Celestina improvisada

Para sacarse de encima a una amiga recién separada promueve un encuentro sexual.

Celestina improvisada.

Creo que ya conocen a Lidia, mi amiga de los años 70. Odontóloga, creo que cerca de diez años mayor que yo (a las mujeres jamás se les pregunta la edad), gambas muy bien torneadas, 1,65 de estatura, pelito corto, tetas que parecían peritas, culo durito, voz gruesa de grapera, jovial, divertida y liberal.

Ese sábado todos los del grupo de teatro leído tenían la agenda completa de compromisos así que por la tarde fui a jugar al fútbol con mis ex compañeros de secundaria con los que no veía desde hacía meses. Después del paseo que sufrió mi equipo (perdimos vergonzosamente 3 a 0) me duché y, mientras terminaba de poner la ropa sucia en el bolso, comencé a pensar qué haría esa noche. ¿Volver a casa y estudiar? ¡Nooo! Todavía faltaba más de un mes para el examen así que nada de libros. ¿Ir al cine? Sólo, ¡jamás! ¿Caminar por el centro? Menos todavía, después de a derrota futbolística tenía las piernas medio acalambradas. ¿Y si la llamo a Lidia? Hacía como tres semanas que no nos veíamos y, en una de esas, ya había llegado del consultorio.

Era lo más potable así que me puse a buscar un teléfono público para llamarla. Tuve que caminar tres cuadras hasta encontrar uno en buenas condiciones. El que no estaba fuera de servicio, me tragaba las monedas. ¡Era más difícil que un parto! ¡ENTEL (Empresa Nacional de Telecomunicaciones), la puta que te parió! Luego de cuatro llamadas, que nadie contestó, decidí comprar La Razón (periódico vespertino) y tomarme un cafecito en el bar de enfrente para hacer tiempo. En los 70 el invierno de Buenos Aires era decididamente cruel, el frío y la humedad te calaban hasta los huesos.

Como buen porteño, primero leí los chistes de la contratapa para después sumergirme en la sección deportes. ¡Qué mal que andaba Defensores de Belgrano, el equipo de mis amores! Pasé por alto las noticias políticas y recalé en espectáculos. ¡A la pipeta! Una foto de la espectacular Nélida Lobato. ¡Minón infernal para quitarle el sueño hasta los muertos! Volvé a la realidad Bubi – me dije mentalmente – ese bocado no es para vos, mejor intentá ubicar a la Negra. ¿Habrá llegado del consultorio o...? El "o" estaba demás, era una mujer libre de hacer lo que se cantara así que a callarse la boca y a buscar el puto teléfono publico.

Cruce la calle y, para mi sorpresa, el aparato infernal no se tragó las monedas y me pude comunicar.

Hola – era Lidia con una voz de sueño que mataba.

¿Negra sos vos? Habla Bubi. ¿Estás bien?

¡No, habla Carolina de Mónaco! ¿Quién esperabas que atendiera?

Lo que pasa es que tenés voz de moribunda

Estaba tirada en la cama. Me vino la menstru y no fui al consultorio. Cancelé todos los turnos.

Perdoname si te desperté pero pensaba que si no tenías nada que hacer podíamos comer algo juntos. ¿Te parece? Sin ninguna obligación, pero si te sentís muy mal no me ofendo si me decís que no.

Venite pero traé algo sólido porque no tengo fuerzas para preparar nada.

¿Unos sandwiches de milanesa con queso, lechuga y tomate?

¡Perfecto!

Media hora después estábamos disfrutando de esos magníficos ejemplares de la gastronomía popular porteña. Muchos los consideraban algo ordinarios pero eran una exquisitez.

Te pasaste muñequito, esto me levanta el ánimo, pero ni se te ocurra pensar que esta noche vamos a coger. Este mes me vino muy abundante. ¿Entendés?

Yo te banco, soy amigo en serio.

¡Cómo te quiero muñequito! En otra época te hubiese arrastrado al altar.

¿Para entronizarme como santo?

¡No boludo, para casarme con vos!

Por lo menos hay una que lo piensa.

¿Crees que no existe ninguna que lo esté pensando?

Negra, me faltan dos materias y me recibo, así que esas cosas no entran todavía en mis planes.

No sé si para casarse pero mi intuición femenina me dice que, por lo menos una, anda caliente con vos.

¿Quién?

Se dice el pecado pero no el pecador.

Nunca lo noté..

En próxima reunión fijate bien, prestá atención y la vas a descubrir. ¡La intuición nunca me falló!

¡Estás cargando¡

¡Pajero de mierda, con esas cosas no jodo! ¿Todavía no me conocés?

Creo que te conozco mejor de lo que vos pensás.

¡Más a mi favor! Me conocés demasiado como para estar casada conmigo.

¿Pensás que conocer demasiado a la mujer es una contra?

A veces si.

¿Otro vasito de vino!

Entre sorbo y sorbo empezó a contarme una historia bastante dramática y triste.

¿Te acordás de Mecha?

¿La de las gambas espectaculares, tetas redondotas y culo impresionante?

La misma. ¿Por qué será que vos la ves tan apetitosa y el marido no?

Negra, si es un ¡bocato di cardinale!

Caete de espaldas. El turro del marido la largó por una pendeja de 25.

¡No jodás! ¿En serio me lo decís?

¿Te lo tengo que repetir?

Te creo, te creo.

Le plantó la galleta y...se fue. Está hecha bolsa. Peor que vos cuando te largó Dorita.

¡Qué lo parió! Entonces es algo serio.

Yo pensaba que todo se había originado en algún "desencuentro" menor, pero Lidia me sacó la duda inmediatamente: la boluda, como ella la llamaba, hacía todo lo que él quería para tenerlo contento pero el tipo prefirió la "carne fresca".

Porque el guacho sabía muy bien que ella no iba a decir ni mus. Sumale a todo eso que ella tenía bien metido en la cabeza que a la pareja había que mantenerla a rajatabla.

¿Y no sospechaba nada?

¡Que va a sospechar si es una bobalicona de cuarta! Se pasaba todo el día laburando en la tiendita para terminar a la noche haciendo de sirvienta

¿No notó ningún indicio?

El único indicio fue que ya no le pedía la mamada matutina. ¿Entendés? El turro se estaba guardando para la pendex.

Entiendo, no quería gastar cartuchos al pedo.

¡Exacto! Y la flor de cornuda pensaba que le estaba dando un respiro por consideración a que se mataba trabajando. ¡Por consideración a la otra!

Che, ¿Hace mucho que se fue?

Un mes, más o menos.

¿La tiendita es de los dos?

No, la heredó de los viejos así que, por lo menos, tiene un capital propio.

Indudablemente, el tipo la venía preparando desde hacía tiempo atrás. A lo mejor la Negra tenía razón al decir que la conocía demasiado bien y por eso la largó en banda. Sabía que no reaccionaría violentamente.

Anoche vino Miguelito a visitarme.

¿Qué es de su vida? Lo vi el otro día cuando salía de la clase de Privado pero no tuve tiempo para quedarme a conversar con él.

El viejo le prestó el Peugeot, quería que saliéramos a probarlo y a comer algo por ahí.

¿Salieron?

No. A los cinco minutos llegó Mecha para "llorarme" sus penas. Pero los despedí rapidito porque con la mentru que me fastidiaba no andaba con ánimos para pálidas.

¿Los fletaste así nomás?

Mirá, sobre el pucho se me ocurrió una idea de lo más disparatada. Mecha tenía que llevar unos paquetes a la tiendita así que le pregunté a Miguelito si no le hacía el favor de acercarla con el coche. Y les fui sincera: "Chicos, ando con la regla y quiero estar sola".

La cara de Lidia esbozó una mueca pícara y maligna que me tentó hasta casi hacerme largar una carcajada.

Decime ¿Qué clase de idea disparatada se te ocurrió? Alguna de las tuyas, seguro.

Cuando él fue a mear le sugerí a la boluda que, si la llevaba hasta la casa, lo invitara a pasar para tomar un café o algo parecido.

¡La veo venir!

¡Dejame terminar de contar que si no se pierde la gracia!

Perdón, seguí que te escucho atentamente.

Cuando ella fue a buscar el tapado hice lo mismo con tu amiguito, le sugerí que la llevara hasta la casa. ¿Estuve mal?

¡Nooo! Para nada.

Lo que sucedió ya me lo imaginaba. Miguelito, como buen caballero, la trasladó con sus paquetes hasta la tiendita y después a la casa. Mecha siguió el consejo de Lidia y lo invitó a tomar un café. ¡Ma qué café ni ocho cuartos!

La Negra pudo librarse limpiamente de sus amigos para poder soportar las molestias de su regla. Pero no crean que se liberó totalmente de Mecha, ¡Ni lo piensen! A las 11 de la mañana del sábado llamó por teléfono para contarle que la había pasado bomba con Miguelito.

¡Sos una diosa, Lidia, una diosa total!

¡No me jodas Mecha que me siento como la mierda! Hace diez minutos que terminé de llamar a todos los pacientes para cancelar la consulta de hoy.

¡Dejame que te cuente, no seas mala! Vos lo sugeriste así que aguantame un ratito.

Bueno, contame y terminá rapidito que quiero volver a la cama. ¿No entendés que me siento para el carajo?

Hice como me dijiste, lo invité a tomar un café. ¿Me estás escuchando?

Si , nena, si.

Bueno, te lo resumo. ¡Me tocó el culo después de que se lo serví!

¿Nada más que el culo?

¡Eso fue el principio!

Bien. ¿Qué más?

La Negra hizo una pausa para explicarme que, en ése momento y en su estado, no tenia la más mínima de las ganas de escuchar lo que decía la amiga. Era evidente que nuestro amigo había estado a la altura de las circunstancias. Pero aguantó para que no pensara que no le interesaba su vida.

En un ratito estuvimos los dos totalmente en pelotas. ¿Escuchaste lo que te dije? ¡En pelotas!

Si, te escuché. ¿Qué tiene de raro?

Nada pero vos sabés cómo soy yo.

Si, ¡Una boluda!

¡No me digas eso!

¿Y qué querés que te diga? Si te pusiste en pelotas con un tipo lo lógico es que se echen un polvo. ¿O no?

¡¡¡SIII!!! ¡Un polvazo!

¡Era hora!

¡No te imaginás las cosas que me hizo! Es un asqueroso de mierda.

¡Qué suerte!

¿Cómo qué suerte?

Si, qué suerte para vos. Por experiencia, sé que era un asqueroso.

¿Cómo? ¿A vos te hizo lo mismo?

¡Mirá lo que preguntás! ¡Claro que me hizo lo mismo o más!

¿Por el culo también?

Si, nena, también.

¿Se la chupaste?

Si, también. Pero, yo pregunto ¿estás interrogándome para saber qué fue lo que no te hizo o me vas a contar lo que si te hizo?

No te enojes. Me puso la pija entre las tetas y después me obligó a chuparsela.

¿Y? ¿Qué tiene de novedoso? ¿Nunca lo habías hecho?

El comentario de la Negra me causó gracia. Mecha se quejaba que el ex la trataba como a una puta y ahora se asombraba porque otro le hacía lo mismo. Si, lo mismo porque se lo contó mil veces.

Lo había hecho pero no con otro. La tiene cortita pero gruesita. ¡Con la cabecita coloradita!

Y las bolainas grandotas. ¿No?

¡Si grandotas y sabrosas?

¿Se las chupaste?

¡Las dos, las dos!

¿Y el ojete?

¡También! ¡Es un tigre!

Si, un tigre que coge. Precisame ¿también te la metió por el orto?

¡Por supuesto! Al principio me dolió pero después, cuando sentía que casi me llegaba hasta los intestinos, me importó un bledo. ¡Indecente pero delicioso!

Ahora sos moralista y poetisa. ¡Andá cagar! ¿te gustó o no te gustó?

Si, me gustó.

Entonces no me cuentes más porque, te repito, me siento para la mierda. ¿No estabas haciendo un resumen? Más que resumen parece la guía de teléfonos, por lo larga.

Una cosita más y cortamos.

Bueno, dale.

Estuvimos garchando desde las 10 de la noche hasta las 8 de la mañana.

Qué bien. ¿Y?

Que para mi es todo un record. Nunca pase de la hora y media, como mucho. Y quiere que lo hagamos otras vez.

Ahora me saliste maratonista sexual. Para redondear: ¿extrañaste a tu ex?

¡Para nada! ¡Qué lo voy a extrañar! Esto es mejor, un millón de veces mejor. ¡Volví a la vida, Lidia, volví a la vida!

Mamita sabía lo que hacía cuando te dijo que lo invitaras a tomar un café. Terminó siendo un café con leche. Ahora perdoname, me quiero meter en la cama. ¡Chau!

Mañana te llamo de nuevo.

Si, bebé, mañana, pero que sea tarde.

Me quedé con los ojos abiertos y mientras empinaba otro vaso de vino pensé en voz alta.

Mirá si el que te visitaba ayer hubiese sido yo.

¡Habría hecho exactamente lo mismo!

¡Mirá lo que me perdí por estudiar Privado! Cuando llueva sopa, seguro que salgo a la calle con un tenedor.

¡Sos un exagerado! Ya te voy a preparar el terreno para que también tengas tu oportunidad con Mecha. ¡Esta no para hasta tener la concha y el culo reventados de tanto coger!

Te tomo la palabra.

Cambiando de tema. ¿Te vas quedar a dormir conmigo? Necesito que me hagan mimos. ¿Si?

No tengo ropa.

¿Necesitás ropa para dormir? Ponete la camiseta que usaste esta tarde.

¡La gloriosa del Dragón del Bajo!

Si, pero nada de nada. ¡Ojito! Garchar hoy, no.

Prometido.

En calzoncillos, luciendo la roja y negra, me metí en la cama pero antes acerqué un cenicero, dos vasos y la botella de anís de Los 8 Hermanos (para combatir el frío y la calentura). La Negra puso "Rain drops folling on my head" en el tocadisco, se abrazó contra mi pecho y la sentí suspirar profundamente. ¿Por quién?

Lo que pasó esa noche es tema para otro relato. Cama mullida y confortable, frío cigarrillos y anis, sumados a un minón infernal como la Negra me desvelaron.

Hasta la próxima.

Bubi