Celeste (2)
Quien dijo que segundas veces (partes) no son buenas.
A la distancia en el tiempo, aquellas relaciones de la adolescencia siempre tienen un brillo especial, será por la candidez de los años de pubertad y el color de ese cristal que tamiza nuestras experiencias o porque realmente fueron momentos de magia donde un mundo nuevo se nos fue abriendo hasta completarnos en todos los aspectos de una persona adulta.
Es aun al día de hoy que, las imágenes de esos tiempos, irrumpen por momentos en nuestra realidad diaria y los recuerdos nos invaden estremeciendo cada molécula de nuestra ser interior al permitirnos viajar al pasado y revivir todo como si fuera la primera vez.
En mi relato anterior (el cual pueden buscar por si no lo han visto antes) conté a los lectores sobre el inicio de una relación que para mi beneplácito duro más de tres lustros, con momentos donde se hizo difícil mantener un contacto asiduo, pero también donde nunca cayo el deseo y el placer de cada encuentro y es hoy que quiero compartir con Uds. otro de esos encuentros entre aquella mujer (toda una hembra para ponerlo en sentido literal y exacto) y su amante, el hijo adolescente de su esposo.
Después de aquella primera vez que ya les relaté, me despedí de Celeste para regresar a mi casa con la promesa de un segundo encuentro en la noche siguiente y todo el trayecto de regreso hasta mi hogar no pude hacer otra cosa que revivir mentalmente cada instante del mágico momento vivido, como se había dado el desenlace de todo, mis manos recorriendo el cuerpo de ella, acariciando primero sus pechos para después aferrarme con pasión y como ella guío el momento al llevarme a su cama.
Ni que decirles que todo el viaje mi miembro se mantuvo erecto por las imágenes que brotaban en mi mente y que conciliar el sueño esa noche no fue una tarea sencilla, solo quería salir corriendo para encontrarme en sus brazos otra vez.
La mañana siguiente amanecí ansioso y las horas diurnas fueron interminables, la escuela paso con mas lentitud que de costumbre, por la tarde ni mis amigos, ni la televisión, ni la música me hacían distraerme y cada instante era eterno. Como a las 18 me metí a darme una ducha y luego de vestirme me despedí de mi madre diciéndole que mi amigo Alberto me había invitado a su casa y que regresaría tarde después de cenar.
Salí de casa con el deber de esperar hasta después de las diez de la noche en que debía ir a ver a Celeste, me dirigí a donde nos reuníamos los compañeros y amigos de la escuela, estuvimos allí por horas charlando, jugando al ping pong y escuchando música y después de las 21 horas nos despedimos marchando cada no a su casa y yo a mi nueva cita de amor.
Llegue a su casa como habíamos convenido el día anterior, llamé a la puerta y esperé la respuesta desde adentro. Un instante después se oyó la voz de Celeste que pregunta: ¿Quién es? y yo respondí PACO, Celeste. Ella dijo YA VA, YA VA y me quede esperando que abriera la puerta. Pasaron un par de minutos hasta que sentí el cerrojo de la puerta y ésta se abrió dejándome ver el interior ella diciendo Pasa, pasa.
La Sala se encontraba bajo una penumbra iluminada por una sola lámpara situada en una mesa del rincón y tras la puerta apareció Celeste, vestida con un camisón corto, escotado y de una tela traslucida color negro, parecía gasa o algo similar y se notaba que debajo solo tenia sus calzones también de color oscuro.
Me tomo de la mano y me hizo entrar cerrando la puerta sin soltarme y de inmediato me abrazo como siempre lo hacia, pegándome fuertemente a ella y yo me hacer como si todo fuera nuevo para mi pero ella no me soltaba y lentamente comencé a acariciar su espalda sobre el camisón y pegándonos más uno al otro ella comenzó a besar mi cuello y por instinto giré mi cabeza y ella busco de inmediato mi boca para darme un beso largo, profundo y húmedo como los del día anterior.
Estuvimos como cinco minutos besándonos, comiéndonos las bocas, las lenguas, intercambiándonos caricias suaves y dulces. Mis manos buscaron primero sus pechos y pude notar como sus pezones ya se encontraban completamente duros y erectos, la excitación se sentía en el aire como un elemento pesado que pudiera cortarse y después de unos instantes sólo atine a bajar mis manos por el contorno de su cuerpo y acariciando su cadera me aferré a sus nalgas y comencé a presionar atrayéndola hacia mi para que notara mi excitación y erección que ella me provocaba.
Mi pene quedó situado sobre su pubis y de inmediato comencé a sentir como ella inicio el movimiento de sus caderas, subiendo y bajando, como disfrutando sentir el roce de verga bajo la ropa y tan próxima a su sexo.
Sin más, ella se separo de mi, me volvió a tomar de la mano y sin palabras comenzó a caminar por la Sala hasta un sofá, me hizo sentar y me ofreció algo de tomar que yo rechace porque lo único que quería era tenerla otra vez conmigo para disfrutar de ese cuerpo que me tenía loco de deseo.
Ella se quedo un instante de pie, parada frente a mi y a su espalda la luz de la lámpara y ahí pude apreciar mejor el contorno de su cuerpo y otra vez disfrute de la visión e sus pechos, grandes y apetecibles, todos para mi, ahí, en ese mismo instante y tal como siempre lo había fantaseado.
Celeste comenzó a desvestirme sin prisa alguna, hablando suave y poniendo un clima más que sensual en el ambiente y entre besos y caricias me iba ablando y contando que desde que se había levantado no hizo otra cosa que pensar en lo del día anterior y esperando la noche.
Me quito la campera, luego saco mi playera dejándome desnudo el torno y arrodillándose sobre el sofá de frente a mi se sentó en mis pernas para comenzar a besarnos otra vez con pasión.
En esa posición, era ella la que dominaba la escena, yo recostado sobre el respaldo y ella sobre mi, frotando suavemente su vagina sobre mi verga con movimientos suaves, subiendo y bajando de modo extenso y largo y volviendo a subir y bajar y a cada movimiento aumentando la presión del peso de su cuerpo para sentir más cada vez.
Sus manos tomaban mi rostro y su lengua jugaba dentro de mi boca, mordía mi labio inferior y volvía a meterme la lengua con fuerza casi dejándome sin aliento y parecía que literalmente quería devorarme.
Que calentura estaba juntando y desde ese lugar donde me encontraba solo alcanzaba con mis manos a tomarla por el culo y seguir sus movimientos, ya que sus brazos en posición flexionada junto a su torso me impedía llegar con las manos a esos pechos que eran mi obsesión.
No se cuento tiempo duro esa situación, si recuerdo que pareció eterno y no terminó hasta que ella misma sin mediar palabra se bajo de encima mío, se arrodillo de frente entre mis piernas y comenzó a abrir mis pantalones hasta que sus manos pudieron sacar mi pene de adentro para comenzar a darme una chupada infernal.
Sin sacarme los pantalones se engullo mi pene de una sola vez bien hasta el fondo, pudiendo sentir como le hacia tope en su garganta y ahí comenzó a mover la cabeza de lado como queriendo introducirla mas adentro para de inmediato empezar a sacarlo bien lento hasta tenerlo todo fuera.
La sonrisa de Celeste en ese momento era algo entre alegre y lujurioso, sus ojos brillaban de forma particular y sus dos manos sostenían mi miembro frente a su rostro y entonces me dijo:
Paco, mi niño, cuanto te he deseado así todo el día mi amor y no veía la hora de que llegaras a mis brazos otra vez.
Dicho eso, soltó mi verga, se levanto y se sentó a mi lado y siguió diciendo.
Antes de seguir con esto Paco, quiero que sepas bien que lo de ayer lo he deseado desde hace mucho y que cada instante lo he gozado como nunca antes y que cada vez que quieras, aca estaré ansiosa por estar contigo. No es que no quiera a tu padre, es que a ti te deseo y me vuelves loca.
Yo le respondí: Celeste, no te das una idea de cuanto tiempo he deseado tenerte para mi así y yo también lo he disfrutado muchísimo.
Dicho esto, se abalanzo otra vez sobre mi, nos besamos y girando nos fuimos recostando en el sofá, ella por debajo y yo encima, acariciando todo su cuerpo con total libertad y sin prisa alguna, disfrutando de sentir sus reacciones, oir sus leves gemidos y preparándonos para volver a amarnos.
Con su ayuda me despoje de mis pantalones y boxer hasta quedar completamente desnudo echado sobre su cuerpo y sus piernas se aferraron a mis caderas dejándome frotar i pene recto por sobre su ropa interior que ya se sentía completamente mojada y pesada de los flujos que había despedido.
Allí fui yo el que comenzó a desnudarla comenzado a subirle el camisón hasta quitarlo por completo por sobre su cabeza y como un guerrero kamikaze me lance a comerle los pechos que eran una delicia. Sus manos tomaban mi cabeza y la guiaban saltando de un pezón al otro y me decía: Como me gusta la forma en que lo haces, me vuelve loca, muerdelos, por favor.
Clave mis dientes sin medir la fuerza y ella exclamo con evidente dolor un HAAYYY que enseguida me hizo pedir disculpas y retirarme. Ella se dio cuenta que no medí las fuerzas y me dijo, Paco, no te vayas, muérdeme los pezones con suavidad mi amor, intenso, no fuerte que es así como mas me gusta.
Yo volví sobre sus pechos y seguí besándolos, mordiéndolos con delicadeza y ella comenzó a gemir cada vez con mas fuerza, su cuerpo se contorsionaba a cada caricia debajo del mío y sus caderas hacían que nuestros sexos se frotaran casi logrando trabarnos con la tela de sus calzones.
Sus manos dejaron mi rostro y tomaron sus pechos juntándolos, los tenia tan grandes que con su movimiento logro poner los dos pezones bien juntos y ambos los coloque en mi boca al mismo tiempo succionándolos al unísono. Ahí pude sentir sus gemidos con mayor fuerza y diciendo: AHHGGG, Si así bebe, mordeme los dos que voy a acabar. La obedecí y al instante pude sentir la presión de sus piernas en mis caderas apretándome y anunciando su primer orgasmo esa noche.
Las convulsiones de su cuerpo fueron cesando hasta que quedo relajada debajo de mi y allí aproveche para quitarle los calzones y levantando sus piernas con un movimiento rápido los quite de su calce en las caderas y los arroje para tras y allí quedo ella, con sus piernas abiertas y levantada como una letra V y en el ángulo inferior un punto húmedo y brilloso que marcaba inconfundiblemente su sexo excitado frente a mis ojos.
Sin pensarlo, me recline y comencé a lamerle sus jugos, bebiendo cada gota derramada en los instantes previos hasta que quedó limpio y luego con mis manos fui abriendo su vagina hasta que aparecieron sus rosadas carnes dedicándome a pasarle mi lengua por ellas hasta que se volvieron a mojar.
Mi lengua recorría su sexo de arriba abajo, subía hasta llegar al clítoris y bajaba hasta meterle integra toda mi lengua por su entrada y volvía a subir otra vez repitiendo el recorrido a la inversa y otra vez y otra vez.
Mientras jugaba con su sexo con mi lengua sus dedos comenzaron a acariciar en círculos su clítoris y los gemidos que daba por entonces ya se sentían por toda la sala de la casa.
Mi lengua reemplazó a sus dedos y me dedique un largo rato a darle placer en su clítoris, cosa que desde entonces es mi mayor placer en una relación sexual después de lo vivido con ella y lo aprendido sobre como estimular a la mujer.
Primero fueron movimientos suaves, lentos, en sube y baja, de lado a lado o en círculos pero, siempre lentos y pausados y con el correr de los minutos y al ir aumentando la excitación de Celeste mi lengua comenzó a moverse como posesa, en forma rápida, convulsiva, casi electrizante y solo con la punta rozando la punta del clítoris, todo lo cual hizo que sus gemidos y palabras subieran de tono y sus manos tomaran mi cabeza para mantenerme en esa situación y darle placer hasta que me sorprendió con un grito que parecía gutural, como salido de otro lado y otro contexto y fue algo así como: WOOWWW WOWW AAUUUGGGGG AHHHHHH GRRFFFF, creo que no tiene forma de escribirse o traducción, solo ese sonido que no parecía salir de su garganta sino de sus entrañas.
De inmediato sus piernas aprisionaron mi cabeza, sus manos me incrustaban en sus carnes y yo no podía respirar y ella tenia su cuerpo tensionado como si le hubieran dado un shock eléctrico hasta que se aflojo por completo como si se hubiera desmayado y al retirarme y verle la cara ella me dijo: Nunca, te digo que nunca, había sentido esto así de intenso. TE AMO MI BEBE.
Me recosté sobre su cuerpo para besarla y ella me tomo enseguida dándome la vuelta y viniendo sobre mi, me beso jugando con mi lengua y mientras tanto frotaba su sexo completamente mojado por todo mi vientre y pubis, jugando con mi verga que se le escurría entre las carnes sin llegar a penetrarla haciendo que el juego se extendiera un buen tiempo.
Instantes después, ella se sentó sobre mi, metió su mano por entre las piernas hasta agarrar mi miembro que para entonces parecía una estaca de 17 cms. y diciendo "DEJAME HACERLO A MI" me fue guiando en la penetración hasta que todo estaba dentro.
Otra vez volví a sentir esa sensación, una cavidad caliente y húmeda que aprisionaba mi pene con fuerza a cada penetración y que lo soltaba en el movimiento de salida para volverlo a aprisionar cuando entraba, una y otra vez, de modo interminable y eterno.
Aun hoy es indescriptible esa sensación que tienes de estar inmóvil, estático, dominado de espaldas a la cama mientras que su cuerpo se devora a cada paso todas tus carnes y solo allí sientes el tacto del interior de la vagina que te va exprimiendo la verga hasta que no resistes más.
Sus manos apoyadas en los costados de mi cadera y su movimiento de sube y baja me tenían tan excitado que no quería moverme para tratar de alargar ese placer descomunal que me invadía y no pude más y le anuncie la llegada de mi orgasmo, que me venia, que no podría contener mas mi eyeculación y ella aceleró sus movimientos.
El sonido de sus carnes empapadas de jugos contra mi pubis resonaba en el ambiente y solté mi tensión descargando mi eyeculación en un orgasmo increíble y cuando estaba sucediendo siento que ella me dice: SIII ASI BEBEE SIENTO COMO TU LECHE ME ESTA QUEMANDO LAS ENTRAÑAS. SSIII Y YO TAMBIEN ME VENGOOO AHHHHAAA SSSIIIII y su cuerpo cayo sobre el mío aplastándome con su peso como muerto y mis manos aferradas a sus nalgas para dejarme presionar mas como queriendo meterme mas hondo en ella en ese momento de gloria.
Pasaron unos minutos hasta que reaccionamos, se alejo de mi, fue al baño a higienizarse y yo me quede en el sofa intentando recuperar mi respiración que aun estaba agitada.
Al volver a la Sala vino envuelta en una toalla, se acercó y me dijo:
Sabes que vamos a hacer?
No lo se, dije sorprendido.
Mañana voy a llamar a tu madre, le diré que vengas a mi casa a cuidar a tus hermanos porque tengo que salir y que como vuelvo tarde te quedas a dormir y regresas al día siguiente y, entonces, mañana dormiremos juntos aca en casa, los dos, disfrutándonos toda a noche sin limite de horarios, Quieres?.
Si dije demostrando que la felicidad me salía por cada poro de mi piel.
Bien, entonces, ahora vas para tu casa para que no se te haga tarde y mañana lo haremos todas las veces que queramos.
Me vestí de inmediato y partí a mi casa otra vez como el día anterior, soñando en el mañana que me esperaba y ansioso por volver a los brazos de Celeste pero lo que ocurrió a partir de ahí es otra historia que tendrán que esperar a leer hasta mi próximo relato.
Cualquier comentario del lector, dirigirlo a mi correo Paco_Gerte_5@hotmail.com y les contestare.