Celebración

Hace años

Meses antes de conocer a Jorge, cuando ya tenía mi aspecto casi de mujer fatal y la relación con mi padre se había normalizado, mis progenitores organizaron una fiesta por sus cuarenta años de casados. Mi madre me lo llevaba comentando tiempo atrás y me decía que debía de acudir que sería el momento perfecto para que mi padre demostrará a su círculo de amistades que su niño pequeño era en la actualidad una joven de casi treinta años, no completa pero si espectacular. Al final después de tanta insistencia, accedí a acudir, y darle el gusto de acompañarlos. Los amigos de mis padres eran gente con poder adquisitivo, había políticos, jueces, constructores y por supuesto abogados, que era la profesión de mi padre. Todos en su totalidad, sabían de mis andanzas, y de lo que era en la actualidad, pero su hipocresía hacia que miraran hacia otro lado, en aquel evento me verían como si fuera la primera vez.

Decidí vestirme muy discretamente, un traje de chaqueta pantalón de color champán, una camisa sin cuello abotonada de color crema, y lo que no puedo evitar es ponerme mis zapatos de tacon, me siento desnuda sin ellos, reconozco mi debilidad por los zapatos de tacon generoso, y es rara la semana que no añada unos a mi colección. Ese día elegí unos de color ocre, y de 15 cm. Comprendo que subida a esos andamios llamo mucho la atención pero no puedo estar sin ellos. No suelo utilizar sujetador, pero ese día estrene uno de encaje, sin relleno por supuesto, ya que mis pechos talla 100, ya son espectaculares por si solos, el tanga era a juego, y su tira posterior era ínfima, si me maquille exageradamente, lo reconozco, y marque mucho la ralla de mis ojos. El pelo lo dejé suelto, ya en aquella época tenía una preciosa cabellera rubia, y que a base de camomila se había aclarado más.

Cuando llegue, ya estaban todos los invitados, y discretamente me sitúe al lado de mi madre, muchas miradas se clavaban en mi, pero yo no hacía caso, saludaba a los que me conocían y educadamente respondía a los que me presentaban. Mi padre estaba reunido en un rincón con sus socios de bufete, y me sonrió, para mi fue una liberación, al rato me indicó que me acercará allí.

Estaba, Gonzalo el fundador junto a mi padre, un hombre mayor al que conocía desde pequeña, muy agradable y que siempre había intecedido por mi con mi padre, yo le estaba muy agradecida y le di dos besos con mucho cariño.

Joana, me dijo, no esperaba yo que una mujer tan espectacular como tu me diera dos besos hoy, ya he ganado la loteria del día.

Gracias Gonzalo, es usted un cielo.

El otro socio era Ramón, un hombre verdaderamente enorme, de más de 2 metros de estatura y ceca de 140k. Era grandisimo desde cualquier punto de vista, en su juventud había jugado a rugby y por lo que decía mi padre era muy bueno. A mi siempre ese hombre me había dado miedo, había algo en el que no me terminaba de convencer. Nunca había estado casado y yo había oído decir desde niña en casa que es que sus gustos eran un poco especiales.

Encantado de verte Joana, ya me han dicho que todo te va bastante bien, y solo hay que verte para ver que es cierto.

Gracias señor Ramón.

Si me vuelves a llamar de usted, me enfadare.....

Perdona Ramón.

Como pude, me escabulli de ellos y volví a acompañar a mi madre, la cual no paraba de ir de aquí para allá, yo apenas probaba bocado y eso si, mi copa pasaba de estar llena de champagne a un vino blanco riquisimo y así sucesivamente. Charle con unos y con otros, y pasadas unas 2 horas, me entraron unas ganas enormes de mear, tenía mucho calor, e instintivamente había desabrochado la mitad de los botones de mi camisa, fui a buscar mi bolso, para poder encender de paso un cigarrillo, y comprobé que todos los aseos de la casa estaban siendo utilizados, así que conociendo de memoria el jardín, decidí ir a orinar a la parte de los cipreses donde era imposible que nadie me viera.

Tenia la costumbre de que a pesar de tener en aquellos tiempos mi micropene, me sentaba a orinar y si había una ocasión como aquella en la que había que orinar en el exterior me agachaba, pues lo hacía. Pensé en que allí estaba resguardada de cualquier visita inoportuna, y me quite mi chaqueta y mis pantalones, no quería mancharlos, los deposité con mucho cuidado encima de una valla, bien colocados y ahueque mi tangita para orinar. Una voz sono desde la oscuridad.

Que educadita.... Casi se desnuda para orinar....

Quién eres, pregunte.

Jajajajaja, soy el lobo feroz, que cuando te ha visto salir, ha pensado en seguirte para comerte.

Jeje, muy bien, basta de bromas, me coges en mal momento, por favor vete, aquí no hay nada que ver.

Si de momento veo poco, pero en un rato lo voy a ver y a disfrutar.....

Me incorpore, después de terminar de mear, e intente ver quien era el hombre que me hablaba, pero la oscuridad me lo impedía, sabía que no se había ido y que seguía observandome, intente ignorarle, y procedí a ponerme los pantalones, cuando unas manos me agarraron por detrás.

Quieta putita, no te vistas todavía, vamos a aprovechar la oportunidad de que estas así y en un lugar tan tranquilito, llevo años con ganas de echarte un polvo y mira como lo voy a conseguir.....

Yo seguía sin poder ver quien me inmovilizaba, si notaba que eran unas manos grandes, pero en la forma en la que me atrapaba, no podía ver quien era, pensaba que incluso, estaba disimulando la voz para que no lo reconociera.

Ahora te vas a estar quietecita, no quiero que te muevas un centímetro, de acuerdo puta?

Paso mis manos a la espalda y las sujeto con una de las de él, con la que le quedaba libre, echo mi cabeza hacia adelante, y al momento, bajo mi tanga por debajo de mis rodillas.

Por favor, lo que estas haciendo no tiene nombre, te van a coger violandome, y va a ser peor para ti....

Te he dicho que te calles, zorra, hoy vas a ser mujer del todo, y como se te ocurra chillar, te mato aquí mismo, solo asiente con la cabeza y dime que lo has entendido.

Comprendí que no me quedaba más remedio que aceptar, y dije que si, nunca había tenido fuerza y aquella bestia me estaba haciendo daño casi sin emplearse.

Note como algo empujaba contra mi ano, sabía lo que era. Yo estaba seca y completamente cerrada, y aquello se percibía muy duro. Mi agujero se negaba a abrirse, pero aquello que me violaba no desistia, el dolor se iba haciendo presente, y poco a poco fue invadiendome, al menos lo hacía despacio, cada vez que atravesaba un anillo paraba un poco, y eso me procuraba cierto alivio. Un par de veces mis piernas flaquearon y si el no me hubiera tenido sujeta hubiera caído al suelo. No sé cuánto tiempo pasó hasta que aquella barra de hierro estuvo al completo en mi interior, aparte de dura era larga y muy ancha, me notaba completamente llena de poya. Sabía que enseguida empezaría el vaivén, y algo tan grande y sin lubricar me haría mucho daño. Mi violador la sacó completamente, y note como me ensalivaba el culo, al menos tuvo esa consideración, no me dio tiempo a reaccionar y la introdujo otra vez. Se había acabado la tregua, ahora su lanza entró de golpe y hasta el fondo, mi cuerpo se fue hacia adelante y pude volver a caer.

Zorra te voy a soltar las manos, agárrate con ella a la valla, no mires hacia atrás.

Su amenaza me parecía que iba en serio, y me agarre a la vaya con las pocas fuerzas que me quedaban.

Él, al tener liberadas las dos manos me agarró por la cintura, y volvió a ensantarme, la sacaba completamente y la volvía a meter con muchísima fuerza, y así yo me desplazaba hacia delante, mi boca casi daba con el palo superior de la valla, los envites eran horribles.

Uffff, zorra, que bien, me encanta poderte follar así, sin compromisos, te entra todo, y sin protestar. Creo que te voy a joder más a menudo.

No sabía cuanto tiempo llevaba dándome, pero mis energías desaparecían por momentos, sus huevos grandes chocaban con mis pelotas diminutas. Creo que su capullo rozaba mi estómago, cada vez parecía que aquella poya crecía cada vez más. De pronto se hinchó aún más y note como trallazos de leche interminables preñaban mi interior. Estaba segura de que de haber sido mujer al 100% me hubiera dejado embarazada. Caí de rodillas, subió mi pelo a la altura de mi nuca y mordió con fuerza.

Hay esta mi marca zorrita. Espérate 5 minutos aquí, y luego te vas a la casa. No te gustará lo que te puede pasar si se lo cuentas a alguien.

Se marcho igual que vino, recupere la respiración, y poco a poco me incorpore. Subí mi tanga, y me vestí. Entre en la casa, y con disimulo fui a un baño. Sorprendentemente mi pelo era el único que delataba lo que me había sucedido, el maquillaje había resistido muy bien. Me senté el bidé, y limpie mi dolorido abujerito, salía semen y algún hilillo de sangre, mis piernas también estaban manchadas de ríos de semen, las asee  como pude. Arregle mi peinado y me incorpore a la fiesta, que ya estaba acabando. Disculpe mi larga ausencia con mi madre diciéndole que había respondido a una llamada urgente. Miraba a los hombres, y ninguno me parecía sospechoso. Decidí que era hora de irme, y me despedí de casi todo el mundo. Ramón, se acerco a mi y me dijo que el también se retiraba, y que con gusto me llevaría a casa. Por no quedar mal le dije que si.

Al montar en el coche, el silencio era atronador.

Que tal lo has pasado Joana?

Normal, Ramon, no soy muy fiestera.

Pues me ha dicho Gonzalo, que en el jardín te lo has pasado muy bien.

Me quedé helada, osea que aquel hombre, el socio más cordial de mi padre, había sido mi violador.

Tranquila niña, nadie lo va a saber.

Lloraba hacia adentro, y pensaba cual sería mi decision.

Joana, quiero follarte yo también.....

Continuarà.....