Celos (8)

Ahora sí que estoy preparada para un buen masaje pensó Gaby

Celos VIII.

Cristina la siguió, mirando en silencio cuando se detuvo junto a la puerta. Dejarla ir sin rogarle que se quedara fue difícil para Gaby. Ya había aprendido que necesitaba más de ella que sólo placer

_ ¿Quieres quedarte?_ Se giró hacia ella y la miró fijamente._ Podíamos ver una película… no sé, a mi me apetece mucho _ Cristina la miró callada, podía quedarse a pasar la noche. Pensaba, Podía acurrucarse con ella en ese sofá como tantas veces lo habían hecho en estos meses. Para luego irse juntas a la cama y se quedarse dormidas de tanto placer. Pero la expresión de Cristina seguía pensativa mientras la miraba, Gaby supo la respuesta que le iba a dar y continuó_ Pero estoy segura que necesitas irte a casa. Cristina no te molestes en volver a menos que te quedes a dormir conmigo, no creo que te esté pidiendo mucho._ vio la sorpresa que apareció en sus ojos. Ella tomó el abrigo lentamente, le echó un vistazo y luego con la mano libre le tocó la mejilla.

_ ¿Vas a estar bien? _ preguntó

No, no lo estaría. Iba a acurrucarse en el sofá e iba a intentar recordar la comodidad de sus brazos abrazándola, tal vez intentando convencerse de que todavía estaba allí. Pero ni siquiera estamos implicadas en una relación. Yo no soy nada más que una amiga con derecho a rose, se dijo a sí misma, esta situación ya le estaba empezando hartar

_ Estoy bien, no te preocupes. _ Le respondió, dolida por dentro, preguntándose por qué era tan difícil no rogarle que se quedara. Cristina asintió lentamente, las yemas de los dedos se deslizaron sobre la mejilla de Gaby antes de que su mano cayera, llevándose la calidez con ella.

_ Eres una mujer maravillosa, Gaby _ Le dijo.

_ Qué va_ susurró mientras Cristina salía, cerrando la puerta tras de ella. Gaby contempló su vacio. _ Qué va, Cristina _susurrón en la noche _ A menos que cuente lo increíblemente estúpida que soy, esperando siempre por ti. Suspiró mientras se envolvía entre sus brazos y se frotó con ellos, incapaz de pensar. Gaby se preguntaba si podría excluir la repentina oscuridad deprimente que la rodeaba. Había pensado que una noche con Cristina aliviaría la soledad. No había esperado que la soledad empeorara.

Esa mañana el restaurante estaba lleno, tan lleno que no había un respiro, Gaby le toco servir en el bar, le habían pedido dos margaritas y un Martini los preparaba como una autómata, su mente estaba en Cristina… supongo que será verdad, _ pensó_ esta relación está condenada al fracaso desde sus inicios, nunca debí aferrarme tanto, somos mujeres, jolines; su mundo jamás me aceptará; una cosa es echar un polvo y otra muy diferente es tener un proyecto de vida en común, esta relación que yo intento vivir con ella, está fuera de toda regla… una lagrima asomo a sus ojos, suspiro e intento apartar esos sentimientos y tragarse su sollozo.

_ Hola Gaby_ la voz masculina la sorprendió _ necesito hablar contigo con urgencia.

_ Qué pasa William no le gusto a tu jefe el recinto Suimin, te advertí que una decoración japonesa es de orientación minimalista y está además tiene toques hindúes, te he hecho un trabajo decorativo de libro, y todo el material que se uso es autentico, como me pediste, te dije que se lo mostraras para evitar problemas de última hora, pero tu insististe en que era una sorpresa, aun no me explico que relación tan estrecha tienes con tu jefe, para regalarle la decoración de un recinto de su negocio _ decía mientras preparaba las bebidas _Ahora no me vegas con que no le gusta, ya no hay tiempo para cambios, a menos que no la uses en una semana.

_La decoración es perfecta; el problema es otro… Gaby, tú eres la única que me puedes ayudar.

_ Qué has hecho William no me asustes.

_ Mira el papel que me ha llegado de emigración_ le dijo casi temblándole las manos, Gaby lo examino, era una citación con carácter especial._ estoy perdido, si no me presento hoy las 19 horas tendría una fuerte sanción, dicen que es la expulsión del país.

_ William mira que te digo que tomes en serio lo de tu permiso de trabajo tío, pero nada… en fin qué quieres que haga.

_ Necesito que me sustituyas hoy, eres la única persona con la que puedo contar

_ ¡Qué! No, no, lo siento William pero hace mucho que no soy masajista además no me gusta me quita demasiada energía. Vale que ser camarera no es la ilusión de mi vida, pero me da un sueldo y además algo tiempo para trabajar en lo que me gusta

_ Ya, ya, ya lo sé, pero recuerda que este es un elegante Spas femenino_ ella lo miro cansada_ además tengo muy buen salario ahí, aparte de las propinas y la verdad no quiero, ni me conviene perderlo, anda negrita ayúdame.

_ Si ya vi que es elegante, cuando trabajamos en la decoración, me di cuenta... por cierto ese día no pude cotillear a tu jefe… ¿Dónde lo conociste? Ya no me cuentas nada

_ Eso de que no te cuento nada, será porque hace ya varios meses que apenas nos vemos…, tuve que dejarte unos mil mensajes para que hablar del curro de la decoración. Joder Gabriela ya casi hay que pedir audiencia para verte, tía. Y te recuerdo que soy tu mejor amigo y el mejor amante que has tenido, soy el que te sofoca, el que te vuelve loca, el hombre de tu vida, vamos _ dijo bromeando, ella sonrió_ además mi jefe no es un tío es una mujer

_ Bueno, bueno que sobradito de veo, ¿no? A ver loco, tonterías las justas. Así que es una mujer, ya… ahora me explico la relación tan estrecha y el regalito, claro.

_ Tenemos una buena relación pero no es tan estrecha, y el regalo es por su cumpleaños, yo solo estoy pagando la mano de obra de la decoradora, los materiales los paga ella y la verdad es que me puede despedir si dejo a esta cliente sin el masaje_ Gaby lo miro muy seria, pero él se apresuró a decir_ sé perfectamente que hace tiempo que no haces masajes, pero no tengo a nadie de mi confianza para sustituirme, una de las cosas que exigen en ese Spas es la absoluta discreción, si le digo a mi colega Bernardo que me sustituya, me echan. A él lo echaron de dos gimnasio en los que sólo debía dar masajes terapéuticos y se pasó con las clientas, como ves no me puede sustituir un tipo así. Y ya hable con otros masajistas del Spas pero nadie puede cubrirme, además tú pasaste el curso de masaje tailandés y tantrico conmigo y eras la más creativa cuando trabajamos en aquel hotel elegante en nuestro país, me enamoré de ti como un bobo, te acuerdas_ como iba a olvidarlo, pensó Gaby, si se enamoró como una estúpida, como lo está ahora de Cristina, con la diferencia que ahora es mucho más intenso.

_ Vale, William, déjame terminar que ahora estoy trabajo, hablemos dentro de una hora.

Gaby siguió enfrascada trabajando en la barra, al terminar su turno se dirigió al vestuario, mientras se cambiaba su móvil comenzó a vibrar, era Cristina, hacía cuatro días que no la veía, pero la llamaba, miraba el móvil con recelo. Al fin contesto

_ Hola

_ Gaby, tenemos que hablar

_ Uhii eso nunca fue un buen comienzo

_ Espera, déjame hablar, mira tú me gustas mucho, muchísimo… pero yo necesito pensar en esta situación… estoy casada y necesito tiempo para mí, no sé si me entiendes… deberíamos darnos un poco de distancia, separar

_ ¿Qué quieres qué, otra vez necesitas pensar?_ Gaby se incorporó del asiento donde estaba y sujetó el móvil con fuerza.

Eran las seis en punto y William la estaba esperando, pero la llamada de Cristina pasó a ser prioritaria y atraer toda su atención.

_ Creo que deberíamos separarnos una temporada_ Le respondió Cristina, un tanto indecisa, como temiendo que ella no se lo tomara demasiado bien. Cristina también pensaba que dar estas noticias por un móvil no estaba bien, presentía que Gaby perdería los estribos… esa era la razón por la que decidió decírselo por el móvil.

_ ¿O sea que has decidido terminar con todo, verdad? _ Dijo Gaby, sintiéndose inmediatamente orgullosa de la serenidad en su voz al hablar aunque por dentro se sintiera perdida y confusa. Tuvo que esperar unos segundos para aliviar parte de la tensión que se había apoderado de todo su cuerpo.

_ Si, entiéndeme yo me debo a mi familia… tú no eres más que una des…_ Pero no termino la frase…_ En fin que vamos muy rápido.

_ Ah claro, es muy importante tu marido, porque eres feliz con él, ¿verdad?_ Hablaba relajadamente a pesar de la consternación. Acaba de lograr emitir otro argumento medianamente razonable en un tono tranquilo y sereno, casi como un susurro y Cristina conocía bien ese tono de voz.

_ ¿Me estás diciendo que mi familia no es razón suficiente para aparcar por un tiempo esta extraña relación que llevamos? _ Pregunto ella_ Pues para que lo tengas claro mi familia es lo más importante para mí. Tú eres una completa

_ Una completa desconocida, no era eso lo ibas decir, o mejor te corrijo… yo soy más ese objeto de usar y tirar que tú tienes, a no más claro aun, la tirita para tus problemas sexuales, porque esto es sólo placer, verdad Cristina.

_ Tú… nooo, como puedes pensar eso. Entiéndeme, no, no es tan sencillo.

_ Sabes qué Cristina se acabo, olvídame…, VALE_ colgó el móvil enojada, se vistió con prisa pensando en que era un absoluta y completa gilipollas

_ Creo que deberíamos hablar en otro momento… ¿Gaby? _silencio_ ¿Gaby? holaaa… me colgó…_ con un suspiro permaneció sentada y sumida en un fuerte estupor durante unos segundos, mientras esperaba recuperar el equilibrio emocional, apoyando la barbilla sobre sus manos miro por la ventana

Cinco minutos después Gaby fue hasta la barra, y aunque no suele beber alcohol, pidió un mojito cargado y para completar un bayleis doble… por qué la necesito tanto, pues porque soy una idiota, pidió otro bayleis y se le bebió casi sin respirar

_ ¡Eh, eh! Tómalo con calma, te has bebido el bayleis como si fuera agua y la bebida y tú son una combinación explosiva y violenta nena, sólo es un simple masaje sensual, la cliente es muy exigente pero no hace falta para nada el alcohol…_ dijo William nervioso

_ No te preocupes estoy bien, por favor ve delante yo te alcanzo ahora _ Ahora sí que estoy preparada para un buen masaje pensó llevándose una botella de bayleis. Subieron por el ascensor hacia los últimos pisos del edificio donde estaba el restaurante, el spas estaba en los cuatro últimos pisos. Aquello tenía el aire de un hotel de lujo, al abrirse el ascensor tenía un amplio salón con enormes vistas de todo la ciudad, tenía una serena decoración en la que predominaba el color turquesa y una atmósfera que olía levemente a ilang, con lo primero que chocabas era con un atractivo mostrador decorado con plantas exóticas, la recepcionista, alzó la cabeza y saludo con entusiasmo a William, este se lo devolvió tirándole un beso.

_ Bueno el otro día no pude mostrarte bien todo el Spas mira; este piso a parte del recibidor está este enorme bar con productos dietéticos y los salones de belleza y peluquería_ se dirigieron a una elegante escalera de cristal que se retorcía como una suave onda, los escalones comenzaron a moverse gradualmente a penas tocaron el primero_ Estas son las salas de tratamiento hay un enorme gimnasio y una piscina, le sigue este piso con las camas solares, las de tratamientos hidropáticos, los baños de algas, barro y minerales, en este último tienes las zonas de masajes, los baños turcos, además del despacho de la jefa… Cómo te explique cuando trabajábamos en la decoración del Suimin, la variedad de servicios es amplia esto es un Spas de salud y belleza exclusivamente femenino, donde se busca realzar la belleza tanto física como espiritual. El masaje intimo es una variación optativa del servicio de masajes corrientes, con él se proporciona una agradable y placentera satisfacción sensual, una relajación total en una ambiente intimo y elegante. Tanto para las socias como para el personal que aquí trabaja es obligatoria la ley de absoluta discreción. Por supuesto que no todo el mundo utiliza el masaje sensual, pero la relación entre ambas partes, está sometida a reglas estrictas, los masajistas pueden estar ligeros de ropa, y tan sólo pueden utilizar las manos, los labios, la lengua, incluso si el cliente lo acepta el cuerpo… Ahora bien los clientes no pueden aprovecharse del masajista, ni sugerirle nada fuera de la gama de actividades prescritas.

_ O sea que yo tengo que dar un masaje sensual, William tú te acuerdas porqué dejé de darlos a ciertos clientes "amigos" porque se ponían a mil, ahora me pides que se lo dé a una mujer que no conozco de nada… anda ya… No sé, no lo veo claro y si le doy un masaje corriente para ponérmelo más fácil, digo yo

_ Ya, a mí también me gustaría pero el que han pagado es un masaje erótico… el asunto es que a esta cliente es importante, y la verdad es que la mayoría de los masajistas, incluido yo no la satisfacemos del todo

_ Pues que se le va hacer, es un inmenso placer sentir las manos de un hombre recorriéndote el cuerpo con erotismo y sensualidad profesional, con eso debía de bastar, no tiene porque a ver ninguna implicación emocional de parte del cliente, no sé porque te preocupa eso_ comento Gaby con aire indiferente. _ Oye, y si prefiere ser atendida por un chico, dudo que siente algún grado de satisfacción con una mujer, quizás prefiera que se lo de un hombre.

_ Gaby, si fuera así no te hubiera dicho que me sustituyeras… además, puedes estar tranquila ya ha tenido los servicios de más de una masajista, aunque como te digo es un cliente difícil… por lo demás quiero que seas creativa, esmérate, de ti depende que conserve este trabajo, porque cuando le diga a mi jefa que me va a sustituir alguien que no trabaja aquí… me van a echar pero si se hace un buen masaje, se lo pensará al menos. Comprendes

_ Vale, vale… te voy a ayudar, pero por la situación en la que estas, está claro, aunque no me hace ni puñetera gracias, sabes bien que no quiero volver hacer este trabajo, me quita demasiada energía, sobre todo el masaje erótico y termino como una moto _ él se precipito a abrazarla_ Vale, habrá que comprar té verde para revitalizarme y algunas cositas más, quieres impresionar a tu jefa ¿no? Pues le vamos a dar un toque de emoción al tema_ William la miró aterrado_ Cálmate, saldrá bien… ah una cosa, no le dirás a nadie, quien es la masajista, ni a tu jefa, no quiero que nadie me relaciones con esto. Está claro

_ Vale, vale Gaby eres mi salvadora, mi diosa, mi reina… te lo voy a pagar con creces, mulata linda… _ bueno ya conoces el recinto Suimin, es el más elegante del Spas, dicho por todo el que lo ha visto, el futón diseñado especialmente para masajes. Tu decoración es intima y sensual, yo he puesto varios tipos de velas, flores naturales e incienso. Como previmos toda la higiene personal está cubierta en este espacio adyacente que diseñaste_ abrió una puerta corredera_ el baño privado, con cabina para ducharte antes y después del masaje te ha quedado estelar, pero la bañera artesana al estilo japonés es tu mejor obra… una cosita más eh…, esto… los masajistas cuando hacen este tipo de servicio trabajan semidesnudos. ¿No te importa?_ Gaby lo en miro en silencio con cara de asesina.

William respiro profundo, bueno al menos Gaby lo iba ayudar, ahora hablaría con su jefa, esta es la otra parte difícil… cuando se disponía a ir al despacho la vio en el bar

_ Buenas tardes… me gustaría hablar con usted en privado, por favor._ la mujer lo miro por un momento y luego añadió.

_ ¿Tienes algún problema? _ él hizo un gesto de afirmación_ Bien vamos a mi despacho, tienes que hablar rápido porque tengo una reunión importante ahora. William le cedió el paso para que ella fuera delante al llegar, cerró la puerta tras de sí, antes de que ella se sentara le entregó la citación oficial…_ ¿Y esto qué es?

_ Ese papel lo recibí hoy y tengo que presentarme a las 19 horas y no puedo dejar de ir porque me pueden sancionar por ello… por lo tanto tendré que salir antes_ Ella sólo lo miraba, William trago en seco, se armó de valor y siguió_ justo a las 19 horas tengo una cliente Bip que tiene un servicio de masaje especial, al no encontrar quién me sustituya me he atrevido a buscar a una persona de mi entera confianza para que lo haga por mí.

_ ¿QUÉ? ¿Qué pasa, estás loco? Quién eres tú para traer un extraño que ocupe tu lugar… y menos en ese servicio. Te voy a despedir que lo sepas, y es una pena porque eres bueno, pero no imprescindible, eso que has hecho es una falta de respeto absoluta

_ Lo entiendo y me disculpo por ello. Por favor, le ruego perdone mi atrevimiento, pero me gustaría que usted me diera una oportunidad, estoy completamente seguro que va hacer un excelente trabajo… por favor.

_ William no sé porqué extraña razón te voy dar el beneficio de la duda. Muy bien, te voy dar esa oportunidad, ahora bien la más mínima queja de la cliente, no sólo te voy a despedir, sino que los voy a demandar a ti y a tu amigo… esa citación oficial va ser el menor de tus problemas. Ahora dime quién es el cliente que tienes a esa hora.

_ Usted, la reservación de las 19 horas la hizo usted, además el salón que tienes detrás de su despacho y que me confió para que hiciera una decoración, lo he convertido recinto Suimin (recinto de sueño en Japonés) ya está listo. Por lo que si tiene la más mínima queja sobre la decoración, sobre el masaje de hoy o el comportamiento del masajista, me considero despedido; pero estoy seguro que quedará usted complacida

_ Ah, vaya lo has terminado, espero que tu sorpresa no sea una horterada, pues vas a añadir más leña al fuego, muy bien ya me pasaré a ver tu recinto "Suimin" y a recibir el masaje. Admiro tu convicción, William y espero no arrepentirme… puedes irte_ William salió en el momento justo en el que comenzaba su reunió, al terminarla ya era tarde, por suerte aún me quedaban unos minutos, busque la llave y entre en una pequeña habitación contigua a mi despacho, donde se hallaban las pantallas. Nadie sabía que yo tenía acceso visual a todas las salas del Spas, aunque por falta de tiempo no había mirado antes la decoración. Sintonizó el canal del salón convertido ahora en recinto Suamin, más que la decoración quería ver al chico suplente… pero la habitación ya estaba en penumbra y el suplente estaba despaldas envuelto en un kimono femenino, parecía una chica o no, las puertas correderas, un futón, un tatami, es un ambiente japonés o chino_ pensé_ y aquello me intrigó. Bueno vamos allá, entre apresuradamente abriendo las puertas corredizas, en la penumbra del recinto el olor a incienso suave era agradable, miro a su alrededor y todo era muy simple a acepción de dos faroles de papel rojo y diversas velas blancas y rojas, delicados arreglos florales (Ikebana)… por lo menos para la decoración tiene talento, pensé.

_ Hola, ¿qué eres? Una geisha, una bailarina árabe _ Nuestras miradas se encontraron por un momento y sentí desconcierto ante aquellos ojos tan expresivo, que me resultaban algo familiares, definitivamente es una mujer; como prendas de vestir lleva un turbante blanco de seda que sólo le dejaba ver la frente con un lunar entre las cejas y aquellos ojos, todo su cuerpo estaba envuelto en un kimono blanco japonés que comenzó a deslizarse, quedándose semidesnuda ante mí. Sus senos estaban casi al descubierto tan sólo los cubría unos finos collares que imitaban la forma de un sostén dejando libres de ataduras unos pezones oscuros como el chocolate, preciosos, el vientre plano por el que resplandecía un ombliguito obsceno, exquisito con un lindo y pequeño brillante en forma de media luna y 3 estrellitas azules, una diminuta tanguita blanca le cubría el pubis, era raro, era una mezcla de bailarina árabe y geisha… de inmediato me sentí excitada, aquello estaba empezando a gustarme. _ Me doy una ducha y enseguida estoy aquí, Vale… _ pero me detuvo.

_ No, mi masaje ha comenzado desde que ha cruzado esta estancia, estamos en el paradigma de sus deseos y ahora soy lo quieras. Una geisha… tal vez árabe _ eso fue dicho con delicadeza, como si allí ocultara un mensaje. Alzó una de sus cejas, rebelde, arrogante, sus palabras eran susurrantes y sensuales, pero tan enérgicas como una orden. Se acerco a mí, con un porte exquisito, la espalda erguida y con una elegancia impecable impregnaba todos sus movimientos. Unas manos tiernas comenzaron a desvestirme si apenas rozar mi piel y su aroma comenzó a embriagarme, era una fragancia que no supe reconocer. Era extraño pero su cuerpo me tentaba; ladeé la cabeza hacia un lado y de repente sentí un cosquilleo en el cuello al sentir su aliento.

_ Exquisito. _ susurro, besándome detrás de la oreja. Un suave roce de sus labios me hizo cerrar lentamente las pestañas y el placer me golpeó atravesándome. Ella me observaba. Podía sentirla observándome. Podía sentir la tensión, el calor del deseo sexual empezando a moverse sobre mi piel… para quitarme el vestido, poso sus labios carnosos en mis hombros y vivirla fue delicioso, si seguíamos así íbamos a incendiar la noche. Gemí al sentir sus labios rosándome mientras me bajaba la cremallera, me arqueaba buscando un contacto más profundo, esos besos se estaban haciéndome perder el sentido. Retiró los tirantes de mis sostén, me saco los zapatos, deslizó las medias por mis piernas, sus labios siguiendo el curso de las medias, besando y acariciándome la piel mientras localizaba zonas erógenas que no sabía que tenía.

Ahora estaba desnuda a la débil luz de la velas, su brazo rodeó mi espalda, su mano en mi cadera, me llevo hacía una curiosa bañera onsen, me hizo sentarme dentro del agua tibia y relajante, era extraño pero del agua salían diminutas columnas de humo, con una esponja cálida empezó a lavarme con la delicadeza que sólo otra mujer puede hacerlo. Me derramó el agua enjabonada sobre mis pechos y caderas me acaricio las nalgas y me froto suavemente entre los muslos. Su silencio hablaba por si solo

Estiró mis brazos a ambos extremos de la bañera y por inercia mi cabeza se echó hacia tras, ella se situó justo ahí para masajearme el rostro, las suaves caricias que me daba en el cráneo, la frente y las mejillas eran exquisitamente tranquilizadoras, realizaba pequeños movimientos circulares, movía con suavidad la delicada carne sobre el hueso desasiendo con ello todas mis tensiones, luego atrapo la línea de mi mandíbula con ambas manos, rodeo los contornos de mis orejas sin invadir los orificios con la punta de sus dedos, deslizo las manos para acariciarme el cuello con tiernas fricciones, y continuó bañándome, por momentos la sentía tan pegada a mí, que ansiaba lamer la sal de su piel, sentir su respiración en mi cuello me estaba desquiciando, pero ella seguía imperturbable pasando sus delicadas manos por mi espalda, por mi vientre, la ingle, el pubis con un tacto suave, delicado casi reverencial creando una armonía única entre sus manos y mi cuerpo desnudo. Gemí cuando paso sus dedos sobre mis pezones erectos, cuando los paso entre mis piernas rozando mi coño para luego descender hasta mis nalgas y mi orificio anal, me estremecí de ardiente deseo cuando mire sus ojos expectantes, la tensión que me estaba provocando era impresionante, al fin me saco del agua y procedió a secarme con ternura, como la mejor de las geishas

Hizo que me acostara en el futón que bajo mi cuerpo era firme y mullido. Me estiré sobre él con un suspiro, ella extendió suavemente aceite egipcio sobre mi espalda y hombros, olía a lavanda suave y sensual, sentí que mi carne se estremecía bajo el contacto erótico de sus dedos, comenzó a masajearme las nalgas con los nudillos presionando con fuerza, así que por la región pélvica se propagaba una sensación ardorosa y con ella una calidez que expulsaba todo tipo de tensiones y me estaba haciendo disfrutar del aroma intrigante de mi geisha y de mi propia excitación… cómo el sexo mismo

_ mmm _ no pude evitar gemir con el repiqueteo punzante de sus dedos sobre mis glúteos, cuando fuertes palmadas resonaron en mi culo ya lo tenía ardiente y pícate, ella aminoró el ritmo y abrió suaves sendas por la espalda con la yema de sus dedos, bajo suavemente por mi trasero hasta la curvatura de las rodillas, volvió a subir para volver a estacionarse en mis glúteos, los pulgares rozaban el interior de mis muslos y sentí que todo mi cuerpo se estremecía a medida que sus pulgares se aproximaban a la grieta húmeda que ya la esperaba ansiosa _ Me estas atormentado_ dije al sentir que fluía en mi interior una agitación de autentico deseo… tuve que menearme un poco en el futón, sintiendo el acolchado contra mis pechos y el vientre, oprimiendo mi ya impaciente monte de Venus.

_ Relájese _ susurró la geisha con una vos tan tierna como sus manos_ tenemos mucho tiempo.

Después de trabajar con cuidado las plantas de mis pies, me cruzo las piernas como señal que debía darme la vuelta, mientras lo hacía, vi sus preciosos pezones parados y sentí un estremecimiento en mi vientre. La excitación que me provocó me alteró. Me recordé a mi misma que el objetivo de estos masajes es la satisfacción de un cliente sin su intervención. Tal vez para algunas mujeres la tentación verlos semidesnudos era excesiva, como me está pasando ahora a mí, pero no pude evitar que mi mirada se dirigiera a su precioso ombligo adornado y a la tanguita blanca algo mojada en la zona del clítoris que se transparentaba y se veía un pequeñito triángulo de vello púbico yo estaba guida por una especie de fascinación primitiva. Cerré los ojos para borrar la imagen pero no pude.

Me beso los hombros antes de que las manos se trasladaran a ellos, acariciándomelos, los pulgares hundiéndose en la carne, podía sentir sus besos en mis músculos que se relajaban bajo sus dedos. Calentándomelos entre sus manos, mirándome mientras yo la observaba. Sus ojos eran brillantes llenos de deseos y sensualidad, parecía contener toda la necesidad y el hambre que podía sentir una mujer excitada como yo.

Me arriesgué a seguir mirandola, y sus preciosos ojos me sostuvieron la mirada, cautivándome. Cada vez que su mirada atrapaba la mía, deseaba hundirme en ella, vivir en ella. Era algo misterioso, algo completamente femenino, sensual y prohibido cada vez que me sostenía la mirada. Era como si me acariciara con sus ojos.

Para ese instante ya yo estaba gimiendo, arqueándome hacia ella, mis piernas extendiéndose por su propia voluntad, cuando se metió entre ellas las abrí un poco más, mi coño con el cubierto del rocío de la carne ardiente, mis jugos florecían accesibles tan sólo para ella. Mi carne estaba sonrojada por la necesidad, los pliegues suaves e hinchados, el clítoris congestionado y palpitante. Ella tan sólo pasaba sus manos por mi piel y yo la miraba deseosa de tocarla, palparla porque estaba segura que esta geisha árabe sabía como el deseo en sí mismo. Caliente y dulce fluido, rodando contra la lengua como el néctar más dulce. Y exigente

Me siguió frotando con el aceite egipcio, incitándome todavía más, tocó, acarició y me exigió más sensaciones. Yo no estaba acostumbrada a eso. Siempre he sido una mujer exigente para tomar, ahora sólo podía dar… necesitaba que me permitiera probarla, acariciar su piel con mis manos, con mis labios, con mi lengua, pero no me dejaba. Sólo podía disfrutar de sus labios sobre mi desnudez, mientras sus manos subían cubriendo mis pechos, frotando el aceite en ellos, ya no sabía qué caricia seguía, con cuál frote ardería más alto. Cuando aquella geisha clavó su ojos en mi alma entonces vi mi vulnerabilidad, mis temores… fue cuando sin dejar de mirarme presionó un beso apretado en mi vientre al tiempo que ella gemía un nombre "Cristian" algo así, dijo; no sé muy bien porque cuando la mire, sus ojos estaba cerrados pero sus labios comenzaron a arrastrarse por mi carne húmeda y de vuelta al placer.

Entonces se volvió más exigente, me trazó unos círculos perfectos alrededor del pezón. Soltó una exhalación al rozar con sus labios el otro pezón, descubriendo así un camino ardiente cuando comenzó a bajar hacia mi pubis.

Yo sólo quería que me librara por un momentos de tantas sensaciones, que me liberara al menos por unos instantes del peligroso mundo de los sentidos en el que me tenía cautiva y lo hizo para comenzar una ceremonia desconocida. Me llevo a un nivel más espiritual, y descubrí que este recinto Suamin ejercía un poderoso efecto sobre mí, como si me brindara la oportunidad de conocerme a mí misma y a mis sensaciones más ocultas. De disfrutar del verdadero significado de ser mujer, una hembra. Una criatura sexual.

Pero me complacía más ver su piel morena, brillante, preciosa. Su belleza me enamoraba, su esencia me arrebataba… de su cara no veía más que aquellos ojos, que me transmitían mucho más que cualquier palabra o silencio

Me hizo participar con ella en la ceremonia del té.

No sólo me dejó prendada con la magia del ritual, sino que por un descuido se acercó tanto a mi que pude probar la suavidad salada de aquel pezonsito que me hizo cosquilla en la lengua y fue un paso preciso para entender el sabor de su té, que nada tiene que ver con el elixir verde que se disuelven en la boca. Ella retiro su pezón de mis labios ansiosos y comenzó la ceremonia, el proceso fue sencillo y a la vez complejo, con una danza erótica su cuerpo se movía, hacía los preparativos y en sus movimientos yo experimentaba unos fantásticos contrastes entre lo suave y lo oculto.

Me extendió una pequeña taza de porcelana y mientras bebía no pude evitar saborearme los labios mirando los pezones erectos y despuntados en el torso de mi geisha, esos montículos bronceados me aturdían, y luego su cuerpo preciso, esos muslos que me llamaban a apretarme entre ellos. Hizo que volviera a costarme boca arriba, se me tensaron los músculos de pubis cuando esparció sobre mi vientre un liquido beige con cierto olor a whisky y terso mi piel con su lengua era raro pero estaba percibiendo en ella una inocencia tan adorable que me pregunte quién ocupaba su mente. Era romántica, tierna pasional. Aquellos modales refinados me intrigaban, bajo aquellas lámparas de papel. Ella desprendía una sensualidad tan fuerte que me arrastraba con esa explosión de calor que desprendía su cuerpo

El té es elemento de menor importancia en este rito _ susurro la geisha _ la pureza del gesto, el silencio o las frases forman parte del ritual… bajo lentamente lamiendo mi vientres desde el surco de mi senos; masajeó con sutileza mi pubis, separó con distinción los labios genitales y tras palpar la humedad con las yemas de los dedos introdujo dos dedos como si estuviera separando los pétalos de una flor.

Sin prisas _ dijo la geisha en un susurro_ se sirve el té.

Y para demostrármelo, acercó la punta de la lengua a mi sexo atrapándome el clítoris con sus labios. Mi excitación creció imparablemente y no pude evitar retorcerme como si estuviera atrapada en una trampa. Dejé escapar un fuerte gemido. Aquel placer recién descubierto resonaba en la parte inferior de mi cuerpo y me hacía agitarme y arquearme sin la menor vergüenza. Levante mis caderas para acuciarla a seguir con sus mordiscos y lamidas

Me rodeó los pechos con sus manos y comenzó a tirar y apretar mis pezones. Las contracciones me recorrían todo el cuerpo, a la vez que un deseo cada vez más fuerte ardía en mi región pélvica. No quería imaginarme que pasaría continuación. La geisha desplazó la lengua por el perineo hasta la piel ultrasensible que rodea el ano. Mi cuerpo se convulsionó violentamente, mis piernas temblaban, mis músculos se tensaban y derretían.

Sus labios me recorrieron despacio por las ingles, volvió a verter aquel líquido, ahora sobre mi ombligo. Las tibias y cargadas gotas me hacían cosquillas al correr hacia mi clítoris, de ahí a mis labios vaginales y la unión de mis glúteos. Ella se posicionó entre mis muslos y lamió con fruición el sabor de la bebida mezclada con mis jugos para satisfacer su insaciable paladar.

Se lubricó los dedos y los empujó suavemente contra mi trasero, me retorcí contra ella cuando aplico la más ligera presión en el fruncido agujero con la punta empapada de sus dedos

_ Más _ grite en vos baja_ Siii… por favor, necesito más _ me arqueé hacia ella presionándome contra esos dos dodos que desaparecían en mi interior. Había un punto en el que la excitación, la sensación más pura, cruza una línea muy delgada entre el placer y el dolor… podía sentirme alcanzando ese punto… Pero ella no me permitía exigirle, no me consentía tomar lo que necesitaba, tan sólo podía aspirar a lo que ella quería darme. Cuando casi estaba llorando, rogando por más, se compadeció de mí al sentir hundirse su lengua dentro de las profundidades ultra sensibles de mi coño mientras que yo empujaba contra la penetración de sus dedos, forzándolos más profundo dentro de mí, quería más, mucho más, era imposible que yo pudiera querer más, pero codiciaba todo y más.

Me vi cabalgando sobre sus dedos, disfrutando al máximo el masaje anal que me daba, se me tensaban y contraían los músculos de la vagina y aquellos labios insaciables me laceraban, su respiración sobre mi clítoris y su lengua en mis labios vaginales… me estaba volviendo loca. Completamente loca

_ Tu lengua me está matando_ dije sin poder contenerme más. Entonces sus labios se trasladaron hasta mi clítoris con un sonido hambriento… y eso era exactamente lo que yo sentía un hambre salvaje, un apetito cruel por probarla, un deseo desgárrate de placer que a través de ella sentía. Porque me estaba dando un infinito gozo, un placer desconocido para mí. Deseaba disfrutar lo que sentía ahora creciendo dentro de mí. Una mujer que podía darme tanto placer, también debería ser complacida, pero no me dejó tocarla.

_ Es su placer _ susurro. Y el erotismo me impregnó. El ardor me calentó aun más de lo que ya estaba. Podía tener cada deseo de ella esa noche, cada apetito sensual sobre el que alguna vez ni siquiera sabía que existía, ese mismo deseo por el que de ahora en adelante iba a fantasear. Pero ahora tomaría todo ese placer, aun sabiendo que, cuando llegara la hora de que se fuera mi geisha, me dañaría más de lo que nunca antes me hubiera imaginado.

_ Eres salvaje, deliciosamente salvaje _ le acuse, y ella comenzó a subir por mi cuerpo, deteniéndose a chupar mis pezones, frotando su pubis con el mío, bailando entre mis piernas la danza del vientre… era un masajes de cuerpos, de su piel sobre la mía, sus ingles me tocaban, su vientre se movía al compas de sus caderas… esto es maravilloso, imposible de olvidar.

_ Te deseo tanto Cris…_ gimió en un susurro incomprensible para mi, en mi enorme excitación, pero ya no importaba nada; mi coño estaba devastadoramente caliente, mi cabeza cayó hacia atrás cuando sus dedos se enterraron dentro de mí, con tres empujes, me oí gritar

_ tómame_ sollozaba_ tómame duro. Ahora Duro y profundo, no me dejes así por favor.

Era una demanda llena de fuerza sexual y necesidad desesperada y una vez que sus dedos estaban enterrados en mi interior ya no pudo parar. Sincronizada como estaba con sus caderas, con esa danza encendida se acoplo mi cuerpo a su ritmo, sentí que me miraba mientras me cogía, y debe haber visto las emociones que me llenaban, las emociones que salían de ella y me alcanzaban. Y me quedé allí perdida. Perdida de tal manera sus sensaciones que no había marcha atrás. Sólo quedaba esa caída hacia el éxtasis.

Y fue cuando todo exploto a mí alrededor, grite corcoveando contra ella y conduciendo con mi mano, su dedo más profundo dentro de mí. Tan cerca estaba de mi propia liberación que podía sentir el éxtasis, pero mi Geisha me dio tiempo disfrutar de su cuerpo sobre el mío, para llegar al máximo del placer y entonces comenzaron los golpes lentos y suaves que me empujaron más alto. En un instante mis ojos se ensancharon, me estremecí, pidiendo a gritos sus caricias, desesperada estaba cuando chorros de liberación explotaron en el interior de mi vagina y me dejé caer pesadamente y sin fuerzas.

Quedé con los ojos abiertos, pero desenfocados. Me encontraba en un lugar al que ningún hombre me había llevado, al que pocos seres humanos podrían llevarme. La intimidad abrasadora, el conocimiento de que está mujer me tenía en sus manos, justo ahora, calcinándome el cerebro. Pero ella no me preparó para llegar tan alto, para perderme en el misterioso mundo de los sentidos. La Geisha busco mi clítoris, y poniendo el pulgar sobre él empezó a moverlo, mientras sus dedos me penetraban más duro, más profundo. Vigorosos y potentes empujes golpeaban dentro de mí y una extraña subida se aceleró, fraguándose en mi interior, llevándome hacia el éxtasis. Podía escucharme a mí misma gritando, tratando de gritar. La presión en mi clítoris me empujó a una emancipación eufórica, gloriosa cuando duros y furiosos golpes dentro de mí me expidieron a una explosión de montonones estrellas, colores brillantes, puros, ardientes orgasmos estallaron en mi interior. Por unos pocos y preciosos segundos toques el cielo y fue mi último asidero a la realidad una vez que varios orgasmos explotaron dentro de mí, el mundo dejó de girar, el tiempo se detuvo. Y llegados a este punto, mi corazón, mi alma y mi mente pertenecían a la Geisha

Me estaba corriendo, descargando mi propia liberación, desgarrándome una y otra vez. Catapultándome, lanzándome directo a un espacio sin luz donde sólo estaba ella, envolviéndome en su candente sensualidad.

Entonces me quede volando. Podía sentirlo. Lo sabía. Pero en realidad había parado y era sólo una sensación, cálida, difusa, indefinida… una sensación aplastante que me arrastró a un oscuro y vibrante universo de placer que emergía dentro de mí.

Durante muchos y penetrantes momentos, yo no existía. Sólo pernoctaba en la penumbra. Solo estaba junto a ella en la madrugada oscura. Solo persistía en el puro y apacible roció de sensaciones que llenaban mis sentidos y me desarraigaba de mi pesada realidad, durante muchos minutos sólo quería estar abrazada a mi Geisha.

_ Quiero dormir, _ le dije casi sin fuerzas_ quiero dormir lo que me queda a tu lado, quiero despertar mañana contigo

Una fugaz tristeza percibí en sus ojos en ese instante y aunque tenía la mirada somnolienta y perdida, quise cuidarla, mimarla y ocultarla del mundanal ruido. Pude mirar lo único que me permitía ver de su rostro, sus ojos ahora tristes. Es exótica. Su cuerpo me arropaba, su piel estaba húmeda de mi sudor, pero yo estaba más que saciada. En ese instante paso los dedos por la seda que tapaba sus labios haciendo el gesto de un beso y dibujó con ellos el contorno de mi boca, atrape sus dedos con mi lengua para saborear su aliento.

Un suspiro profundo escapo de sus labios. Por primera vez en la vida, tuve que luchar contra la emoción de sentirme conquistada, totalmente enamorada de una desconocida, y supe que si no tenía cuidado, esto se convertiría en algo más que placer, pero quería correr el riesgo. Y antes de poder conocerla, me venció el sueño. Y me quedé profundamente dormida