Celos (4)

Para todos los que me han pedido este relato... siento la demora.

CELOS IV

DOS AÑOS DESPUÉS

Cuando sus jefes organizaron la fiesta privada en la discoteca, a Gaby le extraño que no contrataran estriptís, bailarinas gogo y demás faunas de entretenimiento sexual, incluso le extraño que los empleados habituales ella incluida estuvieran como invitados aunque ella tendría que trabajar. Y claro era eso, se trataba de una "fiesta benéfica" organizada por Ángel para halagar a su familia, actual socio de Antonio su jefe. Se rumoreaba que esa familia es muy católicona y religiosa, Gaby no se explicaba muy bien porqué Ángel había cedido su discoteca a su familia, pero la explicación era simple quería impresionar a la dictadora de su madre y de paso a la beata de su mujer (palabras textuales de Antonio) en su aniversario de bodas. un poco porque la mujer estaba enterada de sus últimos devaneos amorosos, también porque son las que dan el dinero que el luego se gasta en lo que más le apetece, gozar de la vida. Allí todo resplandecía, desde las enormes lámparas con sus colgantes de cristal hasta la elegante clientela que habían acudido a la cena benéfica previamente organizada por Antonio (ateo y negociante de medula), pero aquello era publicidad gratis y además unos selectos consumidores que no podía perder, por muy religiosas que fueran.

Gaby lleva un vestido de raso azul turquesa que realzaba todas las curvas de su cuerpo; estaba exuberante, la sencilla línea del vestido le daba un aspecto elegante, le toco sentarse al lado de Montse una exótica rubia clienta habitual de las fiestas privadas (despelotes) de Ángel y que de vez en cuando piropeaba a Gaby si cortarse un pelo

_ ¿Gaby, te he dicho lo sexy que estás con ese vestido? -le susurró al oído.

Gaby se apoyó ligeramente y giró la cabeza para encararla.

-Empezaba a pensar que no te habías dado cuenta.

-Puede que esté bajo los efectos del champan, pero no estoy muerta.

-De eso ya me he dado cuenta -señaló frotándose levemente contra la rubia.

Ella soltó una carcajada y se sentaron, Gaby con todo descaro se sentó a su lado y apoyó el brazo en la silla de ella.

-¿Te estás divirtiendo? -le preguntó al oído.

La rubia exaltada, se separó ligeramente y la miró a los ojos.

_ Me estás calentando mucho Gabriela la sostuvo la mirada y con una sonrisa enigmática, comento _ a ti no te han enseñado que el que anda con gasolina no ha de jugar con candela… _ pero se paralizo, se quedo en silencio, al incorporarse miró hacia un extremo cercano y su mirada se cruzó con otra de ojos azules y centelleantes que la hizo dejar de sonreír, ella sólo conocía a una persona con aquellos ojos azules que la estremecían. ¿Qué estaba haciendo Cristina allí? Ambas se sorprendieron pero no hubo ningún saludo… Seguía tan atractiva como siempre. Sus asombrosos ojos de un azul intenso enmarcados bajo unas cejas bien definidas contrastaban con el color de su piel Despegó la mirada de los ojos azules y se alisó la falda del vestido; disimulando su turbación.

_ ¿Te pasa algo?

_ No, no es nada importante alguien a quién creía reconocer… _

Cristina contemplaba a la multitud y deseaba estar en cualquier otro lado salvo en aquella fiesta. Habían acudido con su hermana mayor invitadas por su hermano y su mujer. Asistir a aquella fiesta era como la reconciliación entre las dos mujeres y su madre con la cual se llevaban fatal sobre todo Lucia. Estar cenado juntas en la misma mesa y no discutir en la primera frase, era de hecho un gran éxito. Luego se desplazarían para un salón muy grande, en un sótano discoteca donde se realizaría la fiesta.

Charlaba entretenida con su hermana cuando tuvo una extraña visión… no podía ser ella, pero sí; Cristina se cortó, por unos segundos, sus ojos chocaron directos con los de una morena a la que al instante reconoció, verla le habían hecho recordar en tan sólo un instante el pasado que ella creía olvidado, era como si demasiados recuerdos estuvieran esperándola, memorias que había logrado evitar. Pero ¿por qué ella estaba allí?... hasta ese momento había logrado sacársela de la cabeza, o eso pensaba y allí estaba Gabriela mirándola con aquellos ojos que hipnotizan. Cristina cerró los ojos un instante; reconocía que no estaba preparada para encontrársela de pronto después de dos años. Verla después de todo ese tiempo no iba a suponer un problema; ella no lo permitiría.

_ Sucede algo Cristi… ¿te has puesto blanca como el papel?

_ Mira en esa dirección, por favor_ susurro a su hermana_… vez aquella chica morena… esa es Gabriela.

_ ¿ah sí…, y que hace aquí? Oye pues es muy guapa, ¡no! ¿Y esa rubia tan elegante que está a su lado es su pareja? Anda, forman una explosiva pareja. A la rubia no la conozco de nada no parece muy religiosa… y conocemos a casi todo el mundo en esta fiesta ¿Hay algún problema Cristi…? ¿Tú sabías que estaría aquí?

_ NO, para nada, hace dos años que no la veo, realmente no sé, porque está aquí… y la verdad es que yo… es sólo que no esperaba encontrarla de pronto… _ dijo forzando una sonrisa

Pero Cristina miro a su hermana perpleja y aunque Lucia tuvo que desviar la atención hacia su cuñada en ese momento, ella de repente tuvo la extraña certeza de que le molestaba que estuviera allí con otra, se sintió confusa, como traicionada, volvió a mirarla, observó a Gaby que con la rubia se retiraban a una mesa…en ese preciso instante noto un sentimiento amargo. Bebió otro sorbo de champán y se pregunto molesta porque tenía que importarle con quién se acostaba Gaby ese es su problema, pero volvió a mirarlas, podía observarlas muy bien, no pudo dejar de hacerlo de vez en cuando en el transcurso de la noche…así que al ver a Gaby ir hacia los aseos… era el momento de preguntar qué estaba haciendo allí. Al llegar una señora se lavaba las manos y se marcho, ella se apoyo a uno de los lavabos, al salir Gaby ambas se quedaron mirándose por unos segundos. Cristina se sintió irritable, Gabriela siempre conseguía turbarla.

_ ¿Qué haces aquí? No entiendo por qué estas en esta fiesta Gabriela, no creo que puedas permitirte el gasto que supone un sitio como este. Pero además aquí hay personas serias… y religiosas por si no te has dado cuenta_ hablaba con irritación, observando la cara de Gaby que en silencio comenzaba a cambiar sus gestos de indiferencia a fastidio_ Y no está nada bien que te andes restregando con tu novia… Si estás haciendo esto para importunarme, estás perdiendo tu tiempo. Sabes, las únicas que se están poniendo en evidencia sois tú y ella

Gabriela miro a Cristina fría y calculadoramente… suspiro con exasperación con cierta cólera contenida la miró y arqueó una insultante ceja

_ Qué saludo tan encantador y poco apropiado… Yo también me alegro de verte Cristina… y lamento que las reglas de cortesía y educación que te enseñaron en el "colegio religioso" al que estoy segura que fuiste se te hayan olvidado esta noche o se te han olvidado del todo… vez es algo tan sencillo como ser cortes y saludar… ¿Cómo estás? ¿Cuánto tiempo?

_ Gabriela a mi no me interesa en absoluto saber cómo estas, está claro que muy bien, no hay más que verte con esa chica _ dijo mirándola da arriba abajo, incomoda_ Lo único que quiero ahora mismo es que te vayas con tu novia de este sitio, aquí hay familias muy devotas que no son tan tolerantes como yo_ Gabriela la miraba con un sonrisa en los labios, aquella mulata era realmente bonita cuando sonreía, es atractiva y sexy, ecidió; mientras trataba de valorar la inesperada respuesta que sentía ante aquel hecho. Suspicaz, observó su rostro, tenía que admitir que estaba cargado de una palpitante seguridad en sí misma, tenía una elegancia que desafiaba su sencillez, Cristina reacciono con demasiada rapidez a la sensual curva de sus labios

Gaby sólo la miraba más enojada aun pero se mantenía serena; estaba celosa, de eso no había dudas a pesar de la sarta de sandeces que estaba diciendo le gradaba pensarlo

_ ¿Tú tolerante?, ahora me vienes con esa trivialidad. Ah, se me olvidaba que las trivialidades son de religiosas reprimidas ¿ahora eres abierta? No me digas, tu abierta… tú no eres abierta, eres demasiado racional. Dime una cosa ¿qué te hace pensar que me puedes dar órdenes? ¿Qué me puedes echar? Porque me estas echando bajo coacción, y no me gusta mucho que me den ordenes, y siento decírtelo cielo, pero tendrás que seguir aguantándome… al menos toda la noche.

_ ¿Cómo supiste que yo estaría esta noche aquí…? Porque estás aquí por mí.

_ ¿Qué? No seas engreída Cristina… ¿cómo coño iba a saber que tú ibas a estar aquí? ¿Cuánto hace que no nos vemos… dos años, tres...? No tenemos amigos, ni conocidos en común, ¿Cómo iba a saberlo? De saberlo no vengo, querida… pero que tía más creída, no te sientas alagada, nada que ver contigo.

Avanzo hacia Cristina y puso una mano sobre su hombro, pero aquel contacto la encendió, el calor de esas manos le penetró la piel y se le extendió por todo el cuerpo a Cristina. Habían transcurrido dos años y nada había cambiado. Un simple roce y se desataba esa loca pasión entre ambas… Cristina comprendió que el deseo no había desaparecido. No podía apartar la mirada de su boca, de aquella barbilla coqueta que se alzaba orgullosa desafiándola. Estaba contemplando la deliciosa y carnosa curvatura de sus labios, cuando sitió que alguien la llamaba obligándola a abandonar su contemplación, ambas miraron hacia la puerta. Allí estaba Lucia mirándolas

_ Cristina… Interrumpo

_ No, no interrumpe usted nada _ contesto Gaby.

_Oh, qué bien, gracias

_ No, no las merezco, no hay nada inherentemente positivo en esta charla, por lo tanto no interrumpe usted nada útil.

Dos segundos más tarde Montse y Mariana entraron a los aseos distraídas en una divertida charla, Mariana la reconoció al instante

_ Hola ¿Cristina? ¿Cómo estás?… Se acuerda de mí, soy Mariana

_ Claro que me acuerdo, estoy bien gracias. Trabajabas en la cafetería de Antonio, ¿no?

_ Si, y aun seguimos trabajando con él, como puede ver ahora tiene un restaurant casi de lujos_ Gaby le hizo una señal a Mariana _ Bueno nos vamos, me alegro de verla y saludos a su esposo.

_ Gracias, de tu parte.

Gaby pasó por delante de Lucia, no sin antes dedicarle una mirada Cristina… las tres se fueron dejándolas en los aseos, Cristina no pudo evitar suspirar delante de su hermana...

_ Bueno al menos ya sabemos porque está Gabriela aquí. Estabas en una fascinante relación interpersonal. ¿Estás bien Cristina?, estas algo alterada. _Lucia además de su hermana, 12 mayor que ella, era su mejor amiga y casi se podía decir que era la madre afectuosa y comprensiva que ella conocía, con ella Cristina no tenía secretos. Médico de profesión, con un doctorado en psicología y estudiosa del comportamiento humano sabía por experiencia cuando tenía que intervenir sobre todo con su hermana. _ Cristi, los esfuerzos que haces para olvidarla se interpretan como una seducción. Has estado a punto de besarla.

_ Sí, ¿cómo? Eh… NOOO.

_ Estas parpadeando considerablemente, y eso se produce cuando la pupila se dilata mucho, lo cual es una reacción inconsciente de una atracción sexual. Cristi sabes que las mujeres parpadeamos el doble que los hombres cuando nos ponemos muy nerviosas. Lo cual es muy útil para saber q estas frenética. Te conozco bien; ahora mismo estas muy enojada, yo diría que sientes unos celos incontrolables, lo positivo de todo esto es que has aprendido a canalizarlo, la presencia de esa chica te causa ansiedad o es la memoria de estos dos años de ausencia que han venido de golpe… de hecho te escuece mucho que ahora este aquí con otra.

_ Borra esa imagen de tu mente Lucia. _respiro pesadamente_ La he olvidado…vale _ dijo mirándola asustada_ Creo

_ ¿Seguro que la olvidaste Cristina? Es posible que estés en un proceso de deducción mental ahora mismo. Pero si quieres auto engañarte cariño, tú misma.

Ambas salieron de los aseos, Cristina estaba irritada y decaída pero se obligo a sonreír, su hermana sabía que aquella sonrisa era una mueca falsa que les habían enseñado a ambas desde pequeñas, pero sus ojos azules mostraban preocupación y tristeza, pero eso sólo lo veía Lucia no tenía por qué preocuparse por los demás, el resto de su familia ni siquiera lo notaria, menuda fiestecita le esperaba.

Ya en la mesa, Montse y Mariana charlaban animadamente; Gaby meditaba taciturna… Tantos lugares que hay en Madrid y ella viene precisamente aquí, a amargarme la noche

_ ¿Qué te sucede Gaby, te has quedado muy callada? _ pregunto Montse

_ Nada, estoy bien… estudiando el escenario.

-Qué interesante, es la primera vez que nos hablas con evasivas _comentó _ Qué ocurre entre la chica del aseo y tú. Entre las dos había una tensión palpable. Si no es asunto nuestro, dínoslo y ya está, pero no finjas que no sabes de qué te hablo.

_ Claro que hay tensión entre las dos_ interrumpió Mariana_ ¿Se lo puedo contar Gaby? _ ella consintió con desgano _ Hace como dos años y medio, Cristina y Gaby tuvieron una fuerte disputa, pues ella pensaba que Gaby era la amante de su marido y casi se van a las manos

_ ¿Y tú eras su amante Gaby?

_ ¡Noo! _ Volvió a intervenir Mariana_ el tío ese era un amiguete de Antonio y visitaba a veces la cafetería, Gaby ni siquiera lo conocía, pero esa señora la tomo con ella, casi pierde el curro, hasta que ella misma se dio cuenta que Gaby no era la chica, en realidad era otra… pero ella nunca supo quién era… _ Gaby sólo la miro, Mariana era la amante pero guardo el secreto en silencio y miro hacia otro lado.

_ ¿Y esta bueno el tío?

_ La verdad es que no, es un baboso. Además Gaby no se enrolla con hombres casados.

Qué ironía, pensó Gaby. No me enrollo con el tío porque es casado y vengo a enamorarme de su mujer, esto es una burla.

Casi al final de la cena subió al escenario una banda de músicos que harían un pequeño concierto de música latina, primero se presentaron con un instrumental de boleros y luego se incorporo una chica, que para sorpresa de todos era Gaby… canto varias canciones entre ellas algunas para que Ángel bailara con su mujer aquello ya estaba preparado, por lo menos de parte de Ángel, lo bueno era que su mujer estaba encantada. Gaby lograba una complicidad única con el público que aplaudía cada vez más cuando terminaba sus canciones extraídas de varios géneros musicales y algo moviditas casi todas.

_ Oye, esa chica tiene una gran proyección de voz, es muy buena _dijo Lucia_ logra que el público sienta lo que canta, y eso es esencial en un vocalista ¿Por qué no se dedica al canto?

Gaby sonreía y miraba al público con una picardía y un erotismo típico de las caribeñas, a veces miraba demasiado a la maldita rubia, pensaba Cristina. De vez en cuando Gaby bailaba con uno de los músicos, era un espectáculo maravilloso y Antonio se veía encantado. La última canción decía algo así "Regálame otra noche… como aquella, que sólo nos falto la luna llena, las copas… y el champan en la bañera, las ropas esparcidas por la mesa, regálame otra noche como aquella, la mousse de chocolate por mi cuerpo, tus labios encendiéndome la hoguera… probé cuanto quisiste que probara, te ame como si el mundo se acabara… mientras cantaba esta parte miro a Cristina.

El rosto de Cristina se puso rojo como el granate… se acordó perfectamente de aquel momento, la mesa del despacho, quitándole la ropa, embadurnado de chocolate su boca, sus senos, el vientre, recordó como los limpio detenidamente con sus labios, pasando su lengua por todo su cuerpo en aquella oficina de la cafetería, cada vez que lo recordaba le excitaba intensamente

_ Sabes, hay una parte de esa canción, que no mmm… que no me suena… _dijo Lucia y su hermana la miro todavía más colorada_ Oye, estas bebiendo mucho champan y no te está sentando bien.

Finalmente el concierto acabo y la gran mayoría felicito a Antonio por su trabajo, la velada había estado sublime pasaron todos al sótano-discoteca y la música grabada lleno el ambiente, varias parejas ya bailaban, la discoteca tenía más luz que las habituales, por lo tanto todo se veía más iluminado, aquel sitio era muy amplio. Un amigo de la familia invito a bailar a Lucia esta se levanto y salió hacia la pista. A Cristina no le apetecía la charla de su madre y su cuñada así que aprovecho para ver la discoteca de su hermano y despejarse, había perdido de vista a Gaby y no sabía muy bien que la agobiaba más no verla o verla con esa rubia, ansiaba saber por lo menos donde estaba, aunque temía tenerla demasiado cerca. Pensaba que debía de ser una mujer muy desdichada si en toda la noche no hacía más que irritarse porque estaba con otra, le amargaba pensar que Gaby acariciara a otra mujer; pero aun así la buscaba intentando alejarse de ella y la vio sola. Se acerco por detrás y le sujeto por el brazo Gaby iba en dirección a la salida y sintió que se estremecía, no había visto la persona que la sujetaba pero sabía perfectamente quién era

_ ¿Te vas ya?

_ No…, no te voy dar ese placer… voy a por un taxi tengo que hacer una gestión. ¿Aunque, tienes coche? Porque me podías llevar tu y así ahorrarme el dinero. _ Ambas se miraron

_ Vale…, voy a buscar las llaves, espérame aquí.

Al llegar donde estaba sentada su familia, se percato con satisfacción de que pasaría desapercibida. Lucia estaba charlando con unos amigos, su madre y su cuñada con dos hermanos del consejo católico; le dijo a su hermana que tenía que ir a hacer un recado y está aunque la miro extrañada no dijo nada… salió de prisa antes de que a alguien se le ocurriera hacer preguntas incomodas, al llegar Gaby la esperaba charlando con la chica del guarda ropas.

_ ¿Nos vamos? Subieron las escaleras en silencio, ambas percibían un cúmulo de pensamientos compartidos que las incapacitaban para hablar, ninguna de la dos prestaba atención a la discoteca, ni a la gente que dejaban detrás. Gaby le dio la dirección y enseguida surcaba las calles. El gentío caminaba en medio de las farolas dispuestas al tapeo, no era demasiado tarde, finalmente entraron a la autopista y volvió a reinar el tortuoso silencio… Quince minutos después el coche entraba a un barrio dormitorio y estacionaba, ambas salieron.

_ No sabía que cantabas, lo haces muy bien.

_ Gracias y… hay muchas cosas que tú no sabes de mi, Cristina.

_ Ya… tu amorcito no tiene coche, lo digo porque ella podía a verte traído

Gaby sonrió y mientras caminaba dijo _ Oye, deja de inventarte historias con vida privada.

_ ¿invitarme historias?, pero si estoy segura. Oye, y como va digerir "la historia" después de esa última canción, que hablaba de una intimidad que sólo has vivido una vez conmigo. Porque me imagino que eres lo suficientemente sincera como para contarle que esa escena ya la viviste, más que nada porque cambiaste la letra de la canción.

Gaby se detuvo ante una puerta, se quedo unos segundos de espaldas a Cristina, se volvió mirándola fijo a los ojos.

_ Qué te hace pensar que no me embarrado de chocolate con otra persona. Estas muy… pesada y muy lasciva, sabes…, soy yo o te estás emocionando un poco, volviéndote una paranoica celosa. Veo que hay cierto deseo sexual en este numerito que me estas montando, o estas mostrando tu lado más inseguro y una gran disposición a fastidiarme… ¿pero, por qué me extraño? si te has especializado en incordiarme.

Abrió la puerta y ambas entraron era una especie de estudio

_ ¿Celosa yo? ¿Te has embarrado de chocolate con otros?

_ ¿Estás celosa Cristina?_ pregunto con sarcasmo.

_ No seas ridícula. Creo que me alegro de comprobar que estas con otra persona. Me siento más… "tranquila".

_ ¿Por qué será que me parece ver un poco de desencanto en tus palabras?

_ Celosa yo… de ti, por favor Gabriela… yo tengo una vida estable, estoy casada con… con _ Gaby que hasta ese momento seguía buscando en un armario y no le había prestado mucha atención se volvió a mirarla, _ con… ¿cómo se llama?

_ ¿Has olvidado el nombre de tu marido? _ Pregunto asombrada.

_ ¿eh? Nooo, no me cambies el tema, estamos hablando tu promiscuidad.

_ Ah sí, pues no lo sabía, además mi promiscuidad no es asunto tuyo.

_ ¿Vives aquí?

_ Nooo, es aquí donde hago los tríos y las orgías…, no te jodes, claro que vivo aquí.

_ ¡Maldita sea! ¿Haces tríos? No, no me lo digas, no quiero saberlo… pero bueno cuanta estupidez has cometido en dos años.

_ ¡Cristina no me provoques!… mi paciencia tiene un límite y te aseguro que te estás acercando a él con extrema rapidez.

_ Que rápido me has olvidado. ¿No?

_ No…, no he podido olvidar algo tan hermoso. Cristina.

Sorprendida por aquellas palabras, levantó la vista. Y un estremecimiento aterrador y desconcertante, la recorrió por dentro. Empezaron a temblarle las manos y notó la boca seca mientras la urgente necesidad de tocarla luchaba con el pensamiento racional de guardar las distancias. La deseaba, lo cierto es que nunca había dejado de hacerlo. Gaby se acerco peligrosamente, toca con la punta de un dedo el labio inferior y con él rodea toda la boca, acaricia aquellos labios finos con la yema de los dedos, fue como si comenzará encenderse de ganas en un momento… Cristina levanto la vista inquieta. No sabía muy bien hasta que punto anhelaba su tacto, tenía los húmedos labios apretados pero se entre abrieron al contacto, y un escalofrío tremendo le recorrió la espalda, echo hacia atrás la melena negra y al ver como los sedosos mechones de cabello caían acariciándole el cuello Gaby recordó las veces que había hundido los dedos entre la sedosa mata mientras la besaba y tenía que reconocer que se le estaban mojando las bragas de gusto.

_ No…, no, no creo que, que esto sea buena idea_ dijo Gaby totalmente hipnotizada al ver como la punta de su dedo se perdía en aquellos labios.

_ mmm… _ fue la respuesta de Cristina deleitándose en la suavidad de aquel dedo. Se acerco a ella y aspiro su olor temblando.

_ ¿Tienes, tienes frío…? _pregunto Gaby casi en un suspiro.

_ ¿Frio? No, de hecho estoy ardiendo_ dijo con un ligero hilo de voz. Las dos se encuentran agarran; Cristina termina besándole la barbilla, sus cálidos labios viajan por todo su cuello hasta que terminan besándose furiosamente, sus lenguas se entrelazan, se besaban con una especie de urgencia ruda, de deseo contenido y violento, Cristina le desabrocho el vestido, bajo la cremallera y la prenda se desplomo , era glorioso ver el contraste de la piel morena con una tanga de encaje roja que apenas le cubría el sexo a juego con el sujetador, le quita el cierre al sostén y casi se lo arranca hasta que por fin llega a sus senos turgentes, no puede resistirse a mirarlos, es una visión increíblemente bella, su mirada se detuvo en los pezones, apreciando su atractivo tono de chocolate oscuro, los contempla extasiada un instante, los amolda a sus manos y los besa delicadamente pero vuelve a buscar esos labios gruesos y sensuales que la esperan jadeantes. Ambas abrieron ligeramente los labios para mordisquearse, chuparse, mimarse. Gaby no pudo más, la despoja de su ropa con apremio, de vez en cuando saborea su piel blanca con la nariz, con el tacto, con la lengua; su piel tiene un aroma sutil, etéreo, casi grácil, se deleita acariciando las últimas prendas más que a ninguna otra; mete los dedos entre sus húmedos muslos. La reclinan suavemente sobre la cama, boca arriba y comienza a descender lentamente por su cuello hasta sus senos devorándolos con los ojos, con la boca, cogió un pezón con los dientes y jugó con él lamiéndolo como si fuera un bombón. Cristina se arquea se quito las bragas y no puede evitar jadiar diciendo

_ Ven aquí, ámame, juega conmigo… follame… por favor _ el fuego de su cuerpo crecen con la presteza del deseo por dos años contenido.

Gaby se acerca cada vez más despacio al bajo vientre y miraba con satisfacción que todo su cuerpo se contrae, le da besitos tiernos, enloquecedores, encima de sus clítoris, le carcome el interior del muslo tirando un poquito de la piel suave, pellizcándola con fuertes chupetones, siente el suave calor de su sexo antes de proceder al manjar más exquisito, un pequeño triángulo de bellos púbicos adorna los pliegues de la entrada en sus labios exteriores. Pero ella siguió enfrascada en el interior de los muslos eludiendo los ruegos de la espalda arqueada y las caderas levantadas, Cristina gime intensamente, casi solloza. Gaby saboreaba con fruición su piel tersa con la lengua y con los labios y sólo cuando se sintió saciada planto sus labios jadeantes a milímetros del acceso a la palpitante vagina, inhaló el rico aroma salado que emanaba, soltando pequeños suspiros que más parecían caricias. Cristina ansiaba aproximarse más para cerrar la diminuta brecha que separaba su sexo deseoso de la boca de Gaby, pero esta se quitaba y mantenía esa mínima distancia, torturándola con su resuello.

Justo cuando ella pensaba que el deseo iba a hacerle perder la razón, Gaby abrió sus cortinas sonrosadas con la lengua y se entregó con ardor a su interior, incitando, hurgando, lamiendo y acariciando cada centímetro con extrema lentitud, mientras Cristina se agitaba jadeando sin parar. Gaby le envolvió el sexo con toda la boca y la penetro profundamente con la lengua dejando un pequeño resquicio para introducir un dedo que pareció expandirse dentro de ella, hasta provocar todas y cada una de sus zonas secretas. El cuerpo de Cristina ardía y bailaba, se agitaba y saltaba. Por fin sacó su lengua y se alimento de su clítoris, tirando y chupando con los labios, y los dientes. Cristina se estremecía envuelta en un mar de pulsaciones, de latidos y sensaciones ardientes a punto de alcanzar el delirio, se le agarrotaron las manos aferradas a unos barrotes de la cama y levantó la cabeza arqueando su cuerpo total y absolutamente contraído_ Ahhhhh ahhh, ahíiiiiiiii, ahhhhhh siiiiii, siiiiiiii, Ahhhh _ clamó en exceso, rugió delirante y lloro con exasperación y violencia, para luego dejarse caer temblando con la cabeza hacia tras y respirando con dificulta, las lagrimas inundaron sus mejillas, mientras Gaby daba tiernos masajes con la lengua a su irritaba vulva para luego deslizarse despacio sobre el cuerpo sudoroso e inerte al tiempo que seguía acariciando los labios vaginales con los dedos…Gaby se quedo mirándola por unos instante, entre abrió la boca y Cristina se aferro a aquellos labios con un beso profundo saboreando sus propios jugos.