamos hacer juntas, recreándose en su cabeza un sin fin de situaciones. Termino. Me beso locamente. Mientras volvíamos a nuestros lugares y a estarnos quietas me pidió hacer cada cosa que le había dicho al oído.

La película ya había terminado. Me fui de su casa y Enrique continuaba durmiendo. Male y yo repetimos dos semanas después de ese episodio del que nunca nadie dijo nada. Hasta que Mariana cuando íbamos de salida me abordo y me dijo que aún le debía la clase para hacer una red velvet.